Titadyn, el eterno retorno (XXI) por Rasmo

Titadyn, el eterno retorno (XXI) por Rasmo

En las anteriores entregas me he detenido en el análisis prolijo de cuestiones que podríamos denominar genéricas, acerca del asunto de las declaraciones de Sánchez Manzano en la Comisión del 11-M y su infausta alusión a la nitroglicerina.

Todas esas consideraciones, examinadas con la atención que merecen, dejan muy disminuida la narrativa conspiracionista. De hecho, cabe aducir que deberían haber acallado la escandalera sobre esa sustancia aun antes de comenzar.

Sin embargo, como ya anuncié, no me contentaré con estas objeciones de principio, sino que examinaré también los datos de hecho invocados en apoyo de la argumentación según la cual, cuando el entonces Jefe de los Tedax mencionó la nitroglicerina, no podía estar equivocándose, sino que reveló un dato cierto (y crucial).

Así, la argumentación en torno a la supuesta presencia de la nitroglicerina en los análisis de los focos del mismo día 11 de marzo de 2004 se sustenta en varios elementos (aparte de la propia declaración de Sánchez Manzano, obviamente, cuya rectificación se niegan a aceptar).

1) En primer lugar, se citan las palabras del ex ministro del Interior, Ángel Acebes, en la Comisión del 11-M, el 28 de julio de 2004.

2) En segundo lugar, se recuerda que tanto la agencia EFE como Europa Press emitieron sendas notas el mismo día de los atentados, mencionando la presencia de nitroglicerina.

3) Por último, también se comenta que, en una reunión de la cúpula policial celebrada en la mañana del 11-M, los Tedax transmitieron a sus superiores que el explosivo de los trenes era Titadyn con cordón detonante, información que, según aducen, derivaba de la detección de la nitroglicerina en sus análisis.

4) Los puntos anteriores están unidos a la continua exigencia de que se presente el “misterioso” (y oculto) primer informe que supuestamente recogía la presencia de la nitroglicerina y del que presumen que emanan las referencias a dicha sustancia de las demás fuentes citadas.

Todos estos aspectos serán examinados sucesivamente.

1) Palabra de Acebes

En el Prólogo de “Titadyn” (p. 18), García Abadillo recuerda:

El ex ministro del Interior, Ángel Acebes, también durante su comparecencia ante la Comisión de Investigación del 11-M que tuvo lugar el 28 de julio de 2004, volvió a resaltar que el elemento encontrado en los restos de las explosiones era «nitroglicerina, el componente de la dinamita», siguiendo la línea argumental del experto Sánchez Manzano.

Esa misma referencia a la “línea argumental” de Sánchez Manzano ya aparecía en el tantas veces citado artículo de El Mundo de 11.7.2006, que dio origen a la polémica, aunque sorprende que en “Titadyn” el vicedirector de ese diario califique al ex Jefe de los Tedax de “experto”, cuando él mismo sabe (y ha escrito) que no lo era…

En cualquier caso, dicho artículo primigenio incluía la siguiente observación, que hace explícito el razonamiento que discutimos:

¿Pudo equivocarse Sánchez Manzano a la hora de mencionar el nombre de dicho componente en la Comisión de Investigación? Esa hipótesis parece absolutamente descartable por cuanto no sólo él mismo lo usó en dos ocasiones, sino porque, en una comparecencia posterior, el ex ministro del Interior lo volvió a utilizar, se supone que pertrechado de información oficial facilitada por los propios Tedax.

Un editorial del día siguiente (12.7.2006), repite la idea:

Pero además, su relato [de Sánchez Manzano] coincide con la declaración también ante la Comisión del ex ministro del Interior, Angel Acebes, que también menciona la presencia de «nitroglicerina» en los trenes, presumiblemente porque así se lo habían notificado los propios Tedax.

Y Manuel Marraco insiste el 13.7.2006, igualmente desde las páginas de El Mundo:

Sin embargo, la presencia de esa sustancia también fue corroborada tres semanas más tarde por el propio ministro del Interior en el momento de los atentados. Angel Acebes mencionó a la Comisión que el componente encontrado en los restos de las explosiones era nitroglicerina, «el componente de la dinamita».

¿Seguro que el ex ministro del Interior “corroboró” la presencia de la nitroglicerina? No hay por qué suponer o presumir cuando se puede estar seguro. En el momento en que esto se publicó, hacía ya casi dos años que se había producido la comparecencia del Sr. Acebes en la Comisión del 11-M y el correspondiente Diario de Sesiones podía y puede ser consultado por cualquiera.

Aunque los periodistas de El Mundo recogen las palabras de Acebes que se ajustan a sus intereses, un cuidadoso examen de la comparecencia en cuestión pone de manifiesto que, de hecho, el ex ministro se expresa de manera muy confusa (en realidad, se hace un lío). De este modo, resulta necesario, entre otras cosas, interpretar sus manifestaciones y analizar qué es lo que el ex titular de Interior entiende por “componente” de un explosivo.

No obstante, con carácter previo, me parece oportuno comentar en primer lugar otras declaraciones; concretamente, las que el entonces ministro del Interior realizó en la propia tarde del 11-M. En lo que ahora nos interesa, Ángel Acebes hizo dos observaciones relevantes en aquella aparición pública al filo de las 20:30 del día de los atentados [puede escucharse en la página de la SER, archivo correspondiente al tramo horario 20-21 horas, min. 19 y siguientes]. La primera es del siguiente tenor:

… estaríamos hablando de una cantidad que supera los cien kilos de explosivos, que son, por otra parte, esencialmente con un componente de dinamita, que, como también conocen, es de los habituales de ETA.

Más tarde [hacia el minuto 24:33 del primer archivo de la SER indicado más arriba], a preguntas de los periodistas, añadió:

… y, después de analizar los restos, también con muchas dificultades, y por tanto hay que tener siempre mucha prudencia y mucha cautela, dado que todos los explosivos… se ha producido la explosión del mismo y no hay restos completos, sino todos después de la explosión, pero es dinamita y, por tanto, la habitual de la organización terrorista ETA.

Se aprecia, pues, que el ministro hablaba entonces de la dinamita como un componente del explosivo (sin referirse a los componentes de la dinamita), y de la dinamita (en general) como el explosivo habitual de ETA (sin aludir a la marca concreta de dinamita habitual de la banda terrorista).

Pues bien, en la página 17 del Diario de Sesiones correspondiente a la comparecencia de Ángel Acebes ante la Comisión del 11-M (sesión de 28.7.2004), el Sr. Jané I Guasch interroga al ex ministro del Interior acerca de la mencionada rueda de prensa de éste, pidiéndole aclaraciones:

JANÉ I GUASCH: […] ¿Por qué se afirmaba que era de los habituales de ETA si no sabíamos que era Titadyne?

ÁNGEL ACEBES: Porque lo es. El componente de la dinamita que utiliza habitualmente ETA es la nitroglicerina, a diferencia del que utiliza, por lo menos que conocíamos en España, otro tipo de terrorismo, como es el islámico, que es el nápal, y sobre todo el nápal casero […]; por tanto, el componente de la dinamita que utiliza ETA, unas veces, en los años ochenta, con la marca Goma 2, el componente no es la marca; la marca es Titadyne o es Goma 2, pero el componente es el mismo, la dinamita, que es lo que ha venido utilizando permanentemente ETA durante los últimos años. […] [E]n aquel momento […] confirman que es dinamita, lo que no se conoce todavía es la marca, pero el componente sí, y el componente es el que utiliza ETA; ETA es la que utiliza dinamita en España, es la que viene utilizándolo durante los últimos años y por tanto lo teníamos muy claro. […] El que ha utilizado dinamita preferentemente y casi en exclusiva en España ha sido la organización terrorista ETA.

La primera de las frases resaltadas es la que ha hecho las delicias de la prensa afecta al Titadyn. Pero basta leer con atención el resto del párrafo (y su comparecencia vespertina del 11 de marzo), para darse cuenta de que el Sr. Acebes no tiene las ideas muy claras. El mismo embrollo se percibe en sus manifestaciones recogidas en la página 72 del Diario de Sesiones:

[…] [E]n cualquier caso el explosivo tiene un componente habitual de los que utiliza la organización terrorista ETA, es decir, e insisto, se trata de nitroglicerina que es lo que utilizan las dinamitas —y les he explicado antes por qué—, para diferenciarlo de cualquier otro tipo de explosivos.

En la página 87:

Es claro que lo que ETA utiliza es dinamita, que el componente que utiliza es dinamita. Marca: utiliza Titadyne de los robos en Francia; cuando lo ha robado o lo ha adquirido en España, utiliza Goma 2.

Y, otra vez, en la página 89:

[…] Efectivamente, en esa comparecencia no dije Titadyne; dije que se habían utilizado los componentes habituales de ETA. Acabo de explicar por qué. Porque la dinamita y los componentes que tiene la dinamita son los habituales de la organización terrorista ETA. Lo he contado, es la nitroglicerina para distinguirlo de los componentes de los explosivos caseros. La dinamita es lo que venía utilizando ETA en España y no las organizaciones islamistas.

Me parece evidente que su error conceptual se manifiesta en una doble (y confusa) utilización de la noción de “componente”. En algunos casos, el compareciente parece referirse a la nitroglicerina como “componente” del explosivo o, mejor dicho, de la sustancia explosiva [esta es la parte que interesa a los periodistas de El Mundo]. Pero, en otros casos (y en particular en su comparecencia de la tarde del 11-M), habla del “componente” del explosivo, entendido este último como el artefacto explosivo. En este segundo sentido, el “componente” del explosivo es la dinamita: “Es claro que lo que ETA utiliza es dinamita, que el componente que utiliza es dinamita”; “la marca es Titadyne o es Goma 2, pero el componente es el mismo, la dinamita.”

Y creo que este error se basa en que simplemente identifica nitroglicerina con dinamita, como si fueran términos prácticamente sinónimos. Esto sólo tendría sentido si, efectivamente, todas las dinamitas (y tal vez sólo ellas) tuvieran nitroglicerina. Ello queda especialmente de manifiesto observando cuántas veces insiste en que la nitroglicerina es “lo que utilizan las dinamitas […] para diferenciarlo de cualquier otro tipo de explosivos”. Por tanto, no se trata de que sea ETA porque se ha hallado un componente (nitroglicerina) propio específicamente de la dinamita concretamente utilizada por ETA, sino que parece entender que todas las dinamitas tienen nitroglicerina y es el uso en sí de dinamita (ya sea Goma 2 o Titadyn) lo que caracteriza a ETA. En efecto: “la marca es Titadyne o es Goma 2, pero el componente es el mismo, la dinamita, que es lo que ha venido utilizando permanentemente ETA durante los últimos años”. Y especialmente: “lo que ETA utiliza es dinamita, que el componente que utiliza es dinamita. Marca: utiliza Titadyne de los robos en Francia; cuando lo ha robado o lo ha adquirido en España, utiliza Goma 2.

Tanto acusar a Sánchez Manzano de identificar nitroglicerina y dinamita [véase mi entrega XVI] y aquí tenemos al Sr. ex ministro haciendo aparentemente eso mismo.

No obstante, alguien podría objetar que, por interesante que resulte constatar que Acebes se hace un lío con los explosivos y que también cree que todas las dinamitas llevan nitroglicerina, etc., etc., queda por saber de dónde saca dicha palabreja. Para El Mundo y compañía, como ya sabemos, el ex ministro estaba refiriendo una información facilitada por los propios Tedax, de modo que “corroboraba” así lo manifestado por Sánchez Manzano… ¿o no?

En realidad, la explicación es mucho más sencilla y bastaba con leer diligentemente el Diario de Sesiones que nos ocupa. La clave está en un pasaje de la página 87:

El señor EX MINISTRO DEL INTERIOR (Acebes Paniagua): Creo —y no quiero entrar en un debate, porque está en la documentación que he traído— que precisamente el señor Manzano dice que es a las 4:00 o las 5:00 de la madrugada del día 12 cuando pueden confirmar que es Goma 2. Lo tengo como una de las declaraciones que hizo cuando compareció ante esta Comisión.

¿Se dan cuenta? El Sr. ex ministro simplemente lleva las notas de la comparecencia de Sánchez Manzano ante la Comisión, acaecida tres semanas antes. Por tanto, todo indica que se limita a recoger y reproducir el dato de la nitroglicerina a partir de la propia declaración del ex Jefe de los Tedax, incluyendo la idea errónea de que todas las dinamitas llevan nitroglicerina (también el Titadyn y la Goma 2). De este modo, “sigue la línea argumental de Sánchez Manzano”, pero no porque tenga información independiente con la que “corroborar” lo manifestado por dicho ex alto cargo, sino porque sencillamente está repitiendo lo manifestado por éste.

Así, lo que hacen El Mundo y allegados es, desde el punto de vista epistemológico, bastante perverso. Es obvio que un elemento sólo puede servir como confirmación de otro si ambos son independientes. En este caso, en cambio, el ex ministro del Interior no es una fuente de información autónoma e independiente, sino alguien que transmite los mismos datos cuya realidad precisamente es objeto de discusión. Por desgracia, tendremos ocasión de comprobar que éste no es el único caso en que las páginas de “Titadyn” incurren exactamente en el mismo tipo de falacia.

Asimismo, que el Sr. Acebes no estaba refiriendo los datos de algún informe examinado por él en su condición de ministro (y posteriormente ocultado por el malvado Sánchez Manzano) quedará inequívocamente de manifiesto más adelante, cuando tratemos el tema del análisis fantasma al que aluden los conspiracionistas.

2) Las agencias de noticias

Otro elemento que se alega en apoyo de la tesis de la nitroglicerina consiste en los despachos de las agencias informativas EFE y Europa Press. En efecto, en el Prólogo de “Titadyn”, inmediatamente después de la referencia a las palabras de Acebes en su comparecencia ante la Comisión del 11-M, el vicedirector de El Mundo añade (p. 18):

En la misma mañana del 11 de marzo de 2004, tanto la agencia oficial de noticias EFE como Europa Press emitieron notas en las que, citando fuentes policiales, hablan de la nitroglicerina como uno de los elementos del explosivo utilizado por los terroristas.

En su día, ese dato fue noticia de portada (17.7.2006), con su correspondiente editorial. Se repite también, al menos, en los editoriales de 19.7.2006 y 21.7.2006, y en otro artículo de García Abadillo de 20.7.2006.

El referido artículo de CGA que abría la portada del 17.7.2006, exponía lo siguiente:

El problema es que la dichosa nitroglicerina no sólo estaba escondida en los vericuetos mentales del comisario jefe de los Tedax, sino que apareció en el análisis del laboratorio y, de hecho, se filtró casi inmediatamente a los medios de información aquel fatídico 11 de marzo.

La primera información en la que aparece la palabra nitroglicerina la transmitió la agencia Efe: «El análisis de un artefacto colocado junto a una valla de la estación de El Pozo y explosionado por la Policía ha podido determinar que el explosivo estaba compuesto por una mezcla de unos cinco kilos de titadine y nitroglicerina, considerada típica de ETA».

La agencia Europa Press también se refirió a ese componente citando fuentes policiales: «[Las mochilas […] estaban compuestos [sic] por entre diez y quince kilos de explosivos, según informaron a Europa Press fuentes policiales.] Las mismas fuentes explicaron que entre la composición de los explosivos se encontraba dinamita de la marca titadine, habitualmente utilizada por ETA, y nitroglicerina, sustancia química que amplía el efecto de la deflagración».

Errores técnicos al margen, lo importante de esas notas de agencia (la misma información se repitió a lo largo de toda la tarde en varios despachos) es que ambas citan la palabra nitroglicerina y lo hacen a una hora muy significativa.

La primera información de Efe está fechada a las 14.40 horas del 11 de marzo y la de Europa Press a las 15.48 horas de ese mismo día. Es decir, que las filtraciones sobre la composición del explosivo de los trenes se produjeron justo después de las 14.00 horas, cuando ya se había realizado el informe al que se refirió Sánchez Manzano en el Congreso.

La noticia no sólo apareció en las agencias de información, sino que fue recogida ese mismo día por websites como elmundo.es, y al día siguiente, en periódicos tan dispares como Gara o ABC. […]

Periodistas y medios tan distintos no pudieron inventarse la existencia de la nitroglicerina. Las fuentes policiales aquel día transmitieron casi inmediatamente lo que sabían fruto del análisis realizado por los Tedax en sus laboratorios.

[He añadido entre corchetes una frase del teletipo de Europa Press que luego comentaré y que se recogía en el mismo artículo, pero en otra columna]

Con carácter preliminar, resulta interesante apreciar la excusa con la que el editorial del mismo día rechazaba lo que cualquiera podría considerar una objeción obvia:

[T]odo sugiere que tanto una organización pública como Efe como una privada como Europa Press divulgaron lo que no podía ser otra cosa sino la filtración policial de esos resultados.

Nada podría objetarse a los reparos de que en esas horas de confusión se manejaron muchos datos que luego resultaron ser erróneos, si no fuera porque cuatro meses después, en su meticulosamente preparada comparecencia del 7 de julio, el máximo responsable de la desactivación de explosivos repite una, dos y tres veces la misma información: en varios de los focos se encontraron restos de nitroglicerina.

Que Sánchez Manzano se preparara meticulosamente o no su comparecencia es algo que sólo él sabrá, pero eso no me importa ahora. Aquel día se dijeron muchas tonterías, nos viene a reconocer El Mundo, pero ésta información no fue una de ellas, porque coincide con lo que dijo el ex Jefe de los Tedax.

Yo no estoy tan seguro. Evidentemente, no estoy en condiciones de saber quién escribió físicamente esas notas y por qué, así que sólo me queda aplicar el sentido común y hacer conjeturas más o menos sensatas. A este respecto, imagino que un periódico como El Mundo, si de verdad se lo propusiera, tendría mucho más fácil hacer uso de todos sus recursos profesionales para indagar acerca de las circunstancias exactas de la elaboración de esos teletipos o, al menos, para dar cuenta de su infructuoso esfuerzo, en caso de haberlo intentado. No me consta que nada de esto haya ocurrido, lo cual tampoco me sorprende.

En fin, es curioso que Don Casimiro, tras referir las notas de las agencias, se apresure a indicar: “Errores técnicos al margen, lo importante […] es que ambas citan la palabra nitroglicerina”. Claro, lo importante para él, no cabe duda, que atrapa palabras como quien caza mariposas. En cambio, yo me pregunto: ¿Cómo que “errores técnicos al margen”? Precisamente esos “errores técnicos” deberían suscitar nuestra desconfianza.

Después de años de martilleo, nos ha quedado bien claro que la nitroglicerina es un componente del Titadyn (no entremos ahora en matices). Por tanto, lo que dicen las notas de las agencias (Titadyn + nitroglicerina) es algo así como afirmar que se encontró “tortilla de patatas con patata” o “paella reforzada con arroz”. Esos “errores técnicos” que García Abadillo quiere silenciar son los que me hacen dudar de las conclusiones que él mismo extrae. Los Tedax son profesionales que conocen el Titadyn y, si esos teletipos estuvieran dando cuenta de un análisis de los especialistas, no tiene mucho sentido que contenga esos “errores técnicos”. No digo que sea imposible, pero lo que me sugieren a mí es que el origen de la información no fueron los Tedax y que esta noticia pertenece exactamente a la misma categoría que tantas otras imprecisiones publicadas en aquellas angustiosas y ajetreadas horas y días posteriores a los atentados.

En cualquier caso, es prodigiosa la capacidad de algunos periodistas para saltar de la suposición a las afirmaciones. Y el artículo del vicedirector de El Mundo contiene una buena serie de suposiciones, encadenadas con una seguridad pasmosa.

Lo que más me asombra, sin embargo, es que un medio que, como tantos otros del ámbito conspiracionista, ha señalado la supuesta manipulación que practicó la SER al informar de la presunta existencia de terroristas suicidas en los trenes, se base a su vez en una información de las agencias emitida el mismo día de la masacre, para sustentar una hipótesis que no cuenta con ninguna evidencia material.

En este sentido, quisiera ofrecer algunas reflexiones dirigidas a destacar la necesidad de ser prudentes antes de aceptar prima facie cualquier dato que, con carácter retrospectivo, pretende capturarse aisladamente de entre una riada de mensajes atropellados.

En primer lugar, y remitiéndome a consideraciones que ya expuse en anteriores entregas, al tratar elementos del pasado conviene huir de la tentación de ofrecer una lectura anacrónica sesgada (e interesada) que aísla un dato concreto olvidando el contexto o cualquier otra circunstancia que pudiera modificar o matizar nuestra conclusión favorita. A toro pasado, suele ser fácil volver la vista atrás y, escarbando un poco, encontrar tal o cual información que “confirma” lo que ahora sabemos. Es decir, para corroborar una información presente, registramos los archivos pasados hasta dar con un par de referencias satisfactorias. ¿Pero cuál es, a su vez, la validez y fiabilidad de esas fuentes? Pues… que coinciden con nuestra información presente, “errores técnicos al margen”. En mi opinión, para evitar la sospecha de circularidad argumental hace falta algo más sólido.

Para llamar la atención sobre esa especie de sesgo confirmatorio ex post facto, procedo a plantear un simple ejercicio de contraste. Imaginemos que el interés periodístico no se hubiera centrado en la composición de los explosivos y, más concretamente, en la presencia o no de un elemento específico (en nuestro caso, la nitroglicerina). Supongamos que toda la polémica hubiera girado, en cambio, en torno a un factor como, por ejemplo, la cantidad de explosivo. Advierto que no se trata de una consideración meramente hipotética y mucho menos forzada. De hecho, en algún momento u otro del largo historial conspirativo, esta duda ha hecho acto de aparición.

Así, en una de las entradas tempranas del blog de Luis del Pino (19.10.2005), su autor afirmaba:

Resulta preocupante que no sepamos a estas alturas qué cantidad de explosivo se utilizó en los trenes. […] La información suministrada al juez y a la opinión pública es que se emplearon entre 5 y 10 kg de Goma-2 Eco en 13 mochilas-bomba, pero lo cierto es que esos números (entre 5 y 10 kg) no se han obtenido de ninguna prueba pericial […]. [M]e parece bastante improbable que pudieran usarse 10 kg de dinamita en las mochilas. […] 10 kg de Goma-2 Eco hubieran debido reventar literalmente los vagones. Si se utilizó Goma-2 ECO en las 10 bombas que estallaron, tuvo que ser una cantidad considerablemente menor de 10 kg. De todos modos, tampoco se utilizó dinamita en los trenes, si hemos de fiarnos de las declaraciones ante el juez del Tedax que coordinó las labores de desactivación el 11 de marzo.

En su entrada de 20.8.2006, el mismo autor indicaba igualmente:

Hay otras cuestiones previas que son más urgentes y que, a su vez, podrían arrojar luz sobre dónde se colocaron las bombas. Una es la cantidad de explosivo que se utilizó en cada foco, teniendo en cuenta los destrozos producidos (eso nos daría el tamaño aproximado de cada artefacto).

En un chat de Libertad Digital de 30.10.2006, Del Pino insistía:

[P]ara causar los destrozos de los trenes haría falta mucha menos dinamita de la que nos han dicho (probablemente en torno a 3 kg). Si hubiera sido un explosivo tipo C4, bastaría con 1 kg o algo menos.

Y, cuando la AVT solicitó al juez instructor:

Que se produzcan, por los diferentes cuerpos de seguridad del Estado, el simulacro de las explosiones en un vagón de las mismas características de los atentados realizando diferentes pruebas con explosivos Goma 2 ECO, Goma 2 EC y Titadyne,  para determinar por expertos qué tipo de explosivo pudo ser el utilizado en los trenes, cantidad, iniciadores, etc. […]

Luis del Pino, alabó la iniciativa (22.5.2007), considerando que:

Una de las pruebas solicitadas se cae por su propio peso: tómese un vagón y hágase estallar en él una mochila con 10 kg de Goma2-ECO, a ver cómo queda. Si en los vagones hubieran estallado mochilas con 10 kg de Goma2-ECO, desde luego que no hubiéramos visto esos agujeros tan redondos que todos hemos podido apreciar en las fotografías: los vagones se habrían desintegrado.

Pues bien, repasemos las notas de las agencias de noticias y veamos lo que dicen acerca de la cantidad de explosivos. Según la de la agencia EFE, se trataba de “unos cinco kilos de titadine y nitroglicerina”. En cambio, la de Europa Press aludía a “entre diez y quince kilos de explosivos.”

Por tanto, si la voluble suspicacia conspirativa se hubiera centrado insistentemente en esta cuestión del tamaño que a Luis del Pino pareció preocupar de forma esporádica, lejos de estar ante documentos coincidentes, nos hallaríamos ante datos contradictorios que no podrían aunarse o alegarse conjuntamente. Dicho de otro modo, ambos teletipos se examinarían con la sospecha habitual y en modo alguno se tendrían por compatibles y fiables. Esto, como mínimo, nos debería plantear dudas sobre el origen y procedencia de la información y sobre si realmente estaban “filtrando” resultados genuinos.

Lo que quiero decir, en definitiva, es que no hay ninguna razón válida para aislar un solo dato que nos parece muy excitante, olvidando los demás a la hora de juzgar la consistencia de una información. Es arbitrario y artificioso. Si ambos teletipos están filtrando los mismos resultados analíticos… ¿por qué dan información tan distinta? Distinta, claro, salvo en una palabra providencialmente rescatada y elevada a certeza por mero voluntarismo.

La segunda observación que deseo hacer está relacionada con uno de los motivos por los que el vicedirector de El Mundo entiende que la nitroglicerina a la que se refieren las agencias debe considerarse un dato cierto. Como he reproducido más arriba, este autor recordaba que esa información “fue recogida ese mismo día por websites como elmundo.es, y al día siguiente, en periódicos tan dispares como Gara o ABC” y añadía que “periodistas y medios tan distintos no pudieron inventarse la existencia de la nitroglicerina.”

Una vez más, el razonamiento me parece particularmente endeble. Insito en la importancia de verificar la independencia de las fuentes. Antes señalé que los dos teletipos eran muy distintos entre sí en un aspecto relevante. Pero, como no sabemos nada acerca de sus circunstancias (ignorancia que El Mundo tampoco ha tratado de subsanar), podemos especular en cualquier otro sentido. Por ejemplo, podríamos suponer que, en lo que atañe a la nitroglicerina, la nota de Europa Press (de las 15:48) estaba simplemente fusilando la información de su rival (la nota de EFE, de las 14:40). ¿Hemos de suponer que, en un momento de máxima tensión informativa, con todos los periodistas tratando de llegar los primeros a cualquier retazo de novedad, nunca nadie tendría la tentación de mirar lo que han publicado los vecinos y apropiarse algún dato ajeno apuntándolo a la cuenta de esas “fuentes policiales”, tan socorridas cuanto innominadas? Y una vez que un par de agencias señalan algo, ¿cómo podemos saber que los demás no se están limitando a reproducir la misma información en cadena sin aportar nada a efectos de autonomía de fuentes? Evidentemente, yo no tengo ni idea de lo que ocurrió (El Mundo tampoco), pero, ante el desconocimiento, esta conjetura es tan válida como cualquier otra.

Para socavar aún más ese razonamiento según el cual medios muy dispares no pueden dar un mismo dato inexacto, propongo un contraejemplo. Se trata de la cuestión del Ford Fiesta rojo.

Historia de un coche rojo

Entre las noticias que circularon a las pocas horas de los atentados, se coló en diversos momentos la información de que, supuestamente, en la mañana del 11 de marzo, los Tedax habían explosionado un Ford Fiesta rojo sospechoso en las proximidades de la estación de Atocha. Lo cierto es que, según las fuentes, no está claro si se trataba de un solo coche o, por el contrario, los Tedax hicieron estallar otro (u otros dos) más, pero esto no debe entretenernos por el momento. Se trata, casi con toda probabilidad, de una confusión con las explosiones controladas, por parte de los Tedax, de las mochilas halladas sin detonar en los trenes.

Sea como fuere, Luis del Pino, en un chat en Libertad Digital de 30.10.2006 (antes mencionado), comentó al respecto lo siguiente:

Pregunta: Don Luis, ¿qué pasó con la detonación del Ford Fiesta rojo con matrícula doblada (modus operandi de ETA) en una gasolinera de Repsol cercana a Atocha?

Respuesta: No tengo constancia de que allí hubiera ningún coche Ford Fiesta que fuera detonado. Tenemos algunos periodistas de CNN+ que decían que lo había, pero eso no me sirve de prueba de nada. Para dar por buena esa info me gustaría ver una foto del supuesto Ford Fiesta rojo.

Una semana más tarde, el 5.11.2006, Del Pino dedicó una entrada en su blog a ese mismo asunto:

Ese Ford Fiesta rojo aparece mencionado en un vídeo correspondiente a la programación que CNN+ emitió en la mañana de los atentados, vídeo que fue rescatado en la web de Paz Digital (donde todavía puede consultarse). Según el locutor de CNN+ que aparece en ese vídeo, los Tedax procedieron a detonar un Ford Fiesta rojo, pero ésa es la única mención que habíamos conseguido encontrar al dichoso coche.

En esa misma entrada, nos contaba que, finalmente, le habían hecho llegar una fotografía del mentado vehículo, añadiendo unas obvias cautelas:

La foto recoge el momento en que la Policía inspecciona con perros el famoso Ford Fiesta en las proximidades de la estación de Atocha. Esto no quiere decir que ese Ford Fiesta fuera explosionado, pero al menos acredita su existencia. ¿Por qué en el sumario no se menciona ese coche? Si la Policía lo revisó con perros, existiría algún indicio que aconsejara semejante precaución, digo yo. ¿Tenía las matrículas dobladas? ¿Alguien vio algo raro en relación con ese coche?

Me llama la atención que Luis del Pino afirme que la de CNN+ es “la única mención” que tenían del asunto, casi como si fuera una de esas intoxicaciones de las que suele acusar a los medios oficialistas. Y digo que me llama la atención, porque casi diez meses antes, concretamente el 14.1.2006, el mismo autor había publicado una entrada en su blog en la que enunciaba “los hechos del 11-M”, hechos entre los que incluía el siguiente:

En la mañana del 11 de marzo, los tedax explosionaron un Ford Fiesta rojo con las matrículas dobladas en las proximidades de la estación de Atocha. Fuente: [enlace a Libertad Digital ya caducado].

Efectivamente, Luis del Pino se remitía a un artículo de LD de 14 de marzo de 2004, donde, el mismo día de las elecciones (no está de más subrayarlo), dicho medio recopilaba “todos los indicios que apuntan a ETA” y, en particular:

Segundo. El coche bomba. En plena confusión y con la cifra de muertos creciendo exponencialmente, este 11 de marzo se encontraba en el aparcamiento de la estación de Atocha un Ford Fiesta rojo con dinamita, sello de ETA después de cada atentado. Son explosiones que despistan a los investigadores y, de paso, matan policías. En tres décadas de terrorismo en España, esta técnica se repite hasta la saciedad.

Interesante, ¿no? Pero las coincidencias no acaban ahí. Resulta que la cadena Cope, la propia mañana de los atentados, dio la misma información que parece imputarse en exclusiva a CNN+. En efecto, poco antes de las diez de la mañana, Jiménez Losantos indicaba:

En Atocha va a haber, ahora, una explosión controlada de lo que puede ser una furgoneta bomba que, como suelen poner los terroristas, pudiera ocasionar más muertos dentro de la Policía o de la gente, de los médicos, simplemente de la gente que está por allí.

Pocos minutos después, varias periodistas de la cadena reiteran:

[Carmen Vizcaíno]: Parece que la Policía va a efectuar una explosión controlada. Lo decimos para que la gente no se asuste demasiado.

[Raquel ¿Martín?]: Una explosión que se va a producir en las proximidades de la estación de Atocha. Es un coche, un Fod Fiesta color rojo que está estacionado en una gasolinera Repsol que está muy cercana a la estación de RENFE, aquí en Atocha, muy cerquita de aquí, de nuestras instalaciones de la radio, y los Tedax le van a explosionar de un momento a otro.
[…]

[Belén Miguel]: Al parecer, han encontrado un coche en las inmediaciones de la estación con las matrículas dobladas y, como acabáis de decir, se va a explosionar controladamente.

Curiosamente, instantes después, Macarena Vivar informa (pero esta vez desde El Pozo y no desde Atocha) de lo siguiente:

Hace pocos minutos, hacía explotar la policía una explosión [sic] controlada en la zona, al parecer una furgoneta que presentaba matrículas dobladas y que ya desde primeras horas de la mañana la policía sospechaba de ella.

Pasadas las 11:30, Macarena Vivar vuelve a informar desde El Pozo, en comunicación con Jiménez Losantos:

Como ves, Federico, escenas y momentos de tensión, momentos muy duros aquí en el Pozo del Tío Raimundo, donde hace también pocos minutos la Policía ha explosionado un segundo vehículo que estaba también en la zona, al parecer, un vehículo de color rojo.

Y diez minutos más tarde, el propio Don Federico ofrece una nueva variante, pero esta vez referida, atención, a Santa Eugenia:

Los Tedax siguen actuando, en la estación de Santa Eugenia se está desalojando un edificio próximo a la estación, suponemos, porque van a hacer explosionar una furgoneta o algún vehículo que consideran que según la marca de fábrica de los criminales etarras suelen poner precisamente para facilitar su huida y, de paso, si pueden matar a alguien más, sean policías o transeúntes, pues, como es lógico, también se… se producirá.

Pero lo mejor, lo más excitante, es que el enlace de Paz Digital al que aludía Luis del Pino en su entrada de 5.11.2006 respecto a la información de CNN+ incluye, nada más y nada menos, dos notas de la agencia Europa Press de la misma mañana de los atentados sobre el asunto de marras.

La primera, de las 9:51 horas, lleva por título “Los TEDAX inspeccionan un Ford Fiesta rojo en una gasolinera de Repsol cercana a Atocha”. La segunda, de las 10:12 horas, se titula “Los TEDAX explosionan el Ford Fiesta rojo aparcado en una gasolinera junto a la estación de Atocha” y señala:

A las diez de la mañana, los técnicos del Cuerpo Nacional de Policía en desactivación de explosivos (TEDAX) han explosionado de forma totalmente controlada el Ford Fiesta de color rojo que se encontraba estacionado en el aparcamiento de la estación de Atocha que conecta con el Paseo de la Reina María Cristina. Según informaron a Europa Press testigos presenciales, la explosión fue totalmente provocada y con la zona de seguridad muy delimitada.

Tenemos, por lo tanto, teletipos de agencia y noticias de la Cope, CNN+ y Libertad Digital… Siguiendo la doctrina de El Mundo en cuanto a la nitroglicerina, deberíamos concluir que, en este caso, medios tan dispares no podían estar inventándose el dato y que, en efecto, debemos considerar como hecho cierto que el 11 de marzo se hizo explotar al menos un Ford Fiesta rojo cargado de dinamita (Libertad Digital) y con las matrículas dobladas (Cope), todo ello en consonancia con el modus operandi de ETA. Por supuesto, algo así es lo que, en clave eminentemente conspirativa, sostiene Paz Digital, pero no parece que ningún otro medio contrario a la versión oficial dude hoy día de que se trató de una de esas confusiones informativas típicas del trasiego apresurado de datos en una situación traumática y caótica.

Con este elaborado ejemplo, espero haber mostrado cuán endeble es el fundamento de un par de notas de agencia y unas cuantas referencias periodísticas para sostener, como pretende El Mundo, que la nitroglicerina mencionada en la tarde del 11 de marzo era un dato real de los análisis de los Tedax. Acabo de exponer un caso en que una información errónea presenta la misma apariencia que la alegada por El Mundo en apoyo de la tesis que más le interesa en materia de nitroglicerina.

Sin embargo, no quisiera concluir sin hacer una breve reflexión incidental al hilo de mi argumentación sobre el coche (o coches) supuestamente explosionado por la Policía la misma mañana de la masacre. Por un lado, me interesa destacar la facilidad con la que se pueden urdir enigmas y agujeros negros a partir de datos banales, en cualquier sentido deseado. Así, teniendo en cuenta que desde la Cope se atribuyó la detonación del vehículo a tres escenarios distintos, cabe preguntarse qué abigarradas conjeturas habría podido pergeñar algún periodista ocurrente con ese material. Pero la Cope no es un medio oficialista, claro está, y se ha librado de sufrir las prácticas ejercidas desde sus propios micrófonos.

Por otro lado, me parece clamoroso el contraste, el doble rasero, con el que se juzga el desempeño informativo de unos y otros medios. Recordemos que a la SER nunca han dejado de atosigarla por su error al informar de la presencia de terroristas suicidas en los trenes [Iñaki Gabilondo, en este sentido, se quejaba: “A mí no hay día que no me paren por las calles tres veces y me monten un cisco por el 11-M.” (Periodista Digital, 6.11.2007)]. Los conspiracionistas consideraron ese episodio un ejemplo de manipulación artera por excelencia, clave en la intoxicación destinada a volcar las elecciones. Algunos insistieron además en que los detalles proporcionados por la emisora del grupo Prisa estaban dirigidos a hacer más creíble la trola, que se incardinaba en una maniobra claramente dolosa.

Así, por ejemplo, Luis del Pino (blog, 25.1.2008):

Ana Terradillos sólo «informó» en la noche del 11-M de la «existencia» de ese suicida. Sin embargo, en el programa de Iñaki Gabilondo, a la mañana siguiente, ya se proporcionaba una descripción completa de ese suicida: tenía tres capas de calzoncillos, iba depilado… Esa profusión de detalles es enormemente importante, […] porque indica una voluntad deliberada de mentir. Mientras que el rumor de la «existencia» de un suicida puede atribuirse a un error o a una mala interpretación, la profusión de detalles sólo es explicable si alguien está elaborando conscientemente una mentira y trata de hacerla lo más creíble que pueda. Porque […] las mentiras resultan tanto más creíbles cuantos más detalles se proporcionan.

O Jiménez Losantos, entrevistado en Veo7 por Carlos Cuesta, el 11.3.2010:

No, es que, recordad, este es el momento en que Iñaki Gabilondo dice que tres medios de la lucha antiterrorista han confirmado a la Cadena SER que hay islamistas suicidas, al menos un islamista suicida. Y da el detalle, que siempre es la garantía de la veracidad —en realidad es la garantía del embuste—, “Van rasurados, con varias capas de calzoncillos, tatatín, tatatán”. Es tan ridículo que solo podía ser cierto.

Pero fijémonos en que los medios antagónicos, en el asunto del coche rojo, hacen algo semejante. Dan una noticia (finalmente inexacta), a la que aportan aditamentos imaginativos (carga de dinamita, matrícula doblada), para subrayar la metodología de ETA e insistir en la pista del terrorismo autóctono, y ello se repite incluso ¡el mismo día de las elecciones!, en Libertad Digital, en un artículo donde explícitamente se insiste en ETA y se denigran los “bulos” de la SER con la noticia de los suicidas. ¿Pero no es el suyo un comportamiento análogo? En fin, es obvio que podrían hacerse muchas consideraciones en torno a esta cuestión, pero no insistiré en ello para no distraernos más.

Continuará

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