Titadyn, el eterno retorno (II)

(Nota del Editor: Hoy hemos sabido que, como no podría ser de otra manera, el Ilustre Colegio Oficial de Químicos publica un comunicado dirigido al Director del diario «El Mundo», D. Pedro J. Ramírez, desmintiendo la interpretación que éste hacía del anterior comunicado. Pero, como ustedes saben leer y sobra traducción del comunciado, que está muy clarito, nosotros vamos a seguir con el segundo artículo de la serie de Rasmo que, por cierto, resulta absolutamente certero, en lo que a las pretensiones científicas del «Informe/Libro Iglesias»

Artículo anterior: Titadyn, el eterno retorno (I)

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EL ETERNO RETORNO (II), por Rasmo

Para fijar los antecedentes y evitar una práctica favorita de los conspiracionistas (la falacia del muñeco de paja: hacer una descripción manipulada de la tesis que se desea rebatir, para amañar el combate dialéctico), procede referir, con cierta extensión, a qué nos enfrentamos, siguiendo una aproximación cronológica. De este modo, no sólo se delimita el objeto de análisis, sino que se reúne de manera accesible y ordenada la documentación pertinente que, de otro modo, puede quedar dispersa en diversos hilos del foro. Me centraré principalmente en los textos de El Mundo, origen de todo el revuelo. En la COPE, como cabe imaginar, esta información fue objeto del habitual comentario y ampliación por parte de Jiménez Losantos y sus invitados (incluyendo al propio Sr. Ramírez). Otros medios, como Libertad Digital, obviamente, no tardaron en hacerse eco de las exclusivas.

El pasado 11 de mayo, El Mundo abría su portada con una noticia pretendidamente espectacular: “Un informe químico concluye que el 11-M explotó Titadyn” [en lo sucesivo, salvo que se indique otra cosa, las negritas y subrayados son añadidos por el autor]:

El perito Antonio Iglesias revela que el principal argumento técnico de la sentencia es falso porque el DBP que se atribuye en exclusiva a la Goma 2 ECO también apareció en el Titadyn de Cañaveras. Insiste en que, sin embargo, tanto la nitroglicerina como el DNT detectados en el único resto de los focos que pudo ser analizado, son componentes del Titadyn y en ningún caso de la Goma 2 ECO. Ha revisado durante un año todas las analíticas de los explosivos y ha hecho un informe de 500 páginas que ha depositado en el Colegio de Químicos para someterlo a controversia entre sus colegas

El editorial del mismo día, destacaba y resumía lo que consideraba esencial en el “Informe Iglesias”, bajo un título notable (“11-M: cuando la ciencia refuta la sentencia”):

El trabajo de Iglesias durante un año ha seguido los procedimientos habituales establecidos por la comunidad científica y ha sido entregado al Colegio de Química para que otros expertos puedan someter a crítica, controversia o refutación su contenido.

Hay […] dos premisas muy relevantes en este informe científico que llevan a concluir que el explosivo que utilizaron los terroristas para volar los trenes era Titadyn, lo que contradice la versión oficial de que lo que estalló era únicamente Goma 2 ECO.

La primera de esas premisas es que los análisis de la muestra M-1, la mejor conservada y la única que no fue lavada con agua, arrojaron la presencia de nitroglicerina y dinitrotolueno, dos sustancias que forman parte del Titadyn pero no de la Goma 2 ECO robada en Asturias.

La segunda premisa es aún más relevante en la medida en que supone una novedad que deja tocada de muerte la credibilidad de la sentencia: el tribunal concluyó por error que la presencia de dibutilftalato en todos los análisis de las muestras permitía deducir que se trataba de Goma 2 ECO. La deducción es errónea porque esta sustancia forma parte también del Titadyn incautado por la Guardia Civil en Cañaveras, dos semanas antes de la masacre de Madrid. La sentencia afirma que el dibutilftalato era un «componente diferencial» entre uno y otro explosivo y ello no es cierto, como queda acreditado en los análisis de Iglesias.

El día siguiente, El Mundo publicó la segunda gran conclusión del “Informe Iglesias”, también abriendo la portada: “La Goma 2 de la Kangoo salió de un cartucho de los Tedax”:

El explosivo encontrado en la furgoneta abandonada por los terroristas del 11-M y la muestra patrón de Goma 2 ECO entregada por los Tedax para hacer una comparativa provenían del mismo cartucho o, al menos, habían estado almacenados juntos antes del atentado. Ésa es una de las conclusiones a las que llega el experto químico Antonio Iglesias, que participó en la pericial ordenada por el tribunal del 11-M y que ha elaborado un macroinforme tras revisar todos los análisis sobre los explosivos.

El experto químico llega a esa conclusión basándose en dos datos esenciales. El primero, la aparición en ambas muestras de explosivo de una misma sustancia llamada metenamina, ajena a la composición original de la Goma 2 ECO pero presente en algunos explosivos de tipo militar. El segundo, la similitud de los gránulos de almidón que aparecen tras someter las muestras a una técnica analítica concreta (microscopia óptica y tinción). La huella que dejan es tan parecida que sólo puede explicarse por el origen común de ambos explosivos.

El periódico El Mundo y, en particular, su director, fueron especialmente insistentes en la importancia del carácter científico del estudio que publicitaban: era la “ciencia” la que hablaba, no un científico particular. Y la trascendencia era evidente y, sobre todo, ineludible. En la tertulia de La Mañana del día 12, Pedro J. Ramírez se expresaba del siguiente modo:

Losantos [1:02]: Pedro J, buenos y…

PJ: …científicos días. Creo que las informaciones que hemos publicado ayer y hoy, pues sí, pueden dar pie a muchas especulaciones de índole política. Pero creo que lo riguroso, lo que procede, es ceñirnos a los términos del informe que ha realizado este perito, Antonio Iglesias. Yo he escuchado en las últimas horas ya las carcajadas de rigor de quienes fingen no entender ya nada de lo que se está diciendo y se acogen, pues a la complejidad de los términos, a la similitud de los nombres de algunas sustancias químicas. Y detrás de esas carcajadas, pues lo que se percibe son los nervios, la inquietud, la zozobra de decir: ‘a ver si va a resultar que todo esto es verdad y que son cuatro gatos los que han seguido adelante con esto… a ver si va a resultar que el tiempo, la Historia, o incluso algún día los tribunales les dan la razón. Porque, en verdad, si se repasan las dos crónicas de Manuel Marraco [en El Mundo] […], pues es que se entiende todo. Es que las razones por las que ha llegado Iglesias a sus conclusiones son bastante elocuentes y bastante transparentes. […]

[16:38] Antes de tomar ninguna iniciativa y de pedir que se reabra el sumario… yo creo que debemos seguir… puesto que hemos dicho ‘científicos días’, debemos seguir el procedimiento habitual en la comunidad científica. Y hay que decir que Antonio Iglesias lo ha hecho de manera impecable, al depositar después de un año de trabajos sus 500 folios en el Colegio de Químicos. ¿A qué efectos? A efectos de publicidad, posible refutación, controversia…

LS: … o comprobación…

PJ: …o contraargumentación. […] [18:56] Yo creo que hay varias personas que tendrían que tener un interés especial en que estos argumentos científicos quedaran contestados en términos científicos. Como digo, uno de ellos es el Ministro del Interior, químico de profesión. Otro es el Sr. Alfonso Vega, el responsable policial de la pericia, porque, claro, estas conclusiones invalidan el pasteleo y la confusión en la que logró sumergir a un tribunal que, a lo que se ve, estaba deseando ser sumergido en esa confusión. Y, desde luego, al propio Gómez Bermúdez. Es decir, si resulta que pasan los días, pasan las semanas y no hay ninguna respuesta científica, profesional y, por lo tanto, aunque sea por la vía de ‘quien calla otorga’, la comunidad científica en su conjunto avala las conclusiones de Antonio Iglesias, todas estas personas tienen un problema muy serio.

Diversos medios e individuos trataron de comprobar si, en efecto, ese proceder de la comunidad científica, que somete a publicidad y controversia sus hallazgos, se daban en el presente caso. Las misivas dirigidas al perito y al propio periodista de El Mundo, así como las llamadas al Colegio de Químicos, resultaron infructuosas a este respecto.

El lunes día 18 de mayo, proseguía la saga del “Informe Iglesias” y este punto quedaba algo más claro. El periódico El Mundo presentaba, nuevamente en portada, una entrevista al famoso autor del informe: «‘En los análisis del 11-M salió el retrato robot del Titadyn”:

Iglesias empezó a revisar todos los análisis y a replantearse los puntos en los que los cuatro peritos independientes no habían llegado a un acuerdo con los dos de la Policía y los dos de la Guardia Civil. […] El resultado ha sido un macroinforme visado en el Colegio de Químicos de Madrid que cuestiona la conclusión principal de la sentencia y que en breve verá la luz en La Esfera de los Libros

De modo que el registro y depósito en el Colegio de Químicos a efectos de publicidad, refutación y controversia, se convierte en un simple “visado”. Y el “Informe”, en realidad, es un libro de próxima venta. Más tarde se comentarán algunos aspectos de esta entrevista. Ahora, continuemos con el editorial que ese mismo día acompañaba a la gran noticia de portada:

LA ENTREVISTA que hoy publicamos con Antonio Iglesias, uno de los ocho expertos que participaron en la prueba pericial sobre explosivos ordenada por el tribunal del 11-M, es demoledora para la sentencia de la Audiencia Nacional refrendada por el Supremo. Los datos que este químico pone sobre la mesa indican que fue dictada sobre bases falsas y condicionada por una más que probable manipulación de la investigación. […] Iglesias, que en sus explicaciones demuestra que el rigor científico no está reñido con la exposición didáctica, nos presenta así un documento esencial, de primera magnitud, que confirma las sospechas de manipulación no sólo durante la instrucción del 11-M, sino también durante la pericia ordenada por el tribunal. […] Su informe será publicado próximamente por La Esfera de los Libros para que cualquier ciudadano pueda consultarlo.

Querrá decir, para que cualquier ciudadano pueda “comprarlo”. En este punto, puede hacerse, por tanto una primera apreciación no demasiado halagüeña sobre el proceder de estos sedicentes buscadores de la verdad.

Lejos de suscitar la controversia y el debate científicos que proclaman, orquestan una operación de marketing editorial, una actividad lucrativa más. Me remito de nuevo a la muy certera observación de Isócrates. No sostengo que un científico no pueda escribir libros. Lo que señalo es la obvia diferencia entre anunciar un informe accesible a la crítica de los pares siguiendo el procedimiento habitual “de la comunidad científica” y presentar un libro a la venta, que nadie puede consultar sin previo paso por caja. No parece la actitud que más se acomoda a quien sólo mueven motivos nobles. Por supuesto, esto no dice nada sobre el contenido material del Informe/Libro, pero, como dije al principio, estoy tratando consideraciones preliminares que no dejan de tener su interés, al proyectar una sombra de escepticismo que, como se verá, quedará reforzada al entrar en materia.

De hecho, ese mismo día 18, el Colegio de Químicos de Madrid hizo público (el 18 de mayo) un comunicado en su página de internet en el que, junto a generalidades sobre el visado de informes y otras consideraciones particulares sobre los antecedentes profesionales del Sr. Iglesias, precisaba lo siguiente:

4.    La propiedad intelectual de los trabajos visados por el Colegio pertenece exclusivamente a sus autores y en ningún caso son de acceso a ningún otro profesional, sea colegiado o no.

5.    El Colegio Oficial de Químicos de Madrid es completamente ajeno al contenido y uso, que de sus trabajos, puedan hacer los autores de los mismos.

Como enseguida se verá, de este comunicado no se hizo eco El Mundo hasta un par de semanas más tarde, de manera peculiar.

El día siguiente, 19 de mayo, una nueva noticia en la portada del mentado diario incidía en el mismo asunto: “El responsable de la Policía Científica nos tomó el pelo’. Esta vez, era otro de los “peritos independientes” (se hablará en extenso sobre esta expresión más adelante) quien se pronunciaba, para respaldar lo expresado por su colega Iglesias:

El perito químico en el juicio del 11-M Carlos Romero Batallán respalda «totalmente» el macroinforme en el que su compañero Antonio Iglesias revisa todos los análisis de la pericial. Romero coincide en que el mejor análisis que pudo hacerse de los focos reflejaba, «calcado», el análisis del Titadyn. Además, reprueba duramente la actuación policial.

Lamenta que los Tedax se deshicieran de «la prueba del delito», lo que forzó a los expertos a hacer los análisis con unas muestras «de risa». Y aún es más contundente con el miembro de la Policía Científica designado como responsable de la pericia: «Le dije que le reprobaba químicamente. Nos tomó el pelo».

El domingo 24 de mayo, anticipando el lanzamiento de la novedad editorial, El Mundo publicó extractos del extenso prólogo que acompaña al Informe/Libro (también en portada), escrito por Casimiro García Abadillo, vicedirector del rotativo, un prólogo especialmente relevante, pues, como señala el mismo Pedro J. Ramírez, “más que un prólogo es una auténtica hoja de ruta del estado de la cuestión” (EM, 2.6.2009).

Habrá ocasión de diseccionar como procede el referido prólogo. Por el momento, sigamos con la sección descriptiva.

Ese mismo día 24, P. J. Ramírez, en su carta dominical, aludía nuevamente al Informe/Libro Iglesias, perfilando uno de los elementos supuestamente novedosos que ocuparía más portadas:

En cuanto a la manipulación de la investigación del 11-M, es obvio que si uno de los dos partidos se bate dubitativo y humillado en retirada y el otro va a por todas pisando fuerte […] no faltarán policías situados en puestos estratégicos, dispuestos a darse cuenta de qué es lo que personalmente más les conviene hacer. Eso explica conductas tan sospechosas como la del jefe de los Tedax, Sánchez Manzano, o el director de la pericia sobre los explosivos, Alfonso Vega. Y en cuanto a la sentencia, pues tres cuartos de lo mismo: un juez que tiene un ojo pendiente del desenlace político de los recursos encadenados contra su nombramiento y el otro de la promoción del libro de su esposa no está ya para muchos alardes en materia de impartir justicia.

Más de un exégeta de su obra ha comentado que Nassim Taleb es el tipo de personaje que si hubiera nacido en otros tiempos habría pagado la heterodoxia de su pensamiento con su vida.

Yo diría lo mismo del químico Antonio Iglesias, pero por el motivo contrario, pues el problema que él plantea no procede de la libertad de opinión sino de la precisión con que el cromatógrafo de gases identifica las diferentes sustancias químicas. En la estación de El Pozo estalló Titadyn y valen ya 500 folios de literatura científica, como cualquiera podrá comprobar a partir de este martes.

En efecto, el lunes 25 de mayo, la portada de El Mundo se abría una vez más con “nuevas revelaciones” sobre el 11-M que, en este caso, afectaban al presidente del tribunal sentenciador de la Audiencia Nacional (“Bermúdez cambió en el último momento la sentencia del 11-M”) y se recogían en el prólogo del Sr. García Abadillo al libro del perito Iglesias. Si éste ofrecía una pretendida refutación “científica” de la sentencia, el vicedirector de El Mundo aportaba el complemento de la lectura política.

A finales de octubre de 2007, el presidente de la Sala de lo Penal transmitió confidencialmente a un magistrado tres aspectos clave del fallo referidos a la autoría intelectual, los explosivos y la posible responsabilidad penal de algunos funcionarios. Pero lo que salió adelante fue un plan B donde sólo sobrevivió la ausencia de autores intelectuales. […] Las confidencias incumplidas del presidente del tribunal constan en Titadyn (La Esfera de los Libros), en el que el vicedirector de este diario, Casimiro García-Abadillo, prologa el macroinforme sobre los explosivos del 11-M elaborado por uno de los peritos que actuó para el tribunal, el químico Antonio Iglesias.

«Una semana antes de que se comunicara públicamente la sentencia, Gómez Bermúdez le transmitió confidencialmente a un magistrado tres conclusiones de la misma: 1. No se establecería la autoría intelectual del atentado, en contra de lo que sostenía la Fiscalía. 2. Habría deducciones de testimonio para algunos mandos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. 3. El minero Suárez Trashorras no sería condenado como responsable de los atentados, sino sólo por tráfico de explosivos».

«Esta información», prosigue, «se la hizo llegar al director de EL MUNDO una tercera persona, que nos pidió mantenerla en secreto hasta el día 31 de octubre. Así lo hicimos.

Posteriormente yo mismo he tenido la ocasión de comprobar con la fuente que, en efecto, ésa era la intención del ponente a tan sólo una semana de hacer pública la sentencia».

El editorial de ese mismo día destacaba la importancia de esta supuesta novedad:

Por si faltara alguna prueba de la trascendencia del informe Iglesias que mañana mismo aparecerá en las librerías, el vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo revela en el prólogo del libro que el juez Gómez Bermúdez estuvo a punto de proponer a sus compañeros una sentencia que hubiera sido muy acorde con las principales conclusiones de este químico: en los trenes no estalló Goma 2 ECO sino Titadyn y la Policía manipuló la investigación. […] EL MUNDO conoció esta información y se comprometió a mantenerla en secreto hasta que se consumara, y así lo hizo.

Ahora García-Abadillo ha reconstruido y corroborado los hechos con el interlocutor del juez. No hablamos, pues, a lomos de un mero rumor. […] ¿Por qué durante esa semana decisiva el juez Bermúdez primero echó el freno a esos afanes justicieros y luego dio marcha atrás en dos de sus tres propósitos? ¿Recibió presiones del Gobierno? ¿Tuvo en cuenta la precariedad de su recurrido puesto al frente de la Sala de lo Penal de la Audiencia? ¿Ponderó el efecto que una sentencia así habría tenido en la acogida al polémico libro de su esposa? La prueba de que, en todo caso, sus consideraciones fueron políticas está en el inaudito formato con que presentó la sentencia: enfatizando todo aquello que avalaba al Gobierno frente a las dudas y pesquisas de nuestro periódico y camuflando la propia absolución de los «cerebros».

Esta secuencia de acontecimientos adquiere ahora un gran relieve porque en definitiva viene a demostrar que Bermúdez, hombre sin duda perspicaz e inteligente, ya se dio cuenta de lo que Antonio Iglesias demuestra al repasar los análisis de los explosivos: que la química refutaba la versión de la «Goma 2 ECO y vale ya». Por eso se cubrió con la añagaza de que podía haber un segundo explosivo, fingiendo ignorar que en los trenes de lo que no había rastro era del primero.

[…] La memoria de los muertos y la dignidad de los vivos requieren que alguien levante en sede judicial el freno político que, según todos los indicios, Gómez Bermúdez aplicó sobre su inteligencia y su conciencia en octubre de 2007.

También ese día 25 de mayo, en la entrada de su vídeo-blog (El Mundo en 2’), el Sr. Ramírez glosaba la sensacional revelación de su propio vicedirector. La acusación de prevaricación se perfila claramente en sus palabras, que transcribo íntegramente:

Lo más frustrante de la sentencia del 11-M dictada hace dos años es que estuvo a punto de ser el comienzo de la averiguación de la verdad de lo ocurrido. Eso es lo que al menos se deduce de lo que revela CGA en el prólogo de “Titadyn”, el libro que se pone a la venta mañana. Resulta que una semana antes, sólo una semana antes, de que se hiciera pública la sentencia, el juez Bermúdez le explicó a un colega que tenía decidido absolver a Trashorras de los asesinatos, condenándole sólo por tráfico de explosivos, y que iba a emprender acciones contra uno o varios policías por manipular las pruebas. Ese dato hubiera sido, en todo caso, muy significativo. Pero es que, además, ahora viene a corroborar lo acertado del informe Iglesias. Está claro que sus dos conclusiones: al menos en la Estación de El Pozo estalló Titadyn; la dinamita hallada en la Kangoo procedía del mismo cartucho que la muestra patrón suministrado por los Tedax; esas dos conclusiones encajan como un guante en esa sentencia que Gómez Bermúdez no se atrevió a presentar. ¿Qué ocurrió en la recta final? Todo indica que no quiso afrontar el linchamiento que le esperaba por parte del Gobierno y de su entorno. Su plaza como presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia estaba en el aire. Y él era consciente de lo polémica que iba a resultar la publicación del libro de su mujer. Es obvio que la absolución de Trashorras hubiera pulverizado la versión oficial sobre la dinamita de Mina Conchita, dejando en entredicho la propia autoría del atentado. Y la deducción de testimonio contra policías habría desatado un monumental escándalo. Bermúdez se achantó.

Pero el hecho de que él hubiera llegado a conclusiones parecidas a las nuestras supone un nuevo estímulo para seguir investigando. El libro del químico Antonio Iglesias será desde mañana una referencia obligada para quien quiera acercarse a la verdad que aún debemos a las víctimas. Zapatero podrá burlarse de todo esto. Pero debemos hacerle saber que Elvis Presley sigue vivo en el recuerdo de sus seguidores y en la huella indeleble de su música. Tan indeleble como los análisis de cromatografía de los explosivos. Gracias por seguir la actualidad siempre con El Mundo

Su segundo de a bordo, Don Casimiro, hacía valoraciones muy semejantes en una entrevista para Libertad Digital TV de misma fecha:

Ese planteamiento tenía como justificación el hecho de que no se había podido demostrar que el explosivo utilizado era Goma 2 ECO. Con lo cual, bueno, pues, eh, se daba la razón a los peritos que efectivamente durante la pericial habían cuestionado la Goma 2 ECO como explosivo. [Corte] Yo no sé si él [Gómez Bermúdez] recibió alguna indicación por parte del Ministerio del Interior  o probablemente algún juez de la audiencia nacional también le recomendó: ‘oye, que lo prudente en estos casos es… pues, eh, no procesar, porque hay que estar muy seguro’. [Corte] Una sentencia de una determinada forma podría ser del agrado de los que en esos momentos le estaban a él amargando la existencia. A nosotros nos consta que él mantuvo varias entrevistas con la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, eh, bueno, pues durante la vista oral. Yo creo que él, probablemente, pues tenía elemento de más allá de esas conversaciones, de qué es lo que al Gobierno le gustaría o qué no le gustaría al Gobierno. [Corte]  Como dice el refrán, la mejor forma de no contentar a nadie es intentar contentar a todos, ¿no?, que fue lo que yo creo que él intentó con esa sentencia

El lunes 1 de junio, día en que se presentaba el libro prologado por él, Casimiro García Abadillo firmaba en El Mundo una serie de reflexiones sobre la importancia de la obra:

La habilidad mediática de los que quieren cerrar página ha consistido en situar la investigación sobre el mayor atentado terrorista de la Historia de España en la categoría de lo exótico, como los ovnis, los extraterrestres y cosas por el estilo. Los más condescendientes lo comparan a las teorías sobre el asesinato de John F. Kennedy.

En fin. Según los biempensantes, todo lo que no se corresponde con las explicaciones oficiales forma parte de teorías conspiratorias, tramas negras… Y, como colofón, sobre los que se atreven a cuestionar la versión que mantuvo la Fiscalía hasta el final se dejan caer unas gotitas de sospecha: ¡esto huele a extrema derecha! […]

El valor del informe Iglesias, publicado por La Esfera como libro, es que no contiene elucubraciones, teorías o autos de fe, sino datos. La actitud de un intelectual honesto es la que ha llevado a este químico a no abandonar el 11-M, a seguir indagando en los cromatogramas, a buscar una explicación a la testarudez de los experimentos que indicaban DNT (dinitrotolueno) donde no debía haberlo; que mostraban nitroglicerina donde era imposible que existiera.

No podían estar ahí, porque esos dos elementos eran incompatibles con la Goma 2 ECO; es decir, con la verdad oficial, con la verdad políticamente correcta.

El DNT y la nitroglicerina eran sinónimo de Titadyn, el explosivo que echaba por tierra la tesis oficial, según la cual un grupo de islamistas cometió el atentado con dinamita Goma 2 ECO traída desde Asturias.

Iglesias ha tenido el valor de decir e pur si muove, como una especie de Galileo moderno, enfrentado al tribunal de la Santa Inquisición que condena al averno mediático y profesional al que no comulga con sus teorías.

Finalmente, siguiendo la estela de las imputaciones apenas agazapadas tras anteriores manifestaciones, el director de El Mundo, en la presentación del libro “Titadyn”, ofreció un remedo de “J’accuse”, la célebre carta abierta de Émile Zola al Presidente de la República Francesa, en defensa de Alfred Dreyfus, publicada por el diario L’Aurore el 13 de enero de 1898 en su primera plana. La intervención del director de El Mundo se recoge en la edición del día 2 de junio y se inicia, de nuevo, en portada. El Sr. Ramírez señalaba, entre otras cosas:

Yo no sé lo que ocurrió el 11-M y el trabajo de Antonio Iglesias tampoco lo desvela. Pero sí demuestra que lo que no ocurrió es lo que dice la sentencia, porque en todos los restos de los focos se halló dinitrotolueno y en el único que no había sido lavado con agua y acetona se halló nitroglicerina, dos componentes que están en el Titadyn y no en la Goma 2 ECO.

Por lo tanto, es científicamente imposible, químicamente imposible, molecularmente imposible por mucho que lo afirmen la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo que «toda o gran parte de la dinamita [que estalló en los trenes] procedía de Mina Conchita», porque en Mina Conchita había Goma 2 ECO, pero no Titadyn.

La otra gran aportación de este trabajo son los sólidos indicios de la manipulación policial de la investigación, brillantemente realzados por el texto de Casimiro García-Abadillo, que más que un prólogo es una auténtica hoja de ruta del estado de la cuestión. Puede decirse, pues, que gracias a este libro ya sabemos por culpa de quiénes no sabemos lo que ocurrió en el 11-M o, al menos, por culpa de quiénes las posibilidades que un Estado democrático tiene de averiguar la verdad sobre un atentado político de esa magnitud quedaron infamemente disminuidas.

Poner ahora a esas personas en la picota pública no sólo es un acto de justicia compensatoria, sino que constituye posiblemente la última esperanza de reactivar la maquinaria de las instituciones e intentar limpiar -como escribió Zola- «la mancha de cieno» que ensucia nuestra dignidad nacional.

Por eso, igual que hizo él hace 111 años -ojalá nos traiga suerte tan perfecto capicúa-, yo acuso.

Continuaba el director de El Mundo, en efecto, acusando de diversas irregularidades (algunas claramente delictivas) a 18 personas: Sánchez Manzano, entonces comisario jefe de los Tedax; a la perito Tedax que hizo los análisis del día 11 de marzo (y cuyo número de carné profesional refiere erróneamente el Sr. Ramírez, quien, por otro lado, saca oro de cualquier errata ajena); a Carlos Corrales, a la sazón comisario jefe de la Policía Científica; al entonces subdirector general de la Policía, Pedro Díaz Pintado, así como al entonces comisario general de información, Jesús de la Morena; al coronel Félix Hernando, responsable de la UCO de la Guardia Civil; al alférez de la UCO Jaime Trigo; al actual comisario jefe de la  Policía Científica, Miguel Ángel Santano, y a sus subordinados Pedro Mélida, José Andradas y Francisco Ramírez; al mando de la Policía Científica Alfonso Vega; al juez instructor del caso, Juan del Olmo; al juez Gómez Bermúdez y sus compañeros Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás; a la fiscal Olga Sánchez y al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza.

Y terminaba su alegato con las siguientes palabras:

Zola concluía de forma impactante y melodramática: «Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad que ha sufrido tanto y tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los tribunales y que me juzguen públicamente».

Yo suscribo ese mismo espíritu de lucha por la verdad y, por supuesto, como siempre, asumo las consecuencias de la libre expresión de estas opiniones. Pero, dicho sea con toda franqueza, aspiro a que los juzgados sean ellos.

Yo sólo puedo acusarles ante el tribunal de la opinión pública pero confío en que todos estos indicios, pruebas y argumentos estimulen a quienes están legitimados para ello a iniciar las acciones pertinentes para que todas o al menos algunas de estas 18 personas deban rendir cuentas de sus actos en el plano profesional, administrativo o eventualmente penal. Sólo procediendo contra ellos podremos ahora recorrer el camino inverso de las piedras de Pulgarcito hacia el origen de los hechos y las fuentes de la verdad.

Esta última referencia parece cerrar un círculo del conspiracionismo iniciado precisamente con esa alusión a las piedras de Pulgarcito por parte del creador de los “Agujeros Negros”, el periodista de El Mundo Fenando Múgica.

El mismo Pedro J. Ramírez, en su vídeo-blog de ese mismo día 2, comentaba su intervención:

Sí. Yo acuso a diez policías, a dos guardias civiles, a cuatro jueces y a dos fiscales. Empezando por Sánchez Manzano y la química de los Tedax, y terminando con los jueces Del Olmo y Gómez Bermúdez. Les acuso de negligencia profesional y en algunos casos de conductas presuntamente delictivas. El Mundo reproduce hoy el texto que sirvió de base a mi intervención en la presentación de “Titadyn”, el libro del químico Antonio Iglesias. Ni quito ni pongo una palabra a lo que dije. Pero debo añadir que es uno de los actos más emocionantes a los que he asistido nunca. Porque la mayoría de los varios centenares de asistentes eran víctimas del 11-M. Fue escalofriante escuchar los aplausos con que los supervivientes o los familiares de los muertos acogían la posibilidad de que todos estos funcionarios que han entorpecido la búsqueda de la verdad del 11-M tengan que responder de sus actos. Quedó claro que el jefe de los Tedax, el miope juez instructor, el presidente del Tribunal que se pasó de listo y la fiscal Valeyá son los que encabezan el ránking de la indignación de las víctimas. El libro de Antonio Iglesias y el prólogo de Casimiro García Abadillo no descubren lo que ocurrió el 11-M, pero sí demuestran que es molecularmente imposible que ocurriera lo que dice la sentencia. Eso implica que es muy probable que haya inocentes en prisión y que es seguro que hay grandes culpables en libertad, porque nadie ha sido acusado, juzgado y condenado por suministrar Titadyn, que es lo que estalló en los trenes. Ojalá que este conmovedor acto de ayer, organizado junto a la asociación de ayuda a las víctimas del 11-M, con la admirable Ángeles Domínguez al frente, sirva para que se ejerzan acciones penales contra los posibles responsables de la manipulación y ocultación de pruebas. Y ojalá que el encuentro previo entre María Dolores de Cospedal y Antonio Iglesias sea un buen augurio y la ciencia y la política vuelvan a colaborar hasta lavar la mancha de cieno que, como escribió Zola, ensucia hoy nuestra dignidad nacional. Gracias por seguir la actualidad siempre con El Mundo.

Dicho sea de paso, obsérvese la sutileza con la que se pasa de “en la estación de El Pozo estalló Titadyn” (PJ, EM, 24.5.09) a  “Titadyn […] es lo que estalló en los trenes”.

Al día siguiente de publicarse esta emocionada alocución de su director, El Mundo aludió finalmente al comunicado publicado dos semanas antes por el Colegio de Químicos de Madrid, dando una muy particular interpretación de él. Según este periódico:

En un comunicado difundido a través de su página web, el Colegio avala plenamente el trabajo de casi 500 páginas realizado por Iglesias sobre el tipo de dinamita utilizada en la masacre. […] En definitiva […] el Colegio Oficial de Químicos ha querido reconocer públicamente la solvencia científica de la investigación realizada por Iglesias, cuyo libro incluye también un extenso prólogo firmado por el vicedirector de EL MUNDO, Casimiro García-Abadillo […]. Para cualquier científico, recibir el apoyo de los colegas de profesión es un paso fundamental para certificar la validez de un trabajo de investigación y constatar su objetividad. En este sentido, el comunicado difundido por el Colegio Oficial de Químicos demuestra de forma incontestable que en el caso de su informe sobre los explosivos del 11-M, Antonio Iglesias ha aprobado este examen con sobresaliente. El aval de esta institución científica constituye, por lo tanto, un nuevo varapalo para la sentencia dictada por el tribunal presidido por el juez Javier Gómez Bermúdez, que concluyó que «toda o gran parte» de la dinamita utilizada por los terroristas en el atentado era Goma 2 ECO procedente de Mina Conchita en Asturias. Los resultados presentados por Iglesias, y refrendados ahora por el Colegio Oficial de Químicos, contradicen claramente al tribunal

Creo que con esta amplia exposición queda adecuadamente delimitado el marco de nuestro examen. Los conspiracionistas parecen haber encontrado su Santo Grial y se muestran enardecidos ante la posibilidad de que por fin, se haya abierto el camino hacia la proclamación de la Verdad, que habrá de reivindicarlos ante la sociedad y la Historia. En suma, un estudio “científico” avalado y refrendado por el correspondiente Colegio Oficial ha venido a sustentar las conclusiones básicas del conspiracionismo: 1) no explotó Goma 2 ECO, sino Titadyn; 2) la Goma 2 ECO encontrada en alguno de los escenarios de los atentados es producto de la manipulación de pruebas por parte de instancias oficiales; 3) el presidente del tribunal sentenciador, Gómez Bermúdez, tenía la intención de resolver en ese sentido, pero, en el último momento, prevaricó (dicho sin eufemismos) por interés político. La versión oficial está definitivamente acabada y el perito Iglesias es todo un “héroe que se lo ha jugado todo con el único empeño de poder mirarse al espejo y conservar su honor intacto” (I. San Sebastián, EM, 4.6.09).

Pues bien, para empezar por la última de las “noticias” antes reproducidas, conviene destacar la grosera manipulación pro domo sua que El Mundo hace del comunicado del Colegio de Químicos, dando a entender que éste lo ha aprobado en cuanto a su contenido y, como tal, lo respalda. Realizadas la pertinentes gestiones, algunos interesados han obtenido una muy reveladora aclaración del propio autor de dicho comunicado. Me permito destacar algún pasaje:

Desde el momento que alguna emisora o periódico opinó sobre el Colegio de Químicos, éste nombró al Decano como único portavoz del mismo y su Comisión Permanente elaboró un Comunicado para aclarar diversas noticias falsas difundidas en esos días, sobre reuniones de expertos para estudiar un informe, muestras, análisis, etc…, que trataban de confundir y/o involucrar a nuestra corporación. […] Lo publicado por el diario El Mundo deforma intencionadamente aspectos del decálogo ético para inventar, y presentar en el momento que quiere, manifestaciones y opiniones del Colegio sobre el contenido de un informe que no procede [sic] manifestación oficial alguna y mucho menos para contradecir a un Tribunal. […] Cuando el Colegio visa un proyecto o un informe no garantiza y ni se responsabiliza del contenido del informe. […] El Colegio de Químicos de Madrid no se responsabiliza ni quiere entrar en la valoración del informe y publicación del citado colegiado.

De nuevo, este último punto pone de manifiesto las escasas credenciales de honestidad informadora que están en condiciones de presentar estos buscadores de la verdad. Flaco servicio podrá hacerse a ésta “deformando”, “inventando” y “confundiendo”. Merece la pena destacar que esta conducta mendaz se produce respecto a textos y manifestaciones de terceros que son fácilmente comprobables, pues son accesibles a cualquier interesado que desee consultar por sí mismo la fuente original. Posteriormente desarrollaré esta apreciación, señalando con cuánto mayor motivo cabe dudar de la fiabilidad de estos investigadores cuando refieren sucesos y declaraciones de las que no hay fuente contrastable.

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19 respuestas a Titadyn, el eterno retorno (II)

  1. morenohijazo dijo:

    Parece que ha quedado un poco largo, pero dada la novedad del comunicado del Colegio Oficial de Químicos, y la unicidad del tema abordado por Rasmo, junto con su evidente actualidad, he preferido hacerlo así.

  2. Pingback: Desiertos Lejanos » Blog Archive » “Titadyn”, el eterno retorno (I - Antecedentes)

  3. Flashman dijo:

    Merecería la pena también haber señalado que tanto PJ como Losantos, sobre todo éste último, han hecho énfasis en que el informe Iglesias estaba a disposición pública en la web del colegio de quimicos de Madrid, extremo que se ha revelado falso de toda falsedad. Y como dato curioso de hasta donde manipulan, que esas 500 páginas que parecían conferir peso científico al informe, en el libro se quedan en 381 descontando el prólogo.

  4. Ronindo dijo:

    Pero eso es porque el informe está hecho con una fuente 18, bien gordota.

  5. El abad de Cucaña dijo:

    4 Ronindo

    Eso debe de ser en atención a la edad media (y a la presbicia) de los peones.

  6. Pingback: Políticamente acorrecto - Titadyn, el libro (2)

  7. morenohijazo dijo:

    Ronin, lo pongo aquí, que parece más apropiado. He quitado de la edición de mi artículo lo de la fuente Comic (me ha costado dos días hallar una manera) y creo que ya está más o menos igual, pero es que no sé hacerlo de otra manera

  8. Cero07 dijo:

    Moreno, no sé si conoces la opción «more» que aparece en la barra de utilidades que ofrece WordPress. Sirve para cortar el artículo y que aparezca en portada solo la entrada seleccionada dando al lector la posibilidad de pinchar si quiere leer más.

    Disculpa si conocías esta posibilidad y has preferido que aparezca el artículo completo.

    Saludos y gracias por mantener viva la criatura.

  9. morenohijazo dijo:

    Gracias, Cero. No, no conocía esa opción.

    Parece que lo he encontrado. me ha costado un poco, pero ya está.

    Seguid dando consejos para que quede lo mejor posible… Poco a poco, si se puede, los iremos poniendo en práctica

  10. morenohijazo dijo:

    Huy, no sé si he hecho algo mal. La primera página, esa que sale al entrar al blog, loscomentarios y las últimas entradas se han ido abajo del todo. No sé cómo ha sido, porque yo no creo poder editar todo esto. En todo caso, y dado que ahora me tengo que ir, si a los demás os pasa lo mismo, solicito idea sobre cómo corregirlo

  11. Baaden dijo:

    Una pregunta tonta… ¿Todos esos pequeños detalles y precisiones sobre Bermúdez no son de juzgado de guardia?

    El Señor líbreme a mí, pobre plebeyo, de hacer tales aventurados comentarios en presencia de judicial autoridad…

    ¿Hay ciudadanos de primera, segunda, tercera y cuarta categoría?

  12. Baaden dijo:

    Una ayudita por caridad cristiana…

    Llevo unos meses intentando entrar en el foro, dándole click al chisme ese de que te mande una nueva contraseña por e-mail, recibiendo un e-mail vacío y mandando un e-mail al administrador…

    ¿Cuál es el santo patrón de los foros para ponerle unas velitas?

  13. Castigador dijo:

    Baaden, la nueva versión del foro está dando unos problemillas, te he enviado un email.

  14. Baaden dijo:

    ??????? ???????!

    Marchando unas velitas para San Castigador.

    Ahora en serio: muchas gracias!!!

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