Titadyn, el eterno retorno (LI) por Rasmo
La escandalosa desmemoria
(Sigue de la entrada anterior)
Como ya he repetido, en enero de 2007, tras el hallazgo del acta de la declaración de Sánchez Manzano, el relato habitual se enriquece con la presunción de que esa ignorancia sobre “el explosivo que estalló en los trenes” se debe al comportamiento del Jefe de los Tedax por haber impedido la realización de unos análisis “científicos”. Eso constituía para El Mundo un “escándalo”; y el “escándalo dentro del escándalo” era “que sea una vez más este periódico quien haya tenido que descubrir este secreto inconfesable, tan extraordinariamente relevante para la investigación judicial” (editorial, 21.1.2007).
Realmente es un escándalo, en efecto, que El Mundo “descubriera” todo lo que decía estar descubriendo e informara con asombro de cuanto consideraba asombroso ahora, o sea, entonces. Quiero decir que es un escándalo porque demuestra que El Mundo no duda en manipular, o tiene graves problemas de memoria, o no se entera de nada. Y lo es porque, tras el envoltorio de alharacas y aspaventeras declamaciones, la esencia de las sucesivas noticias en la materia no hace sino reciclar algo que ya se sabía desde el primer momento. Y se sabía, en particular, porque así lo habían expuesto precisamente los propios policías luego denigrados y porque así lo habían recogido… ¡los mismos periodistas olvidadizos! Es decir, que ni los primeros estaban ocultando nada escabroso, ni los segundos realizando hallazgos novedosos.
Y demostrarlo es tan fácil que produce sonrojo tener que escribir un nuevo libro de viajes por la hemeroteca.