Posts Tagged ‘Libertad Digital’

Titadyn, el eterno retorno (LIII) por Rasmo

lunes, octubre 14th, 2013

Titadyn, el eterno retorno (LIII) por Rasmo

(Continúa de la entrada anterior)

Las anteriores entregas han servido para mostrar el contenido preciso y constante de las explicaciones oficiales acerca de por qué resultaba imposible establecer la marca comercial de la dinamita que había estallado en los trenes. Básicamente, cuando se trabaja sobre meras impregnaciones, sin sustancia intacta, no es posible hallar todos los componentes ni sus respectivas proporciones, lo que impide ir más allá de una genérica denominación del tipo de explosivo.

Corresponde ahora, y en sucesivas entregas, acreditar que esa explicación es cierta, según todos los elementos a nuestro alcance, de modo que las pretensiones en sentido contrario de los críticos de la versión oficial se revelarán ayunas de todo sustento. El bloque argumental que aquí se inicia pretende mostrar que las objeciones de los comentaristas habituales son inatendibles ya que, por un lado, son inconsecuentes y, por otro lado, no se corresponden con hechos fácilmente constatables. Son inconsecuentes (aparte de sus fallos lógicos) en el sentido de que los propios críticos, y en particular los “peritos independientes” no son capaces en su propia praxis de hacer lo que aseguran que puede (más bien debe) hacerse; son, además, poco acordes con la realidad, en la medida en que un examen de la casuística y antecedentes en la materia desmiente los principales asertos que se aducen frente a la versión oficial. El análisis de restos explosionados (no de sustancia intacta) nunca ha sido una técnica infalible para la determinación de marcas comerciales, como los conspiracionistas alegan (con cierta confusión, por lo demás) repetidamente. Asimismo, de manera análoga a la reducción al absurdo, aplicar sus argumentos a casos reales, autóctonos y extranjeros, lleva a resultados inasumibles, lo cual, como mínimo, revela que sus posiciones carecen de solidez y están contaminadas de una parcialidad poco laudable.

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Titadyn, el eterno retorno (XLVIII) por Rasmo

domingo, octubre 13th, 2013

Titadyn, el eterno retorno (XLVIII) por Rasmo

(Sigue de la entrega anterior)

En las anteriores entregas comenté una serie de deficiencias achacadas al comportamiento de los Tedax en materia de análisis de explosivos. Hablé de los protocolos que supuestamente infringió la Unidad Central, dirigida por Sánchez Manzano, y de los defectos que pretendidamente caracterizan, en particular, la actuación de la perito 17.632 y su informe sobre los focos de explosión de los trenes. A lo largo de mi examen introduje algunas observaciones cuyo desarrollo he ido postergando: aludí, por ejemplo, a los aspectos contradictorios de la crítica alternativa según la cual se acusa unas veces a la perito de los Tedax de no poder referir los componentes hallados en sus análisis y, otras veces, o de no querer hacerlo. En relación con ese primer elemento de capacidad, en mi entrega 42 adelanté lo siguiente:

Cuando ésta es la línea argumental, se incide en los paupérrimos análisis realizados en la sede de los Tedax, en un laboratorio de la “señorita Pepis” (EM, 14.2.2007) y con técnicas “tercermundistas” (CGA, EM, 20.11.2006. Con el tiempo, haciendo uso de unas declaraciones tal vez mejorables de Sánchez Manzano, esta idea se resume en el hecho de que los análisis de los focos emanados de su unidad no fueron “científicos”, lo que frecuentemente se identifica de manera confusa con lo tratado en la anterior entrega en relación con el “valor pericial” o “valor probatorio” del informe cuestionado, ya que “se supone que los informes periciales que se remiten al juez deben tener un carácter científico” (García Abadillo y Marraco, EM, 21.1.2007).

Comienzo ahora el bloque en el que habré de dilucidar y ampliar éste y otros extremos conexos.

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LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(0) INTRODUCCIÓN

lunes, septiembre 13th, 2010

LA CIENCIA CONSPIRACIONISTA.-(0) INTRODUCCIÓN. El moderno Galileo

Galileo Galilei, nacido en Pisa en 1564, murió en Florencia en 1642, cerca de cumplir los 78 años.

Es conocido por su genio científico, que ha hecho que se le considere el “padre de la Astronomía”, “padre de la Física” y, con Francis Bacon, fundador del moderno método científico.

Sin embargo, en la cultura popular es mucho más conocido debido a su famoso enfrentamiento con la Iglesia –en realidad con el Tribunal del Santo Oficio, o Inquisición- por su defensa de las teorías heliocéntricas. Galileo, que había recibido la orden de no enseñar sus ideas sobre la configuración del Sistema Solar y el Universo como hechos comprobados, sino como meras hipótesis, fue juzgado en 1633 por la publicación de “Diálogo sobre los principales sistemas del mundo«; libro que, pese a haber superado la censura, fue aprovechado por sus enemigos para atacarle y provocar su condena. Durante el proceso, Galileo fue amenazado de tortura para forzar su confesión, ya que las pruebas contra él eran demasiado endebles para lograr una condena directa. El científico -anciano, medio ciego y cansado- acepta confesar “sus errores” y abjurar, para evitar la tortura y con promesas de un trato benevolente. Según la tradición, basada en los escritos de un ilustrado italiano llamado Giuseppe Baretti, Galileo pronunció la frase “Eppur si muove” (…y sin embargo, se mueve) tras su abjuración. Sin embargo, resulta altamente improbable que esas palabras se pronunciaran realmente –al menos durante la abjuración- puesto que no se cita a ningún testigo que pudiese oírlas, si lo dijo en voz baja, y resulta muy difícil creer que Galileo se atreviese a desafiar a los inquisidores gritando tan imprudente desafío

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