SÁNCHEZ MANZANO: UN DÍA EN SU VIDA (II)

Continúa de la entrada anterior:

Habíamos dejado el relato de los pasos que dio el Comisario Jefe de los TEDAX durante el día 11 de Marzo de 2004 en el momento en que, a las 12 de la mañana, se va a celebrar la reunión convocada por el Secretario de Estado para la Seguridad,  Ignacio Astarloa.

Para acudir a esa reunión con la máxima información posible, el Subdirector General Operativo del Cuerpo Nacional de Policía, Pedro Díaz Pintado, había solicitado a su subordinado, el Comisario General de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro Jaén, información sobre el número y características de los artefactos que habían explotado esa mañana en Madrid. Santiago Cuadro había recibido del Comisario Jefe de los TEDAX una primera nota-informe con los datos que se conocían por el momento y se la había trasladado a Pedro Díaz Pintado.

A esa reunión, como ya sabemos, asisten los mandos más importantes de la seguridad nacional. En palabras del propio Astarloa:

A esa reunión asisten los dos directores generales, los dos subdirectores generales,los jefes de información (señor De la Morena y el señor Varela), y muy al principio también el jefe superior de Madrid.

Del contenido que allí se debatió, y que Rasmo –creo, y espero no pisarle demasiado- tiene intención de analizar más detenidamente, ha quedado en la memoria colectiva un detalle: la llamada de Pedro Díaz Pintado a Santiago Cuadro Jaén y la confusión entre lo que dijo Cuadro: “Dinamita” y lo que oyó Díaz Pintado: “Titadyne”.

En realidad, la impresión de que todo -las decisiones del Gobierno, las comparecencias del ministro Ángel Acebes ante la prensa, las manifestaciones ante las sedes del PP, el resultado de las elecciones, etc- depende de un simple detalle es una idea artificialmente fomentada por los medios conspiracionistas; para ellos nada hay más atractivo como encontrar una decisión a partir de la cual toda la Historia ha dado un vuelco total y, acto seguido, buscar al traidor de opereta que está detrás de ella.

Por supuesto, para algunos conspiracionistas, fue Sánchez Manzano quien engañó a Cuadro Jaén para que creyera que en el lugar de los hechos se había encontrado “Titadyne”.

Obsérvese, sin embargo, que en el momento de redactar su nota informativa a la superioridad –sobre las 11’30- Sánchez Manzano no había recibido ningún resultado analítico. Por lo tanto, cualquier información que facilitase a sus superiores en ese sentido no podía haber sido otra cosa sino una pura invención, y hubiera quedado desenmascarada en la Comisión de Investigación o en el juicio por el 11-M.

Concretamente, de haber sido engañado por el taimado Sánchez Manzano para encubrir a un grupo terrorista, desviar la culpabilidad a unos inocentes, y producir un vuelco electoral expulsando del poder al partido que le había nombrado, debería haber sido el propio Comisario General de Seguridad Ciudadana quien más interés tendría en denunciarle, apartado así de él mismo el amargo cáliz de ser considerado posible culpable de la metedura de pata. Sin embargo, así lo relata Santiago Cuadro:

… me muevo meramente por indicios de lo que me están informando los TEDAX, y lo que me informan es que son conversaciones que están surgiendo entre ellos que se basan en su propia experiencia, por las razones que le he expuesto, sobre la potencia de la deflagración y sobre sus efectos, y ahí se barajan una serie de posibilidades. Ellos apuntan a que la hipótesis más segura es que podría ser —introduzco el condicional, que yo mantendré siempre— un explosivo de la clase de las dinamitas, y lo que yo transmito es que podría ser una dinamita reforzada con cordón detonante.

Obsérvese la prudencia con que el Comisario General de Seguridad Ciudadana adelantaba –según  su relato de los hechos- la posibilidad de que fuera una dinamita el explosivo utilizado, y fíjense también que la coletilla “con cordón detonante” la añadió él a lo que le decían los TEDAX, quizás porque inconscientemente pensaba en ETA, -como mucha gente- y sabía que ETA no disponía de dinamita reciente.

Sin embargo, no paremos aquí ¿fue realmente la conversación entre Cuadro y Díaz Pintado tan trascendental como los conspiracionistas han sugerido, pretendiendo encontrar allí la huella de un malvado conspirador cuya acción, perfectamente calculada, desencadenó las acciones previstas en el Gobierno?

Acudiremos para saberlo al propio testimonio de Ignacio Astarloa ante la Comisión. En primer lugar, parece interesante comprender que no se trata de una reunión de despacho, café y bollos. Se trata de unos momentos tensos, emotivos, de alta carga de sufrimiento y angustia, en los que pueden cometerse fácilmente errores en la interpretación de lo que se dice:

De los debates que ustedes tenían aquí sobre eso a veces yo sacaba la impresión de que aquella era una reunión muy fría en la que uno, como en cualquier otro momento, se pone a evaluar cuál es la mejor hipótesis sobre una determinada circunstancia. Si se ponen siete meses atrás, ustedes se pueden imaginar cómo es una reunión de esta naturaleza a las 12 de la mañana de ese día. Es una reunión en la que lo primero que hay que hacer (es lo que hacemos y nos cuesta mucho tiempo) es un repaso de lo que está pasando. Es decir, las primeras preguntas del secretario de Estado son: ¿Tenemos ya noticia de cuántas bombas han sido? ¿Tenemos ya noticia de cuántas han explotado, cuántas no y cuántas están los Tedax en este momento en condiciones de explotar? Esas son las primeras preguntas y repasar eso no se hace con la contestación de un señor que viene con una libreta; repasar eso es llamar y llamar: ¿Qué sabéis de la última hora en el Pozo? ¿Qué sabéis de la última hora…? En el papel de esa reunión tengo anotado que las noticias que nos trasladan en ese momento, al final, según iba evolucionando todo, eran que había 147 muertos y 592 heridos. Eso les da idea de en qué momento se está produciendo y de la dificultad que tiene la reunión.

Y, según Ignacio Astarloa, la confusión entre “Titadyne” y “dinamita” no revistió una importancia especial; en primer lugar porque las variables analizadas en la reunión fueron muchas…

… en esa reunión se deduce, también lo saben, de forma unánime e inequívoca una conclusión: Ha sido ETA. Por lo demás, era la conclusión a la que, como también se ha podido comprobar, casi todo el mundo -por no decir todo el mundo- llegó en primera instancia. ¿Por qué? Ustedes lo han repasado bien. Se hizo un examen todo lo exhaustivo que se podía hacer en una circunstancia como la que les estoy contando y con el calor y las dificultades de una reunión de esa naturaleza. Se hizo un examen de todo lo que podía estar relacionado con esto..

…incluyendo la campaña de ETA para atentar en los trenes, la detención de los etarras de Cañaveras, la proximidad de la cita electoral…

Todo esto, antes de saber la famosa cuestión del “Titadyne” con cordón detonante y añadido el “Titadyne” con cordón detonante cuando se produjeron esas llamadas que tanto han debatido ustedes en el seno de la Comisión…

…y, por lo tanto, el detalle de la conversación Díaz Pintado/Cuadro Jaén, en su momento, no fue más que un detalle más que corroboraba una impresión –quizás, un deseo- generalizado entre los asistentes a la reunión.

..en el momento en que, además, se tuvo conocimiento de lo del “Titadyne”, era un elemento añadido más que venía a redundar en lo que ya en principio se había establecido, que es que era la autoría de ETA.

Hay que añadir que, a posteriori, ha sido atractivo para algunos políticos del PP adherirse a la teoría de que todos los errores posteriores en el enfoque de la investigación de los atentados o la política de información del Ministerio del Interior (táchese lo que no guste) -errores que desembocaron en la derrota electoral- partían de esta conversación entre los dos mandos policiales.

Sin embargo, remitiéndonos a los participantes en dicha reunión y a sus declaraciones cuando los hechos estaban recientes, es fácil comprobar cómo no fue así. No existió un motivo único para tomar las decisiones que se tomaron, mal que le pese a Del Burgo, que parece haber hecho oídos sordos a lo que escuchó durante la Comisión, y haber olvidado, con pasmosa facilidad, que él mismo defendía que las decisiones tomadas por el Gobierno eran las únicas lógicas con la información de que se disponía.

Así pues, la idea de que Sánchez Manzano –en realidad, cualquier conspirador- haya puesto en marcha un bulo para intoxicar al Gobierno y dirigir sus acciones en un determinado sentido resulta absurda:

     1)    Sánchez Manzano no dispuso de información del laboratorio hasta después del comienzo de la reunión con el Secretario de Estado. De haber engañado a sus superiores, oralmente o por escrito, diciéndoles que tenía resultados, hubiera quedado irremediablemente al descubierto tras las declaraciones de sus superiores, del personal del laboratorio, e incluso del registro de la hora de salida de los análisis.

     2)    Sánchez Manzano tampoco pudo ser quien sugiriese a Cuadro Jaén que había hallado “Titadyne” en los focos de explosiones. Se conocen jefes que se han sacrificado por el honor del cuerpo y de la patria, pero no se conoce ningún superior que haya echado sobre sus espaldas la traición de un subordinado que le hace sospechoso de cómplice de doscientos asesinatos, en el acto terrorisma más sangriento de la historia de España.

     3)    Según la teoría que hacía responsable de la intoxicación a Cuadro Jaén, Sánchez Manzano debería haber hecho partícipe a su superior de su –falsa- impresión de que se había encontrado “Titadyne”, con intención de que lo comunicase a la Cúpula del Ministerio de Interior y que, además esa fuese la información que decidiese la balanza en pro de la creencia de ETA como autora de los atentados, cosa que, como ya hemos visto, no es correcta.

     4)    Para quedar impune, Sánchez Manzano -o cualquier conspirador- debería confiar en que Cuadro Jaén no revelaría a nadie la procedencia de la información y que, llegado el momento de confrontar con los análisis reales -que darían GOMA-2 ECO- Cuadro Jaén olvidaría que Sánchez Manzano le había traicionado. Una posibilidad absurda, por inverosímil, y un riesgo que no asumiría ningún conspirador en sus cabales.

     5)    Y, finalmente, no existía ninguna seguridad de que las reacciones de la Cúpula de Interior, que se nutrían de informaciones de todo tipo, iban a seguir las supuestas intenciones del intoxicador de Cuadro Jaén. De haberse alargado la reunión, dando tiempo a que llegasen los primeros análisis; de haber decidido Díaz Pintado hablar personalmente con el Comisario Jefe de los TEDAX; de haberse pospuesto la intervención de Acebes; de haber llegado la información de la Kangoo a tiempo de que el Ministro del Interior supiera la existencia de la cinta coránica y los detonadores con restos de GOMA-2 ECO antes de dicha intervención; de haber decidido el Gobierno acogerse al secreto de la investigación, sin informar de manera preferente sobre ninguna posibilidad sobre los autores; de haber ocurrido, en fin, cualquiera de estas cosas, o muachas más que resultaría prolijo detallar,  toda la traición, las mentiras, los crímenes, los muertos, no hubieran sido útiles, y los canallas hubieran sido descubiertos…

Demasiado peligro (y sufrimiento) para posibilidades de triunfo tan escasas.

Y, en un segundo plano, también se recuerda en círculos conspiracionistas la declaración del juez Garzón sobre un anónimo TEDAX que le dijo que “le parecía” que se había utilizado “Titadyne” en la masacre. Por supuesto, se pretendió, sin prueba alguna, identificar a Sánchez Manzano con dicho TEDAX o, en todo caso, relacionar al Comisario Jefe de los TEDAX con la falsa información, a través de un subordinado al que, supuestamente, habría dado órdenes de abordar a Garzón.

Repasemos la declaración de Garzón:

…cuando llegué había un fiscal, creo que estaba Enrique Molina —Juan del Moral venía conmigo— y también el fiscal-jefe de Madrid, que llegó más o menos al mismo tiempo; allí ya estaba el juez, Ismael Moreno, haciendo las labores propias de levantamiento y demás. Cuando llegué, aparte de saludarlos y de hablar con ellos, hablé con uno de los expertos en explosivos (de los TEDAX) —no me pida por favor el nombre porque no lo recuerdo, sé que le conozco de otras ocasiones de haberle visto en escenarios de atentados—, le pregunté cómo estaba aquello y si sabían el tipo de explosivo. Me dijo que podía ser Titadyne.

Evidentemente, es de todo punto inverosímil que Baltasar Garzón no hubiera reconocido a Sánchez Manzano o que, en todo caso, no le hubiera identificado con posterioridad, antes de declarar en la Comisión; pero aún lo es más que Sánchez Manzano pudiese moverse por el escenario del atentado de incógnito sin ser avistado por el Fiscal Jefe de Madrid o por Ismael Moreno, por ejemplo. Y, como en el caso de la supuesta intoxicación a Cuadro Jaén, es imposible que tal acción se pueda ni plantear, si se pretende tener un mínimo de éxito y de impunidad en un acto delictivo.

En el caso de haber enviado un subordinado a hablar con Garzón, Sánchez Manzano debería haber contado con un hombre, tan cómplice como él, instruido en la conspiración para derribar al Gobierno, pues sin duda no se puede ni soñar con que un TEDAX se olvide de esas instrucciones o no las revele, si depende de ello la solución de una masacre terrorista.

Pero, nuevamente, topamos con el obstáculo de que no existía ninguna seguridad de que Garzón no recordase el nombre del TEDAX, ni lo identificase en caso de ser necesario; y, más importante, realizar un comentario casual a Baltasar Garzón no garantizaba ningún efecto sobre la investigación policial, ni las acciones del Gobierno. De hecho, no se conoce que Baltasar Garzón influyese de ninguna manera en la línea de investigación ni en la política informativa del Gobierno.

Lo más posible es que el TEDAX, reconociendo a Garzón, y considerándole una persona a quien se pueden contar ciertas cosas le hiciese partícipe de su teoría, que coincidía con la de mucha gente en aquella mañana. De hecho, resulta curioso volver a releer las intervenciones de Jaime del Burgo en la Comisión de Investigación, cuando trataba de convencer a todo el mundo de que, en esos momentos, lo lógico era creer que había sido ETA.

Realizamos un nuevo descanso aquí.

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