LA SENTENCIA (5): La «diligencia»

Viene de la entrada LA SENTENCIA: una madeja enmarañada

(Artículo colectivo)

La sentencia de la juez Lledó, en su quinto Presupuesto fáctico, no trata sobre ninguna anomalía que pueda ser achacable a Sánchez Manzano. El Mundo afirmaba, según recoge la juez en su sentencia:

Que los demandados sostienen que es imposible que el teléfono móvil TRIUM 110 hallado en la mochila de Vallecas guardase en su memoria la fecha y la hora para la que estaba programado en cuanto que este modelo borra los datos almacenados al ser retirada la batería, como aquí hubo de hacerse para extraer la tarjeta SIM, pues en tal caso se pierden la hora y la fecha; por lo que, razonan, cuando los Tedax vuelven a encender el terminal con una nueva tarjeta SIM, el teléfono en cuestión no podía mostrar en ningún caso la «hora real» pues la ha perdido al igual que la fecha establecida con anterioridad; y de haberse encendido el teléfono con la tarjeta original se hubiera perdido la señal de activación de la BTS Morata de Tajuña, lo que no ocurrió.

Además, decía El Mundo en el artículo:

Este dato fue recogido por Del Olmo en sus autos y por la fiscal Olga Sánchez en su escrito final de acusación.

Aunque «El Mundo» no lo menciona, casualmente, también la Sentencia de la Audiencia Nacional lo dio por hecho probado:

El teléfono móvil llevaba dentro una tarjeta de la compañía AMENA-AUNA con el número 652 28 29 63 y tenía programado el despertador a las 7:40 horas. (Hecho Probado 3.2)

Aquí, a priori, no existe ninguna disfunción o error que criticar, así que para merecer el amparo de las leyes van a presentar dos pruebas de una supuesta diligencia en la investigación: un perito que ha realizado un experimento de condiciones supuestamente similares a la apertura del móvil, el día 12 de Marzo de 2004, y el manual de instrucciones (libro de Condiciones Técnicas y Usuario) del móvil TRIUM 110.

Dejémoslo bien claro: tras la desestimación de la demanda, «El Mundo» pretende haber conseguido probar que no es posible que la Policía pudiera ver que la fecha y hora del móvil era la correcta, y que la alarma estaba fijada a las 7:40. Pero es falso. Ni «El Mundo» presentó alegaciones en ese sentido, ni la juez ha dicho eso. «El Mundo«, lo que alegó, y la juez, lo que falló, es que el periódico ha investigado lo suficiente como para que sus artículos no sean considerados por la Justicia como injuriosos o calumniadores. Y punto.

Tal información aportada por los demandados, derivada de las averiguaciones realizadas, avaladas por el informe pericial y los datos del libro de Condiciones Técnicas y Usuario del mismo tipo de teléfono, evidencian un ejercicio de investigación serio y riguroso por lo que tal información debe de merecer su carácter de información veraz, aunque no haya sido probado en el juicio y no se recoja en la sentencia.

Lo primero que hay que dejar claro es que la participación del Jefe de los TEDAX en la investigación de los datos del teléfono móvil no es como la de un policía del CSI, con su pincelito y su spray de luminol. Él mismo lo contó en el juicio:

SÁNCHEZ MANZANO: Sí, cuando llegamos a la sede de la unidad, el jefe de sección -que me acompañó en todo momento- cogió el teléfono y lo empezó a examinar; estaban allí los de Policía Científica con los guantes puestos, empezaron a examinar el teléfono; yo no sé que es lo que hicieron porque son ellos los que entienden y a mí en ese momento me dijeron, de manera inmediata, me dijeron la hora real que tenía y a la hora que estaba programada, por eso se hizo la nota también de inmediato, y se mandó a la Comisaría General de Seguridad Ciudadana.

DEFENSA DE ZOUGHAM: ¿Estaba encendido el teléfono?

SÁNCHEZ MANZANO: Lo ignoro. Fueron ellos los que se lo llevaron y lo fueron viendo.

DEFENSA DE ZOUGHAM: Es decir, usted estuvo presente pero no estuvo, digamos, atento a las actividades que se hicieron con el teléfono, ¿no?

SÁNCHEZ MANZANO: No estuve atento.

Resulta extremadamente difícil -salvo que posea habilidades de prestidigitación verdaderamente excepcionales- imaginar que Sánchez Manzano, que se encontraba rodeado de miembros de los TEDAX y la Policía Científica, («El Mundo» añadía, incluso, a Santiago Cuadro Jaén) haya conseguido, mientras fingía estar despistado silbando y mirando al techo, manipular el móvil para cambiar la fecha y hora sin que nadie lo viera. De la misma forma, podemos afirmar que, o bien todas las personas que estaban en el laboratorio estuvieron de acuerdo en la falsificación de la prueba, o hay que buscar en el tiempo transcurrido entre la desactivación de la bomba por «Pedro«, que lo vio apagado, y el momento en que se empieza a trabajar en él, a la mañana siguiente (supongamos que sobre las 08:00), cuando también estaba apagado:

MF SÁNCHEZ: ¿El teléfono estaba encendido o estaba apagado?

Perito 11: El teléfono se… Apagado.

Como durante esas horas el teléfono estuvo custodiado, y se sabe por qué agentes, no resultaría muy difícil averiguar quién pudo encender el teléfono y poner una hora falsa de despertador, pero, claro ¿para qué iba alguien a hacer eso? Resulta un tanto absurdo imaginar que alguien se molestó en poner una mochila-bomba falsa para luego, tras fingir una desactivación, abrirla y cambiar la hora del teléfono. Resulta tan incongruente que «El Mundo» no lo ha defendido, y prefiere presentarnos la tesis de que alguien lo hizo en presencia de varios policías de diversas unidades.

«El Mundo» no nos explica por qué iba a cambiar los ajustes quien quiera que fuese, y permite que flote en las mentes la posibilidad de que, al retirar la tarjeta y borrarse la configuración, desaparecía una prueba clave para la Versión Oficial, obligando a los conspiradores -Sánchez Manzano- a volver a introducir los datos.

Siendo imposible probar esto, han optado por tratar de probar que lo imposible es que ocurriera de otra manera. Ya saben, Sherlock Holmes: «Una vez eliminado lo imposible, lo que queda es la verdad, por improbable que parezca»

Para ello, en primer lugar, tratan de demostrar que hubo de sustituirse necesariamente la tarjeta original por otra. En el mismo artículo antes citado:

Fuentes policiales confirman que, si los Tedax hubiesen encendido el móvil con la tarjeta SIM original que habían dejado los terroristas -la que luego precipitó la detención de Jamal Zougam-, hubiese desaparecido de su memoria el dato de la BTS -repetidor- en la que se encendió por primera vez el teléfono. Precisamente para conservar esa información, que ayudó a encontrar la casa de Morata de Tajuña donde se montaron las bombas, se decidió sacar la tarjeta antes de activar el teléfono.

Siempre conviene ser suspicaz ante la mención de «fuentes» o de «expertos« por parte del diario de Pedro Jota Ramírez. Aunque se hubiera trabajado con la misma tarjeta, muy posiblemente no se hubiera demorado la investigación y, por otra parte, no es seguro que los primeros policías que encendieron el móvil pensaran en ello. En este momento no explicaremos aquí en extensión los argumentos contra las razones de «El Mundo» (quien esté interesado puede consultarlas en este post) porque, en todo caso, los agentes nº 66646 y 66679 declararon en el juicio que se trabajó con otra tarjeta:

DEFENSA OTMAN: Ustedes con qué tarjeta trabajaban, ¿con la misma que tenía o pusieron otra?

Perito 11: No, no, con la misma que tenía no se trabajó. Se trabajó con otra tarjeta.

No nos aclara el testigo quién cambió la tarjeta; ni siquiera si, cuando le llegó a ellos, ya estaba sustituida. Poco antes ha declarado:

DEFENSA ZOUGAM: ¿Sabe con qué tarjeta se encendió el teléfono?

Perito 11: Exactamente no. A nosotros, cuando nos proporcionaron el teléfono, ya portaba una tarjeta

No especifica si es la original o no.

Pero -dirán ustedes- la argumentación de «El Mundo» buscaba demostrar que era necesario cambiar la tarjeta y, aunque posiblemente no fuera imprescindible, lo cierto es que se usó otra tarjeta. ¿Por qué discutir la argumentación de «El Mundo«? Pues porque la supuesta «diligencia» informativa de «El Mundo» no es tal; habitualmente, lo que hace es recurrir a una serie de «fuentes«, y «expertos» -las más de las veces no identificados, y las menos de ellas, seleccionados entre colaboradores habituales, confidentes y amiguetes a sueldo del periódico- para opinar sobre lo que saben y lo que no entienden, para apoyar polémicas opiniones y dudosas teorías previamente publicadas.

Sigamos. Dice «El Mundo«:

Es imposible que supieran que «la hora era la correcta» (como afirma también la fiscal en su escrito de acusación) si, como relataron el propio Sánchez Manzano y el comisario general de la Policía Científica, Miguel Angel Santano, ante la Comisión de Investigación del 11-M, el teléfono se desmontó para extraer la tarjeta.

Imposible quiere decir que, de un millón de veces que repitan la prueba, en cero (0) ocasiones el teléfono conservará la configuración de fecha, hora, y alarma. Y que si usted tiene un TRIUM 110 en casa, le cambia la tarjeta y, sólo por una vez, consigue que no pierda fecha, hora y alarma, «El Mundo» no dice la verdad. Quien crea que exageramos, piense que a Sánchez Manzano le piden cárcel por decir que siempre se analizaban los restos no pesables en su unidad cuando sólo se hacía en un 90 %, como veremos en próximas entradas.

Bien. Pues eso, cambiar la batería sin que se perdieran los ajustes, es lo que declararon poder hacer, ante el Tribunal, bajo juramento, los peritos-agentes nº 66646 y 66679:

DEFENSA OTMAN: Entonces, si tuvieron que sacar la tarjeta, poner otra, la situación de la alarma-despertador ¿no se perdía? Porque es que cuando se desarma el teléfono, se pierde el menú que se ha establecido…. Los datos que tiene el teléfono se pierden. ¿Es cierto o no?

Perito 11: No. Lo que es los ajustes del teléfono permanecen en el teléfono y no en la tarjeta. Independientemente con la tarjeta que se trabaje, si el teléfono puede trabajar con ella porque sea de la misma compañía o empresa, los ajustes del teléfono permanecen en el mismo.

DEFENSA OTMAN: ¿Pero desarmado, sin batería ni nada? Porque para sacar la tarjeta hay que sacar la batería. ¿Permanecen esos ajustes?

Perito 11: Depende del tiempo de que permanezca la batería fuera del teléfono. Si usted, el tiempo que la batería está desconectada del teléfono móvil, no tiene porqué desaparecer. Si el tiempo es largo, efectivamente, desaparece.

Preguntado expresamente por el abogado, el agente -los dos agentes, en realidad, pues respondían juntos en la pericia- dice que «esos ajustes» no se pierden. Y esos son los peritos que redactaron el informe que luego contó con la firma de refrendo de Sánchez Manzano y en el que se afirmaba que el reloj registraba la hora y fecha real y estaba configurado para encenderse en modo alarma a las 7:40.

¿Afirma «El Mundo» que los agentes cometieron perjurio? Pues parece que al periódico le debió parecer que no compensaba una acusación tan grave, y al mismo tiempo tan susceptible de volverse contra él mismo. Observen la papirofléxica argucia para no acusar y, al mismo tiempo, no dar marcha atrás.

Uno de los abogados de las defensas preguntó a uno de los peritos de los Tedax que declaró durante la vista oral si en el teléfono «permanecían los ajustes» tras extraerse la batería. Ésta fue su respuesta: «Depende del tiempo que permanezca la batería fuera del teléfono. Si el tiempo es largo, efectivamente desaparece».

El perito no aclaró un dato fundamental: la hora marcada para el despertador desaparece si la batería no se vuelve a introducir en el teléfono en un tiempo breve, pero el día y la hora hay que volverlos a introducir siempre que se saca la batería, independientemente del tiempo que ésta permanezca fuera del móvil.

No lo aclaró… porque no quería decir eso. Cualquiera que lea la declaración entiende que el defensor le pregunta, y el TEDAX se está refiriendo, a TODOS los ajustes, no sólo a la alarma. Sin embargo, acorralado, «El Mundo» se fija en que, en la primera pregunta, el defensor ha citado «la alarma» (aunque luego, tanto él como el policía hablen de «los ajustes» de manera genérica) y trata de salvar los muebles, concediendo que la alarma no se pierde, pero la fecha y hora, sí.

En realidad, no es rigurosamente cierto lo afirmado por «El Mundo«. Ya que se ponen tan «raritos«, especifiquemos que, configurar la hora y el despertador es necesario para el temporizador, pero la fecha no lo es. Tanto da que sea un martes que un sábado. «El Mundo» está obviando un detalle muy elemental y muy fácil de comprobar a poco que de verdad se hubieran leído el manual del Trium o la pág. 127 del Auto de Procesamiento: ni siquiera hay ninguna necesidad de que la fecha del terminal sea la correcta, basta con que lo sea la hora, porque la función despertador del Trium, como creo que ocurría con la de todos los móviles por aquel tiempo, no podía ser programada para una fecha y una hora determinadas, sino solo para una hora.

De hecho, ni Sánchez Manzano ni el informe de los Tedax sostenían que «el teléfono móvil Trium 110, hallado en la mochila de Vallecas, guardaba en su memoria la fecha y la hora para la que estaba programado», como refiere El Mundo en uno de esos alardes de… ejem… veracidad que tanto han impresionado a la jueza Lledó… Lo que decía dicho informe (pág. 89 del Auto) y lo que declararon tanto los peritos como Sánchez Manzano en la vista oral es que al encender el teléfono en pantalla aparecieron la hora que marcaba el reloj (que era correcta) y la hora a la que estaba programada la alarma, las 07:40. Ninguna mención a fechas.

Valga como nueva muestra de trapacería del «diligente» (en embustes) redactor.

Pero volvamos a las proezas de los agentes TEDAX, capaces de realizar lo imposible, y no nos asombremos antes de tiempo. Busquemos, antes de pedirles que caminen sobre las aguas, o que conviertan el plomo en oro, si hay otros cuyos milagros les superen. Busquemos a quien es capar de hacer el milagro cinco veces seguidas.

Cuando nada hacía pensar que «El Mundo» tendría que demostrar que los móviles como el de la mochila-bomba de Vallecas pierden los ajustes al desmontarlos, Luis del Pino -ingeniero reconvertido en cavador de agujeros negros– hizo el experimento por su cuenta, para adoctrinamiento de sus seguidores, con los siguientes resultados:

Hemos repetido las pruebas de funcionamiento de la alarma con cinco teléfonos Trium T-110, para verificar estos extremos. En todos los casos, la prueba realizada fue la siguiente:
________________________________________
1. Introducimos la tarjeta telefónica en el teléfono.
2. Colocamos la batería
3. Encendemos el teléfono, introducimos el PIN de la tarjeta y programamos la hora actual.
4. Programamos la hora de la alarma para 2 minutos después (pueden usarse otros valores).
5. Apagamos el teléfono.
6. Quitamos la batería.
7. Extraemos la tarjeta telefónica.
8. Volvemos a poner la batería inmediatamente y dejamos apagado el teléfono.
________________________________________
En todos los casos, el teléfono conservó la hora programada (sólo pierde la hora si se deja la batería sin poner durante un periodo de tiempo prolongado) y la alarma funcionó perfectamente en el momento indicado.

¡Qué contento estaba Luis del Pino con su prueba! Pero cuando se dio cuenta de que «El Mundo» decía que era imposible, tuvo que borrar la entrada de su blog, aunque de momento -hasta que también consiga borrarlo- persiste la huella de su herejía, para solaz del internauta…

¡Qué mala suerte tiene Luis del Pino! Si «El Mundo» hubiera afirmado que sólo en una de cada diez ocasiones se conservó la fecha y hora -ya sabemos que el periódico, en su infinita munificencia, no se opone a que se conserve la alarma- la posibilidad de que, por cinco veces, el experimento le hubiese salido bien, sería de 1/100000. 99999 LuisdelPinos hubieran encontrado, al menos una vez, el teléfono desconfigurado. Pero ¿qué probabilidad hay de haber fallado a Pedro J. Ramírez cinco veces seguidas, en un experimento imposible?

Suerte tiene el diario de Pedro J. en que no tiene que demostrar que tal experimento es cierto, o se ha hecho alguna vez. Sólo tiene que demostrar que ha hecho ciertas gestiones que parezcan ir encaminadas a la búsqueda de la verdad. No se exige que Sir Galahad encuentre el Grial. Con llamar a Telepizza a ver si está allí, le vale.

Dos son los movimientos que ha hecho el periódico ante la juez. Uno, leer el manual del modelo TRIUM 110. Claro, en el manual no dice que se pierdan las configuraciones, sino que advierte que «se pueden perder«, cosa que también dijo el agente TEDAX en el juicio (depende del tiempo) y que no pasa de ser un mero aviso para usuarios despistados, que gustan de preparar un sandwich mientras cambian la tarjeta, con el objetivo de mejorar el manejo del móvil por parte de los clientes y evitarse reclamaciones absurdas.

Pero, si profundizamos en la lectura del manual, encontramos párrafos muy significativos. Página 45:

Precaución – No olvide desactivar la función de alarma cuando esté a bordo de un avión o en lugares donde el uso de un teléfono móvil no esté permitido o sea ilegal. Como alternativa, puede retirar la batería despúes de apagar el teléfono. Consulte los avisos generales de seguridad, en la pág. 4

En dicha pág. 4 se refiere:

Apague el teléfono y retire la batería cuando esté en una aeronave.

Primero apague y después retire la batería, advierte en ambas páginas, lo cual deja claro que se conservan los ajustes, incluída la hora programada de la alarma.

Y, si vamos a la página 13:

Si está en mitad de una llamada, termínela y apague el teléfono manteniendo pulsado [icono].

Recargue la batería tal y como se muestra a continuación o cámbiela por otra cargada.

No apague el teléfono retirando la batería, ya que puede perder datos.

…algo me dice que, si se retira la batería tras haber apagado el teléfono, quizás, quizás, no es tan segura la pérdida de datos como sugiere «El Mundo»

Poca diligencia parece la que se puede realizar en su sillón en cinco minutos, y menos aún presentar las instrucciones técnicas de un manual de aparato de manera torticera y sesgada. Y poca veracidad supone en apoyo de acusaciones tan graves como la de falsificación de pruebas, cómplice de terrorismo, etc, así que «El Mundo» recurrió a un perito, que ahí si que -dirán ustedes- se demuestra que el diario que dirige Pedro J. Ramírez ha tirado la casa por la ventana en cuanto a diligencia, transparencia ciencia y demás –encias a exigir a un periodista.

Pues… depende. Porque se supone que un perito ha de probar aquello en lo que el juez no es experto, y no lo primero que se le ocurra al perito, o le ordene quien le paga. Y, parece ser, debería exigirse que la prueba fuese igual a la situación que se quiere probar. Si se investiga la manera correcta de hacer huevos fritos, a lo mejor a la juez no le da igual que le hagamos un peritaje cocinando dos huevos duros.

En el caso del peritaje que presenta «El Mundo«, así lo cuenta:

El ingeniero llevó a cabo el proceso con un Trium 110 de color plateado, azul y gris oscuro, con la batería cargada y una tarjeta de la compañía Movistar. Una vez comprobados que todos estos extremos funcionaban de manera correcta y eran adecuados para la realización del dictamen, el técnico encendió el terminal e introdujo el código secreto (PIN). Después, efectuó una llamada, almacenó en la guía dos números y programó el despertador para comprobar que todo iba bien.

A continuación, configuró la hora y la fecha. Al azar, fijó las 11.11 horas del 11 de noviembre de 2011, y comprobó en la pantalla que el teléfono había quedado configurado correctamente. Ese día será viernes.

El ingeniero apagó entonces el terminal y extrajo la batería y la tarjeta SIM Movistar, que sustituyó por otra de la compañía Orange. Realizadas de nuevo las mismas comprobaciones, encendió el móvil. Y cuando se iluminó la pantalla, «el teléfono ha perdido la fecha establecida con anterioridad […]. Se comprueba que la fecha por defecto propuesta por el teléfono es 01/01/2001 […]. El teléfono también ha perdido la hora. El teléfono muestra la pantalla de espera con 00.00 Lun 01».

Resulta muy curioso que la noticia nos aclare hasta el color de la carcasa, y nos dé tantos datos sobre la hora fijada, y que lo fue al azar, y aún que era viernes, como David Copperfield, para luego pasar por alto por un detalle tan esencial, y que es tan facil de especificar, como que no se nos aclara cuánto tiempo estuvo la batería desconectada de los bornes del teléfono, primer y más importante dato para saber por qué se perdió la configuración. Si fue poco tiempo, si el teléfono pierde en seguida sus ajustes, como afirma «El Mundo» ¿porqué no nos da ese tiempo?

Segundo. ¿Por qué el perito no cambió la tarjeta Movistar por otra Movistar? ¿Por qué la cambió por una Orange? Es extraño que no se busque la máxima identidad con las condiciones de 2004. Más peculiar aún que se elija una tarjeta de una compañía que no existía en 2004.

Que Orange sustituyera a Amena y Wanadoo en 2006, quizás no tenga importancia en cuanto a si se guardan o no los ajustes, pero indica poca “diligencia” en cuanto a la intención de repetir el experimento en las condiciones más adecuadas, puesto que no ofrecía ninguna dificultad haber usado una tarjeta del mismo operador, que es lo que hicieron los peritos TEDAX.

Pero reflexionemos un poco sobre lo que decía el perito TEDAX que declaró en el juicio: “Independientemente con la tarjeta que se trabaje, si el teléfono puede trabajar con ella porque sea de la misma compañía o empresa, los ajustes del teléfono permanecen en el mismo”.

El software de los teléfonos no liberados incluyen instrucciones para no funcionar en todas sus posibilidades si no detectan que el código (tiene un nombre) de la tarjeta se corresponde con la compañía que le ha hecho el encargo.

Es muy posible que el software del terminal, al detectar una tarjeta SIM cuyo código no se corresponde con el que tiene autorizado (precisamente al liberar lo que se hace es desbloquear ese código interno del software del programa), no siga buscando los ajustes del teléfono.

Lo mismo ocurre con el siguiente punto: los móviles de la banda terrorista estaban liberados. ¿Estaba liberado el TRIUM con el que hicieron la prueba? No lo dice, pero hay dudas fundadas de que lo fuese; y, por lo expuesto en el segundo punto, no puede considerarse equivalente,  el peritaje de «El Mundo«, al que hicieron los agentes TEDAX para la investigación.

Por último, hay otra diferencia entre el peritaje realizado por el diarioy el hecho por los peritos Tedax durante la investigación. En el primer caso se realizó una llamada con el terminal y la primera tarjeta, la de Movistar, mientras que en este segundo es conocido que la tarjeta Amena nunca fue activada (no se realizaron llamadas con ella).

No quiero decir que la realización de la prueba con otra tarjeta, en un móvil sin liberar, y habiendo hecho una llamada, haya influido con toda seguridad en el resultado. No lo sé. A lo mejor no. Pero, desde luego, si lo que se quiere probar es que ha dado muestras de diligencia, quien dice haber hecho un experimento en las condiciones de 2004, y no se preocupa ni de buscar dos tarjetas Movistar para introducir en un móvil liberado (como el de 2004) ni de cronometrar el tiempo invertido en el cambio, sabiendo que son las variable más importante, ni de leerse con atención y presentar con honestidad las pruebas documentales que presentan,  arreglados vamos.

Y, ojo, dado que no disponemos de las sesiones del juicio, no me cabe duda de que la juez Lledó preguntó, y obtuvo una respuesta satisfactoria, sobre las diferencias que se observan entre ambas pruebas, la de 2004 y la de 2009. Pero ¿qué le costaba haberlo especificado en la sentencia? Y no es que pretenda enmendarle la plana a Su Señoría, que razona mucho y muy bien su fallo, pero ya que «El Mundo» no nos lo cuenta en su prolijo relato del experimento…

Continúa en: LA SENTENCIA (6): La mete… ¿qué?

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6 respuestas a LA SENTENCIA (5): La «diligencia»

  1. Pedro dijo:

    Una precisión. Los móviles actuales sí permiten más libertad a la hora de programar las alarmas. Por ejemplo, el mío, que no es de lo último, permite programr qué día(s) de la semana quieres que suene, y desde el calendario se puede programar una alarma para un día y una hora concretos. Por lo demás nada que objetar.

  2. lejianeutra dijo:

    #Pedro

    Sí, pero es así porque los móviles actuales ya incluyen funciones de organizador o agenda, en las que puedes programar una fecha y hora para que suene el aviso, funciones de las que carecía el Trium.

    Pero su función despertador sigue siendo tan, digamos, básica como lo era la del Trium, simplemente introduces la hora elegida, sin posibilidad de introducir una fecha, algo que por lo demás en una función despertador no tiene mucho sentido.

  3. Pedro dijo:

    Bueno, yo sólo puedo hablar por lo que veo en mi teléfono, que permite elegir en la función despertador los días de la semana que quieres que suene. Era simplemente por lo de que ocurre con todos los móviles, que de todas formas es irrelevante para la argumentación.
    Lo siento, a veces soy demasiado puntilloso, ya me lo dice mi novia ; ).
    De todas formas llevo siguiendo este tema durante un tiempo como espectador, y visto como son los conspiracionistas, cualquier chorrada la magnifican y la convierten en prueba de golpes de estado.

  4. morenohijazo dijo:

    Lo he corregido, advirtiendo que me refería a los móviles de entonces

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