Héroes del periodismo patrio (I)

Una vez más, tenemos el honor de recibir una colaboración de un miembro de DL. En esta ocasión, Rasmo hablando de los «héroes del periodismo patrio». Debido a la extensión del artículo lo publicaremos en dos partes. Aquí va la primera parte, disfrútenlo.

Con el juicio visto para sentencia, se abre un período de sobria expectación en el que, salvo que los medios habituales nos ofrezcan sus acostumbradas alharacas de última hora, no se adivinan grandes sobresaltos. Puede ser, por tanto, el momento adecuado para realizar una recapitulación o examen detenido de algunos aspectos de la investigación (y sus aledaños) que hemos presenciado en los últimos meses.

Hoy, mi modesta intención consiste en ilustrar pormenorizadamente ciertas características de los adalides del conspiracionismo, a partir de determinados episodios concretos. Antes de entrar en materia, pues, adelanto una breve y no taxativa enumeración de tales características genéricas con que se orla todo pesquisidor de lo arcano en materia de 11-M: 1) Un constante juicio de intenciones respecto al comportamiento ajeno, normalmente malicioso. 2) Acompañando a lo anterior y en marcado contraste, una absoluta asimetría a la hora de valorar la intención que esconden hechos o dichos semejantes de los que es autor uno mismo o sus afines. 3) La utilización de criterios alternativos y contradictorios para analizar los datos disponibles, en función del mecanismo que ofrece el resultado apetecido en un momento u otro. 4) La ceguera selectiva ante hechos y datos que no convienen a la hipótesis preferida. 5) En estrecha relación con el anterior punto, la tergiversación y manipulación interesada de los hechos y datos que no se pueden ignorar. 6) Partiendo de la endeble y viciada base fáctica que proporcionan los anteriores elementos, la emisión de muy enfáticas conclusiones, comúnmente en forma de graves imputaciones.

Estos rasgos intrínsecos de los tejedores de humo son constantes y se reflejan en cada acto, comentario o desaguisado que protagonizan. Por eso mismo, para poner en evidencia dichos rasgos, puede ser suficiente, como he mencionado, partir de algún caso específico que represente, por así decir, la esencia del despropósito que nos ocupa y examinarlo con cierto detenimiento. En este sentido, de la miríada de posibles alternativas, deseo comentar algunas manifestaciones de los insignes ‘agujerólogos’ y ‘enigmólogos’ con ocasión de una de los momentos culminantes del juicio. Me refiero a la pericia sobre los explosivos, que tanto interés y encono ha suscitado. Lo que sigue supone una mínima familiaridad con las líneas fundamentales de la cuestión. Para quien desee una aproximación accesible y más completa, me remito a los tres artículos que Elkoko escribió en su día sobre la “prueba estrella” (1, 2 y 3). Por mi parte, me limitaré a esta exigua pincelada: Contrariamente a lo que suele decirse, los hechos rara vez hablan por sí mismos. Los hechos necesitan una interpretación que les dé sentido. Así pues, la polémica reside básicamente en decidir qué explicación cabe dar a la relación de elementos detectados en los análisis de las muestras. Concretamente, cómo debe interpretarse la aparición de dos elementos que no forman parte de la composición teórica de la Goma 2 ECO: el DNT y la nitroglicerina, que no se detectaron en los análisis de 2004. Para unos, esos elementos son componentes de los explosivos, lo que descartaría la Goma 2 ECO (algunos van más allá y afirman que se trataba de Titadyn, obviando la presencia de otra sustancia, el dibutilftalato, exclusiva de la Goma 2 ECO) e, incluso, sugeriría una manipulación de las pruebas. Para otros, el DNT y la nitroglicerina no son componentes del explosivo original, sino trazas que aparecen debido a una contaminación o alteración de las muestras en el tiempo, de modo que no cabe excluir la Goma 2 ECO.

Por lo demás, no pretendo ser exhaustivo. De hecho, el núcleo de mi examen se basa en un par de jornadas radiofónicas (en particular, los días 29 y 30 del pasado mes de mayo en la cadena COPE), junto con una serie de aditamentos complementarios para apuntalar el cuadro.

 

I. Las fechorías de un perito muy malo

Los comentarios del Pedro J. Ramírez en la tertulia del día 29 de mayo resultaron especialmente significativos. Pero, si hubo un momento definitorio del carácter falaz de sus habituales diatribas, fue el siguiente, respecto a la actuación de los peritos institucionales (minuto 32):

“¿Pero os dais cuenta de cómo las memorias se refrescan en el momento en que acuden a declarar ante el tribunal? El pasado fin de semana, en medio de todo el fragor electoral, pues ha quedado sepultado, y probablemente de eso se trataba, el escrito que dirigió el jefe de la pericia al presidente del tribunal diciendo: ‘no, repasando lo que hice hace tres años, acabo de darme cuenta de que cometí un error, porque se me pasó desapercibida la existencia de nitroglicerina, de trazas de nitroglicerina.’ Dice, oiga, ¿Y usted es el director de la pericia? La verdad es que es como para que hubiera… para que saliera este hombre del tribunal directamente con… [José T. Raga: «…un auto de procesamiento…»]… con…las pulseras puestas”

El Sr. Ramírez se está refiriendo a un escrito de Alfonso Vega dirigido al Tribunal del 11-M, aclarando que, contrariamente a lo que se expone en el informe pericial de 2007, una determinada muestra, la M-3 (luego se hablará de ella con más detalle), sí contenía en 2004 trazas de un determinado elemento, también hallado en 2007, si bien, por error, no se hizo constar en el informe de 2004.

Antes de entrar en mayores consideraciones, obsérvese el punto 1) en acción: «…en medio de todo el fragor electoral, pues ha quedado sepultado, y probablemente de eso se trataba…» Así, como un descuidero del micrófono, el Sr. Ramírez acaba de deslizar el ánimo subrepticio como explicación del envío del escrito. Sin otra prueba que su opinión, Pedro J. atribuye al jefe de la pericia una intencionalidad espuria. Es sólo un detalle, pero el edificio conspiracionista se decora con millares de ornamentos de este tipo.

Además, respecto al contenido del escrito, en el mundo de la conspiración, no existen los errores (ajenos). Lo que dice el perito jefe no puede ser verdad, no puede ser un genuino despiste. Es algo intencionado, mejor dicho, malintencionado, una artera maniobra. El editorial de El Mundo del día 27 de mayo lo calificaba de «insólita versión» y entrecomillaba la palabra «errores». Pero, ¿cabe mejor ejemplo del rasgo que he recogido en el punto 2), es decir, la asimetría entre el juicio que merecen los actos ajenos y los propios? Y es que, al Sr. Ramírez le parece sospechoso ese «…repasando lo que hice hace tres años, acabo de darme cuenta…» Sin embargo, oh maravilla, el mismo Sr. Ramírez escribía semanas antes una de sus cartas dominicales (15.4.07), con la siguiente introducción (negrita añadida por mí, aquí y en lo sucesivo):

«A las 10 de la noche del 11 de marzo de 2004 el aún líder de la oposición José Luis Rodríguez Zapatero me hizo su tercera llamada telefónica de la jornada. […] Esta semana, repasando más de tres años después la transcripción de las notas que, con bastante detalle, tomé sobre la marcha, me he dado cuenta de su enorme relevancia informativa y de mi obligación de divulgarlas sin esperar a incluirlas en un hipotético futuro libro.»

¿Por qué es siniestramente «insólito» que Alfonso Vega se dé cuenta de un dato repasando tres años después las notas del 2004 y perfectamente normal que Pedro J. haga lo propio? No, los malos no cometen errores, sino fechorías, como apostilla Jiménez Losantos en esa misma tertulia (minuto 47:42):

«Insisto también en algo que antes ha apuntado Pedro Jota. La penúltima fechoría, porque habrá más, de Alfonso Vega, este fin de semana, ha sido antológica [P.J: “…¡hombreeee!…”]…¿eh?, antológica, es decir, este tío es que no tiene recato, no tiene reparo, le da lo mismo Juana que su hermana, es que es la cuarta versión, todas falsas…»

Todas falsas… Muy parecido a lo que sostenía el referido editorial de 27 de mayo: “¿Por qué ha esperado tres años para reconocer que su dictamen fue falso […]?” Obsérvese con qué rapidez pasamos del error a la falsedad (conceptos con muy distintas connotaciones, si es que hace falta aclararlo) y nos acercamos al punto 6), el de las graves conclusiones, si bien aún no he dicho nada de la endeble base fáctica. Pero no hay que adelantarse… Como el lector avisado ya habrá percibido sin duda, lo más cómico de todo esto es que, ironías del destino, la anteriormente citada intervención radiofónica del Sr. Ramírez, donde tanto se recela y desconfía de la honestidad del “error” policial, contiene en sí misma un notable error (esta vez sin comillas). En efecto, el director de El Mundo dice que, según el perito jefe, a éste le pasó desapercibida la existencia de nitroglicerina.” He aquí una flagrante inexaxtitud, pues lo que menciona el escrito enviado por Alfonso Vega al tribunal es el DNT: éste es el elemento que el policía en cuestión dijo haber pasado por alto en el examen de 2004. Sin duda, se trata de un desliz sin importancia del afamado periodista. Pero, como veremos en seguida, tal desliz, acompañado de otros “errores” (esta vez con comillas) de El Mundo en el tratamiento informativo de esta noticia, resulta extrarodinariamente revelador, tanto de la asimétrica y selectiva sordina de los errores propios frente a los ajenos [puntos 1) y 2)], como de la tergiversación y manipulación de los datos fácticos [puntos 4) y 5)]. Así que, arremanguémonos, descendamos al foso y hablemos de HECHOS. ¿Qué dice en realidad el escrito de Alfonso Vega? En lo fundamental, lo siguiente:

“…el error deriva de que en el Informe Pericial 173-Q1-04 emitido por este laboratorio Químico-Toxicológico en 2004 se analizó, referenciada como M-3, una porción de la muestra M-3 de la presente pericia [la de 2007] [y] pasó desapercibida la presencia de una cantidad de DNT […] que […] ha sido confirmada en la última revisión efectuada de los datos cromatográficos correspondientes. […] [P]or tanto, la muestra referenciada como M-3 en el Informe Pericial 173-Q1-04, del cual este funcionario es uno de los peritos firmantes, […] contenía en el año 2004 trazas de DNT.”

¿Y en qué consiste esa muestra M-3 del mentado informe 173-Q1-04 y de la pericia actual? El informe pericial definitivo de 2007, lo aclara en sus páginas 167 y siguientes, bajo el epígrafe “Experimento adicional: Reproducción de los resultados obtenidos en 2004 para la M-3”:

“En el año 2004, el perito actuante, nº 47 [Alfonso Vega], recibió para su análisis por HPLC-DAD, tres muestras pertenecientes al asunto 173-Q1-04 […]. En el año 2007, en la presente pericia, se han vuelto a analizar estas muestras por la misma técnica empleada en el año 2004, HPLC-DAD, dándose la coincidencia de que la numeración de las muestras del informe del año 2004 y del presente informe son idénticas [M-1, M-2 y M-3]. M-3: Sustancia blanquecina en un cartucho […] contenido en una bolsa etiquetada ‘Dinamita Patrón cotejo con furgoneta’ […]; todo ello en un sobre con la inscripción ‘Patrón Goma 2 ECO / comparativo Furgoneta Kangoo’ […]. Las principales diferencias entre los análisis del año 2004 y 2007 son: […] M-3: En el año 2004 no se detectó la presencia de DNT.”

Pues bien, el escrito con fecha 23.5.2007 dirigido por Alfonso Vega al tribunal corregía la última afirmación que se acaba de reproducir, señalando que SÍ se habían detectado (pero no consignado) trazas de DNT en 2004 en la muestra M-3. Estos son los HECHOS. Y he aquí el periodismo de investigación, libre de errores y, por supuesto, de mendacidad, a diferencia de los deleznables funcionarios policiales. El Mundo abría su portada el 27.5.07 con la noticia de que: «El policía que analizó el 11-M la Kangoo dice ahora que también había DNT». Bajo el titular, podía leerse:

«Alfonso Vega, director de la nueva pericia, comunica al tribunal que, al revisar los análisis del día de la masacre, acaba de darse cuenta de que los cromatógrafos detectaron en el resto de explosivo «trazas» de este componente –que no forma parte de la Goma 2 ECO, pero sí del Titadyn– y que entonces por «error» le pasaron «desapercibidas»»

El artículo, firmado por Antonio Rubio, continuaba:

«Alfonso Vega, funcionario policial y jefe de la pericia entregada el pasado 15 de mayo al tribunal del 11-M, acaba de reconocer oficialmente que en el año 2004 se equivocó cuando llevó a cabo una serie de análisis para detectar qué tipo de explosivo había en la furgoneta Renault Kangoo […] En aquellas fechas, Vega dijo y firmó que de los restos recogidos en el vehículo se podía determinar que el explosivo era Goma 2 ECO y que no tenía dinitrotolueno (DNT). Hoy, el policía asume que se equivocó y reconoce que entre los componentes del explosivo sí había DNT. Se da la circunstancia de que el dinitrotolueno no es uno de los componentes de la Goma 2 ECO, pero sí de la Goma 2 EC y del Titadyn. El director de la pericia que encargó el tribunal sorprende ahora diciendo que se equivocó en 2004 y no detectó la presencia de DNT -compuesto que no forma parte de la Goma 2 ECO aunque sí del Titadyn- […]»

El editorial de rigor de ese mismo día insiste en esta línea:

«La nota que la Policía Científica ha enviado al tribunal pretende hacernos creer que había restos de DNT en la dinamita encontrada el 11-M en la Kangoo que pasaron «desapercibidos» hace tres años en los análisis efectuados en su laboratorio, y que ahora han sido detectados por casualidad al revisar el trabajo efectuado entonces. Es la gota que colma el vaso de las fundadas sospechas que rodean a los análisis de los explosivos que se realizaron el día de la masacre.»

¿No es sorprendente tanta profusión de «errores» en quienes denuncian y desconfían con gran alboroto de los errores ajenos? No es sólo que Pedro J. Ramírez confunda en antena la nitroglicerina con el DNT (serán los nervios del directo), sino que, y esto es más grave, su periódico insiste en atribuir al Sr. Vega la pretensión de que el DNT se halló entre los «componentes del explosivo» encontrado «en la Kangoo». Pero, como se ha detallado más arriba, la muestra M-3, a la que alude el director de la nueva pericia en su escrito, no corresponde a los restos del explosivo descubierto en la Kangoo (ésa es la muestra M-2), sino a la muestra patrón de Goma 2 ECO usada como cotejo y comparación con la muestra de dichos restos. Es decir, se trata de una muestra utilizada como referencia en el estudio, que nada tiene que ver con los explosivos encontrados en la furgoneta. Además, para incidir nuevamente en la señalada asimetría con la que estos personajes abordan el error en las actividades humanas, es preciso destacar ciertos elementos que hacen estos deslices suyos especialmente sospechosos. Y es que resulta muy difícil concebir que esta aparente confusión periodística sea inocente. ¿Por qué? ¿No estaremos incurriendo en el mismo juicio de intenciones malicioso que denunciamos? Tal vez, pero es muy llamativo que, en el mismo artículo citado del Sr. Rubio, su autor incluya el siguiente párrafo, tras la equívoca introducción:

«Vega expone en su escrito entregado al tribunal que «durante la revisión de las pruebas realizadas, ha detectado un error que afecta a la información contenida en el apartado Anexo Reproducción Análisis M-3». La muestra M-3, según ese anexo, corresponde a una «sustancia blanquecina en un cartucho con la inscripción Goma 2 ECO […] todo ello en un sobre con la inscripción ‘Patrón Goma2 ECO/ comparativo Furgoneta Kangoo’»«

De modo que el articulista, por fuerza, es consciente de que la M-3 no corresponde al «resto del exposivo» hallado en la furgoneta y sabe que «el policía que analizó el 11-M la Kangoo» NO «dice ahora que también había DNT» en ella, como se da a entender en la noticia que merece primera página. La misma reflexión cabe hacer en lo que atañe al editorial que se ha citado, el cual incluye asimismo este otro párrafo revelador (introduzco corchetes aclaratorios):

«Hay que recordar que el día en el que se produjeron los atentados la Policía Científica realizó análisis de tres muestras: algunos gramos de un explosivo hallado en la Kangoo en Alcalá [M-2], una muestra patrón de Goma 2 ECO [M-3] y el polvo procedente de un extintor, recogido el El Pozo [M-1].»

Párrafo que precede inmediatamente a este otro:

«Se nos pretende hacer creer que ninguno de los análisis realizados en aquella jornada detectó la presencia de nitroglicerina en el polvo de extintor [M-1], que se ha encontrado tres años más tarde, ni la de DNT en los restos de la Kangoo [M-2]. Sin embargo, las pruebas de cromatografía habían registrado «unas trazas» de ese componente, tal y como se ha podido comprobar -según la insólita versión de la Policía Científica- al revisarlas hace unos días.»

Obsérvese que Alfonso Vega no menciona en modo alguno en su escrito los resultados relativos a las muestras M-1 y M-2. ¿Y «se nos pretende hacer creer» que estos periodistas no conocían este pequeño detalle que, sin embargo recogen en los propios textos donde denigran al funcionario policial? Y digo que lo denigran, porque no parece destilar buena fe precisamente el siguiente comentario del Sr. Rubio en su citado artículo:

«Hay que recordar que Alfonso Vega depende, jerárquicamente, del comisario general de Policía Científica Miguel Angel Santano. Y Santano, en la actualidad, se encuentra encausado por la falsificación de un informe sobre los 1,3 kilos de ácido bórico encontrados en la casa del islamista procesado en el 11-M, el marroquí Hasan Haski.»

¿Por qué «hay que recordar» tal cosa? ¿No es éste un ejemplo palmario de falaz argumento ad hominem, de insinuación de culpa por asociación?

Y aquí entramos de lleno en el apartado de las graves conclusiones e imputaciones a partir de hechos, como mínimo, de frágil consistencia [punto 6) de mi exposición inicial]. Porque, no sólo es que el Sr. Vega, según Pedro J., debería salir esposado del tribunal, sino que el mismo editorial que también confunde muestras para denostar a su vez la supuesta confusión policial, se expresa sin remilgos:

«Se ha debatido si en aquella fecha mintió el PP o el PSOE, pero de lo que ya no queda ninguna duda es de que mintió -por grave omisión- la Policía Científica. […] [A]hora sabemos […] que los [resultados de los análisis] que hizo públicos la Policía Científica aquel 11-M carecen de la menor fiabilidad

Este editorial se publica en la víspera de la comparecencia del Sr. Vega ante el tribunal. ¿Es posible que su objetivo no sea otro que desacreditar preventivamente su testimonio? Esta pregunta no es malévola. Parece más bien una constatación de hechos, pues, según el mismo texto:

«[Si tenemos en cuenta] esos graves «errores» de no haber detectado sustancias como la nitroglicerina y el DNT, la conclusión es que no podemos conceder la menor credibilidad científica a su trabajo [de la Policía Científica]. […] La flagrante manipulación cometida por la Policía Científica pone en cuestión también la credibilidad de su perito jefe, Alfonso Vega, que tiene que comparecer a partir de mañana ante el tribunal […]. ¿Por qué ha esperado tres años para reconocer que su dictamen fue falso […]? […] La explicación es sencilla […] porque la rectificación hace cuadrar la presencia de DNT con los análisis que lo detectaron hace semanas en los restos de los focos de los explosivos y en los de la propia Kangoo.»

Pero es hacia el final de la tertulia de 29 de mayo donde se produce un incidente sumamente instructivo y clarificador respecto a este proceder periodístico. En torno al minuto 48, Jiménez Losantos insiste en la “penúltima fechoría” de Alfonso Vega, siguiendo el ejemplo de Pedro J.: “También ese dice: ‘es que me acabo de dar cuenta, después de tres años, que es que no me…huy, si había DNT, huy…” En ese momento, varios contertulios empiezan a hablar a la vez. El Sr. Ramírez enmienda, erróneamente, a don Federico, diciendo que era nitroglicerina y no DNT. Enseguida, una contertulia añade el dato, también erróneo: “… en la Kangoo”. He aquí, pues, las dos confusiones que hemos señalado. Pero, y ésta es la clave de todo, Jiménez Losantos corrige inmediatamente a su compañera: “…no, no, no: en la muestra patrón de la Goma 2 ECO […] Vete a esparragar, hombre [refiriéndose al Sr. Vega]”. Entonces, el Sr. Ramírez, que acaba de oír la oportuna rectificación, pide disculpas… por el lapsus de la nitroglicerina: “No, perdón, DNT, DNT”. Pero, ¿qué pasa con la muestra patrón? Pedro J. no sólo decide ignorar lo que sin duda ya sabe y acaba de rectificarse delante de él, sino que, diestro en señalar y manco para la excusa, se permite insistir en sus imputaciones con redoblado brío:

“[Pensemos que el 11 de marzo a este hombre le corresponde analizar] las muestras de lo encontrado en la Kangoo, y de uno de los restos, de los focos de los trenes. Y resulta que este señor pretende que, tres años después, nos creamos que entonces no se dio cuenta de que los cromatógrafos registraron las oscilaciones que detectaban la presencia de ese componente, en el caso del DNT, y de la nitroglicerina, en el caso del polvo de extintor: las dos cosas que ahora se han encontrado. Pues es imposible que nos lo creamos. Es… todo indica que este policía, de acuerdo con otros, manipuló, escamoteando a la op… a sus superiores y a la opinión pública, los resultados de esos análisis, que hubieran cambiado, sin duda, la historia política de España en ese fin de semana.”

Acusación, insisto, construida sobre un relato de los hechos inexacto, al menos, para lo cual es necesario afirmar que Alfonso Vega dice lo que no dice (que el DNT no consignado perteneciera a los restos de explosivo), e ignorar lo que sí dice en el informe pericial de 2007 (que la muestra del polvo de extintor NO tenía nitroglicerina en 2004). La consecuencia lógica es convertir a este policía, como hace Jiménez Losantos en su columna de El Mundo de 19.06.07, en un miembro de la “trama de falsificadores y golpistas”. Por lo demás, adviértase cómo El Mundo y su director mezclan la cuestión del DNT (al que sí se refiere Alfonso Vega dentro de su “error”), con la de la nitroglicerina (a la que no hace referencia este policía dentro de su “error”), asimilando el tratamiento de ambas. Pero ya que la sacan a colación, hablemos de la nitroglicerina en el presente contexto.

Si el director de El Mundo no hubiera estado tan ocupado desacreditando al director de la pericia ante el micrófono, quizá habría podido oirle declarar ese mismo día en el tribunal, junto con los demás peritos. Allí expuso con todo detalle lo que también podía leerse en el informe de 2007 (página 167): que si en el 2004 no se recoge la nitroglicerina entre los elementos hallados en la muestra M-1 (el polvo de extintor), no es porque el falsario Vega lo ocultase, sino porque, hace tres años, no se detectó usando la misma técnica con la que sí se detectó en 2007. Y, por si alguien alberga dudas sobre el interés con el que el presidente del tribunal, Gómez Bermúdez, siguió su testimonio en este punto, merece la pena transcribir algunos pasajes de la declaración (entre el minuto 52 y 1h 10’):

Perito Alfonso Vega: “Su señoría, […] usted sabe que en el informe 173-Q1-04 se analizó la muestra 1 el mismo día de la explosión. Eh…yo quisiera mostrar, por favor, dos cromatogramas en el cual se ve la muestra M-1 analizada en la misma técnica, en este caso, el funcionario realizante he sido yo mismo… eh, y presentar a posteriori la muestra M-1 realizada en las mismas condiciones en el año 2007. Con esto quiero demostrar que hay una alteración visual muy clara entre la muestra M-1 del año 2004 y la muestra M-1 del año 2007. [Gómez Bermúdez lo permite] Lo que voy a mostrar aquí, como he dicho al principio, es exactamente la reproducción de las condiciones en que se realizó la muestra. No hay manipulación de ningún tipo. Se puede hacer incluso cualquier eh…sistema o…o…incluso comparación con los espectros ultravioleta que están en la librería de ultravioleta del propio laboratorio. La información de la muestra, es analizada el 11 de marzo del 2004 […], a las 20:52:59… La técnica empleada es […] HPLC, con detector de haz de diodos, exactamente el mismo, la misma metodología que se ha presentado en la transparencia anterior. […] Bien, en este…este cromatograma que ustedes ven aquí… es la muestra M-1. […] Eh… como observan, el tiempo de retención que debía aparecer el nitroglicol, sería alrededor de 8 minutos, y la nitroglicerina alrededor del minuto 9 y medio. Exactamente igual que los DNTs. Yo puedo hacer ampliaciones sucesivas de este cromatograma hasta llegar prácticamente al infinito. [Hace ampliaciones en las que no se observa nada] […]. Esto me lleva a la conclusión de que la muestra M-1 analizada en el 2004 no tenía restos de componentes explosivos y la analizada en el 2007 sí los contenía y, por lo tanto, tengo que decir que la muestra ha sido alterada en el tiempo.”

G.B: “Bien, los peritos discrepantes, a la vista de esa argumentación…”

Perito discrepante 1: “Tengo que discrepar en un asunto que me parece básico, Señoría…”

Vega: “Ah, perdón, perdón, un momento, por favor, solamente quiero presentar la muestra M-1 en las condiciones del año 2007, por favor, que se me… se me olvidaba. [Proyecta los resultados de 2007]. […] Ésta fue analizada el día 2 de febrero de 2007 a las 14:52 en las condiciones exactamente iguales al año 2004. [En la de 2007 aparecen picos de nitroglicol, que tampoco se detectaban en el 2004.] […] Esto me da a entender que, evidentemente, la muestra M-1 analizada en el 2007 no es la misma que la muestra M-1 analizada en el 2004.”

Perito discrepante 1: “[…] en el punto de partida de la analítica que el Sr. Perito hizo en el 2004, no sabe con certeza la cantidad de muestra que pudo haber tomado y, partiendo de esa premisa, es posible que la señal de nitroglicerina que, de por sí, no es muy alta, si la cantidad fuera pequeña, cosa harto probable, porque la cantidad de muestra era también pequeña, pues pasara desapercibida en aquel momento.”

Vega: “Bien, quiero contestar a esa apreciación, diciendo que puedo demostrar, no en esta muestra, porque no tengo referencias, que la cantidad utilizada para hacer la analítica fue suficientemente alta para poder determinar cualquiera de esas tres componentes.” [Especifica qué cantidades mínimas son necesarias para el nigtroglicol: “prácticamente nada”].

[Otro perito discrepante interviene para matizar que, además de HPLC, se usó en 2007 microextracción, que es más sensible, y en 2004 no se usó esa técnica.]

G.B. [Dirigiéndose al segundo perito discrepante]: “¿Ustedes han usado también la técnica que se usó en 2004 ahora en la pericia?”

Perito discrepante 2: “Sí, sí, también, pero, pero…”

G.B: “¿Y qué resultado da?”

Perito discrepante 2: “…en el 2004 no se utilizó…”

G.B: “Ya, pero, vamos a ver, las comparaciones tienen que ser homogéneas, para esto uno tiene que ser científico. Si a igual técnica, en dos momentos da cosas distintas, pues eso es lo que quiero saber…¿A ustedes, con la misma técnica del 2004, les da un resultado distinto ahora?”

Perito discrepante 2: “Sí, sí, no, vamos a ver, lo que pasa es que…”

G.B.: “Si ya le he entendido perfectamente…”

Perito discrepante 2: “…la técnica utilizada es mucho más sensible… la microextracción.”

G.B.: “Pero yo le estoy preguntando si utiliza la misma, no una mucho más sensible.”

Perito discrepante 2: “Sí, sí, la misma, pero que nosostros no hemos vivido la del 2004, señoría.”

G.B.: “Ya, ya, eso ya lo sé.”

Perito compañero de Vega: “En el año 2004 no se realizó microextracción en fase sólida. Sólo se realizó la prueba que ha mostrado de HPLC mi compañero.”

G.B.: “Eso es lo que estoy diciendo. Pero esa prueba de 2004 se ha repetido, exactamente igual, con sus virtudes y sus defectos, en 2007, y da un resultado diferente…”

Perito compañero de Vega: “…Y da un resultado diferente.”

G.B.: “…la comparación es homogénea, los resultados son diferentes. La misma técnica, en dos momentos diferentes.”

Después de este intercambio, en el que el denostado Vega expone los cromatogramas del análisis del año 2004 y muestra que allí no había nada, y despúes de la insistencia de Gómez Bermúdez en hacer una comparación homogénea hasta constatar que la misma técnica da resultados diferentes en 2004 y en 2007, ¿hemos de suponer que el tribunal llegará a la conclusión de que el director de la pericia ocultó deliberadamente unos datos que no existían en 2004? Pues lo cierto es que, con su comedimiento habitual, en la tertulia de la COPE que venimos comentando, de ese mismo día, el director de El Mundo lanzaba una advertencia a los magistrados (45’55”):

“…entonces, fue necesario que tanto los tedax como la policía científica escamotearan deliberadamente a sus superiores, a la opinión pública y al juez del Olmo, la aparición de estos componentes que hubieran en todo caso abierto la investigación. ¿En estas circunstancias se puede dar por hechos probados en la sentencia que en los trenes estalló Goma 2 ECO de Mina Conchita? Yo creo que, si los tres magistrados son personas íntegras, es imposible.

De modo que, para ser íntegro, uno ha de coincidir en el diagnóstico de que el tantas veces mencionado policía, de acuerdo con otros, manipuló los resultados que cambiaron la historia política de España. Y así nos adentramos en el punto 3) de mi introducción (la utilización de criterios alternativos y contradictorios para llegar a la conclusión preferida). Es un aspecto de la metodología de este periodismo mortificante que apenas puede exagerarse y al que procede dedicar un par de comentarios.

Desde el inicio de sus arduas “investigaciones”, El Mundo y compañía han tratado de designar pistolas humeantes, los elementos singulares que alteraron el destino de nuestra nación. El 26.6.06 se trataba del dato, también supuestamente ocultado al Gobierno del PP, de que, en 2002, El último ‘comando Madrid’ de ETA tenía un móvil preparado como los del 11-M (El Mundo), dato que suponía «una nueva coincidencia que pudo haber cambiado el 13-M« (editorial, El Mundo, 26.6.06), y que, en la tertulia copeliana del día siguiente, hacía proclamar a Pedro J. (min. 17:40): «Es que sigue habiendo un gobierno en la sombra, sigue habiendo un Estado dentro del Estado. […] Que eso se mantiene así desde los tiempos del franquismo.” En septiembre de ese año, la consigna era: «¿Quién colocó la mochila que cambió la historia de España?« (editorial, El Mundo, 1.9.06). Ahora son los resultados de los análisis de los explosivos los que, como hemos visto «hubieran cambiado, sin duda, la historia política de España en ese fin de semana.»

En cualquier caso, lo que estos medios han proclamado enojosamente hasta la saciedad durante años es que todo el sumario se basaba en pruebas falsas. Todas, en general, y la Kangoo, en particular. Es algo tan sabido, que provoca hastío tener que documentarlo, pero todo sea en aras del rigor expositivo. He aquí algunas referencias meramente ilustrativas:

«La validez de los tres eslabones que vinculan a los islamistas con la masacre -la Kangoo, la mochila y el Skoda- se ha derrumbado en los últimos meses» (editorial, El Mundo, 1.9.06)

«…si la furgoneta de Alcalá y la mochila de Vallecas no eran (como ya sospechábamos) más que señuelos fabricados a posteriori de los atentados, todo el sumario se viene abajo.» (Luis del Pino, El Mundo, 12.7.06).

También el Skoda Fabia fue un «señuelo», concretamente, «un montaje para centrar la atención sobre Lamari» (editorial, El Mundo, 9.3.06).

«…en los tres casos [Renault Kangoo, mochila de Vallecas y Skoda Fabia] hay serios indicios de que se trata de pruebas manipuladas con el fin de orientar la investigación hacia los islamistas y circunscribirla a ellos.» (El Mundo, 1.9.06).

«EL MUNDO ha descubierto que el Skoda Fabia fue una prueba falsa colocada por los servicios secretos. EL MUNDO ha descubierto que hay serios indicios de que la mochila de Vallecas también lo fuera. EL MUNDO ha descubierto que la furgoneta de Alcalá estaba vacía cuando llegó a Canillas y llena cuando se dio parte al juzgado de su inspección» (editorial, El Mundo, 2.10.06).

Luis del Pino se acercaba al convencimiento total con apenas una mínima reserva:

«…las cuatro pruebas del caso se han caído. Estamos en condiciones de afirmar a fecha de hoy que dos de esas cuatro pruebas son falsas y estamos en condiciones de afirmar que los indicios de falsedad de las otras dos son tan grandes que, unidos a la falsedad de esas dos pruebas falsas, podemos decir, sin riesgo a equivocarnos, que todas las pruebas que nos presentaron para construir la versión oficial eran falsas. […] De la furgoneta de Alcalá, pues ya sabemos, por ejemplo, que en aquella furgoneta no había ningún resto de explosivo. […] Ese resto de explosivo fue introducido posteriormente en dependencias policiales. Por tanto fue introducido por la policía en la furgoneta de Alcalá» (Luis del Pino, conferencia en Gran Canaria, 18.12.06; casi idénticas palabras en Tribuna de Salamanca, 8.12.06, pp. 10 y 11).

Y, unos meses más tarde, la seguridad ya era completa:

«Bueno, pues lo que sabemos es que nos han presentado una trama islamista. […] Y nos han presentado cuatro pruebas fundamentales para demostrarlo. Y hemos demostrado que esas cuatro pruebas son falsas» (Luis del Pino, conferencia en Santander, 14.4.07).

«…estamos ante una gigantesca manipulación, conspiración para manipular todas las pruebas del 11-M. Para crear pruebas falsas y borrar las verdaderas, esa es la realidad» (Jiménez Losantos, 29.5.07; Federico a las seis, min. 20:50 aprox.).

«Mentira el Skoda Fabia […]. Otra prueba falsa más. Falsa la mochila de Vallecas, falsa la Renault Kangoo, y falso de cabo a rabo, contradictorio y disparatado, el supuesto suicidio de Leganés» (J. Losantos, 22.3.07; Federico a las seis, min. 33:20 aprox.).

«…esa furgoneta se llenó en la comisaría de Canillas, donde por cierto no entró a la hora que dijeron. Entró una hora antes. Es que había que llenarla […]. Pero si es todo mentira, […] si la Kangoo la llenaron los policías […]. Pero si es que todas las pruebas son falsas, las pruebas fundamentales donde se asienta el sumario» (J. Losantos, 8.3.07; Federico a las 6, entre minutos 25:30 / 27:10 aprox.).

«Pero, Federico […], esas pruebas falsas, como bien has dicho esta mañana, se referirían a todos aquellos soportes en los que aparece la Goma 2 ECO: desde luego, la mochila de Vallecas, desde luego, la furgoneta Kangoo y, tal vez, y tal vez, el propio piso en el que tiene lugar la muerte de los islamistas en Leganés. […] Y la dinamita en la furgo… el resto de Goma 2 ECO en la Kangoo, se coloca, o bien en Alcalá, o bien en Canillas, probablemente en Canillas. […] Por lo tanto, estamos hablando de que queda por investigar una trama policial de fabricación de pruebas falsas que, como mínimo, como mínimo, conocía que se iba a producir el atentado» (Pedro J. Ramírez, 29.3.07, Tertulia COPE, min. 38:20 aprox.).

Pero, si la Kangoo es una prueba falsa, si, como ha dicho Jiménez Losantos, el explosivo encontrado en los escenarios de fuera de los trenes «lo han puesto ahí o Pepito, o Juanito, o Policiíto o Guardita» (Tertulia COPE, 20.3.07, min. 26 aprox.), entonces, ¿qué relevancia pueden tener los datos de lo hallado en esa furgoneta manipulada? La imputación según la cual el Sr. Vega y otros policías ocultaron dolosamente los resultados de los análisis (hecho en sí mismo discutible) para cambiar la historia política de España, descansa necesariamente sobre la asunción de que la Kangoo es una prueba válida. Sólo si el explosivo no lo han «plantado» en la Kangoo unas ominosas «tramas negras», es decir, sólo si se trata de una prueba real, tiene sentido hablar de sus análisis, pero, ¿no habíamos quedado en que no era una prueba auténtica? He aquí, pues, una lacerante muestra del razonamiento falaz, inconsistente e interesado que continuamente practican estos sedicentes buscadores de la verdad.

Existe, además, otro caso de criterio maliciosamente voluble que procede señalar. Recordemos una vez más la abrumadora sentencia del ecuánime preboste mediático:

«Es… todo indica que este policía [Alfonso Vega], de acuerdo con otros, manipuló, escamoteando a la op… a sus superiores y a la opinión pública, los resultados de esos análisis, que hubieran cambiado, sin duda, la historia política de España en ese fin de semana.»

Esto lo dice el director de un periódico que, como ya se ha indicado, considera necesario «recordar que Alfonso Vega depende, jerárquicamente, del comisario general de Policía Científica Miguel Angel Santano. Y Santano, en la actualidad, se encuentra encausado por la falsificación de un informe sobre los 1,3 kilos de ácido bórico encontrados en la casa del islamista procesado en el 11-M, el marroquí Hasan Haski.»

Puestos a tratar la ‘conexión bórica’, lo que “hay que recordar” también son otras circunstancias que, por lo visto, a El Mundo no le parecen ahora relevantes. Y es que resulta que dos de los funcionarios que firman junto al Sr. Vega (carné profesional nº 47) el informe de 2004 del que supuestamente se «escamotean» los resultados «que hubieran cambiado la historia política de España» son, ni más ni menos, los facultativos 9 y 11, a saber, Manuel Escribano e Isabel López, respectivamente, es decir… dos de los tres peritos que firmaron el famoso borrador del informe sobre el ácido bórico presuntamente falsificado por Santano y compañía.

Y no caben muchas posibilidades: A) estos dos peritos no hicieron personalmente todas las pruebas del análisis del 2004 y, por tanto, desconocían los «verdaderos» resultados que el perito Vega ocultó. En tal caso, al firmar algo que ellos mismos no habían hecho, estarían incurriendo en una de las conductas por las que se acusa de falsedad al superior de estos peritos, Francisco Ramírez, en el asunto del ácido bórico (Según el auto de apertura de juicio oral de la juez Gallego, Ramírez «suprimió que los peritos 9, 11 y 155 ‘se hicieron cargo de lo recibido’, atribuyéndose él mismo la recepción de las muestras, y la práctica de las técnicas analíticas»). B) Sí participaron en esos análisis ellos mismos y, por tanto, tuvieron que ser cooperadores necesarios de cualquier ocultación o falseamiento de sus resultados. Ambos supuestos resultan inconciliables con la imagen de estos «tres honrados peritos» labrada con tanto ahínco por El Mundo en los días más trepidantes del ‘affaire bórico’, cuando el malvado juez Garzón, poco menos que un prevaricador (véanse los editoriales de El Mundo de 30.9.06, 1.10.06, 2.10.06, 5.10.06 y 6.10.06), sometió a estos probos funcionarios a una terrible persecución y abrió la veda para su «linchamiento». Merece la pena dedicar un momento a recordar lo que opinó en su día este periódico acerca de los peritos 9 y 11:

«Hace apenas mes y medio nadie conocía sus nombres. Eran y son dos de los mejores peritos de la Policía Científica. Sus nombres: Manuel Escribano e Isabel López» (C. García-Abadillo, 13.11.06).

«Él tiene el pelo cano y las espaldas cansadas por 30 años de meticuloso y sobresaliente servicio público. Ella no ha querido que su única imagen pública fuera la de una mujer marcada, obligada a taparse el rostro ante el acoso de la prensa hostil. Son los dos primeros facultativos en el escalafón de la Policía Científica. […] [Escribano tiene] 30 años de brillante desempeño […]» (editorial, 13.11.06).

«… los peritos habían actuado correcta y profesionalmente en contraste con sus superiores […]. [F]ueron virtualmente linchados en los medios progubernamentales de comunicación […]. [A]ctuaron de forma impecable» (editorial, 7.11.06).

«… la campaña de desprestigio que desde el jueves sufren unos peritos cuyo único delito ha sido cumplir con la petición de sus superiores. ¿Por qué Rubalcaba y sus colaboradores no investigan a quien se prestó a firmar al día siguiente un informe mutilado y sí en cambio a quien se limitó a hacer bien su trabajo?» (editorial, 24.9.06).

«Aquí hasta ahora no ha habido más víctimas que los tres honrados peritos vapuleados por una campaña de desprestigio sin motivo alguno» (editorial, 6.10.06).

«El linchamiento de tres inocentes víctimas de Garzón: La imputación de los peritos que firmaron el documento que vinculaba a ETA y a un implicado en el 11-M, posteriormente falsificado por sus superiores, dio pie ayer a un vergonzoso linchamiento mediático de tres profesionales con una acreditada hoja de servicios en la Policía» (editorial, 1.10.06).

Repitámoslo una vez más. Estos honrados peritos son los mismos que realizaron junto a Alfonso Vega los análisis del 2004 cuyos resultados supuestamente han sido «manipulados» y «escamoteados» por este último. Es sorprendente que los amantes de la verdad de El Mundo decidan “escamotear” a sus lectores este pequeño detalle. Lo que no parece admisible es que los facultativos de la policía sean falsarios o nobilísimos a conveniencia. Pero de eso se trata precisamente: con tan endebles mimbres intelectuales se traban tan especiosas conspiraciones.

 

Esta entrada fue publicada en Agujeros Negros de Fernando Múgica, C. García Abadillo, Colaboraciones externas, Enigmas de Luis del Pino, F. Jiménez Losantos, Federico Quevedo, General, Otros Autores Conspiracionistas, Otros El Mundo, Otros Libertad Digital, Pedro J. Ramírez. Guarda el enlace permanente.

24 respuestas a Héroes del periodismo patrio (I)

  1. Tuppence dijo:

    Me ha gustado muchísimo. De hecho, me ha encantado.

    Sólo quería hacer un pequeño matiz, desde mi punto de vista de química. El error al que se refiere Vega está en el informe de 2007 y no en el de 2004 como nos quieren hacer creer. El error es simplemente decir que en 2004 no había DNT. No encontrar una traza de DNT cuando no se están analizando trazas y por mucho que el cromatógrafo la detecte no es un error, porque lo normal es que el técnico, si llega a ver la «oscilación» (qué rigor de PJ), si llega a ver el pico en el cromatograma éste es tan pequeño que lo normal es tomarlo como parte del error experimental.

    Un ejemplo numérico de la muestra M-1 que es de la que tenemos datos (aproximado porque hice las cuentas pero ahora no me acuerdo exactamente de las cifras). El área del pico de la HPLC del nitroglicol en 2007 en la muestra M-1 es de alrededor de 20000 unidades. El área del DNT es de 2 unidades. En estas medidas la última cifra significativa es la que contiene la imprecisión debida al error experimental.
    La última cifra significativa del área del nitroglicol es el último 0. La última cifra significativa del área del DNT es el 2.

    Es decir, que para haber detectado el DNT en 2004 (para que lo detecte el técnico que es el que lo tiene que detectar) hacía falta que hubieran estado buscando DNT, para buscar dentro del error experimental. Y no lo buscaban. Porque la Goma2ECO no lleva DNT a menos que sea en trazas no relevantes.

    (Jo, echaba de menos soltar parrafadas 🙂 )

    Un saludo.

  2. Liberto dijo:

    Rasmo, un trabajo espléndido. Espero ansioso la segunda parte.
    Tuppence, no te prives, muhé, no te prives.

  3. lior dijo:

    Fantástico artículo, Rasmo. Esta noche toca estudiar 🙁 🙂 😉

  4. Rotundo dijo:

    Excelente: me quito el cráneo.

    Sobre todo los has pillado al final, con lo de los dos honrados peritos: si estos «héroes» tuvieran un poco de vergüenza intelectual, se morían del ridículo.
    Pero claro, si tuvieran un mínimo de decencia, no estaríamos aquí (creo que ese es el famoso «principio ambórico», o algo así).

  5. JJ dijo:

    Joer, ni las vacaciones (las vuestras, digo) respetáis. Muy aguda toda la argumentación.

  6. El abad de Cucaña dijo:

    Muy bueno, Rasmo. Ahora, la segunda parte.

  7. Sensacional. ¡Vaya repaso!

  8. nanu dijo:

    Plas, plas, plas!!!!

    Estoy de merecidas vacaciones y es complicado escribir (me conecto tarde, mal y poco), pero no puedo dejar pasar mis felicitaciones!!!
    Espero ansioso la segunda parte…

    Un abrazo.

  9. ronindo dijo:

    ¡Genial!
    Una cosa que he lamentado estos últimos años ha sido que se rebatieran argumentos aleatorios de las teorías conspiratorias, pero sin centrase en objetivos concretos, ya fueran artículos periodísticos o programas radiofónicos. Con este artículo me siento parcialmente aliviado.

    Y faltan las burradas sobre la Kangoo, las no autopsias de Leganes (y los suicidados, que no suicidas).

    Espero que poco a poco se desenmascare a tanto «periodista» de himbeztigacion.

  10. Jon Salaberria dijo:

    Muchas de las teorías conspirativas vienen adornadas por una abundante catarata de insultos y de calumnias, directamente. La imputación falsa de delitos (falsificación de pruebas, manipulación, etc….) es un delito, salvo que a estas imputaciones acompañe la exceptio veritatis. Espero que, una vez se confirme la firmeza de la sentencia del caso, en todas sus instancias, comience el procesamiento de los reponsables de estas felonías, incluyendo a algún PPólítico.

    Saludos desde DC

  11. Rasmo dijo:

    Gracias a todos los amables comentaristas.
    Saludos, Jon Salaberria… también desde DC… 😉

  12. Acorrecto dijo:

    Rasmo, en dos palabras:
    Im – presionante.
    Me lo he guardado en el pc para imprimirlo y no olvidarlo.

    Unas cosas a destacar:
    .-Creo que este es el tipo de análisis que !toca» hacer.
    No tiene mayor sentido a continuar con interminables discusiones y explicaciones de lo evidente. Aquí ha habido una cospiración, y es la de cierta prensa sensacionalista compinchada con la peor derecha (esa que se dice «liberar» por pura conveniencia… liberal ¡Ja!).
    .-El método: de los concreto a lo general; de casos verificables, bien contrastados, a extraer conclusiones o mejor, a que el lector extraiga sus conclusiones.
    .-¿Nadie ha pensado que esto es una pena que no pase a edición en papel? ¡Coño! ¡Mirad los libelos que venden advenedizos del pensamiento, que entre enigma y agujero no paran de hacer conferencias, vender libros, periódicos y montar monopolios mediáticos… No digo hacer lo mismo, pero sí dejar constancia de que en España hay gente que piensa.

    Felicidades.

  13. Baaden dijo:

    En tres palabras: im pre zionante (ésta me la acabo de aprender).

    ¿Liberal? … ¿¿¿¿qué????

  14. Baaden dijo:

    Puede ser una edición en PDF gratuita. Es más fácil distribuirla. Aunque esto es «progre», no muy «liberal». De vez en cuando tengo diatribas con un amigo «liberal» por el asunto Microsoft/Open Source, todavía no se dió cuenta de que además de burro, apaleado.

    Y si es en papel, la elección obvia «liberal», con un título sugerente, un pseudónimo adecuado (Luis del Puño, indispensable para la propaganda gratuita en la cope, libertad digital y el mundo… mmm me troncho… mmm me contengo…), un precio, ejem, ejem, adecuado, puede salir un buen best seller (eso implica ingresos -«liberales»- por derechos de autor).

    PD: El entrecomillado de «liberal» es absolutamente intencional y con toda la mala baba del mundo.

  15. Flashman dijo:

    ¿No funciona el botón «Enlace» o sólo me pasa a mí?

    El artículo lo llevo por el primer tercio, pero ya apunta buenas maneras.

  16. anonymous dijo:

    Corregid esta errata:

    inexaxtitud

  17. Esto… No sé cómo es el artículo, no lo he leído entero. He llegado a la analogía que se hace entre que el périto Vega se diera cuenta de que su análisis había sido erróneo y que Ramírez se diera cuenta de la voluntad que había detrás de un comentario… Pobre analogía: no se puede hacer una analogía entre un análisis químico, cuyos componentes no adquieren significación en el tiempo, y un análisis de intenciones, cuando una persona te comenta una idea, y años después los acontecimientos te hacen llegar a la conclusión de que aquella persona te mintió. Las personas mienten, los restos de explosivo no. Pobre analogía. Pobre artículo… Pobres lectores! En lugar de informaros de qué es lo que ocurre, tratais de criticar a los que lo hacen… A parte, los comentarios de esta web me parece que ni se toman la molestia de entender los argumentos de los Peones Negros… Pero bueno, así es nuestra sociedad, un rebaño de ovejas a las que mueven a golpe de explosivo… Ahora bien, si el PP hubiera salido diciendo que era un atentado de Alqaeda nada más estallaran las bombas, simplemente explicándolo de modo adecuado habrían movilizado a la sociedad española en contra de los islamistas radicales, tan fácil o más que como la habrían movilizado de haber sido ETA… El motivo por el que la gente se movilizó en contra del PP no fue el atentado, fue la mentira. En serio creeis que lo hicieron a posta? Y digo que lo creeis, porque si lo pensarais, los argumentos que existen ya os habrían convencido de vuestro error. Tan triste.

  18. Jorge dijo:

    #17
    Esto… No sé cómo es su comentario, no lo he leído entero, sólo he llegado a donde dice: «Esto… No sé cómo es el artículo, no lo he leído entero» pero puedo decir que: Esto… No sé cómo es su comentario, no lo he leído entero.

  19. Cupside dijo:

    #17:

    1. No me he leido entero el articulo = no he leido nada = soy un troll que solo viene a hechar mierda = no doy un solo argumento de porque mi fe verdadera ha de iluminar al resto de mortales que inútiles de ellos no saben leer—-> Conclusión: leete el artículo, luego comentas.

    2. Volvemos con Sisifo —> Se puede saber de donde saca su falacia… aghh digo argumento para seguir con su discurso político?.

    3. Animo, Inútil de ti, que con un poco de suerte no eres el típico troll que dura 1 comentario = ya no se que decir.

    Saludos a todos. Sigo leyéndoos cuando puedo, es un placer.

  20. Rasmo dijo:

    Sr. Inútil, me llama poderosamente la atención que se considere legitimado para expresar un juicio tan enfáticamente negativo después de reconocer que no se ha leído el artículo. Tendrá que admitir que es una muy pobre actitud.
    La supuesta analogía que hago puede interpretarse de muchas maneras, lo dejo a su acreditada y solvente comprensión lectora. Lo que habría podido entender si hubiese seguido leyendo este artículo es que únicamente lo comento como un simple detalle. Verá, con intervenciones como la suya ni siquiera voy a tomarme la molestia de rebatir nada… porque no hay nada que rebatir.
    Un saludo.

  21. Pingback: Desiertos Lejanos » Blog Archive » Titadyn, el eterno retorno (IV)

  22. Pingback: Desiertos Lejanos » Blog Archive » Titadyn, el eterno retorno (V) por Rasmo

  23. Pingback: Desiertos Lejanos » Blog Archive » Titadyn, el eterno retorno (VIb) por Rasmo

  24. Pingback: Titadyn, el eterno retorno por Rasmo | Desiertos Lejanos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *