LA SENTENCIA (10):

Sigue de la entrada anterior: LA SENTENCIA (9): La «marca» (hispánica) de los explosivos

El décimo (y último) Presupuesto fáctico de la Sentencia Lledó descansa sobre las declaraciones de dos personas que, de grado o por fuerza, se convirtieron en estrellas e ídolos mediáticos del conspiracionismo: el Jefe provincial de los TEDAX Madrid, Cáceres Vadillo, y el líder espiritual y cabeza visible de los peritos conspiracionistas, Antonio Iglesias.

Ustedes serán conscientes de lo inseguro que resulta basar una condena o una absolución en testimonios, en lugar de pruebas físicas, o experimentos reproducibles.

Así, por ejemplo, durante un tiempo Cáceres Vadillo fue citado por los conspiracionistas por haber declarado que su primera impresión sobre el explosivo utilizado en los atentados, basándose meramente en el poder de detonación observado, fue que se hallaba en presencia de un explosivo de alta gama, como C3 o C4. Pese a que Cáceres Vadillo también incluía a la dinamita GOMA 2 ECO (con  la que él, personalmente, no tenía experiencia) como de alta gama, y pese a que pronto descartó, por el humo, que se tratase de C3 y C4, los conspiracionistas siguieron seleccionando la parte de sus declaraciones que más les interesaba, desechando las demás y, sobre todo, negando todas las pruebas físicas que se realizaron.

Otro ejemplo. Cáceres Vadillo afirma que se hizo un informe sobre la radiografía de la mochila de Vallecas en el que se apuntaba a la desconexión de los cables como causa probable de la no explosión de la dinamita. Los TEDAX de la Unidad Central confeccionaron, tiempo después, otro informe en el que no se citaba esa radiografía (que guardaban los TEDAX de Madrid) ni el informe que, supuestamente, se les había remitido. ¿Llegaron a ver los TEDAX de la Unidad Central ese informe? ¿No se les remitió? En la duda, debería buscarse una copia del informe con registro de entrada de la Unidad Central de los TEDAX. Es decir, debería averiguarse si, realmente, ese informe salió de la Unidad Provincial y fue entregado en la Unidad Central.

Sin ello, no debería darse más credibilidad a las declaraciones de Cáceres Vadillo de las que se da a Sánchez Manzano (sin olvidar que bien pudiera ser que ninguno de los dos hubiera actuado incorrectamente) Sin embargo, desde las filas conspiracionistas se ha hecho campaña concediendo siempre un plus de credibilidad a cualquier declaración que pusiese en duda la conducta de los mandos que seguían la -por ellos- denominada «Versión oficial«, aunque no hubiese pruebas que la respaldasen, y en cambio, se ha negado, de manera vergonzante, cualquier declaración, aunque hubiese pruebas físicas clamorosas a su favor, de los mandos policiales o los fiscales y jueces que no acatasen la «Versión Conspiracionista«.

Aún otro ejemplo: los conspiracionistas celebraron ruidosamente las palabras de Cáceres Vadillo cuando dijo que sus hombres habían revisado «no dos, sino cuatro veces» (respuesta en la que se percibe una cierta chulería del que no está acostumbrado a que se le lleve la contraria) los vagones del tren, o que habían revisado los andenes… pocos segundos después de decir que ignoraba si había algo o no en ellos, y pese al hecho, evidente, de que no se encontraba allí para comprobarlo.

Es entre esta clase de declaraciones, asumidas por los conspiracionistas como oro líquido -cuando les conviene; no así cuando Cáceres Vadillo habla de los «suicidas» de Leganés o descarta el «Titadyn» como el causante de los estragos de los trenes- donde tenemos que encuadrar las que dan origen al Presupuesto Fáctico asumido por la Juez Lledó:

Que, como declaró en el juicio oral el inspector jefe Provincial de los Tedax de Madrid, sus efectivos recogieron múltiples restos y vestigios que estuvieron en contacto con los focos, incluidas impregnaciones de acetona y agua, pero en vez de ser trasladados primeramente al grupo para su correcta clasificación e inventario, que era el cauce usual, el demandante ordenó el traslado directo de tales restos y vestigios a la Unidad Central sin el previo inventario y clasificación oportuna.

Entiéndaseme; no discuto que la declaración de Cáceres Vadillo pueda dar lugar a una cierta controversia en la investigación, un contraste de opiniones y, tal vez, a una crítica firme, pero contenida, en los medios de comunicación. Sin embargo, la juez -a pesar de iniciar el párrafo avisando que recoge lo declarado por el Jefe Provincial de los TEDAX Madrid- no lo hace para contrastar seguidamente con el interrogatorio de la otra parte ni con las pruebas obtenidas (por ejemplo, con un inventario de lo recogido por los TEDAX Madrid) sino que lo asume como verdad absoluta, y por lo tanto, lo que sigue pasa a ser una de las «anomalías» que tiene a bien reconocer -a impulsos de los conspiracionistas- la Juez Lledó en la conducta de Sánchez Manzano, y que ya hemos tenido ocasión de analizar en relación con la agenda de carmen Toro; los móviles de ETA, la mochila en la cocina de Sánchez Manzano o la radiografía de la mochila, por citar sólo algunas de ellas.

Consiste la «anomalía» de este párrafo en que Sánchez Manzano ordenase el traslado de los restos a la Unidad Central, para proceder a la selección e inventario de los que se iban a procesar y analizar, en lugar de realizar ese trabajo en la Unidad Provincial de los TEDAX Madrid.

Este punto ya fue comentado por Cáceres Vadillo ante el Tribunal por el 11-M: 

Acusación Roberto Barroso: Usted señalaba en su declaración que habían remitido los restos de explosivos a la Unidad Central y que esto no era lo normal ¿qué es lo normal?

Cáceres Vadillo: Hombre, lo normal sería que,  lo que hubiésemos, los que hemos recogido los del grupo, lo hubiésemos llevado al grupo, lo hubiésemos clasificado bien y posteriormente lo hubiésemos llevado a la Unidad. Pero si una, un ente superior como era el Jefe de la Unidad y el Comisario General decide que se llevase directamente a la Unidad, nosotros cumplimos la orden.

Acusación Roberto Barroso: El Jefe de la Unidad, ¿podría identificarlo?

Cáceres Vadillo: Sí, es el Comisario Juan Jesús Sánchez Manzano.

Acusación Roberto Barroso: Juan Jesús Sánchez Manzano. Un instante señoría,  solamente…

Gómez Bermúdez: En cualquier caso acabó, todos los restos acabaron en la Unidad Central, que era su destino se hiciera lo que se hiciera, lo clasificaran ustedes o ellos, ¿no?

Cáceres Vadillo: Sí, sí todos fueron allí y ellos fueron los que clasificaron Nosotros recogimos y ellos se llevaron, clasificaron, mandaron, analizaron…

Gómez Bermúdez: Sí, pero que la diferencia entre una cosa y otra, entre lo que usted califica como normal y lo que se hizo es que la clasificación la ha hecho la Unidad Central en vez del grupo.

Cáceres Vadillo: Sí, efectivamente.

Vemos cómo Gómez Bermúdez, con la agudeza que le caracteriza, desmonta toda insinuación de irregularidad en el hecho de que los restos sean llevados a la Unidad Central: los vestigios, sea por un camino o por otro, acaban donde debían estar. Y la única diferencia es quién hace la selección y clasificación de los hallazgos. Obsérvese esta última construcción, que no es moco de pavo. Los conspiracionistas han tratado de culpabilizar a Sánchez Manzano por la selección de pruebas que hicieron sus subordinados, desechando las muestras sin valor y eligiendo para su proceso aquellas que tenían más probabilidades de resultar determinantes. Sin embargo, en palabras de Cáceres Vadillo, que Gómez Bermudez refrenda, la clasificación o selección se hubieran realizado de todas maneras, la diferencia es dónde, o lo que es lo mismo, quién, la hubiera llevado a cabo.

Porque, para hablar castizamente, ahí está la madre del cordero. Fíjense en que el propio Cáceres Vadillo reconoce que su superior, Sánchez Manzano, tiene perfecto derecho a ordenar que no se haga el triaje en la Unidad Provincial y se lleve a la Central. 

¿Por qué, entonces le sabe a cuerno quemado que lo haga? Lo único que podría justificar una denuncia de Cáceres Vadillo es que tuviera pruebas de que la selección se realizó de manera deficiente por orden de Sánchez Manzano. Sin embargo, no dice eso el Jefe de los TEDAX de Madrid; reconoce que Sánchez Manzano tenía derecho a hacer lo que hizo, reconoce que las pruebas iban a acabar, de todos modos, donde lo hicieron, y reconoce que también en su unidad se hubiera practicado una clasificación como se hizo en la Central… Simplemente, no le supo bien que los TEDAX de la Central se llevaran los restos recogidos.

Asoma aquí la oreja uno de los cánceres de todas las investigaciones de la Policía de todo el mundo: el enfrentamiento entre fracciones: CIA y FBI, Policía y Guardia Civil, Policía  y Servicios Secretos, Policía Judicial y Policía normal. Lo triste es que tal competencia, que causa pérdida de información y es dañina para la investigación, debe ser denunciada, y los medios de comunicación conspiracionistas podrían haber hecho un favor sacando a la luz tales rencillas estériles, en lugar de entorpecer las ruedas de la Justicia y buscar el descrédito de los Cuerpos de Seguridad.

Otro detalle destaca en la declaración de Cáceres Vadillo:

Acusación de D. Roberto Barroso: ¿Usted de quién recibía directamente órdenes?

Cáceres Vadillo: Yo tenía delante de mí al Comisario Jefe de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y al Comisario General de Seguridad Ciudadana.

Es decir, junto a Jesús Sánchez Manzano estaba su superior, Santiago Cuadro Jaén -es de suponer que colaborando en la toma de decisiones- y ¿cómo vamos a creer que Sánchez Manzano va a tomar una decisión abiertamente “irregular” o con intención delictiva, delante de sus jefes?

Es más, si seguimos escalando en el organigrama, el Subdirector General Operativo de aquel entonces, Pedro Díaz Pintado, también declaró, durante la querella contra Sánchez Manzano, que todas las Unidades Centrales, Policía Científica, Información y TEDAX, se hicieron cargo de la coordinación, sin que ello supusiera ninguna infracción de protocolo.

No es extraño que el juez Gómez Bermúdez no hiciese caso a las torpes insinuaciones de Cáceres Vadillo, que parecen más rumores de comadres que hechos contrastados, y que no se sustentan en ninguna prueba concreta de que se haya cometido ninguna irregularidad.

Pasemos, pues a otro punto, también considerado por la juez como Presupuesto fáctico, esto es, como hecho, por la simple razón de que lo afirmó Cáceres Vadillo, un subordinado que, cada vez mas, aparece como dotado de una inquina especial hacia su superior: la recogida de pruebas de todas clases, incluyendo impregnaciones, tejidos, tierras, etc

Dice Cáceres Vadillo:

Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M: Perfecto. Eh, vamos a ver, dice usted que supervisó, nos ha hablado bastante de este tema, supervisó la recogida de restos y vestigios en la estación de Atocha. ¿Qué tipo de restos y vestigios recogieron? Es decir, me refiero… por ejemplo ¿se recogieron dispositivos electrónicos, vestigios electrónicos de los atentados?.

Cáceres Vadillo: Se recogió de todo. Se recogieron trozos de chapa, se recogieron trozos de teléfono, se recogieron piedras del andén, se recogió acetona y agua, se recogió todo lo que estuvo en contacto con los focos.

No está de más recordar que Cáceres Vadillo no estaba allí durante la mayor parte de la mañana -según su propio testimonio se movió por los cuatro focos-, así que su testimonio se basa en lo que le comentaron sus hombres y, si acaso, en los vestigios que le pudieran enseñar, si es que lo hicieron.

Pero basta leer con atención el párrafo para caer en la cuenta de que su declaración es genérica, no se basa en nada de lo que él haya sido testigo presencial. Así, comienza diciendo que «recogieron de todo«, para pasar a enumerar una lista que, evidentemente, no pretende ser exhaustiva ni exacta, y finaliza diciendo que se recogió «acetona y agua«, cuando cualquiera con cierta experiencia sabe que la acetona y el agua no están allí, listas para ser embolsadas, sino que son útiles de trabajo con los que los agentes recogen impregnaciones de vestigios en objetos que, por su tamaño o peso, no pueden ser transportados o arrancados de su lugar.

No es que mienta Cáceres Vadillo; simplemente, saca la cara por sus hombres, y si hace falta, pone algo de su parte; y si eso implica poner verde a la competencia… ¿pues qué se le va a hacer! 

Esa actitud de perenne disgusto ante lo que debió creer una interferencia de la Unidad Central -y, particularmente, de Sánchez Manzano- en el trabajo de sus hombres ya había quedado claro poco antes, en el mismo interrogatorio:

Asociación de Víctimas del Terrorismo: ¿Se hizo un reportaje, un reportaje gráfico o visual, audiovisual sobre la toma de las muestras?

Cáceres Vadillo: Sobre la toma de las muestras, generalmente se hace reportaje fotográfico pero se suele hacer en la Unidad Central. Una vez que van llegando se van catalogando las muestras o si me hago yo cargo de ellas las fotografiamos y las enumeramos y se mandan, pero en este caso, como se llevaron directamente a la Unidad Central sería la Unidad Central quien tendría que haber realizado, que no lo sé si lo hizo, porque desconozco todos los informes que se hicieron en la Unidad Central.

En realidad, la Unidad Central, lo que podría haber hecho, en todo caso, es un reportaje fotográfico sobre las muestras que les llegaron, o sobre el proceso de selección y clasificación, o incluso sobre las muestras que mandaron al laboratorio, pero nunca sobre la toma de muestras en sí, ya que la hicieron los hombres de Cáceres Vadillo.

Es un poco oscura esta declaración; en primer lugar dice el testigo que habitualmente se hace un reportaje sobre la toma de muestras (ojo, no sobre las muestras que han recogido) para luego excusar que no se hiciera acusando a una unidad que no estaba presente durante la recogida.

Como mínimo, tenemos aquí una inexactitud de Cáceres Vadillo; la Acusación Particular le está preguntando por el proceso concreto de la recogida de vestigios, y él, probablemente por esa inquina que comentábamos hacia la Unidad Central, confunde la pregunta -en el mejor de los casos; en el peor sería un falso testimonio- para echar más sospechas hacia los hombres de Sánchez Manzano.

Considerando todo lo anterior ¿puede extrañarnos el siguiente párrafo del Presupuesto Fáctico nº 10?

Que habiéndose, como se acaba de exponer, recogido soluciones acuosas en los focos de las explosiones, la perito Tedax en el plenario adujo que a ella no se las hicieron llegar, y respecto de los restos y vestigios recogidos en la calle Téllez admitió estar amontonados en una bolsa, la número 11, sin clasificación alguna.

Como hemos dicho antes, las declaraciones de Cáceres Vadillo no parecen la prueba más segura que se podría obtener para asegurar que se recogieron impregnaciones con agua y acetona. De modo que, a lo mejor, si no le llegaron a la perito químico es porque nunca se recogieron.

Por otra parte, los restos recogidos del foco de atentado de Téllez venían juntos en la bolsa nº 11, como otros restos venían en otras bolsas. Ello es responsabilidad de los agentes que hicieron la selección y clasificación de los vestigios recogidos, pero creo que las circunstancias de aquel terrible día eran lo suficientemente excepcionales como para justificar que no se anduviesen haciendo encaje de bolillos con el embalaje de las muestras… que no se envolvieran en paquetes separados cada una de las muestras de Téllez, con papel-regalo y lacito, no es motivo para las atroces acusaciones vertidas contra Sánchez Manzano, que por otro lado ni siquiera hizo la selección personalmente. Es más, está por demostrar que empaquetar las muestras de cada foco en diez o doce paquetes distintos sea mejor que en uno sólo ¿verdad?

Cierra el Presupuesto la juez Lledó con una andanada contra la Perito Químico de los TEDAX, que

…no guardó muestra alguna de esas aguas, lo que impidió un contraanálisis por los peritos designados en el plenario, como admitieron los dos que en el presente juicio testificaron, quienes además, de otro lado, depusieron haber sólo recibido 23 muestras para llevar a cabo la pericia encomendada por el tribunal, y que en la medida en que tales muestras eran pequeñas y no disponían de las soluciones acuosas con las que las mismas habían sido previamente lavadas (a excepción del polvo del extintor), solicitaron la entrega de más restos y vestigios recogidos de los focos, entrega que, sin embargo, no obtuvieron por indicarles que no había más muestras que las que recibieron

La juez Lledó se adhiere aquí a las proposiciones de los peritos conspiracionistas que declararon en el juicio para demostrar -suponemos- que existían dos opiniones contrapuestas sobre la labor de la perito, y con ello justificar que la crítica de «El Mundo» puede ser amparada por la Libertad de Expresión.

Pero una cosa es la crítica honrada y moderada, y otra los insultos, descalificaciones y acusaciones infundadas, o fundadas sobre mentiras tan flagrantes como las de los peritos conspiracionistas.

Porque, si algo quedó demostrado en el juicio, es que la perito no «lavó todas las muestras«, sino que cortó o separó un trozo muy pequeño (enviando el resto para el contraanálisis) sobre el que realizó las analíticas correspondientes. El líquido resultante (inferior en muchos casos a 1 cc, e inútil para nuevas determinaciones) fue desechado por la perito, como se suele hacer habitualmente con cantidades tan pequeñas, según afirmó otro perito de la Guardia Civil:

Yo quiero decir que, nosotros en el laboratorio nuestro de la Guardia Civil, entendemos que la práctica que ha efectuado la perito de los Tedax es normal y correcta, porque nosotros cuando recibimos una muestra de gran volumen que no podemos introducir en un vaso de precipitados para proceder a un lavado, lo que procedemos es a recortar una parte y sobre esa parte hacer los análisis y ya desecharlo guardando el resto sin lavar y creo que también que el hecho de que aparezcan los componentes amónicos del polvo de extintor es un claro indicio de que la muestra no ha sido lavada porque está claro que desaparecerían al lavarla.

 Todo el procedimiento seguido por la perito puede consultarse en sus declaraciones ante el Ministerio Fiscal y las Defensas, y si se quiere un pequeño resumen, en este enlace, aunque esté mal la autocita. 

Allí se puede comprobar que todo el asunto del «lavado de las muestras» es una inmensa patraña, empezando por su origen, puesto que los peritos conspiracionistas afirmaron basarse en un informe TEDAX -que siempre estaban «a punto de sacar» pero nunca encontraban- que decía que TODAS las muestras habían sido  «lavadas» en su INTEGRIDAD, cuando en realidad lo que decía era

(2073)“Relativo a las muestras recogidas en los distintos focos de las explosiones, es necesario indicar que fueron remitidas a la Audiencia Nacional en cumplimiento de orden recibida del Juzgado Central de Instrucción Nº 6, el 28 de Marzo del 2006. Sobre ellas se realizaron en su día extracciones acuosas y orgánicas con acetona

… y terminando por su final, puesto que los conspiracionistas afirman que la escasez de muestras, el «lavado» de restos, y la denegación de nuevos vestigios, nuevas determinaciones, nuevas pruebas (que fue hecha por el Presidente Gómez Bermúdez, con criterios exclusivamente jurídicos, y no por el Director de la Pericia, como sostuvieron los conspiracionistas) impidió averiguar la «marca» del explosivo, cosa imposible como vimos en la entrada anterior.

Podrá alegarse, para este Presupuesto, como para los anteriores, que la juez lo que demuestra es que había dos corrientes de opinión, lo que permite la crítica y que ésta sea amparada por la Libertad de Expresión.

Y seguramente es cierto. Pero, una vez más, y ya para terminar esta larga serie, si es suficiente que haya una persona que defienda cualquier teoría, por descabellada que sea, para justificar que se insulte y se acuse de crímenes gravísimos, desencadenando una verdadera campaña de prensa contra quienes se le oponen… algo falla.

 

(FIN DE LA SERIE)

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