Pulgarcito el Conspirador (I)

Introducción

Tal vez la característica más extraordinaria de las teorías conspiracionistas sobre el 11-M sea lo asombrosamente inverosímiles que son algunos de sus postulados. Ningún conspiracionista al parecer se ha parado a pensar en que la cadena de acontecimientos que habrían de ocurrir para que sus hipótesis fuesen verdaderas no tiene precedente en toda la Historia de la Humanidad. Ningún precedente. Ha habido atentados políticos, y posiblemente alguno en el que se intente orientar a la opinión pública en un sentido u otro (el atentado de Bologna suele citarse en este contexto), incluso alguno en el que el que comete el atentado intenta culpar a otro (por ejemplo, incendio del Reichstag). Pero lo que nunca ha ocurrido, en toda la Historia, es una conspiración en la que un conjunto de agentes con poderes casi divinos de omnisciencia y omnipotencia pueda manipular la realidad hasta los extremos que los conspiracionistas exigen que creamos.

Ya hemos hablado hasta la saciedad del suicidio de Leganés y de lo inverosímil que resulta que una persona de la que no existe huella física alguna haya asesinado a otras siete y haya hecho creer que estaban vivas a doscientos policías (cifra que cita García Abadillo), doce de ellos GEOs –es decir, integrantes de un cuerpo de élite con prolongada experiencia en la evaluación de condiciones como las que se dieron dentro del piso que debían asaltar–, para desaparecer luego sin dejar huella, burlando dos cordones policiales. Todo bajo las narices de Jesús de la Morena, el mayor experto antiterrorista de España según nos dicen José María Aznar y Ángel Acebes, y de su superior Pedro Díaz-Pintado, subdirector general operativo de la Policía y hombre de confianza de Agustín Díaz de Mera, a la sazón director general y actual eurodiputado del PP. Ningún conspiracionista ha respondido al reto que hemos lanzado en incontables foros y ocasiones: citarnos algún otro caso, en la dilatada historia de asaltos semejantes por parte de los cuerpos de élite de todo el mundo, en el que haya ocurrido algo remotamente similar.

Pero como digo, de esto ya hemos hablado. Me propongo en el artículo de hoy y sus secuelas abordar otro elemento clave de las teorías conspiracionistas, presente desde el artículo seminal de Fernando Múgica sobre los Agujeros Negros del 11-M: la extraordinaria precisión cronológica con la que son supuestamente plantadas las evidencias en el periodo entre el 11 y el 14 de marzo, y la no menos extraordinaria eficacia con la que cumplen, de forma absolutamente precisa, con su cometido de provocar una serie de reacciones, no sólo en la opinión pública sino en políticos avezados, inteligentes e informados: el sueño de Skinner hecho realidad.

He de confesar que me aproximo al argumento de la inverosimilitud con algún reparo. Al fin y al cabo, la apelación a la incredulidad es un argumento que hemos escuchado hasta el cansancio en boca de los conspiracionistas más connotados: «es imposible que un grupo de pelanas sin entrenamiento, etcétera, etcétera , etcétera». Es también un argumento utilizadísimo por los creacionistas, ya formulado por el obispo Paley en el siglo XVIII: se trata de intentar pintar una situación como imposible para forzar, típicamente a través de una falacia de falso dilema, la aceptación de la conclusión contraria.

Es adecuado por tanto preguntarnos en qué condiciones argumentar inverosimilitud es válido y en cuáles no. Propongo los siguientes criterios:

  1. 1. El suceso que se califica como inverosímil no está apoyado por evidencia material.
  2. 2. El suceso que se califica como inverosímil no tiene ningún precedente conocido.
  3. 3. El suceso que se califica como inverosímil es inusualmente complejo.
  4. 4. El suceso que se califica como inverosímil requiere la profusa utilización de explicaciones ad hoc.

En efecto, estas dos últimas condiciones son una aplicación directa del principio de la navaja de Occam.

Podemos ver fácilmente que el suicidio de Leganés cumple la condición 1. (no hay huella física del supuesto asesino), la 2. (no hay precedentes de algo similar, como acabamos de decir), la 3. (la explicación es mucho más compleja que la simple alternativa del suicidio) y la 4 (hay que explicar, entre otras cosas, con qué tecnología se engañó a una docena de GEOs y por qué no quedaron huellas de la misma).

En cambio, la supuesta inverosimilitud del atentado cometido por «pelanas» no cumple estos criterios: hay abundante evidencia material de la implicación de los terroristas, hay casos similares (el 7-J en Londres), el suceso no presenta complejidad ninguna y no es necesario el recurso a explicaciones ad hoc.

Es esto lo que distingue nuestra aplicación del principio de inverosimilitud del recurso conspiracionista a la incredulidad, a pesar de que éste intenta utilizar el criterio (2), invariablemente incurriendo en falsedades palmarias como «los terroristas islamistas siempre se suicidan», algo que es perfectamente rebatible con muchos ejemplos, el más notorio de los cuales, como nos ha señalado Issa al Isbani, es el primer atentado contra las Torres Gemelas.

Hagamos una última observación metodológica antes de entrar en materia. Nuestra apelación al principio de inverosimilitud no intenta demostrar otra cosa sino lo extraordinariamente complejas e improbables que son las consecuencias de algunos postulados conspiracionistas. No afirmaremos imposibilidad, como suelen hacer éstos, porque tal afirmación no puede hacerse de forma taxativa.

Cronología

Los hechos son archiconocidos, pero no está de más recordarlos. La siguiente relación está basada primordialmente en una publicación del propio gobierno en funciones del PP, llamada 11-M: Toda la Verdad, en Tiempo Real, cuyo contenido no está de más recordar, entre otras cosas porque es un relato fiel de lo que los conspiracionistas han dado en llamar la «versión oficial». El gobierno en funciones del PP no tenía duda: llamaba a dicho relato: «toda la verdad». Dicho relato está complementado con las declaraciones de Jesús de la Morena en su comparencia ante la Comisión de Investigación del 11-M.

En las primeras horas después del atentado, que ocurrió hacia las 7:40 de la mañana del día 11 de marzo, la impresión general se inclina por la autoría etarra. Así lo afirman, por ejemplo, el lehendakari Ibarretxe y el propio Rodríguez Zapatero. A las 12:00, reunión en la Secretaría de Estado de Seguridad con los responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Durante esa reunión se produce la llamada en la que se dice que la dinamita es Titadyine. A las 13:00 Arnaldo Otegi niega la autoría etarra, «ni como hipótesis» la contempla, dice. A las 13:30 el gobierno, por boca del ministro del Interior Ángel Acebes, confirma sin dar lugar a la menor duda la tesis de ETA. Sin embargo la misma mañana hacia las 10:30 la Policía ha localizado una furgoneta Renault Kangoo en Alcalá de Henares, la cual al ser inspeccionada en Canillas hacia las 15:30 revela contener varios detonadores, un culote de dinamita con rastros de una sustancia blanca y una cinta con caracteres islámicos. En su comparecencia de la tarde (20:20), Acebes anuncia estos hallazgos, dice que ha dado órdenes de abrir otra línea de investigación, pero sigue insistiendo en la primacía de la pista etarra. A las 21:30 Reuters difunde que un diario londinense en árabe ha recibido una reivindicación a nombre de las Brigadas Abu Hafs Al Masri. A las 22:00 la Cadena Ser, en boca de su reportera Ana Tarradellas, anuncia la existencia de un terrorista suicida confirmado por tres fuentes, apostillando que Interior no lo confirma.

Hacia las 2:40 de la madrugada del día 12 la Policía descubre en la Comisaría de Puente de Vallecas, mientras inventaría los efectos personales recogidos en la estación de El Pozo, una nueva bomba. Alertados los Tedax, desactivan la bomba en un parque cercano a las 5:14. De esta bolsa se recuperará un detonador similar a los encontrados en la Kangoo, además de dinamita Goma 2 ECO y un móvil con una tarjeta SIM que llevará, después de algún rodeo, a los arrestos del sábado 13 a las 16:00 h. El propio día 12 a las 18:00 Acebes vuelve a comparecer para informar del hallazgo de la bolsa, reiterando de nuevo la prioridad de la pista etarra. Por la mañana, a las 11:30, lo ha hecho el Presidente de Gobierno en el mismo sentido. De acuerdo con el testimonio de Jesús de la Morena ante la Comisión Investigadora del 11-M, el IMEI del teléfono móvil lleva a localizar a personas «de raza gitana» a lo largo del día, en lo que constituye una pista falsa porque el IMEI real no corresponde al que viene impreso en el teléfono. Al parecer por la tarde se entrevista a los indios que vendieron la tarjeta del móvil, sin mucho resultado según el propio De la Morena. Gara y ETB reciben sobre la 18:00 un comunicado de ETA negando responsabilidad.

El sábado por la mañana, antes de las 12:00 o 12:15 se identifica al comprador de la tarjeta, Jamal Zougham. A las 14:30 comparece Acebes de nuevo, con la única novedad de la teoría de la colaboración entre grupos terroristas como opción no descartable (a pregunta expresa de una periodista).. Entre las 15:30 y las 16:00 se llevan a cabo las primeras detenciones. A partir de ese momento, según el propio De la Morena, comienza a preponderar » la investigación de la ejecución material integrista. A las 19:40, llamada de Telemadrid al 091 informando de una cinta reivindicativa en las cercanías de la mezquita de la M30. A las 20:00 nueva comparecencia de Acebes informando de las detenciones. A las 20:30 la cinta es llevada a servicios policiales. A las 22:30 finaliza su análisis y traducción. A las 0:45 Acebes comparece por última vez antes de las elecciones, informando de la existencia de la cinta.

La hipótesis de Pulgarcito.

Según la doctrina conspiracionista, tal como fue planteada originalmente por Múgica, la sucesión de eventos entre el 11 de marzo y el día de las elecciones, y en particular los hallazgos de indicios, las confusiones y las declaraciones públicas, obedecieron a un guión cuidadosamente elaborado para dar la impresión a la ciudadanía de que el gobierno del Partido Popular ocultaba información o directamente mentía sobre la autoría del atentado, cuando lo que en realidad sucedió—siempre según la tesis conspiracionista– fue que manos invisibles manipularon las «miguitas de Pulgarcito» que constituían las pruebas para ir orientando por un lado la investigación hacia un grupo de cabezas de turco mientras por otro se mantenía al gobierno engañado, teledirigiendo sus declaraciones de forma que dieran la impresión mencionada de falta de sinceridad. No estaríamos pues ante un gobierno que miente motu proprio, sino ante un gobierno al que engañan con el objetivo de hacerlo aparecer como mentiroso. Al mismo tiempo, se habría montado toda una operación mediática para convencer al público de lo contrario de lo que afirmaba el gobierno: la autoría sería islamista, no etarra. Tenemos por tanto tres patas de la hipótesis de Pulgarcito, tres objetivos que el guión tiene que cumplir:

A) Conducir las investigaciones, gradualmente, hacia los cabezas de turco identificados en la instrucción del juez del Olmo como autores materiales a través de «miguitas o piedritas de Pulgarcito» –ambas expresiones han sido usadas– que van señalando el camino.

B) Al mismo tiempo, engañar al gobierno, haciéndole creer que la autoría es de ETA.

C) Al mismo tiempo, convencer a la opinión pública haciéndole creer que la autoría es islamista, lo cual a juicio de los conspiracionistas es también un engaño.

Nótese que planteada así, la hipótesis de Pulgarcito suena terriblemente compleja. ¿Cómo se las pueden arreglar los conspiradores para convencer al mismo tiempo de dos cosas radicalmente opuestas al gobierno y a la opinión pública, respectivamente? ¿Qué maestría psicológica se necesita para predecir con razonable seguridad que el gobierno caerá en una trampa y la opinión pública en la contraria? La cosa se complica aún más cuando vemos que el gobierno, al que suponemos inicialmente engañado para afirmar la autoría etarra, se convence tardíamente de que la otra autoría, la islamista. Al mismo tiempo, la hipótesis de Pulgarcito requiere que la Policía piense de forma distinta que el gobierno y no se lo comunique a éste. Digámoslo más claro: que los responsables de la investigación oculten con mala fe la verdad a sus superiores políticos. Como veremos, esto involucraría en la conspiración a personas como el intachable Jesús de la Morena. Pero no adelantemos vísperas: esbocemos simplemente las complejidades de la teoría, que, como es palmario, se ve forzada a multiplicar explicaciones ad hoc, en abierta contradicción con el principio de la navaja de Occam.

La cosa se complica, porque además, según una opinión al parecer dominante entre los conspiracionistas, ETA sí habría estado involucrada en el atentado. A ver, a ver, a ver, que empiezo a confundirme. ¿Me están diciendo que los conspiradores engañaron al gobierno contándole la verdad (ETA es responsable) mientras contaban a la opinión pública una mentira (el terrorismo islamista es responsable), mentira que a la postre terminó por creerse el gobierno, como atestiguan las declaraciones de Acebes después del suicidio de Leganés, las de Díaz de Mera a la Comisión de Investigación del 11-M respecto del mismo tema y el documento 11-M: Toda la Verdad, en Tiempo Real del que he sacado la cronología anterior?

¿No empieza a parecer todo esto increíblemente complejo? Pues no otra cosa afirman los conspiracionistas. Según ellos, los conspiradores son capaces de manejar las dos versiones simultáneamente, convenciendo al gobierno de una cosa y a la opinión pública de la contraria, en una primera fase, y finalmente convenciendo al gobierno en funciones de la hipótesis falsa cuando antes estaban convencidos de la verdadera, todo ello administrando sabiamente la (des)información a la manera de Pulgarcito.

No encuentro antecedentes de algo así. Ninguna investigación real da tantas vueltas de tuerca; pero sobre todo, no existe ningún conjunto de personas inteligentes (y desde luego presumimos inteligencia en los altos cargos del gobierno) que sea tan voluble y tan fácilmente manipulable. Los conspiracionistas parecen creer que las opiniones de las personas, y en particular de personas informadas y con criterio como los responsables políticos de la investigación, son tan infinitamente maleables que una dosis de desinformación por aquí, otra de media verdad por allá y un tercer hecho real acullá logran que esas personas cambie de opinión como una veleta, en el momento exacto, además, en el que el conspirador requiere que cambien de opinión. Una precisión en la manipulación de las opiniones y conductas que Skinner no se atrevió a soñar en sus peores delirios. Una precisión sin antecedentes.

Lo cierto es que ningún psicólogo conductista, ningún profesional de la comunicación, nadie en el mundo es capaz de manipular con tanta precisión las reacciones de personas o colectivos. La tecnología para hacerlo simplemente no existe. Al pensar lo contrario, los conspiracionistas han sido presas de uno de los grandes mitos paranoicos del siglo XX, la capacidad supuestamente inagotable de entes malignos para lavar el cerebro a cualquier persona o conjunto de personas y hacer que haga su voluntad. Estamos de nuevo ante la típica confusión entre ficción y realidad que es una de las constantes del pensamiento conspiracionista. Han visto Caligari, el Candidato Manchú, o, más probablemente, The Matrix. Han interiorizado la posibilidad de tales tecnologías a través de las películas y absurdamente les han conferido una existencia real. Vemos además que se cumple otra de las constantes de las teorías conspiracionistas: la atribución de poderes inmensos a los conspiradores, convirtiéndoles en entes casi divinos, omniscientes y omnipotentes.

Llegados a este punto vale la pena hacer una observación. Los conspiracionistas, sobre todo los de la rama Del Pino, pretenden que ellos no manejan hipótesis, que se limitan a señalar incongruencias y plantear dudas. Nada más falso. Ya decía Popper, que de estas cosas algo sabía, que no hay investigación sin hipótesis. En efecto, cada vez que planteamos que algo tiene relevancia en una investigación, lo hacemos porque tenemos una hipótesis en la que basar ese juicio, sea ésta implícita o explícita. Pero por si este principio general fuera poco, ya tendremos oportunidad, a lo largo de este artículo, de comprobar cómo los conspiracionistas, y en particular Múgica y Del Pino, han planteado de forma explícita la hipótesis de Pulgarcito.

Lo que sí es verdad es que no la plantean con la formalidad requerida, y sobre todo no extraen las conclusiones lógicas que se derivan de esta hipótesis, ejercicios éstos que son los yo propongo en este artículo. Si lo hicieran quedarían expuestos a las contradicciones e inverosimilitudes inherentes a sus teorías: quedarían, simple y llanamente, en ridículo. Por cierto que este es un buen recurso metodológico para refutar a un conspiracionista: pídasele que formule la hipótesis con claridad y procédase mayéuticamente a derivar conclusiones.

Finalmente, y como una reflexión aparte, hay que hacer notar lo que de psicológicamente consolador puede tener esta hipótesis de Pulgarcito en las mentes de los militantes, simpatizantes y votantes del PP. Ya se ha discutido que las teorías conspiracionistas en general cubren la profunda necesidad psicológica de dar sentido a una catástrofe de forma tal que nuestros deseos y creencias más íntimos no resulten afectados. El caso del 11-M no es una excepción. Al horror del atentado, los partidarios del PP sumaron una inesperada derrota en las elecciones, según las apariencias por decisiones incorrectas del propio gobierno del PP. De ahí que las teorías conspiracionistas del 11-M insistan en elementos que tienen la virtud de negar las tres acusaciones clave que se hicieron al gobierno:

  1. 1. El atentado como consecuencia la guerra de Irak. Si hubo participación de ETA y/o servicios secretos marroquíes y franceses y/o miembros de las FCSE y/o miembros del PSOE, entonces la motivación del atentado nada tenía que ver con Irak.
  2. 2. Imprevisión ante el terrorismo islamista. En efecto, si el atentado no fue islamista, no hubo imprevisión. Aún más, si hubo una conspiración de miembros de las FCSE para ocultar información al gobierno, difícilmente puede acusarse a éste de nada.
  3. 3. Manipulación, ocultación de información y falsedades dichas por el gobierno durante el periodo del 11 de marzo hasta el día de las elecciones, respecto del estado real de las investigaciones. Evidentemente, si hubo una conspiración para ocultar información durante esos tres días, la acusación quedaría automáticamente sin efecto; de lo único que habría pecado el gobierno es de candidez.

No es el objetivo de este artículo argumentar ni a favor ni en contra de ninguna de estas tres acusaciones. Todas son opinables en mayor o menor grado, todas tienen un alto contenido político y ninguna de ellas es relevante de cara a explicar las teorías conspiracionistas, porque lo importante no es el contenido de verdad que puedan tener estas afirmaciones, sino el hecho de que algunos las creyeron y las creen y que, para otros, estas afirmaciones son inadmisibles.

Simplemente me interesa resaltar que las teorías conspiracionistas cumplen la función psicológica de dar una explicación consoladora, alternativa y que deja intacto el conjunto de creencias y deseos del que cree la teoría. Esto, por cierto, debería bastarle a un espíritu crítico para someter a riguroso escrutinio las hipótesis formuladas: si hay algo que es demasiado bueno para ser verdad, lo más probable es que no sea verdad. Pero como los espíritus críticos no abundan en el conspiracionismo, nos limitaremos a señalar el punto y seguir adelante.

Decía que no entraré en la verdad o falsedad de las acusaciones planteadas, y en particular de la que más relevante es de cara a los eventos del 11 al 14, la tercera de ellas. Tampoco entraré a valorar el papel de los medios de comunicación de uno y otro signo, ni las declaraciones de diversos políticos, ni en el tema de la convocatoria de manifestaciones y concentraciones.

Esto último merece una explicación en detalle, ya que estamos hablando de no discutir el objetivo que he denominado (C), convencer a la opinión pública de que la autoría es islamista.

Albergo pocas dudas de que, en efecto, hubo un esfuerzo por parte de ciertos medios (y posiblemente de ciertos políticos) para defender la autoría islamista, aferrándose a cualquier indicio en ese sentido. El mismo esfuerzo que hubo, por parte de otros medios y posiblemente otros políticos, por defender la autoría etarra, aferrándose de la misma forma a cualquier indicio en ese sentido. Todo ello se puede documentar tirando de hemeroteca y alguna vez lo he discutido en otros foros.

Pero lo que me interesa resaltar es que aceptar cuando menos la posibilidad de que algunos medios y políticos tuvieran tal intención no implica que haya existido una conspiración con los objetivos (A) y (B), ni por supuesto que la autoría islamista haya sido un engaño. Éste es uno de los principales non sequitur del pensamiento conspiracionista. Para decirlo de forma más clara: si es verdad que PRISA y el PSOE intentaron convencer a la ciudadanía de la autoría islamista, esto no implica que haya existido una conspiración para sembrar miguitas de Pulgarcito y para confundir al gobierno.

Simplemente se da la circunstancia de que los que apostaron por la autoría islamista por cualquier razón (desde convencimiento hasta interés político) tenían razón según todas las evidencias: la realidad de que alguien haya tenido el objetivo (C) no implica en ningún caso que alguien tuviera los objetivos (A) y (B).

No es este el sitio para valorar si, al impulsar esa teoría, esos medios y políticos que apostaron por la autoría islamista actuaron de forma ética o no, como tampoco valoraré las decisiones éticas de sus adversarios. Y no lo es porque ese debate, lo sé por experiencia, no conduce más que a la exasperación de posturas partidistas, oscureciendo el punto principal que pretendo, que es la crítica a la hipótesis de Pulgarcito en sus objetivos (A) y (B).

Evitando entrar en estas valoraciones y polémicas confío además que podré ceñirme a la objetividad de los hechos, al tiempo que mantengo la línea de tiempo de los eventos lo más sencilla posible.

La increíble precisión de los conspiradores.

Ha llegado el momento de internarse más en la cronología de eventos para revelar la absoluta precisión de la supuesta coreografía. Para cada evento relevante, valoraremos si es crítico (es decir, si su ausencia hace fracasar la conspiración), o simplemente relevante (apoya a la conspiración, pero su ausencia no implica fracaso). También valoraremos si, por el contrario, la presencia del evento implica un riesgo para el éxito final de la conspiración. Recordemos que somos los conspiradores y tenemos un doble objetivo: llevar la investigación hacia unos cabezas de turco (objetivo (A)) y, al mismo tiempo, teledirigir las declaraciones de los cargos políticos, y en particular del ministro responsable, el del Interior (objetivo (B)).

a) Hallazgo Furgoneta Renault Kangoo

Si suponemos, como hacen los conspiracionistas, que la furgoneta fue plantada para orientar la investigación hacia una falsa autoría islamista, entonces sabemos que hay dos elementos críticos: la furgoneta, evidentemente, tiene que ser encontrada a tiempo, pero además su contenido no debe ser revelado antes de tiempo.

Esto lo dice el propio Múgica en el primer artículo de la serie sobre los Agujeros Negros del 11-M:

A la vez, comienzan a darse a conocer, a cuentagotas, detalles que marcan un camino a la opinión pública.

Lo que no dice Múgica es que es el propio gobierno quien da a conocer esos detalles (con algunas excepciones que discutiré en su momento).

Pregunta crítica #1: ¿Cómo saben los conspiradores a priori que el gobierno dará a conocer todos esos detalles? Si no lo hace, no hay forma de que lleguen a la opinión pública y por tanto no hay forma de que esos detalles influyan en la misma.

Pero en todo caso, quedémonos con la valoración de Múgica, que ya plantea la hipótesis de Pulgarcito, y observemos que aún antes de la pregunta crítica anterior hay que hacer la pregunta: ¿qué pasa si no se descubre la furgoneta? Para que esta pregunta tenga sentido, veamos hasta qué punto fue fortuito dicho hallazgo.

La persona que lo llevó a cabo fue un portero de Alcalá, el Sr. Luis Garrudo. Veamos el testimonio de Garrudo ante la Comisión de Investigación del 11-M (CI 11-M):

Ese día tuve que adelantar mi horario laboral porque tenía en Madrid el funeral por mi cuñado; creo que también consta en la policía porque lo dije igual. Adelanté el horario ese día, porque mi horario es de ocho a una por la mañana y de cuatro y media a siete y media por la tarde. (…) Eran las siete menos cinco de la mañana —un poco más o un poco menos— cuando me levanté. Cuando abrí la puerta del portal vi la imagen de una furgoneta y tres personas, dos en la parte delantera de la furgoneta y una en la parte trasera.

[…]

Después fui al portal y empecé a hacer mi trabajo, la limpieza. A la media hora o un poco más vino una chica y me dijo que no podía ir a Madrid porque algo gordo había ocurrido, pero ella tampoco sabía nada. Pasa otro cuarto de hora o así y vino otra chica diciendo que había habido un atentado enorme, que se piensa que había sido una bomba, que si habría sido ETA, en fin, lo que se decía en aquellos momentos. Salí a tirar un cubo de agua y volví a ver la furgoneta y entonces se me vino toda la imagen, pensé que esa gente podía tener alguna implicación. Eso fue lo que ocurrió.

Podemos apreciar que la furgoneta pudo fácilmente haber pasado desapercibida durante horas, tal vez días, si el Sr. Garrudo hubiera iniciado su jornada de trabajo a la hora habitual.. Y su cambio de horario se debió a algo tan fortuito como el fallecimiento de su cuñado. No sólo eso, sino que hasta que no ve la furgoneta de nuevo y «se le viene la imagen» no relaciona ésta con el atentado. ¿Acaso es imposible que Garrudo no hubiera hecho esa relación, o la hubiera hecho mucho más tarde?

¿Cómo podían saber todo esto los conspiradores? ¿En qué basaban su confianza de que la furgoneta sería encontrada en el momento adecuado? Nadie más que Garrudo (en realidad el Presidente de la Comunidad, al que Garrudo informó) hizo ninguna denuncia respecto de la furgoneta. Repitamos, entra dentro del terreno de lo perfectamente posible que esa furgoneta estuviera ahí durante días sin ser detectada. ¿Es creíble que los conspiradores hayan dejado un elemento tan importante a la suerte? Recordemos: sin furgoneta no hay declaración de las 20:20 de Acebes, la primera vez que el gobierno informa a la opinión pública que la hipótesis islamista es posible. Formulemos entonces la:

Pregunta crítica #2. ¿Cómo saben los conspiradores a priori que la furgoneta será encontrada a tiempo de influir los acontecimientos con una seguridad razonable?

La respuesta que está a la vista es que no lo saben, no pueden saberlo, pero dejemos que los conspiracionistas contesten.

Ahora bien, nos dice Múgica:

En la revisión de la furgoneta se tarda las horas suficientes como para que el Gobierno se meta un poco más en la trampa de la autoría de ETA. Se da la excusa de que la policía no tiene Tedax libres. Todos sus especialistas en explosivos están ocupados en los lugares de los atentados. Pero lo que no dicen es que la Guardia Civil ofrece sus servicios de Tedax y son rechazados de forma categórica.

Es decir, y como ya había yo adelantado, según Múgica el tiempo transcurrido es crítico. Se trata de que el Gobierno «se meta un poco más en la trampa de la autoría de ETA» (otra vez la hipótesis de Pulgarcito). Lo de «un poco más», como veremos luego, viene dado por la información del Titadyne, primer elemento que habría metido al gobierno en la trampa. No sabemos cómo ocurre este hundimiento mayor en arenas movedizas, ya que Múgica no lo especifica y no hay sucesos relevantes que lo provoquen, pero quedémonos con el dato de que el tiempo para Múgica es tan importante que acusa a la Policía de manipularlo dosificando artificialmente los hallazgos.

Extremo que por cierto fue desmentido en su día por el propio gobierno en funciones del PP (que en aquel tiempo hizo todo lo posible para demostrar que no hubo retardo alguno), y que también desmienten los acontecimientos. Merece la pena un pequeño rodeo para demostrar de paso cómo se equivoca Múgica y cómo, dos años y medio después de la publicación de este artículo, no ha retractado una sola palabra del mismo..

La primera llamada se produce a las 10:30, según un testimonio del Auto de Procesamiento, pag. 145:

Inspector del C.N.P. con carné 80.447.

Sobre las 10:30 horas del 11 de marzo de 2004 se recibe en la Brigada una
llamada, indicando la existencia de una furgoneta sospechosa en Alcalá de Henares. Que llegaron a Alcalá de Henares momentos antes de las 11 de la mañana…

Y confirmado por el Comisario de Alcalá, Eduardo Blanco, en su comparecencia ante la CI 11-M:

Nosotros, el día 11 a las 10:30 de la mañana recibimos un comunicado por parte del presidente de la comunidad de vecinos de la calle Infantado, donde vive el portero que dio la primera información, en el que nos decía que esta persona le había dado una información en el sentido de que había visto a tres individuos en una furgoneta que estaba aparcada enfrente. Este ciudadano nos dio la matrícula de esta furgoneta, comprobamos que estaba sustraída y automáticamente iniciamos el dispositivo en la zona para comprobar todos los datos que nos habían dado. Los compañeros de la comisaría que se desplazaron allí tardaron aproximadamente dos minutos en personarse en la portería, localizaron al portero y este les explicó lo que había visto.

Digamos de paso que este testimonio desmiente otra afirmación del famoso artículo de la Orquesta Mondragón, en el que Múgica afirmaba que la primera llamada de un policía junto a la furgoneta se hizo antes de comprobar que era robada. También, por si fuera poco, se desmiente su cronología, ya que él ubica a policías junto a la furgoneta «bastantes minutos» antes de las 10:00 AM.

En todo caso, vemos que hay un detalle curioso: Garrudo, según su testimonio, se habrá dado cuenta de que la furgoneta podía estar implicada hacia las 8:00 AM. Ve a los terroristas hacia las 6:55, va a la estación de tren a recoger la prensa (unos diez minutos ida y vuelta según otros testimonios), y cuarenta y cinco minutos después o poco más tira el agua del cubo, mira la furgoneta y se le ocurre que puede estar implicada. ¿Por qué entonces la primera llamada es recibida hacia las 10:30?

Parecería que o bien Garrudo o bien el Presidente de la Comunidad tardaron dos horas y media en reportar el hecho. El propio Garrudo refleja en su comparecencia una cierta renuencia a verse implicado:

Se lo comenté al presidente de la comunidad, porque yo quería haber llevado esto más en secreto; hay un policía allí debajo pero coincidía que no estaba, esa fue mi perdición, que se lo comenté al presidente de la comunidad, se fue a buscar un policía, porque la estación estaba llena de policías.

En realidad, como hemos visto, no fue a buscar a un policía sino a llamar a Comisaría, pero esto es un detalle menor.

Ahora bien, ¿qué relevancia tiene este juego de horas? Ahora lo veremos.

A partir de la llamada los acontecimientos se precipitan. La Policía llega en cinco minutos, ya que había agentes en la propia estación de Alcalá. Sobre las 11:00 se llama a la Policía Científica (Auto de Procesamiento, testimonio del inspector con carné 75.039, pag. 146). En la Comisión el mismo inspector dijo que ocurrió a las 10:50, extremo confirmado por el comisario Blanco. A las 11:30 se llama a los Guías Caninos (Auto de Procesamiento, testimonio del agente con carné 74.021, pag. 146), que llegan a Alcalá sobre las 11:45 y terminan su actuación pasadas las 13:00 (mismo testimonio). En ese momento es precintada. Según el propio comisario Blanco:

No se localiza nada y automáticamente dispongo que la furgoneta se cierre y que se precinte para hacer una inspección ocular fuera del lugar, porque había multitud de personas que estaban allí observando. Dispongo que la furgoneta se traslade al recinto policial de la comisaría para hacer esta inspección ocular, mando una grúa y, cuando llega la grúa, me transmiten la orden de que sea trasladada a Moratalaz, donde estaba la Brigada Provincial de Información. El problema es que la grúa no puede cargar esta furgoneta, se retira de allí y van a buscar otra grúa. Una vez que conseguimos esta grúa, se monta la furgoneta en la grúa, con las debidas precauciones para no borrar ningún tipo de huellas, y a las 2:15 horas aproximadamente recibo la instrucción de que en lugar de a Moratalaz se traslade a la sede de la Comisaría General de Policía Científica y allí se traslada la furgoneta. Esto es lo que nosotros hacemos. A las 2:15 horas sale de Alcalá de Henares y llegaría a Madrid sobre las 3:15 ó 3:30 aproximadamente.

Todos estos datos son confirmados en la declaración del jefe de Policía Científica de Alcalá, Luis Martín Gómez, responsabla de la custodia de la furgoneta hasta su entrega en Canillas, en testimonio ante la CI 11-M. Por cierto que la decisión de traslado es tildada por De la Morena de «correctísima» dado que es más fácil trasladar la evidencia que los equipos de la Policía al lugar de los hechos, y en Comisaría se cuenta siempre con más medios.
Y por cierto también que en el Auto de Procesamiento figura, identificado, uno de los policías que escoltan la grúa hasta Canillas (Agente 80.447). Esto tiene importancia porque, de haber habido una manipulación, él sería uno de los principales sospechosos.

Llega el momento de hacer algunas observaciones. Como podemos ver, no parece que la ausencia de los Tedax en Alcalá tenga un impacto significativo sobre los tiempos, a diferencia de lo que afirma Múgica, independientemente de si el rechazo «categórico» a los expertos de la Guardia Civil haya sido cierto o no. Hay alrededor de una hora entre la llegada de los primeros agentes y la de los guías caninos, tiempo que no parece suficiente para que «el gobierno se meta un poco más en la trampa». El único otro hiato relevante es el tiempo transcurrido entre el precinto de la furgoneta y su traslado, de alrededor de una hora. Entre ambos apenas suman el retraso principal, ¡que sería el tiempo que tardan Garrudo y el Presidente de la Comunidad para comunicar el hallazgo de la furgoneta a la Policía!

Una ojeada a una línea de tiempo ilustra mejor que mil palabras estas afirmaciones:

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Llegados a este punto, o bien se llega a la conclusión de que Garrudo y su presidente de comunidad son parte de la conspiración, o bien es forzoso aceptar que la hipótesis conspiracionista pierde fuelle a ojos vista…. además por supuesto de preguntarnos si hay algún dato o valoración en los que Fernando Múgica haya acertado, habida cuenta de todos los errores que le vamos detectando.

Y es que tiene delito. Se equivoca hasta en esto:

La furgoneta es trasladada primero a la Brigada Provincial de Información en la calle Tacona de Moratalaz. Desde allí, a las 14.14 horas, se lleva a las instalaciones de la Comisaría General de Policía Científica, ubicadas en Canillas.

Ni la furgoneta pasó nunca por Moratalaz, como hemos visto, ni por supuesto salió de ahí a las 14:14. De donde salió a esa hora fue de Alcalá.

Premio Pulitzer a Fernando Múgica, ¡ya! (el correspondiente a lo que los anglosajones denominan «fiction», no el de periodismo, evidentemente).

Y aún hay más. Pero eso en próxima entrega. A ver si logro artículos de longitud razonable esta vez….

Esta entrada fue publicada en Agujeros Negros de Fernando Múgica, Artículo Firmado, Furgoneta Kangoo, Metodología Conspiracionista. Guarda el enlace permanente.

763 respuestas a Pulgarcito el Conspirador (I)

  1. Tad Pole dijo:

    Cero007 #751: Es que nos va más el estimulante aire fresco de la cercana sierra, que el sofoco de lejanas arenas, pero hay que cambiar de aires de cuando en vez 😀

  2. Cero007 dijo:

    Hay que cambiar de aires, sí. La endogamia produce monstruos.

  3. Tad Pole dijo:

    No, si al final acabaremos estando de acuerdo en algo Cero007…

  4. urodonal dijo:

    Tad Pole #748

    urodonal 747: Es usted bastante cansino. Me han pedido ya suficientes veces el curriculum para poder opinar como para que usted parezca ignorar lo que he respondido al respecto.

    No sea tan vago que “la respuesta está en el blog”.

    Ni se imagina lo cansino que puedo llegar a ser.

    Usted no me ha contestado, se ha limitado a insinuar que lo que yo mantengo es que o eres un «super experto» o no puedes opinar sobre un tema. Y yo no digo eso, yo lo que digo es que hay que saber «algo», un poquito, nociones básicas…. de las que usted, y ahora velve a tener una estupenda oportunidad para desmentirlo, carece en lo que a investigaciones policiales o a procesos judiciales respecta.

  5. Cero007 dijo:

    De Tad Pole para Urodonal (publicado por error en otro hilo)

    urodonal #756:

    “… yo lo que digo es que hay que saber “algo”, un poquito, nociones básicas…. de las que usted, y ahora velve a tener una estupenda oportunidad para desmentirlo, carece en lo que a investigaciones policiales o a procesos judiciales respecta.”

    Si eso es lo que le preocupa, sí. Es seguro que se “algo”, seguro que se “un poquito” e incluso seguro que tengo “nociones básicas”, sobre investigaciones policiales y procesos judiciales. A estas alturas seguro que tengo más conocimientos sobre explosivos que los de SM cuando declaró en la Comisión (seguro que ahora ya se ha puesto al día y habrá copiado cien veces “La Goma-2 ECO no lleva Nitroglicerina”)

    ¿Y qué?

  6. urodonal dijo:

    Tad Pole #756. ¿Quiere usted, por favor, explicitar de dónde proceden sus conocimientos y/o experiencia?

    O siendo más concreto

    Dando por buenos sus datos ,que es mucho pero que mucho mucho dar, esto es, suponiendo que hay 131 “incongruencias” en Autos y Sumarios,

    ¿Tiene usted datos que le permitan afirmar que esa cifra es anormalmente alta ?

    ¿Cuántos autos y sumarios ha examinado usted en su vida?

    En los autos y sumarios de extensión y complejidad similares a los del 11m ¿qué es lo habitual? ¿encontrar más o menos “incongruencias”?

    Si usted no tiene no idea del proceder de la policía en relación con la investigación de atentados terroristas ¿ cómo sabe cuál hubiera debido ser su comportamiento normal ?

  7. Aero dijo:

    Alfonso Guevara, uno de los tres magistrados que componen el tribunal del 11-M, ha señalado que el momento más duro que ha vivido en la vista oral ha sido «el día de las víctimas, porque algunas venían preparadas para hacer un discurso político que estaba fuera de todo lugar. Son de esas cosas que te entran por un oído y te salen por otro. Daba vergüenza ajena». En una entrevista concedida a La Razón, Guevara ha aclarado que la sentencia será abierta y que sólo se establecerá la «verdad jurídica, que no tiene por qué coincidir con la verdad». También ha defendido el papel de la Prensa.

    ¿La sentencia será el triunfo de las tesis conspiracionistas?

  8. lejianeutra dijo:

    Bueno, considerando que quien más eco se hace de la entrevista de Guevara en La Razón es Libertad Digital, tampoco le daría mucha mayor importancia a sus palabras. Ya conocemos a Libertad Digital y su habilidad para descontextualizar declaraciones. Un ejemplo:

    Alfonso Guevara ha defendido y elogiado el papel de los medios de comunicación. Muchas han sido las críticas que, durante estos meses, se han vertido contra aquellos que no secundan la versión oficial: desde Prisa pasando por la fiscal, Olga Sánchez, hasta llegar, incluso, al ministro de Justicia quien este martes amenazó con «controlar» a la Prensa. «Lees los periódicos, pero por mera información y curiosidad. Pero eso no tiene ninguna trascendencia para la sentencia. Incluso a veces ayudan si se te ha escapado algún detalle, porque te refresca la memoria. Es un resumen de lo que ha pasado. Para mí, por ejemplo, me ha servido para identificar a los procesados y Fernando (García Nicolás) leía la prensa por las mañanas y comprobaba los detalles».

    En fin, pretender que con estas palabras Guevara estaba defendiendo el papelón de El Mundo y criticando a Olga Sanchez, a Bermejo o a El País… sólo se le puede ocurrir a Federico.

  9. Cupside dijo:

    Rogaria a los moderadores borrasen los comentarios anteriores puesto que lo unico que pretenden es hacer google bombing para mejorar entradas y demas.

    Un saludo.

  10. preraspetty dijo:

    continuing endlessly viagra on fleetingly

  11. Mangeclous dijo:

    Ya era hora de que alguien lo dijera. Gracias, dwedlirlTycle .

  12. Pingback: Titadyn, el eterno retorno (XXVI) por Rasmo | Desiertos Lejanos

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