Titadyn, el eterno retorno (XXXV) por Rasmo

Titadyn, el eterno retorno (XXXV) por Rasmo

Nos quedan todavía varios asuntos por estudiar en relación con los explosivos y la actuación de Sánchez Manzano y la agente 17632 al respecto.

En su constante escrutinio en busca de algún elemento reprochable en la conducta de los mencionados, los conspiracionistas han aducido con frecuencia que los Tedax de Sánchez Manzano, supuestamente, infringieron los “protocolos” policiales en lo relativo a la recogida y el análisis de las muestras de los focos de explosión.

Esta acusación, que se ha convertido en uno de los aspectos básicos de la historieta conspirativa, comprende fundamentalmente dos partes diferenciadas (aunque incluye otros aspectos colaterales a los que también aludiré): por un lado, se afirma que se produjo una especie de invasión ilegítima, por parte de los Tedax de la Unidad Central (dirigida por Sánchez Manzano), de las funciones que habrían correspondido a los Tedax de la Brigada Provincial de Madrid (a las órdenes de Cáceres Vadillo). Por otro lado, y con carácter principal, se insiste en que las muestras debieron haber sido enviadas al laboratorio de la Policía Científica, único facultado para realizar unos análisis válidos.

Si no me equivoco, uno de los primeros artículos en los que se plasma con claridad esta doble vertiente apareció en El Mundo el 5.11.2006, anunciando la publicación del segundo libro de Luis del Pino (“Las Mentiras del 11-M”), con extractos de éste:

Las muestras recogidas en los focos de explosión de los trenes hubieran debido enviarse a la Policía Científica, que es quien se encarga de realizar todos los análisis en las investigaciones. En lugar de eso, las muestras recogidas en los trenes se enviaron a la Unidad Central de Desactivación de Explosivos (los Tedax), que no dispone de laboratorios tan sofisticados. A la Policía Científica sólo se le permitió analizar los explosivos encontrados fuera de los trenes (por ejemplo, el explosivo encontrado en la furgoneta de Alcalá o el de la mochila de Vallecas). Pero las muestras encontradas en los trenes, que eran las verdaderamente importantes, se guardaron cuidadosamente en poder de los Tedax.

Ni siquiera se cumplieron los protocolos en lo que a los Tedax se refiere. Porque el protocolo marca que si esas muestras se envían a los Tedax deben enviarse a la sede del grupo de Tedax provincial, no a la Unidad Central. Así se recoge en la declaración del jefe provincial de los Tedax ante el juez Del Olmo.

Podemos empezar por este segundo aspecto, que estimo de menor enjundia.

1. La supuesta extralimitación de Sánchez Manzano.

En el Prólogo de “Titadyn”, García Abadillo refiere el desencuentro entre los Tedax de la Brigada Provincial de Madrid y los agentes de la Unidad Central (pp. 36 y 37):

Todos los efectivos de la Brigada Provincial de Madrid […] se desplazaron ese día a las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, además de a la calle de Téllez. La incidencia […] le correspondía reglamentariamente a la unidad o grupo de Madrid. Sin embargo, cuando el jefe de dicha unidad [Cáceres Vadillo] llegó a la estación de Atocha, ya estaba allí el jefe de la Unidad Central, nuestro omnipresente Sánchez Manzano, acompañado de numerosos agentes adscritos a la misma.

El problema era determinar a quién le correspondía la dirección. [El] interés [de Sánchez Manzano] por apropiarse de la incidencia quedó meridianamente claro desde el principio. […] [L]a orden de Sánchez Manzano había sido tajante: todo lo que se recogiera en los trenes tenía que ir a la Unidad Central.

La evidente falta de organización y los fallos en la dirección de la operación provocaron errores en la recogida de restos que, posteriormente, han tenido graves consecuencias para el esclarecimiento de los hechos. […]

Este asunto no se menciona expresamente en la querella de la AAV11M, pero su abogado, José María de Pablo, lo ha suscitado repetidamente con ocasión de las declaraciones de los diferentes testigos, para disfrute de la prensa afecta, que ha publicado artículos en los que se cita al Inspector Jefe de la Brigada Provincial de Madrid con palabras muy poco amables hacia Sánchez Manzano:

Cáceres Vadillo declaró que le quitaron «prácticamente de las manos» los restos con explosivos recogidos de los trenes por orden de Sánchez Manzano, que «lo mezcló todo». El subordinado del comisario aseguró que su jefe impidió que las muestras fueran ordenadas y etiquetadas, como se hace siempre siguiendo los protocolos establecidos. También afirmó que él personalmente pidió a Sánchez Manzano los resultados de los análisis de los explosivos, pero que el comisario nunca se los facilitó. No cabe albergar ninguna duda de que la actitud de Sánchez Manzano en la investigación de los atentados del 11-M fue totalmente obstruccionista, como si tuviera más interés en ocultar los hechos que en esclarecerlos.[EM, editorial, 16.7.2011]

La declaración del que debería haber sido el máximo responsable operativo de los Tedax tras las explosiones del 11-M si no hubiese sido relevado por Manzano -a la voz de «aquí mando yo», según su anterior comparecencia- perfiló todos los indicios de la posible «destrucción o desaparición» de restos recogidos en los focos de las explosiones a los que la juez se refirió cuando rechazó archivar la causa.[EM, 16.7.2011]

Del señor Cáceres Vadillo tenemos por ahora más de media docena de declaraciones diferentes. La que realizó ante el juez instructor Del Olmo, el 12.7.2004; ante el tribunal presidido por Gómez Bermúdez, el 14.3.2007; y otras cinco (¡cinco!) en la instrucción de la querella de la AAV11M contra Sánchez Manzano y la agente 17632.

Tanto en su declaración de 12.7.2004 (Tomo 63 del sumario, folios 19.147 y 19.148) como en el juicio del 11-M (14.3.2007), el Jefe de los Tedax de Madrid manifestó haber dirigido a sus propios hombres en los cuatro focos de explosión, sin mencionar ese supuesto desplazamiento de Sánchez Manzano a la voz de “aquí mando yo”. Concretamente, en el juicio:

Fiscal: Estuvo usted entonces, en su intervención, ¿estuvo usted en los cuatro focos de las explosiones, de los atentados?

Cáceres Vadillo: Sí, señoría, en los cuatro.

Fiscal: En primer lugar estuvo en Atocha.

CV:  Dirigiendo lo de Atocha y cuando ya se calmó un poco el tema me dirigí hacia los otros focos a fin de supervisar un poco las labores de recogida de muestras.

Fiscal: En la estación de Atocha, cuando usted acude ¿ya estaba el comisario de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos, el señor Sánchez Manzano que acaba de salir de la sala?

CV. –  Sí, sí estaba allí, sí.

Fiscal: ¿Cómo jefe de la Unidad Central?

CV. –  Sí, y el Comisario General de Seguridad Ciudadana.

Fiscal: ¿Le dijo algún, le dio algún, alguna orden de cómo se debería llevar a cabo el trabajo o el grupo que usted dirigía trabajaba autónomamente?

CV. –  El grupo en el que yo trabajo, trabajaba autónomamente, de hecho ya habían empezado una serie de gestiones […].

[…]

Fiscal: Le he preguntado anteriormente: ¿Usted dirigió los cuatro focos? ¿El grupo de usted?

CV. –  Dirigí los cuatro focos….

Fiscal: En unión con otras personas de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos, ¿estuvieron en los cuatro focos?

CV. –  Vamos a ver, me vuelvo a explicar. El grupo que dirijo estaba repartido en los cuatro focos y yo estaba en contacto permanente con los cuatro focos vía telefónica. Posteriormente, una vez aclarada la situación de Atocha, yo me dirijo al resto de los focos para supervisar como ya he dicho antes las labores de recogida de búsquedas, recogida de restos. En esos cuatro focos también había gente o había funcionarios Tedax de la Unidad Central, pero yo no los dirigía, los dirigía sus mandos naturales.

Todo ello con independencia de que finalmente las muestras se llevaran a la Unidad Central, destino que, por otro lado, habrían alcanzado en cualquiera de los casos, como se encargó de recalcar el propio Gómez Bermúdez durante la vista oral en la Audiencia Nacional:

R. BARROSO: Usted señalaba en su declaración que habían remitido los restos de explosivos a la Unidad Central y que esto no era lo normal ¿qué es lo normal?

CV: Hombre, lo normal sería que, que lo hubiésemos, los que hemos recogido los del grupo, lo hubiésemos llevado al grupo, lo hubiésemos clasificado bien y posteriormente lo hubiésemos llevado a la Unidad. Pero si una, un ente superior como era el Jefe de la Unidad y el Comisario General [de Seguridad Ciudadana, Cuadro Jaén,] decide que se llevase directamente a la Unidad, nosotros cumplimos la orden.

R. BARROSO: El Jefe de la Unidad, ¿podría identificarlo?

CV: Sí, es el Comisario Juan Jesús Sánchez Manzano.

R. BARROSO: Juan Jesús Sánchez Manzano. Un instante señoría, solamente…

Gómez Bermúdez: En cualquier caso acabó, todos los restos acabaron en la Unidad Central, que era su destino se hiciera lo que se hiciera, lo clasificaran ustedes o ellos, ¿no?

CV: Sí, sí todos fueron allí y ellos fueron los que clasificaron. Nosotros recogimos y ellos se llevaron, clasificaron, mandaron, analizaron…

GB: Sí, pero que la diferencia entre una cosa y otra, entre lo que usted califica como normal y lo que se hizo es que la clasificación la ha hecho la Unidad Central en vez del grupo.

CV: Sí. Efectivamente.

De modo que, como tantas otras veces, esta cuestión ya se discutió en el juicio del 11-M. De hecho, la pretendida ruptura de protocolos, en su doble vertiente de conflicto con la Brigada Provincial y de omisión del envío de las muestras a la Policía Científica, ya figuraba en el escrito de conclusiones provisionales de la AAV11M (15 de noviembre de 2006) en el marco de ese procedimiento (p. 144).

En cualquier caso, como ya he dicho, lo que quedó claro durante la vista oral es que, al final, los restos van a parar al mismo sitio. Lo único distinto de lo habitual en aquella ocasión es que el asunto se centralizó desde el principio. El tribunal presidido por Gómez Bermúdez, que en algún momento mencionó “su función fiscalizadora de la investigación” (p. 512 de la sentencia, refiriéndose concretamente a las consideraciones sobre la mochila de Vallecas, pero es un principio generalizable), no encontró en ello nada que mereciera su reproche.

En cambio, según las posteriores declaraciones de Cáceres Vadillo (tal como se recogen en la prensa comprometida con la causa) ante la juez Coro Cillán, instructora de la querella contra Sánchez Manzano y la perito 17632, el Jefe de la Unidad Central no sólo se llevó las muestras, sino que asumió el mando operativo en los focos con maneras de abusón. Si el Jefe de los Tedax de Madrid vuelve a declarar en el futuro, tal vez por octava o décima vez, quizá surjan nuevas sorpresas, quién sabe.

A este respecto, quisiera destacar un punto que me ha llamado particularmente la atención. El Mundo, con ocasión de las supuestas revelaciones que sobre esta cuestión se están poniendo de manifiesto en el marco de la querella de la AAV11M, ha indicado:

[L]os ‘tedax’ de Madrid [han declarado] ante la juez que investiga a Manzano […] que le advirtieron con claridad [a Sánchez Manzano] de que, con sus órdenes -en concreto, a la voz de «aquí mando yo»-, estaba rompiendo la cadena de custodia. [EM, editorial, 1.10.2011]

Asimismo, el 15.3.2011, Manuel Marraco había informado también desde El Mundo de que “El ‘aquí mando yo’ de Manzano rompió la cadena de custodia de los restos del 11-M, según los ‘tedax’”. El editorial de ese día opinaba:

[D]e la rigurosa investigación de la juez [Coro Cillán] […] se desprende que la recogida de muestras de explosivo fue, cuando menos, irregular. Así lo atestiguan los agentes, que ayer siguieron declarando. Estos han asegurado en sede judicial que se rompió la cadena de custodia, algo que no debería ocurrir en ningún caso, y desde luego jamás en un atentado con casi 200 muertos, el peor de nuestra Historia. Parece increíble que un dato tan relevante no quedara acreditado en la sentencia de la Audiencia Nacional.

Quizá ese “dato tan relevante” de la supuesta ruptura de la cadena de custodia no quedó “acreditado en la sentencia de la Audiencia Nacional” porque en aquel entonces, el jefe de los hoy quejumbrosos Tedax de Madrid, Cáceres Vadillo, declaró lo siguiente:

A. GERIA: Y le han preguntado en algunas ocasiones anteriores eh… el hecho de, de ah… que se hayan llevado los restos a la Unidad Central. A mí lo único que me preocupa saber al respecto es ¿se llevaron debidamente custodiadas y controlados todos los restos que fueron recogiendo? Sí o no.

Cáceres Vadillo: La cadena de custodia se respetó desde el primer momento.

Gómez Bermúdez: Bien, bueno, eso salvo valoración del Tribunal. Otra pregunta.

Este intercambio pone de manifiesto varias cosas: que algunos se pasan el día dando vueltas a cuestiones que ya se suscitaron en el juicio del 11-M; asimismo, que algunas memorias evolucionan llamativamente con el tiempo; por último, que el tribunal presidido por Gómez Bermúdez tomó nota de ello y lo valoró como sabemos, es decir, dándole la nula importancia que merece. Tal vez quepa añadir asimismo la observación de que, para escribir en El Mundo, no parece que sea necesario documentarse mucho.

Mi impresión personal es que no hay ser muy perspicaz para percibir que Cáceres Vadillo y algunos de sus hombres no albergan especial simpatía hacia Sánchez Manzano. Que los supuestos defectos personales o profesionales de este último justificaran o no ciertas animadversiones es una cuestión que no debería entretenernos. A Sánchez Manzano (y a su entonces subordinada, no lo olvidemos) no se le piden años de cárcel por no ser un buen tipo o por ser un pésimo jefe, sino por una serie de delitos dolosos que lo convierten en un falsificador y golpista. A mi juicio, esta distinción no parecen tenerla muy clara algunos de los intervinientes en las diligencias de instrucción ordenadas con notable liberalidad por la Sra. Coro Cillán. En este sentido, procede aportar varios datos que los medios de comunicación habituales no han tenido a bien trasladar a su audiencia, siguiendo su continua práctica de picotear selectivamente lo que les interesa.

Ante el tribunal del 11-M, como he recogido más arriba, Cáceres Vadillo indicaba haber seguido órdenes de la superioridad para enviar las muestras directamente a la Unidad Central. Aunque, como siempre, todas las miradas acusadoras se centran en Sánchez Manzano, a mí me parece curioso que se olvide a Cuadro Jaén, superior de ambos, al que también aludía Cáceres Vadillo:

Hombre, lo normal sería […] que lo hubiésemos […] llevado al grupo [Provincial], lo hubiésemos clasificado bien y posteriormente lo hubiésemos llevado a la Unidad [Central]. Pero si […] un ente superior como era el Jefe de la Unidad y el Comisario General [de Seguridad Ciudadana, Cuadro Jaén,] decide que se llevase directamente a la Unidad [Central], nosotros cumplimos la orden.

Pero la omisión mediática más llamativa, a mi entender, es que en el marco de la querella de la AAV11M ha quedado de manifiesto que la opinión de Cáceres Vadillo sobre el reparto de competencias, tan magnificada por los enemigos de la versión oficial dista de ser universal y, lo que es más importante, no es (ni era) compartida por sus superiores. Así, la referencia de El Mundo a la declaración de 16 de septiembre de 2009 de Cáceres Vadillo ante la Sra. Coro Cillán (EM, 17.9.2009; justo al final del enlace), que se iniciaba en la portada del día, recoge (con cierta creatividad) cuantos aspecto negativos puede atisbar en las palabras del testigo, pero hurta a sus lectores la posibilidad de conocer que el Jefe de los Tedax de Madrid mencionó también que en su día interpuso una queja por vía sindical en relación con este asunto, seguida de un nuevo escrito solicitando aclaraciones a la primera respuesta. En efecto, Cáceres Vadillo indicó que el sucesor de Diaz-Pintado (Subdirector General Operativo de la Policía en el momento de los atentados), Miguel Ángel Fernández Chico (el puesto pasó a denominarse con él “Director Adjunto Operativo”), contestó diciendo que en el 11-M fue necesario actuar como se actuó porque las circunstancias desbordaban el normal funcionamiento de los Tedax. Ante la petición de aclaraciones, según Cáceres Vadillo, se le volvió a explicar que el trabajo de su grupo quedaba desbordado por los acontecimientos y había de establecerse una cadena de mando distinta.

Fernández Chico fue nombrado por el Gobierno del PSOE. Para evitar las previsibles suspicacias, no estará de más señalar otro dato complementario que la prensa buscadora de la verdad tampoco ha querido compartir con sus lectores. Sólo dos días después de la comparecencia de Cáceres Vadillo, fue el turno del propio Díaz-Pintado, nombrado por el Gobierno del PP y número dos de la Policía durante el 11-M. Su declaración fue también noticia de portada en El Mundo. Entre la información más o menos retocada de Manuel Marraco no había manera de encontrar lo que el ex alto cargo de la Policía había manifestado sobre este asunto de las competencias. Y es que Díaz-Pintado expuso de forma reiterada que las circunstancias especiales del momento justificaron las diferencias operativas; por tanto, estimó justificado que la Unidad Central de Tedax arrogara para sí las competencias, por consideraciones de “eficacia”; señaló que aquel día, ante la magnitud de los hechos, las unidades centrales asumieron las competencias de coordinación en todos los ámbitos policiales; lo consideró una “decisión acertada” y afirmó que “discrepaba radicalmente” de Cáceres Vadillo.

Así pues, los superiores comunes de Cáceres Vadillo y Sánchez Manzano podrían equivocarse o no, pero sus opiniones, opuestas a las de aquél, difícilmente deberían considerarse irrelevantes, salvo en algunas redacciones. Pese a las alharacas mediáticas, yo no veo en esto más que una serie de desavenencias jerárquicas, de rencillas administrativas sin la menor trascendencia penal, que no constituyen sino una excusa para rellenar portadas.

Recuérdese una vez más que no están pidiendo la destitución de Sánchez Manzano (ya la tienen), sino meterlo entre rejas, y me cuesta creer que sean capaces de encontrar ningún artículo del Código Penal que disponga que una (supuesta y discutida) ruptura de protocolos policiales en este punto constituye un delito.

E insisto en que, si se basan en lo declarado, entre otros, por Cáceres Vadillo y Díaz-Pintado, deberían hacerlo de forma coherente y no mediante un compendio de frases escogidas. En este sentido, me permito hacer una observación. Puesto que, como acabo de señalar, a Sánchez Manzano y a la perito 17632 difícilmente podrán mandarlos a la cárcel por una discutible ruptura de protocolos, lo que se pretende ahora es imputarles un delito de “encubrimiento” basado en las consecuencias de esa supuesta ruptura. Y ese alegado encubrimiento parte de la irrisoria base de dar por probado y cierto que en los trenes, de hecho, explotó Titadyn. Así, en la querella de la AAV11M se afirma que, de no haber sido por la actuación de los querellados “se podría haber abierto una línea de investigación para tratar de identificar a la/s persona/s que proporcionaron dinamita de esa marca [Titadyn] a los terroristas del 11-M” (p. 34), y que “los querellados, con su labor de entorpecimiento de la investigación sobre los explosivos del 11-M ayudaron de un modo eficaz a parte de sus autores (y concretamente a los que proporcionaron dinamita Titadyn para su comisión), impidiendo que ya desde marzo de 2004 se pudieran abrir las líneas de investigación pertinentes”.

Pues bien, Cáceres Vadillo ha recordado en numerosas ocasiones que desde el principio él y sus hombres habían descartado precisamente el Titadyn. Por ejemplo, en el juicio del 11-M (14.3.2007):

A. GERIA: ¿O sea, desde un principio tenían descartado la Titadyne?

Cáceres Vadillo: Desde el primer… desde que vimos los focos de las explosiones descartamos ese tipo de explosivos.

Pero, además, en su declaración de 16.9.2009 ante Coro Cillán, no paró de insistir en la grandísima profesional que era la perito 17632 y en la confianza que le merecían sus análisis. Según transcripción recogida en un escrito de la defensa de los querellados (p. 90):

D.- ¿O para que manipulara los resultados?

CV.- No. No pongo en duda la integridad de esa señora.

D.- ¿La conoce vd desde hace muchos años?

CV.- La conozco desde hace muchos años.

D.- ¿Y se fían absolutamente de sus análisis?

CV.- Siempre.

D.- ¿De hecho, ahora la están echando de menos?

CV.- Los estamos echando de menos, no sabe vd cuánto.

Hasta el punto de que, según me consta, comentando el cambio en los protocolos introducido en octubre de 2006 según el cual en lo sucesivo todos los análisis habría de hacerlos únicamente la Policía Científica (lo veremos más tarde), el testigo señaló que el nuevo procedimiento los “había jodido”. Supongo que hay que estar muy convencido para expresarse en esos términos en sede judicial. Pero no fue lo único que dijo, sin que ningún periodista buscador de la verdad encontrara su cuaderno de apuntes. Aunque los siguientes datos cobrarán mayor relevancia posteriormente, a medida que vaya exponiendo las demás imputaciones conspirativas en torno a las supuestas infracciones de los protocolos, cabe ofrecer aquí un adelanto. En efecto, Cáceres Vadillo también afirmó que, según su dilatada experiencia profesional, difícilmente se podría determinar la marca después de una explosión, que tenía “clarísimo” que en los trenes explotó Goma 2 ECO y que él pensó que no podía ser ETA. Es decir, detalles sin importancia con los que no merece la pena molestar a los lectores.

Un flagrante ejemplo de esta interesada asimetría valorativa lo ofrece, como suele ser habitual, el propio Casimiro García Abadillo. El coautor de “Titadyn” no tiene reparo en recoger la queja sobre el supuesto conflicto de competencias. Pero, como ya he indicado, cuando Cáceres Vadillo compareció en el juicio del 11-M, aparte de mencionar que los restos de las explosiones se llevaron a la Unidad Central y no a la Brigada Provincial, también afirmó repetidamente que él y sus hombres pensaban que en los trenes no había explotado Titadyn (por los efectos de la explosión, por el humo de las mochilas neutralizadas…). Discutiendo esta inconveniente parte de la declaración de Cáceres Vadillo, el vicedirector de El Mundo no dudaba entonces (EM, 26.3.2007) en titular que “El jefe de los Tedax de Madrid dio datos erróneos al tribunal para justificar que no estalló Titadyn”, en un artículo dedicado a desacreditar su testimonio y exponer las razones para “dudar de la solvencia de sus argumentos”. Más tarde, sin embargo, y a pesar de sus contradicciones, los argumentos de este testigo parecen haber adquirido una notable solvencia a ojos de El Mundo.

(Continuará)

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Una respuesta en “Titadyn, el eterno retorno (XXXV) por Rasmo

  1. rasmo dijo:

    Nota: en un momento del artículo hago referencia a la página «79» de un escrito de la defensa de Sánchez Manzano. La numeración es correcta en el documento original, pero en el archivo que aparece en el enlace ha habido una repaginación involuntaria y se corresponde con la página «90».

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