Titadyn, el eterno retorno (XXXIV) por Rasmo

Titadyn, el eterno retorno (XXXIV) por Rasmo

(Sigue de entradas anteriores)

He discutido las circunstancias de hecho en torno a la posible relevancia que hubiera podido tener la comunicación errónea sobre el tipo de explosivo al mediodía del 11 de marzo. Seguidamente, expuestos tales hechos, terminé mi anterior entrega discutiendo la débil consistencia del razonamiento teórico que los encuadra, según el cual ésta fue la información que determinó que todo el mundo (Policía, CNI, Gobierno) pensara que la masacre había sido obra de ETA. Creo haber mostrado que es un razonamiento falaz.

Debo precisar, sin embargo, que no pretendo ningunear el dato sobre el explosivo. Sólo quiero calibrar su importancia en su justa medida, colocándolo en una perspectiva realista y equilibrada. Tan verdadero como que a algunos sí les pudo parecer relevante es que otros no le otorgaron mayor trascendencia. Lo que sugiero es que se trata de algo tan incierto a priori, que no puede asumirse dogmáticamente su carácter decisivo. Si se atribuye a un conspirador en ciernes que prepara un golpe de Estado policial y/o mediático la misma inteligencia que algunos adjudican a los imputados de la versión oficial para dudar de ésta, el postulado que discutimos es decepcionantemente simplista.

Intuyo alguna posible respuesta que algún amigo de las novelas golpistas podría esgrimir frente a mis objeciones sobre el papel determinante que pretende darse a la información acerca del tipo de explosivo: si el PP continuó insistiendo en la autoría de ETA después de que se desmintiera la noticia del Titadyn, no es porque en realidad no le hubieran engañado y manipulado. Al contrario, la manipulación es aún mayor. En efecto: los demás datos y antecedentes que manejaba el PP para apuntar a los etarras (los atentados frustrados de Chamartín y Baqueira, la Furgoneta de Cañaveras), también eran “señuelos”, “cebos” o pistas falsas de un plan maestro, intoxicaciones previas destinadas a que, cuando se produjera el atentado, el Gobierno se encerrara en la “trampa” de creer que había sido ETA. No me lo estoy inventando. Desde las páginas de El Mundo, Fernando Múgica lo expuso abiertamente (EM, 10.6.2007):

No pretendo reabrir la polémica sobre si ETA intervino o no en los atentados. He expresado mi escepticismo en cuantas ocasiones públicas he tenido. Sin embargo, tengo cada vez un convencimiento mayor sobre el hecho de que se utilizó a ETA para preparar señuelos que llevaran, tras los atentados, a la conclusión inicial de que habían sido ellos los autores de los atentados. […] Alguien utilizó a ETA en el guión previo a la masacre para activar indicios equívocos en esa dirección. Con la anuencia de la dirección de ETA o sin ella, alguien dio cuerda a comandos inexpertos de la organización terrorista para que pudieran mezclarse fácilmente, y en un primer momento con el 11-M. […] Alguien dio cuerda a ETA antes de los atentados y el Gobierno Aznar picó el anzuelo y todavía no ha podido desprenderse de él.

Es decir, Pulgarcito con txapela. ETA no intervino, pero se prestó al juego del engaño al PP, con la anuencia de la dirección etarra… o sin ella. O sea, ni sí, ni no, sino todo lo contrario. Jiménez Losantos también consideró verosímil que esos incidentes fueran “señuelos” o “pistas falsas” en su tertulia de la Cope de 10.3.2006. Pero es Luis del Pino quien con más ahínco ha repetido esta misma “teoría” en numerosas ocasiones. En su opinión, esos antecedentes eran “señuelos plantados”, meras “pantomimas” (blog, 4.8.2007). “Esos tres atentados fallidos de ETA tenían la exclusiva misión de que el gobierno del PP culpara a ETA de la masacre nada más producirse el atentado” (blog, 2.5.2009).  Es más (blog, 22.3.2009):

No en vano el 11-M se diseñó como un atentado contra las estaciones de tren (como en el caso de Chamartín), con 12 mochilas bomba (como en el de Baqueira) y en pleno Corredor del Henares (como en el de Cañaveras). […] [S]i aquellas tres operaciones de ETA que precedieron al 11-M fueron, efectivamente, cebos tendidos al gobierno del PP, entonces quienquiera que planificara el 11-M tuvo que conseguir, de alguna manera, que ETA pusiera en marcha esos cebos. ¿Se utilizó precisamente a alguno de los infiltrados en ETA para transmitir esas órdenes a la banda, o a una parte de la misma? ¿Jugaron los infiltrados en ETA, si es que existían, algún papel en esas tres operaciones-cebo?

Por cierto, Múgica parece haber abandonado últimamente esa opinión. En su intervención en esradio de 12.3.2011, discutiendo con Luis del Pino (que sí mantiene su postura anterior)  afirmó no ver ya ninguna conexión entre los atentados y esos episodios previos, aunque no porque sus posiciones se hayan vuelto más razonables. Muy al contrario, en los últimos años sus ideas se han desbocado hasta volverse inaprensibles, cuando no delirantes (lamento que este no sea el lugar para dedicarle la atención que merecería).

En cualquier caso, discutir ahora este planteamiento de los señuelos previos es improcedente e innecesario. Improcedente, porque nos desviaría demasiado de lo que debe ser mi objeto principal. E innecesario porque, por un lado, confío en que cualquier persona sensata perciba inmediatamente cuán problemática es la teoría propuesta sin necesidad de mayor elaboración y, por otro lado, porque quien no encuentre objetable esa teoría, difícilmente se dejará convencer por nada de lo que yo pueda decir.

Volviendo al examen de los razonamientos causales aducidos, la sangrante ironía de todo ello es que ni siquiera estos autores son constantes y consecuentes. Porque después (o antes, o al mismo tiempo, o qué les importa) de dar la murga con la “teoría” de que el explosivo Titadyn determina la autoría de ETA, resulta que El Mundo ha sostenido otros criterios cuando le ha interesado. O sea que, literalmente, no se lo creen ni ellos. Este punto es lo suficientemente relevante como para dedicarle mayor atención en un momento posterior, pero aquí haré un breve comentario. Tras soportar la cantinela según la cual “Titadyn = ETA” y observar las impresionantes conclusiones que de ello extraen algunos, provoca estupor leer en el editorial de El Mundo de 2.4.2007 que, al fin y al cabo, Titadyn no significa ETA:

[E]l hallazgo de los peritos no presupone, ni mucho menos, que ETA fuera la autora del 11-M. Otros grupos terroristas pudieron haber tenido acceso al explosivo Titadyn […].

He tenido que leerlo varias veces.

Y, en cuanto a la otra parte del eslogan, la que a ratos vende que “si no era Titadyn, casi seguro que no era ETA”, quizá convenga recordar que, durante un tiempo, para la prensa suspicaz, la relación entre el 11-M y ETA pasaba precisamente porque el explosivo fuera Goma 2. Tal cual. Ya he mencionado que abordaré este punto en otro momento, pero adelanto aquí una ilustración de lo que acabo de señalar. Me refiero a la entrevista de Casimiro García Abadillo al Tedax “Pedro”, que desactivó manualmente el artefacto de la mochila de Vallecas (EM, 3.3.2005). El editorial que acompañaba a dicha entrevista señalaba:

El otro dato a destacar del testimonio de este valiente Tedax […] es que deja abierta la puerta a la vinculación de ETA a la trama asturiana del 11-M al asegurar que dicha banda no habría dudado en utilizar Goma 2 si la hubiera tenido a su alcance.

O sea, ETA y 11-M unidos por la Goma 2. Quién lo habría imaginado.

En este contexto, no puedo evitar una breve observación sobre la curiosa manera de masajear los hechos que demuestra esta última pieza de opinión. El párrafo que he citado da a entender inequívocamente que el Tedax Pedro sugiere (“deja abierta la puerta”) la vinculación de ETA a la trama de explosivos del 11-M. Ese es un elemento que El Mundo decide resaltar. Sin embargo, si uno se lee la entrevista, comprobará que Pedro fue una de esas personas que, desde el primer momento, estuvieron convencidas de que se trataba de un atentado islamista y no de ETA:

Pregunta.- ¿Qué fue lo primero que pensó cuando llegó a la estación de Atocha […]?

Respuesta.- Cuando vi todo aquello, aunque no tenía ningún dato, sólo por intuición, pensé que se trataba de un atentado islamista.

[…]

P.- Es decir, que aún sin saber todavía el tipo de explosivo utilizado, usted descartaba a ETA.

R.- Claro, por el tipo de atentado. A mí me vino a la mente inmediatamente el 11-S, sólo que trasladado a los trenes. Era un disparate. ETA nunca ha llegado a eso. […]

Su observación sobre el explosivo y ETA está justo al final de la entrevista:

P.- Algunas personas relacionadas con el 11-M […] han hablado de que Trashorras y Toro les comentaron que ellos tenían la intención de vender dinamita a ETA. ¿Hay algún indicio de que ETA haya podido utilizar Goma 2 procedente de Asturias?

R.- Yo no tengo ese dato y, no obstante, sería clasificado. Pero ETA siempre ha echado mano de lo que ha podido. Si tuvieron la oportunidad, seguro que lo hicieron.

Obsérvese que, aunque con cierta ambigüedad, no se trata de si ETA “haya podido utilizar Goma 2” en el 11-M, sino en general. Pedro, que ya ha dejado clara su opinión sobre la autoría, pinta a una ETA oportunista y, en realidad, su comentario, más que como una “puerta abierta” a la implicación de ETA en la trama del 11-M, puede leerse precisamente como un rechazo de la idea de que “el explosivo determina la autoría”: él no cree que haya sido ETA; para él, es terrorismo islamista; simplemente, la cuestión del explosivo no es lo que, a su juicio, permite descartar a un grupo u otro. O tal vez me excedo al leer entre líneas.

Sea como fuere, atribuir a Sánchez Manzano y otros policías comportamientos golpistas aplicando criterios tan mutables y haciéndolos pasar en cada momento como el razonamiento lógico que supuestamente explica la motivación de estos agentes me parece una actitud bastante caprichosa y poco atendible.

Reflexiones adicionales y un repaso parcial

El prolijo examen que inicié estudiando las declaraciones de Sánchez Manzano en la Comisión de Investigación y su referencia a la nitroglicerina, me ha llevado al despiece, junto con otros elementos, de lo que en su momento denominé “texto de referencia” (páginas 22 a 25 del Prólogo de “Titadyn”), ampliamente citado en la entrega XXIV. En ese texto, García Abadillo condensa buena parte del discurso conspirativo en algunos puntos esenciales. Antes de continuar con otros aspectos, conviene insistir en la importancia de lo hasta aquí expuesto.

Un análisis detenido como el que he elaborado hasta ahora puede provocar hastío y es posible que alguien se pierda en las minucias y no perciba las consecuencias que la manipulación de los hechos puede tener para la construcción de una pretendida explicación de la realidad.

Uno de los problemas, en efecto, es que muchas veces no se lidia sólo con flagrantes mendacidades (que también las hay), sino con una prolongada serie de pequeños “retoques”, omisiones, medias verdades, distorsiones, cuya mera acumulación multiplica su efecto último, hasta convertir la narración resultante en una caricatura insidiosa.

Comparando, además, el contenido del Prólogo de “Titadyn” con otras manifestaciones tanto de su autor como de sus compañeros de intrigas, queda de manifiesto uno de los penosos rasgos de esta actividad discursiva. Me refiero a su carácter inconsistente e incongruente, a la facilidad con la que un mismo sujeto se desdice o contradice, o muestra su incomprensible adhesión a manifestaciones de terceros que son incompatibles con las suyas propias, hasta el punto de que la única constante que permanece intacta es el perenne denuesto de todo lo que suene a versión oficial, sin importar las volubles razones de ese rechazo.

En esta sección voy a permitirme ofrecer algunas ilustraciones de esta práctica desconcertante, que servirán al mismo tiempo de recordatorio de algunos de los puntos que se han venido desarrollando en anteriores páginas. A riesgo de parecer redundante, pretendo mostrar de nuevo en toda su crudeza cómo pequeños “despistes” y un desprecio lacerante por la verdad de los hechos y la más elemental coherencia están en la misma base del discurso conspirativo.

La narrativa del “texto de referencia”, con algún añadido, sostiene básicamente que todo el mundo pensó en principio que la masacre había sido obra de Al Qaeda; que esa percepción cambió para todos los actores implicados por la información telefónica según la cual el explosivo utilizado había sido Titadyn con cordón detonante; que esa información se recibió a las 14 horas del 11 de marzo, coincidiendo con el resultado de los análisis químicos de los focos de explosión por parte de los Tedax; que la fuente de esa información fue Sánchez Manzano; que ese dato fue el que “llevó al Gobierno a la tumba”, al quedar como mentiroso cuando luego apareció la Goma 2 ECO, también con la (sospechosa) intervención de Sánchez Manzano. Una de las conclusiones resulta obvia: “El hombre más importante el 11-M es Sánchez Manzano” (García Abadillo, La Hora de Federico, LDTV, 28.5.2009, min. 17:55); “la pieza clave para que ese relato [oficial] se construya se llama Sánchez Manzano” (García Abadillo, Veo7, 8.3.2011, min. 6:50).

Pero veamos cómo operan e interactúan entre sí algunos investigadores de enigmas. Observemos cómo su fino olfato para las deficiencias lógicas, reales o imaginarias, de la versión oficial queda prodigiosamente en suspenso cuando se trata de darse coba mutuamente.

Empezando por el dato de las primeras conjeturas sobre la autoría, el propio Fernando Múgica, con ocasión del séptimo aniversario (esradio, sin complejos, 12.3.2011, min. 59 aprox.) rechazaba sin ambages la postura defendida por su antiguo colega y vicedirector de El Mundo:

Será un grupo incontrolado de ETA […].  Eso es lo primero que todos piensan. Y los que están en la lucha antiterrorista en Francia, de la Guardia Civil, todos piensan que es ETA, digan lo que digan ahora. Todos piensan que es ETA. Y el servicio de inteligencia oficial, el CNI, piensa que es ETA al noventa por ciento. Yo hablo con muchísimas fuentes que, como podéis comprender, después de tantos años, tengo; y todos me dicen: ‘Fernando, tírate a la piscina, es ETA. No sabemos muy bien cómo, pero es seguro que es ETA.Eso de que al principio todos creían que era, los policías, que creían que eran los musulmanes… pero, ¿de dónde? O sea, no. Había alguno, un coronel muy importante de la Guardia Civil […] que dijo ‘esto son los musulmanes radicales’, […] pero la gente de calle estaba convencida de que era ETA.

Pero he aquí lo más curioso: este periodista retirado estuvo sólo cuatro días antes en el estudio de VEO7 (8.3.2011) en presencia del coautor de “Titadyn”, sin que entonces, cara a cara, tuviera a bien discutir la tesis de éste. En realidad, este episodio es un poco desconcertante. Reunida la plana mayor del conspiracionismo (García Abadillo, Pedro J. Ramírez, Luis del Pino y Fernando Múgica) en el plató, se pasa un vídeo comentado por Victoria Prego (adjunta a la dirección de El Mundo), donde se afirma explícitamente que todos los españoles creyeron que había sido ETA (min. 5:33). García Abadillo no se inmuta y, tranquilamente, comenta (7:40) que a él Fernando Lázaro (otro periodista de El Mundo) le dice a primera hora por teléfono que la Policía pensaba que era terrorismo islamista y “con esa información yo llego al periódico”. Ramírez interviene después para señalar que él abandonó el programa de la Cope en que se encontraba en el momento de los hechos y “volvió inmediatamente al periódico”. Deberíamos suponer que allí se encontraría con su vicedirector, que acaba de decir que llegó con la información del terrorismo islamista… pero, no, debe de ser que no se hablan mucho, porque lo que inmediatamente añade Ramírez, describiendo “cuál era la atmósfera en ese momento”, es lo mismo que en el vídeo de la Sra. Prego (9:59): “La versión oficial que el Lehendakari [que habló hacia las 9:30 de la mañana] y todos daban por hecho es que había sido ETA.” No pasa nada. Unos minutos más tarde, interviene García Abadillo, como si no hubiera ningún problema (13:13):

Es que yo creo que las cosas evolucionan… La primera impresión que tiene Fernando [Lázaro] sobre el terreno hablando con los policías que había por allí, lo que le dicen es ‘esto es tan desastroso que esto es un atentado islamista’. O sea, esa es la impresión sobre el terreno de los policías de a pie. Pero, en esa misma mañana, la opinión va cambiando rápidamente hacia ETA por varias circunstancias. Primero, por esas intervenciones del CNI a dirigentes de Batasuna en [las] que los propios dirigentes de Batasuna asumen que es un atentado de ETA […]. Y luego hay una reunión muy importante, que es la reunión que se produce en el ministerio del interior a las doce de la mañana, para analizar el atentado y, cuando está terminando esa reunión, se recibe una llamada de [Cuadro Jaén] a [Díaz Pintado] y le dice: ‘el explosivo es Titadyn con cordón detonante’. Y todos los que están allí […] Pues esto es… blanco y en botella.

Y Fernando Múgica, que cuatro días más tarde expresa con seguridad que “la gente de calle estaba convencida de que era ETA”,  lejos de discutir a García Abadillo cuando éste indica que “los policías de a pie” pensaba que eran los islamistas, remacha acto seguido (14:25):

Y eso [“Titadyn con cordón detonante”] se transmite a todas las brigadas de información de toda España, porque yo sé quién lo recibió en una ciudad del norte. Y… el convencimiento de que era Titadyn.

La objeción (una de las objeciones) es evidente: si tan importante fue la referencia al Titadyn en la reunión de la cúpula policial al mediodía, queda por explicar por qué todo el mundo (y casi todo El Mundo) pensaba que había sido ETA antes de esa hora. A García Abadillo no parece preocuparle. Pero tampoco Múgica se libra de inconsistencias, naturalmente. En su propio artículo primigenio, el que inició la serie de los “agujeros negros”, donde habla del Titadyn como “la palabra mágica”, señala sin pudor:

[Esa] palabra se extiende entre los que tienen algo que ver con el caso y los primeros informes que llegan a la Policía Nacional, la Guardia Civil, el CNI, el Gobierno de la nación y el Gobierno vasco. El error al transmitir el informe sólo puede ser intencionado. […] Esos primeros indicios son los que le hacen pronunciar a Ibarretxe aquel discurso tan precipitado en el que, con una cara de enorme preocupación, arremete contra ETA después de considerar como un hecho cierto que han sido ellos los autores. El Gobierno también cae en el mismo error.

Todo muy bonito, de no ser por una menudencia de nada: la intervención de Ibarretxe se produce en torno a las 9.30 de la mañana, momento en el que aún quedaban más de tres horas para que se produjera la famosa comunicación sobre el “Titadyn”. Insisto: sólo se puede sostener semejante relato (cuyo peso mediático, al menos, es indiscutible) sobre la base de estas casi imperceptibles manipulaciones.

Y, como era de esperar, tampoco le preocupa a Jiménez Losantos la coherencia temporal, entrevistado el 13.3.2011 ¡por el propio García Abadillo!:

[3:29] C. G. Abadillo: De esos primeros momentos, Federico, ¿tú quién pensaste que podía ser el responsable del atentado, qué organización?

Losantos: Bueno, pensé que la ETA. La primera, además, reacción que se produce, oficial, es la de Ibarretxe, que condena a la ETA por la masacre […]. [4:12] Y a lo largo de la mañana todas las intervenciones van en el mismo sentido. […] Y la verdad es que, durante la mañana, todo el mundo está convencido que al final ETA ha conseguido lo que buscaba…

CGA: Su objetivo.

Losantos: … que era una masacre en vísperas de las elecciones.

[…]

[5:05] Losantos: Tuve un recado en directo, a través de… cuando vino Rajoy, en la entrevista, me dice Luis [Herrero]: ‘oye, me dice Aragonés’, Carlos, el jefe de gabinete de Aznar, ‘que es al 99%, según la Policía es ETA […]’. Y, antes de que yo empiece, en la primera pregunta, sin preguntarle, él [Rajoy] ya dice: ‘los de ETA no van a poder con nosotros’, etc. ¿Por qué? Porque la Policía le había dicho al Gobierno inmediatamente ‘esto es ETA, porque ha estallado Titadyn con cordón detonante.’ Yo recuerdo esa frase que se me quedó […].

No deja de ser irónico observar a Jiménez Losantos diciéndole a García Abadillo, sin que éste rechiste, que todo el mundo pensó enseguida en ETA (él incluido). Pero ya es para nota que el ex locutor de la Cope tenga la desfachatez de decir que Rajoy lo creía (así como el Gobierno del PP) porque se lo había dicho la Policía sobre la base de la llamada telefónica del famoso “Titadyn con cordón detonante”. Sólo para recordar otro pequeño detalle: la intervención de Rajoy en la Cope se produjo antes de las 11:30 de la mañana, es decir, más de una hora antes de la dichosa llamada.

Y así es como se construyen y difunden estas historias que integran el discurso conspirativo. Pero, bajo la hojarasca y la logomaquia espuria, surge un panorama desolador. En el caso concreto de lo que he denominado “texto de referencia” (y algunos complementos), casi en cada etapa de su relato, en cada paso de su argumentación, García Abadillo no deja pasar una sola oportunidad de confundir a sus lectores. No es cierto que todo el mundo pensara en principio que la masacre había sido obra de Al Qaeda; no es cierto que esa percepción cambiara para todos los actores implicados por la información telefónica según la cual el explosivo utilizado había sido Titadyn con cordón detonante; no es cierto que esa información se recibiera a las 14 horas del 11 de marzo, coincidiendo con el resultado de los análisis químicos de los focos de explosión por parte de los Tedax; no es cierto que la fuente de esa información fuera Sánchez Manzano; no es cierto que ese dato fuera el que “llevó al Gobierno a la tumba”; no es cierto que Sánchez Manzano predeterminara la investigación apuntando sin motivo a la Goma 2 ECO; es ridículo considerarlo “el hombre más importante el 11-M” y protagonista de un “vuelco electoral” (hablemos sin remilgos: de un Golpe de Estado).

El desajuste con la realidad de los hechos es grave. Pero lo peor es que nos consta que él conocía (no podía ignorar) la verdad de prácticamente todos y cada uno de esos elementos, porque él mismo los había publicado en su mayor parte. No logro hallar otra explicación que la mala fe o una incompetencia manifiesta rayana en la deficiencia psíquica. En cualquiera de los casos, el vicedirector de El Mundo demuestra carecer de la más elemental cualificación (moral o intelectual) para dar lección alguna de investigación periodística.

Y el problema no se circunscribe a unos pocos medios vociferantes, con manías de interés más bien folclórico o antropológico pero en última instancia inofensivas. Conviene no albergar dudas ingenuas respecto al sentido último del relato, sistemáticamente falsificado, que venimos examinando, porque el propio García Abadillo lo apunta con toda claridad en su Prólogo:

Sólo con el relato de los hechos que, de forma resumida, me he permitido hacer como prólogo del Informe Iglesias, sería suficiente para procesar al ex comisario jefe de los Tedax, Sánchez Manzano.

No es una sugerencia inane. El director de El Mundo aprovechó la publicación del libro para lanzar, cual valentón al paño, un pusilánime “Yo acuso” y manifestar su orgullo por haber contribuido a que su asociación amiga se querellara contra el ex Jefe de los Tedax y la inspectora 17632, con la participación en la testifical, como estrella invitada, del propio Antonio Iglesias.

Me estoy refiriendo, en efecto, a la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M (AAV11M), cuya actuación permite ilustrar las nada banales consecuencias, no ya teóricas, sino prácticas y jurídicas, de la incuria o la malicia en la reconstrucción de los hechos pertinentes, plagados de pequeñas inexactitudes. Esta asociación es probablemente el colectivo más alineado con las tesis de El Mundo, hasta el punto de que sus escritos procesales son poco más que una recopilación de los artículos del mencionado diario. El representante de la AAV11M, José María de Pablo, es también autor de… algo denominado “La cuarta trama” y firma la querella dirigida por su asociación contra Sánchez Manzano y la agente 17632.

Pues bien, ya en noviembre de 2006, su escrito de conclusiones provisionales en el procedimiento del 11-M mostraba perfectamente cuánto puede malbaratarse la verdad de los hechos trasteando con el reloj y las medias verdades, a semejanza de lo publicado por García Abadillo meses antes (en las excitantes semanas de julio de ese año, empezando por la portada del día 11, como ya se ha expuesto con detalle en anteriores entregas). Y el letrado de esa asociación lo hace con toda claridad, suscribiendo explícitamente de principio a fin el relato más escabroso, abarrotado de siniestras atribuciones de intención. Así, en la página 140 de su escrito, el abogado expone “lo obvio”:

que en la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados [Sánchez Manzano] reconoció que en los focos de las explosiones de los atentados del 11-M se encontró nitroglicerina, pero que se ocultó el dato para evitar que la utilización de Titadyne orientara la investigación hacia la autoría de la banda terrorista ETA, lo que truncaría el objetivo último de los atentados: el vuelco electoral del 14 de marzo de 2004.

Con este panorama de fondo, en la página 136, jugando con la máquina del tiempo, fabula (el subrayado es mío):

Por último, en su comparecencia ante la Comisión de Investigación, el subdirector operativo de la policía, don Pedro Díaz Pintado, declaró que, sobre las 14.00 horas del 11 de marzo (esto es, cuando el laboratorio de los TEDAX acaba de obtener los primeros datos sobre los componentes que se han localizado, y se emita [sic] el primer informe –o nota informativa– sobre este extremo, informe que no se ha aportado al Sumario) recibió una llamada telefónica del Comisario de Seguridad Ciudadana, don Santiago Cuadro Jaén, informándole de que, según los análisis realizados por los TEDAX- el explosivo utilizado en los trenes había sido “Titadyne con cordón detonante”. Este hecho viene a confirmar el hallazgo de nitroglicerina por parte de los TEDAX, hallazgo que les llevó a informar al Comisario de Seguridad de Ciudadana [Cuadro Jaén] de la utilización de Titadyne –explosivo que incluye nitroglicerina entre sus componentes– en los atentados.

Más aún, cuando el propio Sr. Sánchez Manzano reconoció, también en su comparecencia ante la meritada Comisión de Investigación, que nada más conocer –sobre las 14 horas del 11 de marzo– el resultado de los análisis de los TEDAX, lo primero que hizo fue, siguiendo la cadena de mando, informar de los resultados al Comisario General de Seguridad Ciudadana, quien, como hemos visto, informó inmediatamente después al subdirector operativo de la policía de la presencia de nitroglicerina y, por tanto, “Titadyne con cordón detonante”.

No se puede ser más transparente: afirma que la llamada de Cuadro Jaén fue a las 14 horas, después de los resultados de los análisis, y que en ella se informó a Díaz Pintado “de la presencia de nitroglicerina”, “según los análisis de los Tedax”. Falso de principio a fin, como el letrado novelista podría haber descubierto después de un cuarto de hora dedicado a leerse las declaraciones que él mismo cita. Además, continúa la página 142 de su escrito de acusación, “sabemos y está acreditado” (¡nada menos!)…

que a mediodía del 11 de marzo de 2004 se realizaron los análisis de los focos de los atentados. Que en aquellos análisis se identificó la presencia de una serie de elementos químicos determinados, que, según se nos ha dicho, son componentes de la dinamita. Que se informó (ya sea verbalmente o por escrito) al mayor responsable de los TEDAX, Sr. SÁNCHEZ MANZANO, de los componentes que se habían identificado. Que al Sr. SÁNCHEZ MANZANO se le escapó en el Congreso que uno de los componentes identificados había sido nitroglicerina […]. Que el Sr. SÁNCHEZ MANZANO informó al Comisario de Seguridad Ciudadana, don Santiago Cuadro Jaén, de los componentes que habían sido identificados. Que el Sr. Cuadro Jaén telefoneó al Subdirector General Operativo de la Policía, don Pedro Díaz Pintado para transmitirle dicha información. Que según declaró el propio Sr. Díaz Pintado, en aquella llamada el Sr. Cuadro Jaén le había informado de la presencia de nitroglicerina y, por tanto, de la utilización de Titadyne en los atentados. Y que las personas que en el momento de dicha llamada telefónica estaban reunidas con el Sr. Díaz Pintado en el Ministerio del Interior, bajo la presencia del entonces Secretario de Estado de Seguridad, don Ignacio Astarloa, escucharon como el Sr. Díaz Pintado repetía la palabra Titadyne.

“Sabemos y está acreditado”, nos cuenta, que Sánchez Manzano informó a Cuadro Jaén ¡de los componentes! y éste, a su vez, le transmitió eso mismo a Díaz Pintado. No, un momento, es mejor: “según declaró el propio Sr. Díaz Pintado”, Cuadro Jaén le dijo expresamente que se había detectado nitroglicerina…

¿Qué misteriosa declaración del “propio Sr. Díaz Pintado” había consultado este señor en noviembre de 2006? Desde luego, no podía ser ninguna hecha pública, ninguna que estuviera realmente “acreditada”.

Esta es la serie de trápalas que han tenido que leerse las partes y el propio tribunal que juzgó el 11-M. Una invención que no fue modificada en el escrito de conclusiones definitivas de esa asociación (junio de 2007), donde, sobre la base de estas y otras lecturas mitológicas, se solicita expresamente (pp. 71 y 72) la deducción de testimonio contra Sánchez Manzano y la perito 17632, entre otros.

Y el tiempo no ha mejorado la situación. Al contrario, en la querella de esta asociación contra el ex Jefe de los Tedax y su subordinada (de julio de 2009, poco después de la publicación de “Titadyn”), donde se piden años de cárcel para estos policías, el relato adquiere tintes casi alucinógenos (p. 17):

Al parecer, la perito TEDAX con carnet 17632 se limitó a informar verbalmente del resultado de los análisis a su superior, el Jefe de la Unidad Central de los TEDAX, JUAN JESÚS SÁNCHEZ MANZANO, el cual, siguiendo la cadena de mando, trasmitió la información a su superior inmediato, el Comisario de Seguridad Ciudadana, SANTIAGO CUADRO JAÉN, quien a su vez –en torno a las 14.00 horas del 11 de marzo— telefoneó a su superior, el Subdirector General Operativo de la policía, PEDRO DÍAZ PINTADO, y le transmitió los resultados de esos primeros análisis. Cuando recibió aquella llamada, DÍAZ PINTADO se encontraba reunido con la cúpula del Ministerio de Interior […]. Así lo declaró PEDRO DÍAZ PINTADO en el juicio del 11-M:

Sería aproximadamente a la una, recibo una llamada del Comisario General de Seguridad Ciudadana, al que yo había solicitado información al inicio de la reunión, y me dice escuetamente, en una llamada que no duraría más allá de treinta segundos, ‘El explosivo utilizado es Titadyne con cordón detonante’. […]”

Algunas manifestaciones parecen más bien producto de un problema de comprensión lectora. No puede ser que alguien que pretenda estar citando la documentación adecuada, señale que la comunicación telefónica se produjo “en torno a las 14 horas” y que en ella se dio cuenta de “los resultados de esos primeros análisis”. No, no es posible. Pero lo que parece un mal chiste es que se pretenda apuntalar esa absurda referencia horaria a “las 14 horas” con una cita que comienza indicando que ¡“sería aproximadamente la una”!. Y, demostrando que siempre se puede llegar más lejos, la querella continúa inmediatamente después (pp. 17-18) afirmando que:

La credibilidad de la anterior declaración de don PEDRO DÍAZ PINTADO, y en concreto, el dato de que los resultados de los primeros análisis efectuados por los TEDAX apuntaban a la utilización de dinamita Titadyn por los autores del 11-M se ve reforzada por la declaración del Juez de la Audiencia Nacional, don BALTASAR GARZÓN, ante la Comisión de Investigación del Congreso […]:

“Cuando llegué, […] hablé con uno de los expertos en explosivos (de los TEDAX) […], le pregunté cómo estaba aquello y si sabían el tipo de explosivo. Me dijo que podía ser Titadyne (…). Eso fue sobre las 12:20 horas, aproximadamente.

No olvidemos que realmente “sabemos y está acreditado” que la llamada telefónica no estaba transmitiendo resultados analíticos, sino apreciaciones basadas en la experiencia. Lo que el letrado de la asociación que acusa a Sánchez Manzano de mentir y manipular nos está contando es que la comunicación de esos resultados del laboratorio se produjo “en torno a las 14.00 horas”; que eso queda confirmado por una declaración que habla de “aproximadamente a la una”; y que “la credibilidad” de esa declaración se ve respaldada a su vez por otro testimonio en el que se indica que “eso fue sobre las 12:20 horas”.

Así, de un tirón y sin descomponer el gesto.

Y luego, en compañía precisamente del abogado y la presidenta de esta misma asociación (Veo7, 8.3.2011), García Abadillo pontifica:

Lo importante es la verdad. Eso es lo importante. La verdad.

Amén.

(Seguirá)

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