Titadyn, el eterno retorno (XXII) por Rasmo

Titadyn, el eterno retorno (XXII)

(sigue de la entrada anterior)

 

3) “Titadyn con cordón detonante” y 4) El informe desaparecido

El otro dato que se adujo para sustentar la presencia real de la sustancia a la que aludió Sánchez Manzano en la Comisión del 11-M consiste en la referencia al Titadyn en una reunión de la cúpula policial celebrada al mediodía del propio 11-M. Se trata de un episodio que tendremos ocasión de analizar con todo detalle y que está particularmente unido a la cuestión del supuesto primer informe oculto de los Tedax, por lo que, en un primer momento, haré una exposición más bien conjunta (y espero que no confusa) de ambos aspectos, antes de abordar un análisis separado.

Puesto que el Titadyn lleva nitroglicerina, que determinados comentaristas establecieran a posteriori una relación entre el explosivo (aparentemente) mencionado en dicha reunión y los supuestos análisis de los focos de las explosiones, acompañada de reflexiones más o menos sombrías, era de esperar.

Así, el editorial de El Mundo de 11.7.2006, señalaba:

Recuérdese que, en la mañana del atentado, el jefe operativo de la Policía, Díaz Pintado, informó al Gobierno de que las muestras de explosivo eran Titadyn. Ello reforzó la hipótesis de la autoría de ETA hasta que fue hallada la mochila de Vallecas con Goma 2 ECO, lo que sirvió para orientar la investigación en la dirección islamista.

[Obsérvese que la propia elección de las palabras (“las muestras de explosivo”) es ya discutible, pues introduce subrepticiamente una terminología de análisis químicos que no se corresponde con la realidad de lo expresado por ninguno de los aludidos.]

Ese mismo día 11 de julio, en la tertulia de la Cope [min. 13:12], Pedro J. Ramírez insistía:

Y hay otra cosa también que es muy importante: que es que esto [la referencia a la nitroglicerina por parte de Sánchez Manzano en la Comisión del 11-M] encaja con lo que Gómez Pintado [sic; léase Díaz Pintado] contó en la Comisión. […]

Gómez Pintado declara ante la Comisión del 11-M que esa mañana, estando reunida toda la cúpula de Interior, Cuadro Jaén, Comisario de Seguridad Ciudadana, le dice que el explosivo, según los Tedax, es Titadyne, Titadyn, con cordón detonante.

Lo relevante, como indicaba el editorial de El Mundo de 19.7.2006, era:

[…] el hecho de que los propios Tedax trasladaron a sus superiores y ellos, a su vez, al entonces ministro del Interior, la información clave de que el explosivo de los trenes era Titadyn, entre cuyos componentes sí está la nitroglicerina.

En efecto, reitera el editorial de 21.7.2006:

[L]a presencia […] de restos de nitroglicerina en los trenes […] [la sugiere] el hecho de que el entonces ministro del Interior anunciara que el explosivo que había causado la masacre era Titadyn basándose en las informaciones de los Tedax.

De este modo, lo que se asume constantemente es que aquella referencia al Titadyn, que después acabó teniéndose generalmente por errónea, fue, en realidad, el reflejo (exacto) del resultado de los análisis originales (y luego malévolamente ocultos) de las muestras de los focos de explosión.

El artículo primigenio de Casimiro G. Abadillo (de 11.7.2006) ya hacía la obvia conexión:

Es decir, que tenía toda la lógica pensar que, si en los análisis de los focos de las explosiones los Tedax habían detectado la existencia de nitroglicerina, dedujeran inmediatamente que se trataba de Titadyn-50 [sic]. Es decir, en la tesis de ETA como autora de los atentados.

En insiste en otra información de 25.7.2006:

Si, en efecto, se habían encontrado restos de nitroglicerina, era lógico pensar que el explosivo fuera el Titadyn que ETA había utilizado ya en decenas de atentados […].

Por consiguiente, como acabo de señalar, la idea que subyace en todas estas manifestaciones es que existió un primer informe que se ha estado ocultando desde entonces y que recogía la presencia de la nitroglicerina. De ahí que los Tedax “dedujeran inmediatamente que se trataba de Titadyn” el mismo día de los atentados. De ahí que, como se vio en su momento, el ex ministro Acebes, por ejemplo, en su comparecencia ante la Comisión del 11-M, aludiera a la nitroglicerina, “se supone que pertrechado de información oficial facilitada por los propios Tedax” (CGA, 11.7.2006). Igualmente, como también vimos antes, “ese primer escrito sobre los focos fue el que provocó que las agencias informativas (citando fuentes policiales) hablaran por primera vez el día 11, alrededor de las 15.00 horas, de la aparición de nitroglicerina” (CGA, 20.7.2006).

Si ahora resulta que aquella referencia temprana al Titadyn el mismo 11 de marzo a mediodía no fue un error, como se venía pensando, sino una deducción fundamentada en los análisis originales, se abre una vía que algunos periodistas no pueden dejar de aprovechar siguiendo un reconocible y previsible esquema de consideraciones políticas en cuanto a responsabilidades y turbios manejos pasados.

Así pues, celebrando la gran exclusiva de El Mundo, el mismo 11.7.2006, Jiménez Losantos hacía afirmaciones de esta índole:

Según el Tedax, Sánchez Manzano, los explosivos analizados en los restos del tren tenían nitroglicerina. Esto quiere decir que el Titadyne, que es el explosivo que había robado por miles de kilos la ETA, era el que tenía que haber explotado en los trenes, según lo que se investigó en los trenes. Por eso, el Gobierno, basado en un informe de los Tedax, se tiró inmediatamente a esa piscina. […] [S]i técnicamente le dicen: ‘es el explosivo de la ETA’, pues el Gobierno se lo cree. [Federico a las 6; min. 6:26]

La gente normal […] dice: ‘¡ahí va!, entonces todo lo que nos contaron era mentira.’ Pues sí. Sí, sí. Pero todo lo que nos contaron los socialistas. Lo que dijo Acebes era verdad. Vamos, es lo que le contaron en función del análisis de los Tedax. [Federico a las 7; min. 10:30]

Incluso, con la habitual tendencia a personalizar:

El Gobierno anterior dijo: ‘ha sido la ETA, porque…me dice el jefe de los Tedax que ha sido Titadyne, que tiene nitroglicerina, que es el explosivo que se ha encontrado en los trenes y, por tanto, el arma del crimen es de la ETA’. [Federico a las 7; min. 7:20]

Huelga señalar que no hay constancia de que el jefe de los Tedax dijera jamás tal cosa. Pero en la tertulia de ese mismo día 11 de julio, discutiendo con el director de El Mundo, Jiménez Losantos remacha:

Acebes, cuando sale [el 11 de marzo], no es que se lance a la piscina, es que él tiene el informe que dice ‘hay nitroglicerina, luego es Titadyne 50 [sic], que es lo que acaba de robar la ETA [4:25]. […] ¿Por qué el Gobierno se empecina en lo de la ETA, está convencido que es lo de la ETA? Hombre, porque tiene el análisis de los expertos, que le pasan al Ministro del Interior [17:36].

Por tanto, la pregunta que se hace el editorial de El Mundo de ese mismo 11 de julio no puede sorprendernos:

¿Fue la mochila [con Goma 2 ECO] un señuelo? La única manera de saberlo es verificar el contenido de los análisis de las muestras de los trenes, practicados el 11-M, que no obran en el sumario.

Una exigencia que, en sí misma, no sería en abstracto y a primera vista especialmente absurda o irrazonable, de no ser por los antecedentes que la suscitaban.

Comienza entonces la caza del “misterioso informe” (editorial, 21.7.2006), “el papel de la polémica” (CGA, 20.7.2006), “el famoso informe” (CGA, 25.7.2006), ese “primer informe” que “el Gobierno oculta celosamente” (CGA, 17.7.2006), “de cuya existencia estamos seguros” (editorial, 14.7.2006).

De este modo, 48 horas después de la primera andanada, El Mundo volvía a instar al Gobierno a “que aclare si el informe que los Tedax realizaron tras analizar los restos del explosivo hallado en los focos de los trenes mencionaba o no la palabra nitroglicerina” (editorial, 13.7.2006).

Ese mismo día, como ya se expuso en otro momento, el Gobierno ofreció la explicación que se le demandaba. Manuel Marraco la resumía al día siguiente, en cuanto ahora nos interesa, de este modo (EM, 14.7.2006):

La secuencia descrita ayer por el Ejecutivo explica que «los restos recogidos por la Unidad de Desactivación de Explosivos en los focos de las explosiones de los atentados del 11 de marzo, fueron llevados al laboratorio de la Unidad entre las 12.00 y 12.30 horas con el objeto de realizar el correspondiente análisis para determinar la identidad del explosivo».

El siguiente punto clave de la jornada llega «sobre las 14.00 horas», cuando «por la responsable del laboratorio se comunica verbalmente tanto al comisario general de Seguridad Ciudadana como al comisario jefe de los Tedax que el explosivo recogido en los lugares de las explosiones era dinamita, sin que en ningún momento se especificase la denominación industrial de la misma, ya que eso era imposible».

Una información que llevaba mucho tiempo disponible para cualquiera que hubiese consultado las actas de la Comisión del 11-M (y sobre la que volveremos más adelante), pero que no convenció a este diario, cuyo editorial (14.7.2006) aducía:

Interior habla de la existencia de «una comunicación verbal» en la que se informa el mismo 11-M al jefe de los Tedax de que el explosivo era dinamita. Resulta inverosímil y contradice todos los protocolos de actuación policial que el resultado de un análisis químico fuera comunicado sólo verbalmente y no por escrito.

De modo que volvía a conminar al Gobierno a “hacer público ese análisis que se realizó el 11-M, de cuya existencia estamos seguros.

El Mundo, en su editorial de 17.7.2006, reincidía en su escepticismo, por considerar “sencillamente insostenible […] que un cuerpo de policía científica no vaya a documentar sus hallazgos.

Aprovecho para puntualizar que la cuestión no es que en realidad no se redactara un informe sobre los focos, sino la fecha en que esto se hizo. Tanto Sánchez Manzano como la jefa de laboratorio de los Tedax lo explicaron en su momento, como tendremos ocasión de ver, pero adelanto que el informe sobre los focos existe, de fecha posterior al 11 de marzo. Que dicho informe pueda o no presentar las supuestas deficiencias que escandalizan a determinados comentaristas es un aspecto conceptualmente distinto de la cuestión de su existencia, como también analizaremos posteriormente.

El editorial citado en último lugar (de 17.7.2006) acompañaba sus dudas con el convencimiento de que Casimiro García Abadillo había desacreditado esta “falacia” de la comunicación verbal basándose en el propio sumario y en la comparecencia parlamentaria de Sánchez Manzano. Para el vicedirector de El Mundo, en efecto, comenzaba una semana trepidante, publicando un artículo tras otro (¡a veces incluso dos en el mismo día!), con el resultado de sus infatigables pesquisas y de su particular creatividad interpretativa.

Examinando este desempeño con conocimiento profundo de causa no puedo evitar un comentario: nadie obligaba a este periodista a un frenesí informativo repleto de imprecisiones. A mayor abundamiento, aunque nos mostráramos indulgentes con las presiones cotidianas de la redacción (en gran medida artificialmente autoimpuestas), no hay por qué admitir con ligereza la casi absoluta falta de rectificaciones de su trabajo. Al fin y al cabo, no se trata de un criterio caprichosamente estricto por mi parte. Era el propio Pedro J. Ramírez el que, desde los micrófonos de la Cope, se prodigaba en elogios autocomplacientes (como es su práctica habitual, por cierto) hacia el trabajo de su periódico (Tertulia, 11.7.2006, min. 9:35):

Yo […] he seguido esta investigación y este trabajo de Casimiro con mucho detalle, porque, bueno, para el periódico esto es muy importante […]. Luis [del Pino] sabe cómo trabajamos. Entonces nos reunimos, discutimos los temas, no crean los oyentes que, cuando Fernando Múgica lleva varias semanas sin publicar, es que está de vacaciones. […] Y no se publica algo hasta que no tenemos el convencimiento de que todos los hilos están bien amarrados.

Pero, en el caso que nos ocupa, la falta de paciencia y estudio es notoria. La búsqueda del documento evanescente es una continua lluvia de palos de ciego, una empanada mal digerida de confusiones y suposiciones gratuitas con el único resultado común (siempre inmutable) de arrojar oscuras sombras sobre la “versión oficial”, aun cuando estas dudas, según el día, obedezcan a razones diversas e incluso incompatibles.

Pues bien, el vicedirector de El Mundo firmaba el día 17.7.2006 dos artículos. El primero de ellos condensa en su antetítulo casi todas las deficiencias de este periodismo-ficción:

Sánchez Manzano afirmó en el Parlamento que hay una nota escrita sobre los focos de las explosiones hecha el día 12 de marzo / Un alto funcionario de Interior negó el pasado jueves que dicho informe exista.

Primera cuestión: tenemos “una nota” y “dicho informe”. ¿Son lo mismo? Enseguida veremos que, aun suponiendo que Sánchez Manzano hubiera dicho lo que se le atribuye, él mismo resaltó en su declaración ante la Comisión del 11-M las diferencias entre ambos tipos de comunicación. Pero al Sr. García Abadillo (ya nos tiene acostumbrados) esto le da igual.

Segunda cuestión: lo que desde el Gobierno se transmitió a El Mundo es que la información del día 11 de marzo sobre el explosivo de los focos se comunicó “verbalmente”. Una vez más: aun suponiendo que existiera una nota escrita “hecha el día 12 de marzo”, ¿es lo mismo el 11 de marzo que el 12 de marzo? Por lo visto, para el vicedirector de El Mundo, difícilmente obstaculizado por las imposiciones de la realidad, sí.

Comienza Don Casimiro el referido artículo acusando al Gobierno de “ocultar celosamente” el primer informe realizado por los Tedax sobre los focos de las explosiones. Insiste en que la forma de demostrar que la referencia de Sánchez Manzano a la nitroglicerina en el Congreso fue una simple equivocación…

… sería hacer público el informe que se realizó en el laboratorio de los Tedax sobre las partículas halladas en los focos de las explosiones el mismo día del atentado.

Está meridianamente claro: el informe realizado el mismo día del atentado. Es decir, el informe (un informe) de 11 de marzo. Y, frente a los desmentidos oficiales, el articulista aduce:

Las fuentes consultadas por EL MUNDO insisten en que hay un primer informe o nota sobre el análisis de los restos encontrados en los focos realizado el día 11 a las 14.00 horas. Y también que en dicho documento se hace mención expresa a la existencia de nitroglicerina.

Introduce aquí esa ambigüedad entre “informe” o “nota” que no es tan inocua como pretende, y se remite, en una práctica demasiado frecuente en este asunto, a unas innominadas “fuentes”, tan misteriosas a estas alturas como las que pudieran haberse comunicado con la SER en el famoso incidente de los terroristas suicidas. En cambio, huelga decir que, a este respecto, El Mundo no ha sufrido el mismo escrutinio censor que él prodiga a sus competidores.

Pero lo más interesante es la manera en la que García Abadillo trata de fundamentar sus afirmaciones, aludiendo nuevamente a lo declarado por ex Comisario Jefe de los Tedax en la Comisión del 11-M. Antes de continuar reproduciendo el texto del artículo, no puedo evitar llamar la atención sobre el uso y abuso de las atribuciones de intención y los términos subjetivamente cargados (“a regañadientes”, “intentó eludir”, “confesó”, “una verdad a medias”), característicos, a mi juicio, de una manera poco edificante de entender la crónica periodística. Pues bien, aseguraba este autor la existencia de “un primer informe o nota sobre el análisis de los restos encontrados en los focos realizado el día 11 a las 14.00 horas”. Y proseguía:

El propio Sánchez Manzano, en su comparecencia ante el Congreso, lo reconoció explícitamente, bien es verdad que un poco a regañadientes. Seguramente, en Interior no se tomaron la molestia de leer la declaración completa de Sánchez Manzano ante el Congreso.

[…]

Llamazares preguntó a Sánchez Manzano: «A partir de las 14.00 horas, cuando ustedes saben que es dinamita ¿a quién se lo comunican? ¿Cuál es la cadena que ustedes utilizan para que llegue esa información al máximo nivel?»

A lo que respondió el comisario jefe de los Tedax: «La cadena de mando. Mi inmediato superior es el comisario general de Seguridad Ciudadana, al que se lo comunico yo personalmente porque se encontraba en la Unidad, delante de la inspectora responsable del laboratorio. Justo al tener el resultado de las pruebas que se le estaban haciendo es cuando se le comunica».

Gaspar Llamazares insistió entonces: «¿Se comunica verbalmente y también existe una nota oficial

Sánchez Manzano intentó eludir la parte comprometida de la pregunta: «Sólo verbalmente».

Pero Llamazares repreguntó: «¿No hay una nota oficial sobre la investigación de las 14.00 horas?».

Entonces, el responsable de los Tedax, confesó: «La hay al día siguiente».

Como casi siempre, Sánchez Manzano dijo una verdad a medias, ya que el informe del día 12 es, según se recoge en el sumario, un «informe ampliatorio» al que se realizó el día 11.

Pues bien, si hay una nota oficial de los laboratorios de los Tedax, ¿por qué todavía no se ha hecho pública? Si, como afirma la versión oficial, la nitroglicerina sólo apareció como resultado de una confusión involuntaria de Sánchez Manzano, ¿por qué no se da a conocer el resultado de los análisis químicos? ¿por qué no se aportó esa primera nota del día 11 al sumario?

¿Qué parte de “sólo verbalmente” le cuesta entender a este periodista? No parece tan difícil: el día 11 de marzo, la información sobre los análisis realizados por los Tedax (se trataba de dinamita, sin poder precisar la marca) se da SÓLO VERBALMENTE.

Añadiré que, en mi opinión, cuando Sánchez Manzano dice que hay una nota al día siguiente, se está refiriendo en realidad a la nota informativa de 12 de marzo de 2004, firmada por él mismo, sobre la desactivación del artefacto de la mochila de Vallecas, donde, entre otras cuestiones, se mencionan las semejanzas con los otros artefactos hallados en El Pozo y Atocha (que acabaron estallando tras los intentos de desactivación y se convirtieron, a su vez, en focos de explosión). O tal vez no. Podría argumentarse que esta nota no se corresponde estrictamente con nuestra idea de los focos de explosión y no puede, por tanto, ser la nota a la que aludía el Jefe de los Tedax. A este respecto, procede tener en cuenta los riesgos de tomar al pie de la letra las transcripciones de declaraciones orales, donde es relativamente fácil que los intervinientes se expresen ocasionalmente de manera un tanto imprecisa según su comprensión del contexto. No me cansaré de insistir en que lo que ahora, tras años de machaque, parece una distinción evidente y natural entre el explosivo “de los trenes” y el de “fuera de los trenes” no tenía por qué serlo entonces. La investigación sobre los explosivos era la investigación sobre los explosivos, ya fuera en un primer momento con la (limitadas) posibilidades que ofrecen los restos de los focos, o, poco después, con la gran facilidad de contar con materiales intactos. Ambos casos no tenían que estar necesariamente separados en la mente del declarante según los tajantes criterios desarrollados años más tardes por sus críticos.

Pero lo anterior, en realidad, es irrelevante. Si nos empeñamos, como hace García Abadillo, en aducir las declaraciones de Sánchez Manzano, hagámoslo de forma consistente y fidedigna. En un momento de su declaración en la Comisión del 11-M (sesión de 7.7.2004), Sánchez Manzano puntualizó lo siguiente (página 7):

Nosotros hacemos notas informativas que van a las autoridades policiales, informes técnicos que tienen la finalidad dentro de la especialidad y los informes periciales que van a la autoridad judicial.

Según el declarante, por tanto, no parece que sea lo mismo una “nota informativa” que un “informe” (técnico o pericial), pese a la indiferencia de García Abadillo. No sólo es que una nota no sea lo mismo que un informe. Aunque fuéramos inmerecidamente clementes con el periodista (podríamos pensar que lo importante, al fin y al cabo, es un documento escrito, sea éste lo que sea) es obvio que una hipotética nota del día 12 no puede transmutarse en un informe del día 11 [ni tampoco en una nota del día 11, como asume el articulista cuando se pregunta “¿por qué no se aportó esa primera nota del día 11 al sumario?”]. Y lo que sea que haya ocurrido el día 12, por definición, no puede afectar a lo que supuestamente ocurrió el día 11, que es lo que trata de demostrar, una y otra vez, el intrépido reportero de turno.

Esto último es reseñable, porque el vicedirector de El Mundo, para acusar al Jefe de los Tedax de “decir una verdad a medias”, objeta que “el informe del día 12 es, según se recoge en el sumario, un «informe ampliatorio» al que se realizó el día 11”. Analicemos esto último.

El informe del día 12 al que alude Don Casimiro, no es otro que el “informe pericial sobre tres muestras” de la Policía Científica (173-Q1-04). El vicedirector de El Mundo vuelve a referirse a este informe en su segundo artículo de ese mismo día 17 de julio y añade:

En el mismo se dice expresamente que se trata de un «informe ampliatorio al que se realizó en el día de ayer -es decir, el día 11 de marzo- con carácter urgente, sin número de registro (S/N) a la Unidad de Desactivación de Explosivos». Es decir, que, efectivamente, hubo un primer informe escrito o nota, a la que no se refirió Sánchez Manzano en su comparecencia parlamentaria.

En resumen: ¿en qué se basa el vicedirector de El Mundo para acusar a Sánchez Manzano de mentir (siendo precisos: de decir “una verdad a medias”, “como casi siempre”)? La “verdad a medias” no es otra cosa que el producto de una interpretación expurgatoria (esta vez sí “como casi siempre”) de García Abadillo. Éste desecha la parte diáfana en la que el Jefe de los Tedax dice que la información sobre los focos se comunicó “sólo verbalmente” el día 11 y se aferra al comentario según el cual hubo una nota, obviando al mismo tiempo que esa supuesta nota, de existir, es del día 12. Por tanto, la “media verdad”, según Don Casimiro, es que existe una nota. Una nota, además, viene a ser indistinguible de un informe. Y la mentira es (tiene que ser) todo lo demás: esos “sólo verbalmente” y “al día siguiente”. Todo ello porque un informe (no una nota) de la Policía Científica (no del Tedax) del día 12 de marzo de 2004 alude a otro informe (no una nota) de la Policía Científica (no del Tedax) del 11 de marzo de 2004, que, a 17 de julio de 2006, García Abadillo desconoce. Y el desconocimiento, lógicamente, se suple con la (malévola) imaginación.

Pero qué más da. El caso es que ese informe sin número del día 11, que excitaba la suspicacia del comentarista, le fue enviado a El Mundo ese mismo día 17 de julio de 2006 en que Casimiro García Abadillo publicaba los dos artículos que acabamos de referir. Así lo admite el propio vicedirector de El Mundo tres días más tarde, en un artículo de 20 de julio de 2006:

Poco a poco, van apareciendo los informes. El pasado lunes [17.7.2006], el Ministerio del Interior remitió a este periódico uno de ellos: el que llevó a cabo el Servicio de Análisis Científico de la Policía Científica el mismo día 11 de Marzo.

Ese informe, que por cierto no constaba en el sumario, fue el que entregó la inspectora de los Tedax que llevó a cabo los análisis sobre los explosivos al juez Juan del Olmo tras prestar declaración el pasado martes [18.7.2006] en la Audiencia Nacional. El día anterior [17.7.2006] lo había hecho su superior y máximo responsable de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano.

Sobre esa comparecencia de la perito de los Tedax tendremos que hablar un poco más adelante. Por el momento, sigamos el hilo de la exposición principal. Hace tiempo que ese informe S/N (primeras dos páginas del enlace) de 11 de marzo está disponible en Internet. Como puede verse, no es más que una versión inicial del informe 173-Q1-04 del día siguiente y ambos se refieren a las muestras M-1, M-2 y M-3 (aunque el primero se limita a cotejar las dos últimas). Nada que ver, por tanto, con ningún misterioso informe fantasma cuya existencia afirma El Mundo.

García Abadillo, que el mismo día en que recibe esa aclaración documental ha puesto en duda la probidad de Sánchez Manzano basándose en una entremezclada y confusa lectura combinada de sus declaraciones parlamentarias y del referido informe del día 12, no siente la menor necesidad de ofrecer rectificación alguna a continuación. En El Mundo han decidido que existe un primer informe escrito sobre los focos el mismo día 11 y nadie va a hacerles cambiar de idea. Así, el editorial del día 19 de julio de 2006 vuelve a referirse al “informe inicial elaborado a las 14.00 horas” y el del día 20 señala que “la negativa de los Tedax o del propio Ministerio del Interior a hacer público aquel primer informe acrecienta la sospecha de que sí se detectó nitroglicerina en los trenes”.

Lo peor, en el caso del vicedirector de este diario, es que continuamente atribuye esa “confesión” (sobre la existencia de un primer informe del mismo día 11 de mazo sobre los focos) a Sánchez Manzano. Es decir, no se trata, como de costumbre, de que él exponga las razones por las que no se cree la explicación oficial (“sólo verbalmente”); es que pone determinadas palabras, literalmente, en la boca del Jefe de los Tedax, en una técnica tan manipuladora como pusilánime.

De este modo, el día 19 de julio, García Abadillo menciona:

…el informe o nota informativa al que hizo referencia Sánchez Manzano en su comparecencia parlamentaria y que se realizó a las 14.00 horas del 11-M sobre los restos encontrados en los trenes […].

Al día siguiente (20.7.2006), jornada en la que firma también dos artículos, insiste en que:

[Del Olmo] todavía no ha sido capaz de lograr que le muestren el informe o nota informativa que se realizó a las 14.00 horas del día 11 con las muestras de explosivo recogidas en los trenes.

En este artículo, por lo menos, García Abadillo parece caer finalmente en la cuenta de algo obvio:

En una ocasión, en su intervención del 7 de julio de 2004, el comisario jefe de los Tedax se refiere a esa información como «nota informativa», por lo que es probable que los análisis de dichos focos se transmitieran a los jefes policiales a través de una nota informativa y no de un informe propiamente dicho.

Lo cual no le impide pasar por alto que el mencionado jefe de los Tedax en ningún momento alude a ninguna presunta nota del día 11. Ni le supone obstáculo alguno para decretar, por sí y ante sí, que:

En todo caso, ese primer escrito sobre los focos fue el que provocó que las agencias informativas […] hablaran por primera vez el día 11 […] de la aparición de nitroglicerina.

Lo estupefaciente es que ese mismo 20 de julio, en el otro artículo del día, el vicedirector de El Mundo recoge literalmente las declaraciones en la Comisión del 11-M del entonces Comisario General de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro Jaén, que en el momento de los hechos era el superior inmediato de Sánchez Manzano. Y lo que éste describe es que, alrededor de las 14 horas del 11 de marzo, estando en la sede central de los Tedax, la responsable del laboratorio, en presencia de Sánchez Manzano, les comunica a ambos de viva voz que aparecen “componentes de dinamita” en la muestra de El Pozo. Información que, según lo expuesto por dicho Comisario, él mismo transmitió a su vez por teléfono a su superior, Díaz Pintado (Subdirector General Operativo de la Policía).

Es decir, lo que la declaración de Santiago Cuadro reflejada en el artículo de García Abadillo pone de manifiesto se corresponde exactamente con una comunicación “verbal” de la información sobre los análisis de los focos, tal como había señalado en su día el Jefe de los Tedax. Pero el vicedirector de El Mundo no extrae ninguna lección de lo que él mismo publica y, unos días más tarde, el 25.7.2006, reincide en la superchería de manera anonadante, invocando:

…el informe al que hizo referencia Sánchez Manzano en su comparecencia parlamentaria y que, según sus propias palabras, se elaboró a las 14.00 horas del día 11 de marzo (y en el que, también según sus palabras, se detectó la presencia de nitroglicerina).

¡¡¡SEGÚN SUS PROPIAS PALABRAS!!! Sánchez Manzano, cuyas “propias palabras” fueron que la comunicación sobre los focos se transmitió “SÓLO VERBALMENTE” se convierte, por obra y gracia del vicedirector de El Mundo, en testigo expreso de que hubo un “informe que se elaboró a las 14.00 horas del día 11 de marzo”. ¿No es prodigioso? Quien escribe esto es el mismo periodista que se permite pullas del tipo: “Seguramente, en Interior no se tomaron la molestia de leer la declaración completa de Sánchez Manzano ante el Congreso” (CGA, EM, 17.7.2006). Que se lo cuenten a él…

Obsérvese, en definitiva, que verdaderamente no hay ninguna prueba que acredite la realidad de ese Santo Grial que es el supuesto informe escrito del mismo 11 de marzo. La existencia postulada de ese papel se da por segura inicialmente sobre la base de datos parcialmente erróneos y parcialmente tergiversados, inexactitudes cuya constatación no lleva a rectificación alguna ni les impide seguir manteniendo su afirmación como un hecho cierto cada vez que les conviene. Así, meses más tarde, el 20 de noviembre de 2006, García Abadillo reitera:

Aún se desconoce por qué [Sánchez Manzano] no ha remitido a la Audiencia Nacional el primer informe que se hizo sobre dichas sustancias el mismo día 11 de Marzo y en el que, según algunas fuentes, se mencionaba como componente del explosivo la nitroglicerina.

Fuentes” que seguían siendo entonces tan misteriosas como al principio y cuyo continuo anonimato nadie les ha afeado con la intensidad con la que ellos mismos han denigrado a la competencia en otros casos bien conocidos.

Por su parte, y sólo como ejemplo ilustrativo, Jiménez Losantos, en su tertulia en la Cope de 20.3.2007, rescataba igualmente la vieja imputación:

Esos análisis, estoy seguro de que los hicieron los Tedax y los hizo la Policía. Y esos análisis están guardados, llevan tres años ocultos. Engañaron al juez del Olmo, que estaba encantado de que le engañaran, a la fiscal, que, bueno, disfruta con la trola que le infligen, pero aquí los ciudadanos no.

Y, aunque en su “Prólogo” de “Titadyn”, García Abadillo no la recoja expresamente, sí la sugiere con ocasión de la promoción del libro, en “La Tarde con Cristina”, en la Cope, el 2.7.2009:

… el elemento que lleva a cambiar la opinión es precisamente el informe, que nunca se llegó a conocer, el informe de los TEDAX, el informe de Sánchez Manzano sobre el explosivo.

Siempre la misma cantinela infundada, una y otra vez.

(Continuará)

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