LA SENTENCIA (8):Las muestras

Viene de la entrada LA SENTENCIA (7): A vueltas con la nitroglicerina.

 (Artículo colectivo)

Si continuamos progresando sobre los presupuestos fácticos -esto es, los hechos que considera demostrados la juez Lledó- llegamos ahora al º 8, que versa sobre la remisión, o mejor dicho  la no remisión, de las muestras de los focos de las explosiones a la Policía Científica, donde lo estaba esperando Manuel Escribano, el perito cuyo comportamiento genera no pocas suspicacias, para el Tribunal que juzgó el caso Bórico.

 

Dice la juzgadora (qué mal me suena esta palabra, pero vaya, dicen mis amigos abogados que puede usarse sin represalias por parte judicial):

Que no obstante carecer el Laboratorio de los Tedax de instrumentos cualificados para realizar una pericial científica eficaz sobre las muestras de los focos de las explosiones, el demandante lejos de remitirlos para su análisis a la Policía Científica, que sí contaba con los medios técnicos y humanos precisos para ello, designó expresa y exclusivamente a una perito de los Tedax para llevar a cabo la analítica referida, la cual, como ya se ha expuesto, no expresaba componente alguno detectado, justificando el demandante en el acto del juicio oral tal decisión en que nunca se habían enviado los restos no pesables de explosivos a la Policía Científica, que nunca se había hecho, cuando lo cierto es que, como revela el oficio remitido a estos autos por la Dirección General de Policía de fechas 21 y 26 de Enero de 2009, entre el año 2000 y 2006, la policía científica realizó por petición de los Tedax 116 informes mientras que los Tedax 72, y de estos 116 informes, constan que entre los años 2000 y 2006, ambos inclusive 10 informes lo fueron de sustancias no pesables, de restos de explosivo no pesable analizados por la policía científica.

Veíamos en un hilo anterior cómo la distinción entre «investigativo» y científico» era introducida por el Fiscal cuando interrogó a Sánchez Manzano:

Ministerio Fiscal: Pero son análisis de carácter investigativo, no científico?

Sánchez Manzano: Bueno, vamos a ver, dos tipos de análisis, que se pueden hacer con los explosivos. Al menos, lo digo con todas las reservas, porque esto lo explicará mejor… Hay unos análisis donde se puede obtener un resultado cuantitativo y cualitativo, a ese se le podemos poner el nombre que queramos, ha cerrado todas las interrogantes sobre la naturaleza del explosivo y hay otro análisis en los que solamente podemos conseguir el tipo de explosivo, sin poder precisar nada mas, con lo cual quedan unos interrogantes abiertos. Unos interrogantes abiertos que hay que seguir investigando o bien contrastarlo con otros indicios que haya relacionados con la incidencia, como en este caso los había.

Obsérvese que la pregunta, quizás un tanto desorientadora, del Fiscal, es aclarada por Sánchez Manzano para centrar la cuestión en lo que verdaderamente interesa: hay un análisis más complejo, podríamos decir, que cierra todos los interrogantes, y hay otro más simple, en el que se puede obtener el tipo del explosivo, pero deja interrogantes abiertos que la investigación se encargará de cerrar.

La distinción no tiene nada de peyorativa para los análisis que pueden realizar los TEDAX; cada laboratorio tiene su lugar en el proceso de la investigación. Y nos aclara por qué el Subdirector General Operativo, Pedro Díaz Pintado, en otra cita que también recogimos en una entrada anterior:

Pedro Díaz Pintado: …este tipo de análisis, como ustedes habrán tenido conocimiento, pues requiere mucho tiempo, de tal manera que la Comisaría General de Policía Científica, para hacer un análisis que no sé ahora mismo qué tipo de aparatos utilizan, pues requiere 8-10-12-14 días… y las unidades de investigación, necesitan tener una primera información sobre qué trabajar. Y esa es la primera tarea de los TEDAX…

Es evidente que la investigación no puede retrasarse ocho días (en el mejor de los casos) cuando de los resultados depende, por ejemplo, la captura de un comando que se puede dar a la fuga; o peor, puede volver a actuar. Tampoco la opinión pública puede esperar ocho días cada vez que se comete un atentado para conocer a quién se enfrenta la Policía y qué tiene que hacer para detenerlos.

Cada laboratorio tiene, pues, su función en la investigación, y chirría un tanto el tonillo despectivo con el que es tratado el de los TEDAX. El laboratorio Tedax es un laboratorio reconocido y homologado para la realización de análisis químicos sobre restos de explosivos explosionados (valga la redundancia). Y mal nos iría si no fuera así; si el laboratorio TEDAX no estaba capacitado para realizar los análisis que, durante veinte años, ha venido haciendo, quiere decir que las sentencias pronunciadas con el apoyo de sus resultados no son válidas; por lo tanto, me huelo que los abogados de cierta banda terrorista al norte de Madrid se iban a frotar las manos por la torpeza de quien les ha dado la llave de la celda y se ha dado la vuelta. ¿No me creen? Vean uno de los cientos de ejemplos que podríamos encontrar:

El informe pericial del laboratorio químico del Servicio Central de analítica de la Comisaría General de la Policía Científica núm. 19/Q1-02 de 1-2-02 (folios 647 a 649) siendo sus autores los funcionarios 9 y 11, ratificándolo en la vista oral el 9 al estar enfermo el 11, concluyendo que las muestras de las sustancias analizadas intervenidas en el domicilio del rebelde, se identificaron componentes que se hallan presentes en la dinamita (informe TEDAX, folios 2332 a 2351 sobre explosivos) y se identificó PENTRITA (cordón detonante) explosivos presentes en la incidencia 204-MA-01 (coche bomba, Aeropuerto de Málaga) según informe pericial del Servicio Central de desactivación de explosivos, obrante al folio 762/763 ratificado por su autor en la vista oral (funcionario 17.632).

Pero no se asusten, mis queridos amigos; los terroristas no saldrán a la calle, porque la perito TEDAX, el laboratorio y los análisis están capacitados, homologados, y son válidos.

Y ¿por qué designó Sánchez Manzano como perito a la agente nº 17632? Bueno, pues porque, aparte de ser una profesional competente, trabajadora, cuya labor era -y es- irreprochable… era la única. Poderosa razón, imagino. Y si alguien tiene la tentación de achacar a Sánchez Manzano el hecho de no haber pedido que se dotase de más medios a la Unidad Central TEDAX, que reflexione sobre el hecho de que la actuación de la Perito TEDAX no fue en ninguna manera singular; trabajó como en ella era costumbre desde hacía 20 años, remitiendo aquellos análisis que no podía realizar ella, o cuyo resultado podía ser interferido (como la muestra M1) al laboratorio de la Policía Científica. Y la aquiescencia de los superiores no se limita al Jefe de la Unidad, Sánchez Manzano; sus jefes conocían que la Perito trabajaba así, y no de otra forma, y la situción pareció, no correcta, correctísima, durante 20 años, hasta el punto de mandar a la cárcel a buen número de etarras, y otros terroristas, gracias a los informes que ahora se quiere descalificar:

Defensa: Si, con la venia de la sala, la defensa de Jamal Zoughan y Basel Galyoun. Vamos a ver. ¿Cuantos funcionarios químicos hay adscritos en la Unidad Central de Tedax?

Perito TEDAX: En este momento uno.

Defensa:¿Y el 11 de Marzo de 2.004?

Perito TEDAX: Lo mismo.

Gómez Bermúdez: O sea, usted.

Perito TEDAX: Había dos químicos pero uno se dedicaba solamente al tema NRBQ.

Defensa: Entonces ¿realizó usted todos los análisis acerca de los restos y muestras recogidos en los focos de explosión?

Perito TEDAX: En aquel momento si.

Defensa:¿No pidió ayuda a nadie ni nadie le ofreció ayuda para…

Perito TEDAX: No, las cosas se fueron desarrollando adecuadamente y tuve tiempo suficiente.

Defensa: ¿Y los resultados que usted comunicaba eran vistos con normalidad por sus superiores?

Perito TEDAX: Me los solicitaron mis superiores.

El hecho de que la Perito TEDAX envió la muestra M-1, que además se convirtió luego en la niña mimada del conspiracionismo por aparecer nitroglicerina, debería servir para desestimar todo tipo de sospechas hacia la actitud de la perito 17632, y por ende la de su Jefe; bien estúpidos serían unos delincuentes que hacen desaparecer todas las pruebas del crimen, pero envían conscientemente una muestra (bien fácil de falsificar, por cierto, pues no era más que polvo de extintor) para que los laboratorios lo analicen.

Para explicar ese sinsentido, así como que él no encontrase nitroglicerina ni DNT, el Perito Escribano, padre de todas las conductas sospechosas, fantasea en «Titadyn» con la posibilidad de que se le enviase una muestra falsa en 2004, y por error se enviase una verdadera en 2007, que fue la que estudiaron en la Pericia de Explosivos.

Por otro lado, Escribano olvida ese envío de la muestra M-1 cuando declara, a troche moche y a todo Tribunal ante el que es citado a declarar, que estuvo esperando infructuosamente las muestras de los atentados, porque su laboratorio era más grande y mejor. Dejando aparte la obvia subida de testosterona que parece poseerle, gustaríamos de que explicase, si tan convencido estaba de que habían de serle enviadas esas pruebas, por qué se quedó esperando sentadito en lugar de reclamarlas a los superiores de quienes, según él, le ninguneaban. Claro que, como hemos visto por la declaración de Pedro Díaz Pintado, a lo mejor no le hubieran dado una respuesta conforme a sus deseos.

La propia sentencia desmiente esas pretensiones escribaniles de que todas las muestras eran remitidas al laboratorio de la Policía Científica, cuando descubre que de 82 análisis (entre 2000 y 2006) de sustancias no pesables, 72 los realizó la Perito TEDAX y 10 la Policía Científica. Entre esos 10 hay que contar, sin duda, algunos que se remitieron por encontrarse la Perito de baja, vacaciones, permisos por formación, etc. De modo que, bien probablemente, tengamos que menos de un 10 % eran enviados a la PC. Y estos pocos análisis lo eran, no por incompetencia, sino por tratarse de incendios o materiales que no podían ser analizados en la Unidad Central. Como la M-1.

De manera que, lo que quiere hacernos creer Escribano de que siempre se le enviaban las muestras para hacer un contra análisis parece ser, pura y simplemente, otra de las típicas inveracidades escribaniles, a que nos tiene acostumbrados y que le costó la ya mítica reprimenda judicial con el caso bórico. Más parece acercarse a la realidad la Perito TEDAX cuando declara:

Nosotros jamás nos hemos hecho contraanálisis entre Policía Científica y yo…  Jamás.

Tendría que tener cuidado, señora Perito; mala cosa es usar palabras tajantes como «siempre», «nunca» o «jamás».  Como hemos probado en los párrafos anteriores, con información recogida en la sentencia, un mismo oficio de la Dirección General de Policía, de fechas 21 y 26 de Enero de 2009 (hay que ver, qué oficio más largo) sirve para dejar con el trasero oreándose a Escribano y a Sánchez Manzano.

Un momento. ¿Acaso Sánchez Manzano dijo aquello que se le imputa?

Pues no está tan claro. Leamos:

ASOCIACIÓN DE AYUDA A LAS VÍCTIMAS DEL 11 DE MARZO: Sí, vamos a ver, en esos casos, cuando nos ha explicado antes a preguntas del Ministerio Fiscal que en el análisis que realiza el laboratorio de los TEDAX no se puede determinar el tipo de explosivo, la marca comercial, se puede determinar el tipo de explosivo, por ejemplo si es una dinamita, como se determinó en este caso, pero no la marca comercial. ¿no se remiten a la Policía Científica para que determine la marca comercial?

SÁNCHEZ MANZANO: No. De todas formas, son criterios que establece la técnico de laboratorio y ella dará las explicaciones correspondientes.

AAVV11-M: Durante la época que usted ha estado al frente de la unidad central de los TEDAX, cuándo se analizaban restos de explosivo de un atentado terrorista en los que no se podía determinar la marca comercial del explosivo ¿se remitían a la Policía Científica para que lo determinara o nunca se remitían?

SÁNCHEZ MANZANO: Vuelvo sobre lo anterior… cuando eran restos de explosión no pesables, -eran impregnaciones, por decirlo de alguna manera- siempre se han quedado en la Unidad Central de Desactivación de Explosivos; cuando había sustancias pesables, un resto de explosivo, no un resto de explosión sino un resto de explosivo, eso se mandaba a Policía Científica. Siempre.

AAVV11-M: Y, vamos a ver… usted al ver que no se había podido determinar el tipo concreto, la marca comercial de la dinamita ¿no pensó que si se remitían al laboratorio de la Policía Científica con muchos más medios se podría haber determinado la marca comercial de la dinamita?

SÁNCHEZ MANZANO: Mire, en los atentados del 11M no se planteó cambiar ni los protocolos ni las normas de actuación.

GÓMEZ BERMUDEZ: Pero esa no es la pregunta, no si se cambiaron los protocolos, sino si no se planteó mandarlo a Policía Científica por la razón que le dice el letrado.

SÁNCHEZ MANZANO: No, porque nunca se había planteado.

GÓMEZ BERMUDEZ: O sea: no, porque nunca se había hecho.

SÁNCHEZ MANZANO: No, porque nunca se había hecho.

AAVV11-M:  La decisión de no enviar esos restos a la Policía Científica ¿fue suya?

SÁNCHEZ MANZANO: No… lo establecen las normas, el protocolo, siempre se ha hecho así y es la perito la que establece los criterios, una vez que entran los restos en la unidad están a disposición de la perito, es ella la que establece los criterios de qué hay que hacer con ello.

AAVV11-M: Fue la perito, entonces, la que la decidió?

SÁNCHEZ MANZANO: Está establecido en las normas.

Si leemos todo el párrafo y no entresacamos frases de aquí y de allá, como hacen los conspiracionistas, vemos que hasta en tres ocasiones la defensoacusación insiste en preguntar si no se remitieron las muestras a la Policía Científica para determinar su marca comercial. Si se toma la pregunta en su significado literal, la respuesta de Sánchez Manzano no puede ser más ajustada la verdad: nunca se remitió una muestra explosionada a la Policía Científica para determinar la marca comercial, en primer lugar proque ello no es posible, como ya hemos comentado en la entrada anterior, donde pusimos varios ejemplos de declaraciones de Sánchez Manzano en ese sentido, y podríamos añadir otras tantas de otros expertos, mientras que los conspiracionistas no han conseguido presentar ni un caso que les contradiga.

La insistencia en preguntar si se habían remitido  muestras para determinar su marca comercial es tal que contagia al propio Gómez Bermúdez, que reinterpreta, en una ocasión, la pregunta del abogado para explicar al testigo que lo que se pregunta es, exactamente, si no se planteó mandarlas por esa razón. La respuesta de Sánchez Manzano («nunca se había planteado«) es interpretada, a su vez, por el juez, («nunca se había hecho«) en un tono afirmativo (no interrogativo) con el habitual tono asertivo -en letra roja en la transcripción- de Gómez Bermúdez, ante lo cual Sánchez Manzano asiente.

Pero no sólo el «nunca» de Sánchez Manzano a la pregunta de si se mandaron las muestras «para determinar su marca comercial» puede quedar desprovista de la rotundidad que le han dado los conspiracionistas.

También el «siempre se han quedado las muestras explosionadas en la Unidad Central» es sospechosa. En un párrafo anterior del mismo interrogatorio, Sánchez Manzano afirma:

SÁNCHEZ MANZANO: Cuando haya sustancia pesable, aunque sea un resto de una explosión, se lleva a Policía Científica.

BERMUDEZ: Eso es. Muy bien. Continúe por favor.

SÁNCHEZ MANZANO: Se ha hecho así habitualmente, desde siempre en la especialidad TEDAX. La perito que ha hecho los análisis del 11M lleva más de 20 años haciendo los mismos análisis, los mismos informes y compareciendo ennnn en sumarios o bien en la vista oral, para defender los peritajes similares a los que se han hecho ahora.

Ese «habitualmente» desmiente otra vez la rotundidad que han querido ver los conspiracionistas,  y ese «desde siempre en la especialidad TEDAX» no significa que las cosas nunca se hicieran de otra manera, sino que tiene un valor temporal: desde que él lo recuerda, en lo que él conoce, las cosas se hacían así.

De hecho, relean la declaración, al menos esas páginas: las afiormaciones que tanto se han publicado, cortadas, en los medios conspiracionistas, se hacen entre continuas remisiones de Sánchez Manzano al testimonio de la agente 17632, que una y otra vez es citada por el Comisario como quien realmente podrá contar cómo se hacen las cosas.

Vista la declaración en conjunto, es absurdo plantearse siquiera que exista un falso testimonio en una persona que continuamente está diciendo que «a él le parece tal cosa, pero con quien deben hablar es con esta otra persona«.

De manera que parece que, por fin, quien acaba con las témporas bronceadas es -como es habitual- Escribano.

La lógica conspiracionista quiere que esta declaración insegura de Sánchez Manzano sea contemplada, por un lado como una declaración de felonía, traición y falso testimonio, por no remitir las muestras a Escribano, apoyándose en lo que -dicen- son datos falsos; y por otro, como una cobardía por querer achacar la responsabilidad de la decisión de no enviar las muestras a su subordinada.

Las tragaderas de los fieles conspiracionistas, acostumbradas a mayor esquizofrenia argumental, no aprecian imposibilidad en que una persona sea, al mismo tiempo, felón por defender que ha mandado unas muestras, y cobarde por defender que no las ha mandado.

Y la juez Lledó -en interpretación de las leyes- no ve delito en que, apoyándose en tergiversaciones y mentiras, «El Mundo» insulte y calumnie a Sánchez Manzano, poniendo en su boca cosas que no dijo y cortando, cosiendo, zurciendo, remendando y repasando las declaraciones, hasta conseguir un primoroso ejercicio de mentipulación y tortigiversación.

Pues bueno. Pues vale. Pues m’alegro. Pues a lo mejor no lo es. Pero sigue siendo una trola.

 (Continuará)

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