LAS MENTIRAS DE ANTONIO IGLESIAS (I) por Rasmo

El Sr. Iglesias, perito de parte designado por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M en el juicio presidido por Gómez Bermúdez, parece haber acogido con gusto su papel de químico de cabecera del conspiracionismo, prestándose de buen grado a declarar en procesos civiles y penales y haciendo el recorrido del circuito mediático habitual con toda clase de manifestaciones más o menos truculentas.

Desmontar todos y cada uno de los infundios que ha ido sembrando desde las páginas de su celebradoTitadyn” y que ha dejado caer por estudios de radio y televisión, es tarea ingrata y onerosa. Parte de ese trabajo avanza arrastradamente en mi serie “El Eterno Retorno” y habrá de continuar en el futuro inmediato a un ritmo no menos desesperante. Por fortuna, el perito preferido en la cofradía del agujero enigmático ha recalado en su destino natural, es decir, Libertad Digital, para ofrecernos una aproximación compendiosa a su recurrente argumentario. Sin perjuicio, como digo, de un pausado y minucioso desguace posterior, procede aquí ofrecer un primera respuesta a guisa de kit de primeros auxilios para que ninguna desprevenida víctima potencial se exponga con la mente desprotegida a determinada ponzoña intelectual de todo punto insalubre.

Empecemos por el principio. El texto del artículo del Sr. Iglesias aparece en azul.

A raíz de la apertura y difusión de los videos de los puntos álgidos de la pericial del Tribunal, he podido observar que existen algunos puntos que conviene que la opinión pública conozca con exactitud (incluyo, con este mismo fin, unos comentarios sobre las dinamitas y sobre la actuación de los Tedax). Trato de explicarlos con tanta sencillez como rigor científico.

Aquí no pasaré de señalar que esos puntos serán “álgidos” para él porque así lo ha determinado su propio criterio. En cuanto al rigor científico, enseguida veremos que brilla por su ausencia.

Detección de nitroglicerina

Un «pico» en un análisis cualitativo por cromatografía es una medida orientativa de la cantidad de sustancia detectada. Cuanta mayor altura tiene el pico, más concentración de sustancia detectada tenemos en la muestra analizada.

En el video en que se recogen los momentos posteriores a la aparición de este compuesto, que forma parte del Titadyn pero no de la Goma 2 ECO, dicen Alfonso Vega y Carlos Atoche que el pico es muy pequeño. Parece mentira que ignoren que lo que se practicó fue un análisis cualitativo, y que en un análisis cualitativo no tiene sentido considerar si el pico es pequeño o grande: sale o no sale; si sale, como aquí ha ocurrido, es que hay nitroglicerina. En cuanto a la altura del pico cromatográfico, ésta depende de la cantidad de muestra tomada y del método seguido en la preparación de la muestra de análisis. En el caso que nos ocupa, la muestra M-1 (polvo de extintor).

Tampoco hay gran cosa en este párrafo. Reconozco mi perplejidad, fruto probablemente de mi ignorancia. Por un lado dice que el pico da una medida orientativa de la cantidad de sustancia y luego recrimina a los peritos oficiales que señalen la pequeñez de dicho pico. Estoy seguro de que los facultativos de las FyCSE no ignoraban que se practicó “un análisis cualitativo”, pero Iglesias nunca ha perdido ocasión de desacreditar a todo el mundo desde su actitud altiva y este es sólo un ejemplo más de su falta de decoro, aunque para ello tenga que aludir a una reacción semiprivada, improvisada y a bote pronto de unos colegas químicos, ignorando (esta vez sí) su exposición y conclusiones finales, tras la oportuna reflexión, ante un tribunal y bajo juramento.

Por otro lado, conviene no perder de vista la subrepticia inclusión de referencias a la nitroglicerina como compuesto “que forma parte del Titadyn pero no de la Goma 2 ECO”. Ya, pero no sólo del Titadyn, ¿por qué sólo menciona ese ejemplo?

Proporción de dinitrotolueno (DNT) y de nitroglicerina en la muestra M-1 del foco nº 3 de la estación de El Pozo

En el documento de las condiciones acordadas para la pericial, firmado por el propio Miguel Ángel Santano, se había especificado que no se realizarían análisis cuantitativos de los explosivos contenidos en las muestras recogidas en los focos. Esto es así porque, después de una explosión, los compuestos más reactivos del explosivo reaccionan de forma que los más reactivos, como la nitroglicerina, tienden a quedar en los restos en una proporción mínima que nada tiene que ver con aquella que tenían en el explosivo antes de producirse la explosión.

Por lo tanto, no se puede extrapolar la proporción de un componente después de una explosión a la que hubiera tenido antes de producirse ésta.

Este apartado contiene varios puntos de interés que muestran una vez más tanto el “rigor científico” como la coherencia y bonhomía del Sr. Iglesias. Esta bien, para empezar, la insistencia de este perito en que la proporción de los compuestos de un explosivo en los restos tras una explosión “nada tiene que ver con aquella que tenían en el explosivo antes de producirse la explosión”. Esta bien porque, durante el juicio y fuera de él, este perito se ha empeñado precisamente en comparar los cromatogramas de la M-1 (que se supone que corresponde a un resto explosionado de Titadyn) con los del Titadyn intacto, llegando a afirmar en una entrevista en El Mundo que había salido “el retrato robot del Titadyn” (EM, 18.5.2009; lo siento, chicos, pero la hemeroteca de El Mundo ya no está en abierto).

Esta incoherencia no pasó desapercibida durante el juicio a los peritos oficiales. Recordemos que, para el Sr. Iglesias, su intervención en la pericial del 11-M fue su primera experiencia en el análisis forense de explosivos. Los facultativos oficiales, con años de trabajo a sus espaldas, trataron de mostrar algo que cualquier persona de buena fe deberá reconocer como pertinente: los cromatogramas de muestras de Titadyn explosionado, para compararlos con el de la famosa M-1 y poner de manifiesto que no se parecían en absoluto. Gómez Bermúdez no lo permitió por un tecnicismo legal, una cuestión procesal (no se habían incorporado al sumario), pero lógicamente sí admitió que los peritos oficiales expusieran de palabra su experiencia. Esto fue lo que algunos de ellos manifestaron, en la sesión de 28.5.2007:

…quiero decir que nunca, nunca, cuando yo he analizado explosivo de Titadyne, han aparecido en ese orden de concentración. Nunca. Cuando hay una explosión, lo que antes se va, lo que menos pesa, lo que tiene más volatilidad. Y aquí, lo que más aparece es nitroglicol. Es absolutamente incoherente, para mí.

Y

Mi experiencia personal nos indica que, en los caso de explosivo, cuando había un Titadyne, las proporciones las encontramos, no en función de su presión de vapor, sino en función… precisamente, queda menos componente… quedaría menos nitroglicol en un residuo de Titadyne, porque tiene más presión de vapor y se ha escapado. Quiero decir que el orden normal sería justo el inverso. Quedaríamos menos nitroglicol, más nitroglicerina y más DNT. Justamente lo contrario que encontramos en este cromatograma [el de la M-1], que hay más nitroglicol, menos nitroglicerina y menos DNT. […] Después de explosionar, un Titadyne tendría que haber menos nitroglicol, más nitroglicerina y más DNT.

Inmediatamente, uno de los peritos de parte, secundado por Iglesias (sin que ninguno de ellos hubiera visto un cromatograma de Titadyn explosionado en su vida), trata de cuestionar la anterior apreciación basada en la experiencia:

Perito de parte: Yo creo que después de una explosión las circunstancias son tan variables, que las leyes físicas y químicas no es fácil que se reproduzcan en un foco de explosión […].

Antonio Iglesias: Yo estoy… suscribo totalmente lo que ha dicho mi compañero

Lo que motivó la lógica apreciación de Alfonso Vega:

Si la hipótesis es que en una explosión puede pasar cualquier cosa, ¿por qué me están diciendo que la muestra M1 es exactamente igual a la muestra de Titadyne, en una post-explosión?

Seguimos sin respuesta. Eso sí, el mismo Iglesias que en otro momento de la pericial señaló que “en un foco esas proporciones se distorsionan después de la explosión” y que en este artículo que comentamos afirma igualmente que “no se puede extrapolar la proporción de un componente después de una explosión a la que hubiera tenido antes de producirse ésta”, no tiene empacho en decir, sin embargo, que la M-1 presentaba el “retrato robot” del Titadyn. Debe de ser el famoso rigor científico del que hace gala el nuevo fichaje de Libertad Digital. Y si la explicación es que basta con el análisis cualitativo, es decir, el mero listado de componentes post-explosión para asignar marca comercial a una dinamita… el inexperto Iglesias está realmente lejos de sus mejores momentos, como ya he analizado con amplitud en otro lugar.

A pesar de ello, se practicó un análisis cuantitativo por imposición de Alfonso Vega quien -junto a Carlos Atoche- argumentó sin rigor científico que, como la cantidad de nitroglicerina encontrada en el foco 3 de la Estación del Pozo era muy pequeña, se debía a que provenía de Goma 2 ECO, esa que, como sabemos, resultó misteriosamente contaminada con trazas de nitroglicerina y de DNT que se detectan sólo después del apagón del 6 de febrero, sin que se hubieran detectado en 2004.

El Sr. Iglesias reprocha al director de la pericia haber insistido en la realización de análisis cuantitativos sobre la M-1, no previstos de antemano. Enseguida veremos que esta práctica no es tan absurda como pretende el autor del artículo. Lo que deseo señalar primeramente es que este perito, sin embargo, olvida recordar a sus lectores que él mismo también exigió (y obtuvo) la práctica de pruebas complementarias sin que nadie le haya afeado su conducta. En efecto, tras la detección de la nitroglicerina den la muestra M-1, Iglesias pidió que se analizaran varias decenas de muestras de los focos con una técnica concreta, más adecuada para la detección de ese elemento, tal como él mismo recoge en sus conclusiones particulares del informe pericial (y admitió durante la vista):

En los últimos días de la pericia, por iniciativa del Perito 1457.157-S [o sea, él mismo], hemos seleccionado un total de 50 muestras de los focos que todavía no se habían analizado en el AGILENT en split. No se ha observado la presencia de nitroglicerina en ninguna de las 38 muestras analizadas; no se han podido analizar por este método 12 muestras (informe pericial, página 191).

Sólo para dejar constancia de una actitud un tanto mezquina. Por lo demás, como digo, este perito y sus afines insistieron una y otra vez durante la vista en la incorrección de aludir a los resultados cuantitativos del análisis de la M-1. Pero aquí aplican con prodigalidad la falacia del muñeco de paja. Porque no se trata de comparar un resto explosionado con una muestra de explosivo intacto y extrapolar de una a otra. Esa no es la argumentación de los peritos oficiales o, por lo menos, no fue la última ni, desde luego, la más sólida. Es más, durante el juicio, el denostado A. Vega no tuvo ningún problema en admitirlo:

…la cuantificación de focos de explosión, evidentemente, no se llevó a cabo porque es una cosa que es absurda, absolutamente absurda, hacer una cuantificación de focos de explosión. […] Es un criterio técnico. Realmente, cuantificar algo que ha explosionado no tiene sentido.

Pero éste es el mismo perito que también indicó, respecto a la M-1:

La muestra se ha cuantificado porque era una muestra en polvo, perfectamente pesable y perfectamente determinable qué cantidad tiene de nitroglicol y de…

¿Cómo engarzan ambas ideas? No es tan difícil, pero el Sr. Iglesias no se molesta en entender, y mucho menos explicar o rebatir, la postura que defendieron los peritos oficiales durante la vista y en concreto el director de la pericia. Es mucho más fácil ridiculizar un sucedáneo de menor entidad. En realidad, lo que Vega y compañían señalaban es que, en efecto, no se puede deducir la composición cuantitativa original del explosivo a partir de restos explosionados. Pero lo que ellos estaban haciendo y argumentando era otra cosa, como podrá ver cualquiera que lea con atención la transcripción de las declaraciones del día 29.5.2007. Lo que decían es que las muestras podían estar contaminadas y que un indicio de ello era que la nitroglicerina y el DNT de la muestra M-1 apareciera en ésta en proporciones muy semejantes a las detectadas en otras muestras analizadas de Goma 2 ECO intacta. El análisis cuantitativo de la M-1 en este caso, técnicamente posible, obedecía a un específico razonamiento: dicha muestra era tratada como un objeto en sí (no como una muestra de la que extrapolar una composición pre-explosión), cuyo contenido en NG y DNT se analizaba y comparaba con el de otros objetos cuantificables (las muestras de Goma 2 ECO). Puesto que en éstas últimas forzosamente se había producido una contaminación (ya que esos elementos no forman parte de la composición de dicha dinamita), el hecho de que esa contaminación apareciera en esas muestras en la misma proporción que la registrada en la M-1, hacía sospechar su origen en un proceso común de contaminación. En palabras de uno de los peritos oficiales:

…hemos visto que las cantidades minoritarias, ínfimas, de DNT y de nitroglicerina que aparecen en las muestras cuantificadas son todas del mismo orden de magnitud. Esto quiere decir que todas las muestras tienen concentraciones muy parecidas, independientemente de su tamaño de muestra, o de su grado de sequedad. Eso es un hecho perfectamente compatible con una adsorción física sobre la superficie de esas muestras.

Esta formulación, perfectamente lógica, puede no gustar al Sr. Iglesias, pero, como él es muy riguroso científicamente, decide no importunar a sus lectores (y no molestarse en rebatirla) porque es más fácil pasar por alto lo que no le conviene y adulterar oportunamente la descripción del trabajo ajeno.

Respecto a la bobada del apagón, que no se cansan de invocar como origen de extrañas conjuras “oficialistas”, si realmente lo consideraba tan importante (de hecho, en su libro y en otras intervenciones sugiere con toda claridad que durante ese corte de luz se produjo una contaminación intencionada de las muestras de Goma 2 ECO para que tuvieran también DNT y NG), no se entiende por qué no lo comentó durante la vista, ocasión en la que, preguntado directamente, junto a los demás peritos, por su opinión acerca de que las muestras hubieran sufrido una alteración humana voluntaria o involuntaria, el aguerrido Sr. Iglesias no tuvo a bien manifestar la menor objeción o sospecha. También olvida el Sr. Iglesias referir que, tras dicho apagón, no sólo comenzaron aparecer DNT y NG en las muestras de Goma 2 ECO. Aplicando su mismo esquema mental, podríamos considerar altamente sospechoso que el 20 de marzo de 2007 (varias semanas después del apagón) se detectara la providencial nitroglicerina en la no menos providencial muestra M-1. Pero nosotros no somos así.

Las dinamitas

En la pericial se trataba de determinar si en los trenes había estallado Goma 2 ECO u otro explosivo, muy posiblemente el Titadyn.

¡MEEEEEEEC! No es correcto.

Un perito que no sabe ni cuál es su cometido. O miente o está seriamente incapacitado.

Informe Pericial escribió:

El objeto del informe se encuentra definido y claro:Informe pericial, páginas 17-18 y 20)

– Identificación y cuantificación de los explosivos intactos.

– Identificación de los componentes explosivos utilizados en los focos.

– Estudio de la posibilidad de que la metenamina detectada en informes previos (año 2004) pueda ser un artefacto generado en un cromatógrafo de gases.

[…]

Los análisis efectuados sobre las evidencias o los restos procedentes de una explosión están encaminados a descubrir componentes del explosivo o mezcla explosiva utilizada, por lo que difícilmente se podrá concretar la marca o tipo del explosivo utilizado. (

 [continuará]

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4 respuestas a LAS MENTIRAS DE ANTONIO IGLESIAS (I) por Rasmo

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  2. rasmo dijo:

    Hay una errata menor de formato. La cita que comienza: «En los últimos días de la pericia, por iniciativa del Perito 1457.157-S […]» no debe estar en azul, pues no corresponde al texto del artículo de Iglesias que se comenta, sino del informe pericial entregado al tribunal del 11-M.

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