EL FANTASMA DE LAS NAVIDADES ACTUALES (II) por Desiertos Lejanos

EL FANTASMA DE LAS NAVIDADES ACTUALES (II)

Ayer mismo, día 19 de Diciembre, «El Mundo«, «Libertad Digital» y demás medios conspiracionistas han anunciado a todo vapor la presentación de una querella por falso testimonio contra dos de las tres personas que -habiendo reconocido a Jamal Zougham en los trenes- fueron aceptados como «testimonios firmes y sin fisuras«.

Supongo que no esperarán nada nuevo ni diferente a las patrañas habituales de «El Mundo» y demás morralla conspiracionista. Sus campañas de desprestigio de las Fuerzas de Seguridad y la Judicatura y de rehabilitación de terroristas convictos – ya que no confesos – se parecen a una Torre Eiffel o Golden Gate construido con cerillas o palillos… No, no, sin pegamento, adhesivo ni goma de ninguna clase. Es poner, una al lado de la otra, afirmaciones infundadas, presunciones poco respaldadas por los hechos, teorías inventadas y suposiciones absurdas. Es presentar conspiradores increíblemente astutos que cometen pifias garrafales, y planes magistrales que esperan resolución por peones negros en sus ratos de siesta.

Así, en el episodio anterior (engólese a partir de aquí la voz y póngase tono de “resumen de capítulo anterior” de serie-B de los años sesenta) “descubrimos cómo El Malvado Rubalcaba [qué buen título para malvado de Hollywood] había conseguido infiltrarse en la Policía del Ministro Angel Acebes y el Presidente José María Aznar y, a través de sus perversos cómplices [números 78868 y 63796, tomen nota para posibles denuncias], había logrado convencer al testigo R-10 de que se encontraban diez días antes de la fecha real y de que reconociera cinco veces, SIN GÉNERO DE DUDA, a Jamal Zougham. Posteriormente, habiendo escapado el testigo de entre las garras de los malvados [sin mayor oposición, habría que añadir], R-10 es encontrado por los heroicos “Casimiro & Manso [qué hallazgo, lo voy a patentar], que consiguen que les confiese que no reconoció a Zougham al 100 %, sino al 90 %”.

El episodio de hoy es más de lo mismo: cójase una víctima del terrorismo, extraña en un país del que no conoce el idioma, pobre e inocente, y llénese el artículo de insinuaciones, sospechas, insultos e invenciones varias.

2) J-70 o la “falsa víctima” más ineficaz de la Historia.

Como acertadamente señala Manel Gozalbo en su artícuo: «11-M: Refrito Rererererevisited«,

… la testigo protegido J-70 ya se presentó para ser reconocida como víctima el 17 de marzo de 2004, una semana después de los atentados, y volvió en julio, y en agosto, y en septiembre, y en octubre, y en noviembre de 2004, y luego en enero y febrero de 2005, siempre papeleos, exámenes y recursos, hasta que acudió a la Asociación 11M Afectados del Terrorismo —llamada despectivamente «la asociación de Pilar Manjón»— a pedir ayuda y terminó en la Audiencia Nacional.

Dado que «El Mundo» presenta a la testigo -y víctima del terrorismo reconocida, no lo olvidemos- como aprovechategui y sacaperraslari sin entrañas, resulta sorprendente la poca eficacia de sus reclamaciones y supuestas falsedades. Teniendo en cuenta que la Policía de Rubalcaba y el juez del Olmo estaban (en palabras de Federico Jiménez Losantos) tan deseosos de fabricar pruebas falsas y dejarse engañar, respectivamente, va a ser raro que hayamos encontrado a una «falsa víctima» dispuesta a reconocer todo lo que le echen, pero que fue rechazada por el equipo de prevaricadores habitual.

En realidad, nada es lo que parece en el andamio de patrañas construido por esos Pepe Gotera y Otilio de la investigación periodística que vienen a ser “Casimiro & Manso”.

J-70 es una mujer de nacionalidad rumana que, en la fecha de los atentados, llevaba seis meses (sin permiso de residencia) en España; vivía en Alcalá y trabajaba como empleada de hogar en Majadahonda. En su declaración del siete de Febrero del 2005 ante la Unidad de Apoyo a las Víctimas de los Atentados del 11-03-2004 aparece como una mujer de origen humilde, que apenas hace uso de los servicios sanitarios y bien considerada por su empleadora, que le da un certificado para que lo presente conjuntamente a su reclamación.

Son datos fácilmente comprobables, pero «Casimiro & Manso» prefieren inventar y fabular. Por ejemplo, afirman:

… tardó casi un año en denunciar que había visto al marroquí en el tren que hizo explosión en la estación de Santa Eugenia.

Tenía un motivo. Lo hizo sólo 15 días después de que, el 24 de enero de 2005, Interior la rechazase como víctima de los atentados y le retirase el derecho a cobrar una indemnización y a obtener los papeles para residir legalmente en España.

Los técnicos del Ministerio la examinaron dos veces y ni siquiera la creyeron cuando dijo que viajaba en los trenes. Ese dato se ocultó después al sumario y la defensa no lo conocía cuando la testigo protegido declaró en la vista oral.

En realidad, aquí tenemos un ejemplo de lo más burdo de la falacia «Post hoc ergo propter hoc» (después de esto; por lo tanto, a consecuencia de esto), como también ha denunciado Manel Gozalbo en su artículo ya citado.

J-70 era, como ya se ha dicho, una persona sin papeles de residencia; las personas en esta situación suelen tener una «saludable» (por no decir lo contrario, claro) inclinación a no acudir al médico ni a la policía, salvo que sea imprescindible. Por lo tanto, la testigo no solicitó ayuda en los hospitales de Madrid el día 11 de Marzo sino al día siguiente, día 12, en el Hospital Príncipe de Asturias, cuando el agravamiento de los sintomas los hizo intolerables.

Sobre las lesiones declara ante el Tribunal, bajo juramento:

Ministerio Fiscal: ¿Usted sufrió lesiones como consecuencia de una de las explosiones de los trenes?

Testigo: Sí, un golpe en el pecho y… nerviosa.

Es decir, como dirán posteriormente los técnicos, con palabras que suenan mejor, Transtorno por stress agudo y traumatismo torácico.

Y sobre la fecha de la asistencia sanitaria recibida, ante la Oficina de Ayuda a los Perjudicados por el 11-M: solicitó ayuda el dia 12 de Marzo de 2004, y no el 11. Sin duda es un dato muy fácil de investigar. No me cabe duda de que «Casimiro & Manso» lo han hecho, pues ni lo corroboran ni lo desmienten; se limitan a decir:

…no figura en la relación de personas que fueron atendidas en los hospitales de la Comunidad de Madrid el 11 de marzo de 2004

Sobre este dato, evidentemente insuficiente, los chapuzas de la investigación construyen una más que presumible mentira:

El 24 de enero de 2005, el Ministerio del Interior había descartado incluso que J-70 fuese en los trenes.

No hay NINGÚN DATO que permita sugerir que ni el Ministerio del Interior, ni nadie, haya dudado de la presencia en los trenes de J-70. No figura ninguna propuesta de deducción de testimonio por simulación, ninguna solicitud del juez al Ministerio Fiscal de averiguaciones encaminadas a «expulsarla del procedimiento» patraña que utilizará «El Mundo» con la familia de la tercer testigo protegida (c-65), como veremos.

Contrariamente a lo afirmado en los artículos de «Casimiro & Manso«, hay indicios que permiten sospechar que la historia de J-70 es cierta.

Para empezar, los inmigrantes en situación irregular NO SOLICITAN incapacidad laboral («la baja«) salvo que sea imprescindible. Día no trabajado es día no cobrado, y posiblemente despido del trabajo, en caso de repetirse. Ahora bien, J-70 declaró en la Audiencia Nacional:

Ministerio Fiscal: ¿Usted, como consecuencia de la explosión que se produjo en la estación de Santa Eugenia, resultó lesionada?

Testigo: Sí, con un golpe en pecho.

Ministerio Fiscal: ¿Estuvo de baja por ello, dejó de trabajar como consecuencia de las lesiones que sufrió?

Testigo: Sí, no está trabajando… 20 días.

¿Se hubiera arriesgado, de no haber estado en los trenes, a ir al hospital, contar una patraña, pasar veinte días sin trabajar y cobrar, quizás ser despedida, identificada como ilegal y expulsada de España, posiblemente juzgada y condenada por simulación?

«Casimiro & Manso» parecen creer que sí, pero no aportan ningún documento que afirme lo que ellos sugieren. Se limitan a decir -varias veces- que «un equipo de médicos, psicólogos y trabajadores sociales de la Seguridad Social que evaluaban para Interior a las víctimas del 11-M[…] No se creyeron que estuviera en el tren«; «[Los técnicos del Ministerio de]…Interior la rechazase como víctima de los atentados«; «Los técnicos del Ministerio la examinaron dos veces y ni siquiera la creyeron cuando dijo que viajaba en los trenes» pero es mentira. Pero mentira podrida, vamos.

Para comprobarlo, no hay más que leer las fotografías de los dictámenes que inserta «El Mundo» en su ejemplar del día 6 de Diciembre. Dice, y en varias ocasiones:

«no se acredita el necesario nexo causal entre las lesiones alegadas y el atentado terrorista»

Lo cual quiere decir que, aunque no se niegue la existencia de los síntomas o lesiones que alega la paciente (transtorno por stress agudo y traumatismo torácico), debido a que la demanda de asistencia fue hecha al día siguiente de los atentados y -hasta ese momento- no hay testigos de la manera de producirse las lesiones, no puede afirmarse con total seguridad que hayan sido producidas por los atentados y no, por ejemplo, por cargar muebles.

Ni más, ni menos. Y punto Blas. Cientos, miles de personas, vieron denegadas en primera instancia sus solicitudes por defectos de forma y no presentar inicialmente las pruebas suficientes. Muchas de ellas se acogieron al plazo de reclamación y consiguieron el merecido reconocimiento como víctimas. Para que ahora una pareja de sinvergüenzas venga a llamarles «falsas víctimas» y duden de su honestidad. Lo que hay que leer.

Por cierto, quien haya tratado de seguir las fotografías de dichos dictámenes publicadas por «El Mundo«, habrá tenido dificultades porque -por problemas de edición, imagino- los puntos están desordenados; el TERCERO y el CUARTO van antes que el SEGUNDO, o algo así. Imaginen la conspiranoia que hubiera sacado un Casimiro cualquiera de un informe de la Policía tan cochambrosamente publicado. Por menos que eso Escribano montó un pollo de a quince con lo del ácido bórico ¿Recuerdan? Aquel que fue apaleado -metafóricamente- hasta casi llorar -casi metafóricamente- por la sentencia de los tribunales.

Hay otro dato muy interesante en los documentos que -gracias a un anónimo corresponsal- hemos conseguido.

En la declaración de J-70 ante la Oficina de Apoyo (siete de Febrero) se dice:

4. Si ha realizado, por estos mismos hechos, reclamación ante la Subdirección General de Atención al Ciudadano y de Asistencia a las Víctimas del Terrorismo u otra entidad. Indica que sí y tiene expediente abierto, y en el Consorcio de Compensación de Seguros.

5. Ha recibido o tiene reconocida alguna indemnización por las lesiones sufridas; contesta que el Consorcio le ha abonado 3900 euros.

El «status» de «falsa víctima que denuncia a Zougham» para obtener la consideración de víctima (que conllevará, tras las averiguaciones correspondientes, el reconocimiento automático como ciudadana española) se difumina.

Resulta que el siete de Febrero aún no ha reconocido a Zougham ni por el forro. Basta examinar atentamente el documento éste y la declaración ante el Jurado nº 6 de Instrucción para comprender que, en la Oficina de Atención a las Víctimas, ella habla de un joven, a quien no conoce pero podría reconocer; es varios días después cuando, ya en el juzgado, se le enseñan unas fotografías y reconoce a Zougham (con el nº 57 entre 222 fotografías).

Pero para el día 7 de Febrero ya había obtenido el permiso de residencia y una indemnización:

Por estos hechos ha pedido el permiso de residencia y se lo han concedido[…] El Consorcio le ha abonado 3900 €

Y se le ha abierto un expediente que concluirá, porque no puede ser de otra manera, en la ciudadanía española.

Y digo que no podrá ser de otra manera porque, precisamente, si tiene derecho a la indemnización de 3900 euros (quizás más, no aclara si es el único pago) será -diría yo- porque creen que iba en los trenes ¿no? Y la concesión de la nacionalidad española, aunque los trámites para comprobar todas las reclamaciones fueron largos laaaaargos, alcanzaba a las víctimas de los atentados y a sus familiares, según un decreto firmado por el Gobierno en funciones de José Mª Aznar.

Repito: son datos (la indemnización, el permiso de residencia) fáciles de comprobar: investíguese y -caso de ser falsos- preséntense las pruebas pertinentes. Aunque no sé para qué me esfuerzo; frases como la de los «Casimiro & Manso«…

…dos semanas después de que la rechazaran -en una resolución que ya parecía definitiva-…

…refiriéndose a una resolución en la que se informa el derecho, plazos y ocasión donde presentar un recurso, no parecen hablar muy a favor de la honestidad de quienes lo dicen.

O dichos tan imparciales como…

El 20 de julio de 2004, J-70 entregó una solicitud en la Dirección General de la Policía para que le pagasen la indemnización.

…también dan que pensar.

Pero sigamos más adelante en el documento del siete de Febrero y veremos que a la «falsa víctima» se le informa de que…

Aunque no se muestre parte en la causa, no por esto se entiende que renuncia al derecho de restitución, reparación o indemnización, que a su favor pueda acordarse en la sentencia definitiva, ejerciendo el Ministerio Fiscal las acciones civiles que correspondan, salvo renuncia expresa por su parte.

Ciertamente, no es como si le estuvieran diciendo que da lo mismo que reconozca a la persona que ella vio o no (en ese momento aún no se conoce que se trata de Jamal Zougham), pero sí se le informa que, según las leyes españolas, no es preciso que se persone individualmente en la causa para obtener las beneficios derivados de su condición de víctima de un atentado.

Por lo tanto, segun mi manual de «falsa víctima perfecta» a J-70 no le hace ninguna falta señalar una cara en el álbum de fotografías que se le presentaron a reconocer, o una persona de la rueda de reconocimiento, para obtener la ciudadanía española, o la indemnización que le corresponda.

Añadamos a ésto que, en el Juzgado, se le informa de la parte amarga de presentar un falso testimonio:

…se le hace saber la obligación que tiene de ser veraz y las penas con las que el Código Penal castiga el delito de falso testimonio en causa criminal…

Pero, entonces, si cuando declara a la Oficina de Atención a las Víctimas ya tiene concedida la residencia y una indemnización (lo cual prueba, digan lo que digan «Casimiro & Manso«, que SÍ LA CREEN), y ya tiene abierto el trámite que terminará en la concesión de la ciudadanía; si ya no le hace falta significarse más para obtener aquello a lo que tiene derecho, y en cambio corre el riesgo de sufrir un grave castigo de prestar un falso testimonio ¿para qué mentir? ¿Para qué arriesgarse, incluso, señalando un nombre al azar? Tengamos en cuenta que una fotografía señalada al tuntún pudiera corresponder a una persona que fuese imposible que estuviese la mañana del día 11 en los trenes -como Suárez Trashorras, sin ir más lejos, con una sólida coartada para la fecha- o que incluso no estuviese relacionada con los trenes.

Claro que -diran ustedes- en 2005 le habían sido entregados menos de 4000 €; durante el juicio ante la Audiencia Nacional no se informó de la cuantía recibida por la testigo; pero «Casimiro & Manso«, siempre tan perspicaces y enfocados al servicio a la Justicia, nos lo aclaran:

…sólo 15 días después de ver fracasados sus intentos por obtener la correspondiente indemnización, transcurrido ya casi un año desde los atentados, fue cuando identificó a Zougam. Fue entonces cuando obtuvo la condición de víctima y terminó recibiendo 48.000 euros de indemnización.

Ya hemos visto que, en realidad, la condición de víctima ya se le había concedido (de lo contrario la habrían corrido a gorrazos en la Oficina de Atención a las Víctimas) acompañada de una indemnización derivada de su presencia en los trenes la mañana del atentado. Lo que se había rechazado era la solicitud de la víctima J-70 de que se le indemnizase por unas lesiones que (de manera provisional, sujeta a recurso) no se habían demostrado con seguridad que fuesen causadas por los atentados.

Como mucho, podemos (con nuestros amigos «Manso & Casimiro«) sospechar que el resto de la indemnización, unos 45000 €, fuera facilitada por la colaboración de J-70 para con la administración Judicial. Es decir, que gracias al reconocimiento de Jamal Zougham entre los centenares de fotografías que le presentaran en el juzgado, «alguien» hablara de «algo» con «los técnicos del Ministerio«.

Dado que quien acusa debe probar, podríamos acabar aquí nuestra exposición y solicitar a «Casimiro & Manso» que demuestren que

1) Alguien, bien en la Oficina de Atención a las Víctimas, bien en el Juzgado de Instrucción Central nº 6, propuso a la que después sería testigo protegido J-70 que si reconocía a un sujeto -que ella en esos momentos no conocía- entre las 222 fotografías que se le enseñarían y, más adelante, en una o dos ruedas de reconocimiento, tendría una «recompensa» de 45000 € y -es de suponer- protección ante una posible acusación por simulación de lesiones o falso testimonio.

2) También debería presentar pruebas de que alguien (del Juzgado de Instrucción Central nº 6, la Oficina de Ayuda a las Víctimas o instancias superiores) sobornó, extorsionó o influyó de alguna manera para que se cambiara el informe pericial de manera que una «falsa víctima» resultase ser una víctima con todos los derechos.

«Casimiro y Manso» no presentan ninguna de estas pruebas… ni esperen que las vayan a conseguir. Su especialidad son las insidias, las insinuaciones y los «alomojóes» («a lo mojó es que…«)

De manera que daremos un paso adelante, y traeremos testimonios que confirman que el proceso de examen de las solicitudes de reparación o indemnización por los daños causados por los atentados del 11-M fue serio. Duro. Estricto. Frío. Incluso, a veces, pudo equivocarse, en primera instancia, denegando solicitudes a las que asistía el Derecho y la Justicia. Sobre todo suele pasar, aunque no me crean, con las personas con menos experiencia en sortear trampas legales: pobres, sin recursos, inmigrantes ilegales…

Para ello, nada mejor que ofrecer el testimonio de alguien que, desde el punto de vista conspiracionista, pocas dudas ofrecerá sobre su antipatía hacia la mal llamada “Versión Oficial

Me refiero a José María de Pablo, Abogado de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, autor de “La Cuarta trama del 11-M”, contertulio asiduo de Veo 7, Libertad Digital, EsRadio, etc.

Pues bien, gracias a la agudeza de Hollowman, Isócrates y Rasmo, contamos con sus palabras grabadas, emitidas en antena:

José María de Pablo: Estas personas [De Pablo se refiere a las testigos rumanas que identificaron a Zougam] han cobrado lo mismo que otras víctimas que tenían sus mismas lesiones. No puedo dar la identidad de estas personas porque son testigos protegidos pero yo evidentemente he visto sus piezas de lesionado, he visto los informes forenses, las lesiones que tienen y víctimas con las mismas lesiones tienen la misma indemnización.

Y, por si alguien tuviese aún alguna sospecha de que los Tribunales que valoraron las lesiones sufridas en el 11-M fueron una especie de coladero (sobre todo para rumanos e inmigrantes ilegales) recomiendo escuchar esta grabación con el mismo protagonista –José María de Pablo- arropado por César Vidal y Luis del Pino. Pongan especial atención al párrafo que el amigo Rasmo transcribía aquí.

Oyéndoles, nadie diría que Del Pino y Vidal suelen referirse en no pocas ocasiones a la Asociación Afectados del 11-M como “la asociación de pilar manjón” (les juro que, no sé cómo, consiguen pronunciar las minúsculas) o, peor aún, los “manjonitas” o «mangonitas«, con el tono de desprecio que reservan para quienes no les secundan en sus repugnantes maquinaciones.

¿Queda algún testigo más que presentar?

Sí, Señoría, gracias al amigo Quetza, disponemos del testimonio de la propia Asociación de Víctimas del 11-M; que publica en su  GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA LA LABOR PSICOSOCIAL CON LA POBLACIÓN INMIGRANTE VÍCTIMA DEL TERRORISMO:

En los atentados del 11 de marzo de Madrid en el año 2004, se produjeron 1858 heridos y 191 fallecidos. Fue el atentado terrorista de mayor índole en la historia de  Europa. De entre todas las víctimas, un gran número era población inmigrante, que aquella mañana, como el resto de pasajeros se dirigía a trabajar.

Tras el estudio de campo realizado durante el ejercicio del 2010 desde la asociación, sobre la población inmigrante víctima del terrorismo, han sido varias las conclusiones, que como profesionales en la materia, nos ha llevado a intentar de alguna manera, plasmar esos resultados en esta guía, con el objetivo de facilitar, a los profesionales que trabajan con víctimas, su labor, así como informar a la población interesada, de la situación de las víctimas y los pasos a seguir para poder cubrir las necesidades que sepresentan.

Durante las entrevistas realizadas hemos podido encontrar cuáles han sido las dificultades mayores con las que se han encontrado, cómo han ido solucionando los problemas que se iban encontrando, y el grado de satisfacción actual con respecto a la ayuda recibida. Con todo ello, hemos podido elaborar una serie de pautas a seguir, que puede facilitar la buena actuación de los profesionales en este campo de actuación.

Leamos algunas de las conclusiones:

Trastorno de estrés postraumático cronificados en muchos de los casos debido a uno de estos tres factores:

–    las dificultades en el idioma han impedido poder acceder de manera sencilla a los recursos de los que disponían

–    por miedo a las represalia por no tener los papeles regulados, muchos se escondieron durante los primeros momentos, y no pidieron ayuda

–    o bien porque no se podían permitir una baja laboral debido a las graves consecuencias en sus débiles economías y por tanto no pidieron ayuda y no recibieron tratamiento psicológico
Hemos encontrado, que un 60% de esta población que pidió ayuda psicológica a la asociación, lo hizo entorno[sic] al año y medio después de los atentados, en adelante. Los motivos que nos han descrito, se basan fundamentalmente, en que las necesidades de regulación de bajas, ayudas económicas, papeles, y tramitaciones médicas, han tomado un papel prioritario por encima del shock emocional en el que se encontraban.

Como se puede ver en este trabajo, aunque no especifique el número de personas entrevistadas, no es nada anormal lo sucedido a J-70. Y lo dice la asociación que «El Mundo«, «Libertad Digital» y otros próceres conocidos por su generosidad apadrinan…

Volvamos un paso atrás. Breve comentario sobre uno de los puntos «llamativos» de la argumentación de «Casimiro & Manso«: la insistencia sobre la supuesta tardanza de J-70 en hablar sobre su experiencia.

…tardó casi un año en denunciar que había visto al marroquí en el tren que hizo explosión en la estación de Santa Eugenia.

Tenía un motivo. Lo hizo sólo 15 días después de que, el 24 de enero de 2005, Interior la rechazase como víctima de los atentados y le retirase el derecho a cobrar una indemnización y a obtener los papeles para residir legalmente en España.

Habían pasado 11 meses desde el atentado. En todo ese tiempo, ella había acudido al menos cuatro veces a dependencias de la Policía o del Ministerio del Interior para pedir los papeles o el dinero del 11-M y se había personado en el sumario, sin que nunca antes hubiese dicho ni palabra de que había visto al posible asesino de 191 personas.

La tardanza de J-70 en declarar contra Zougam es difícilmente explicable, y más porque su amiga la también testigo protegido C-65 compareció muchos meses antes.

EL MUNDO ha acreditado que J-70 tuvo múltiples oportunidades para hacerlo: el 17 de marzo de 2004, menos de una semana después del atentado, acudió ya a la Comisaría General de Extranjería a pedir un permiso de residencia provisional como víctima de los atentados. Y no dijo nada. …

El 20 de julio de 2004, J-70 entregó una solicitud en la Dirección General de la Policía para que le pagasen la indemnización. Tampoco dijo nada de Zougam.

En realidad, J-70 no podía «acudir a denunciar a Zougham» … porque no sabía que el joven a quien había visto protagonizar un incidente con otros pasajeros era Zougham. Durante el juicio, declaró reiteradamente no haber visto periódicos ni informativos de televisión en los días de los atentados; es decir, declaró bajo juramento que cuando le enseñaron la foto de Zougham, y ella le reconoció, no sabía quién era.

Defensa Zougham: ¿Y jamás había visto la foto de Jamal Zougham en ninguna televisión, en ningún periódico, en ninguna revista, en ningún… en internet, ni en ningún lado?

Testigo: No.

Defensa Zougham: ¿Nunca? ¿Nunca se interesó, ni…?

Testigo: Hasta en este tiempo, perdona. Hasta en este tiempo no.

Defensa Zougham: Un año y 2 meses después, todavía no le había visto. No hay preguntas, señoría.

A mi juicio, la pregunta de los defensores de Zougham es muy apropiada. Suponiendo que la testigo hubiera reconocido haber visto fotografías de Zougham tras la fecha de los atentados, pero antes de su declaración de Febrero de 2005, podría haberla puesto en un aprieto preguntando por qué no había ido a declarar.

Sin embargo, la testigo se mantuvo firme: no había visto retratos de Zougham, no se atrevía a ver periódicos ni televisiones por miedo, y la primera vez que vio a Zougham y pudo identificarlo como el joven a quien vio fue cuando le enseñaron el álbum de fotos.

Por cierto, que estudiaremos, en un artículo posterior, las supuestas «interferencias» del juez Gómez Bermúdez en la labor de las defensas, o la «protección» -para «El Mundo» excesiva- dispensada a las testigos.

Pero sigamos con la testigo J-70 y si vio, o no, a Zougham antes del 12 de Abril de 2005.

«El Mundo«, con su acostumbrado gusto por la manipulación, saca petróleo de la m…adera. Confunde intencionadamente al lector sugiriendo que lo que hemos leído no es que J-70 nunca vio la cara de Zougham, sino que no contó el suceso del «joven que choca con otros pasajeros y es un maleducado» a nadie. En otras palabras, que en Febrero -o así- de 2005 se inventa completamente esa historia. «Se le enciende la bombilla«, que dicen «Casimiro & Manso«, en frase tan popular como desagradable.

Ciertamente, puede haber sucedido así -puede ser que nunca hubiese contado esa historia a nadie; al menos, a nadie oficial- pero, en realidad, no tenemos pruebas suficientes para afirmarlo.

Recapitulemos. J-70 va de aquí para allá, contando que se encontraba en los trenes, intentando que le reconozcan las lesiones, y se otorgue el permiso de ciudadanía al que tiene derecho segun las disposiciones del Gobierno.

Hombre… quizás lo último de lo que se acuerde es de que hubo un maleducado que empujo a su amiga y a un anónimo lector. Pero también es posible que lo cuente, y los médicos («Sí, sí, pero quítese la ropa, que la tengo que explorar«); los trabajadores sociales («Vale, vale, pero ¿tiene hijos, o no? ¿Residen aquí?«) o incluso el Policía que se encarga de tramitar los permisos de Residencia («Nombre, dirección, ponga el dedo«) no hayan hecho mucho caso a la historia de esta persona que, como todos, cree haber visto al asesino.

(De hecho, el Sumario está lleno de declaraciones de ciudadanos que creían haber reconocido terroristas en cualquier pobre pardillo que circulaba por allí)

Tanto en su declaración del siete de Febrero de 2005 ante la Unidad de Apoyo a los Perjudicados de los Atentados del 11-03-2004 como en la de Abril de 2005 ante el juzgado, donde ya reconoció a Zougham, no afirma, ni niega, haber hablado del «incidente» anteriormente.

En la declaración ante el Tribunal de la Audiencia Nacional, nadie le preguntó si había dicho algo sobre «el joven al que luego reconoció como Zougham» en sus primeras declaraciones. Todos se centraron en si había visto la cara de Zougham antes de su comparecencia:

Defensa Zougham: ¿Vio fotografías de implicados en la prensa? ¿Alguna fotografía de implicados en prensa? ¿Desde el 11 de marzo hasta el 12 de abril?

Testigo: No.

Lo más parecido fue la pregunta de si LA POLICÍA habia ido a preguntarle si había visto algo sospechoso o le habían enseñado fotografías de sospechosos.

Obviamente, no fue eso lo que ocurrió; la Policía, no:

Defensa Zougham: ¿No le preguntó la policía en ningún momento, por si usted hubiese reconocido a alguien, o si hubiese podido dar algún dato desde que usted sufrió las heridas, o el percance del 11M, el 11 de marzo? ¿No fue la policía a preguntarle si usted había visto algo que le hubiese llamado la atención, algún sospechoso?

Testigo: No

Defensa Zougham: ¿No fue la policía a verle a usted?

Testigo: No.

Defensa Zougham: ¿Nunca? ¿No le enseñaron el álbum de fotos? ¿Nunca? ¿De sospechosos que pudieran haber participado en el atentado?

Testigo: La policía, no.

Puede que irrelevante, pero significativo: a nadie durante el Juicio se le ocurre preguntar sobre la historia de J-70 antes del reconocimiento de Zougham ¿Puede sorprendernos que los profesionales dedicados a tramitar expedientes, revisar certificados, etc, no preguntaran si «había visto a alguien con pinta sospechosa«?

No por ello tira la toalla «El Mundo«, sobre todo si puede trucar el combate. Todos los artículos del periódico están llenas de trampas saduceas, tumbas farisaicas y otros desperdicios periodísticos. Sin ir más lejos, se asombran de que la testigo…

…no sólo dijo que sería capaz de reconocer a una persona a la que había visto en el tren un año antes, en una situación que en aquel momento era propia de la vida cotidiana, sino que aseguró que «llevaba gafas y una gorra»

… para después declarar inválido el testimonio de la misma testigo, en la misma situación de la vida cotidiana, y habiendo transcurrido el mismo año, porque se declara que la bolsa de los explosivos era de un azul más o menos clarito.

Pero, todo hay que decirlo, a todo hay quien gana, y la Medalla al Memorión del grupo se la llevó la defensa de Rafáh Zouhrier:

Defensa Zouhier: Si, con la venia de la sala, la defensa de Rafah Zouhier. Bien, en primer lugar quería preguntar: usted ha comentado aquí que la mochila era color azul claro ¿verdad?

Gómez Bermúdez: Sí, otra pregunta.

Defensa Zouhier: Bien, es que hay una contradicción porque en su declaración, quisiera saber porque dice en su declaración que es color oscuro y si tiene incidencia el hecho de que haya pasado más de un año y pico, bueno entre… entre que vio los hechos y ahora también desde la declaración, también otros dos años. Que nos explique por qué ese…

Gómez Bermúdez: Qué folio, señor letrado.

Defensa Zouhier: Sí, pues el 44058. Se dice al final que la mochila es color azul oscuro

Consulta sus notas sobre la declaración de J-70 del 12 de Abril, donde dice claramente: «llevaba una mochila de color oscuro, una mochila grande…» y sigue:

Defensa Zouhier: Simplemente dice que es oscuro, no azul, pero dice que es oscuro.

Un abogado que no recuerda bien lo que debe haber leído hace unos… ¿diez minutos? le pide explicaciones a una testigo que no recuerda con exactitud milimétrica lo visto hace tres años -a eso de las 7’30 de la mañana- cuando nada hacía prever que fuese una mañana diferente a las demás.

No queda aquí la cosa; aunque «El Mundo» pasa muy por encima sobre el asunto, en 2006 (8 de Marzo) se realiza una rueda de reconocimiento en la que, en presencia de la asistencia letrada de Zougham, la testigo J-70 «reconoce sin ningún género de dudas al nº 2«, que es Jamal Zougham, claro.

Que, en el fondo, es lo que importa. No tanto si recuerda que llevaba tal o cual color de camisa, o incluso gafas, o no -recordemos, una vez más, que la testigo no tenía modo de saber que esa persona, ese día, esa mochila, ese vagón, ella misma, iban a ser cruciales en los atentados del 11-M- sino si reconoce al sospechoso. Y lo hace sin ninguna duda.

Pero no es eso lo que interesa a nuestros intrépidos investigadores: ¿Ruedas de reconocimiento «sin género de dudas«? ¿Fotografías identificadas «con seguridad«?

¡Antes la muerte que reconocer que estábamos equivocados…!

Continuará con la siguiente testigo, C-65. En muy breve, muy breve plazo.

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