EL FANTASMA DE LAS NAVIDADES ACTUALES (I), por Desiertos Lejanos.

EL FANTASMA DE LAS NAVIDADES ACTUALES (I)

El excelente artículo de Manel Gozalbo sobre las ”últimas revelaciones” del diario “El Mundo”, y el no menos recomendable comentario de José Donis han puesto ya, en negro sobre blanco, la falsedad, irrelevancia y ausencia de novedad de todas las patrañas difundidas en esta nueva campaña pro-liberación de Jamal Zougham, un terrorista condenado por el mayor atentado terrorista jamás cometido en España.

Poco queda que añadir -en líneas generales- sobre la hipocresía, cinismo y desvergüenza de los promotores de esta campaña que no hayan desvelado Manel o Donís. Pero, sin pisarles –al menos, no mucho-  los argumentos, quizás seamos capaces de profundizar en las declaraciones de los testigos -y compararlos con las afirmaciones de los redactores de “El Mundo”- a fin de que nuestros lectores se hagan una idea más precisa de la situación.

Primer día: R-10, o la tomadura de pelo de Casimiro García Abadillo.

El primer día de la terna que “El Mundo” dedicó a la algarada conspiracionista de la temporada invierno 2011 se dedicó a la declaración del testigo protegido denominado R-10 (por aquello de que los malos no pudiesen identificarle, lo cual resulta gracioso si se piensa que Casimiro lo ha encontrado). Comienzan las andanadas con un editorial sobre el que poco hay que decir; al menos, poco nuevo. Insisten los de “El Mundo” en las florituras y florilegios de llamar a Zougham “único condenado como autor de la masacre” (como si los suicidas de Leganés, no condenados por haber fallecido ya, no contasen); en deslizar opiniones personales, como considerar “sospechoso” que sólo tres personas reconociesen a Zougham (cuando una decena de personas lo hicieron, aunque sólo tres, precisamente aquellas cuyo testimonio aparecía “sin fisuras” tras cuidadosa investigación, fueron aceptadas), o el “sorprendente” hecho de que los tres testigos fueran rumanos. Y, además, sin papeles, nos sugerirá en otro momento el redactor. Uno ya cree leer entre líneas que los rumanos sin papeles vienen aquí a quitarnos nuestras indemnizaciones y nuestros documentos de ciudadanía.

Quizás alguien se sorprenda ante el fondo de racismo que tienen los artículos conspiracionistas de esta nueva campaña, pero no es original en este ambiente, como podemos comprobar aquí, o acá, o acullá o, en fin, en miles de comentarios en foros políticos y medios de comunicación salvapatrias que han proliferado durante estos años.

Pero -huelga decir para quien conozca la trayectoria conspiracionista- no cabe pensar en una mera orientación xenófoba; poco importa que los testigos sean rumanos, en la lista de testigos y peritos condenados como perjuros malos malosos por “El Mundo”, “Libertad Digital” y similares, figuran extranjeros y españoles: porteros de finca urbana, cajeros de supermercado, vecinos policías, técnicos de telefonía, guardias civiles, policías, transportistas (e hijos), tenderos, abogados, fiscales, jueces, polis y cacos, civil y contrabandista, justicia y ladrón, dos de cada especie, en una verdadera Arca de Noé conspiracionista -y ustedes disimulen la metáfora zoológica- de la acusación infundada.

Pasemos, por no enojar, la enésima al cuadrado –tiempo ha que hemos pasado la tradicional enésima más uno– fabulación de “El Mundo” sobre pruebas desestimadas (el coche Skoda Fabia) o que pudieron ser falsas (que dice “El Mundo”, con esa gramática que sugiere la colaboración del Director y que sonrojaría a los Maristas de Logroño) y centrémonos, que ya es hora, en lo que viene a ser la chicha y limoná de los artículos sobre R-10.

Los puntos fuertes de la argumentación de “El Mundo” (o quizás los pretendidos puntos fuertes, ustedes juzgarán) son dos:

A) que en la primera declaración no se le enseñó a R-10 el juego de fotografías correspondiente para que realizase la identificación de Jamal Zougham; o lo que es lo mismo, que el testigo pudo haber visto la cara del acusado antes de que se le enseñaran las fotografías en la rueda de reconocimiento, y

B) que el testigo no estaba completamente seguro de la identidad de Zougham.

Dejaremos para otras respuestas a futuras invenciones de «El Mundo» -que, sin duda, no tardarán- la discusión sobre el resto de las pruebas que las sentencias judiciales consideraron hechos establecidos contra Zougham, o sobre las no-declaraciones de la familia del terrorista (cosas que, por otro lado, ya han quedado más que discutidas, sin ir más lejos en el artículo antes enlazado de Manel) para explorar estos caminos que propone «El Mundo» esta semana.

Vamos a ello:

A) En la primera declaración no se le enseñó al testigo la fotografía de Zogham: Casimiro García Abadillo y su acólito Joaquín Manso localizaron en Rumanía al testigo R- 10; concretamente en Cluj-Napoca -antiguamente Claudopolis o Klausenburg-, que cuenta con unos 350000 habitantes y fue capital histórica de la Transilvania. Contrariamente a la creencia más extendida, Transilvania no es la patria de Vlad Tepes, aunque quizás ahora Cluj-Napoca haya adquirido involuntariamente algún punto más para la historia de la infamia del mundo. O de «El Mundo«. Bien, decíamos que los dos animados periodistas entrevistan al testigo, que les cuenta:

P.- El día 16 de marzo, cuando que usted declara ante la Policía, le enseñan unas fotografías…

R.- [Interrumpe] No, no. Ese día no me mostraron fotografías.

P.- ¿Está seguro?

R.- Me las enseñaron unas dos semanas después de ese día.

P.- Mire [le mostramos el documento que figura en el sumario]: el acta de reconocimiento fotográfico está fechada el 16 de marzo.

R.- No, no. Las fotografías me las enseñaron dos semanas después.

P.- ¿Está seguro?

R.- Completamente.

P.- ¿Por qué está tan seguro?

R.- Porque la primera vez que vi esa cara fue en un cartel en el aeropuerto de Barajas.

[…]

P.- O sea que, ¿usted reconoció a Zougam como la persona que vio en el tren tras ver su foto en un cartel en el aeropuerto?

R.- Sí, ésa era la primera vez.

P.- ¿Seguro que hasta entonces la Policía no le mostró ninguna fotografía?

R.- Hasta ese día no vi ninguna fotografía.

P.- ¿Y ese día, el 26 de marzo, fue cuando usted declaró ante el juez y vio las fotografías?

R.- Sí. Ese día me llamaron para ir a declarar cuando estaba en el aeropuerto.

Dos son las ventajas que espera obtener “El Mundo” de quien se crea estas declaraciones: en primer lugar, R-10 fue el único testigo de los tres “fiables, sin fisuras” que reconoció a Zougham antes de que las fotografías de los sospechosos fueran divulgadas y publicadas en medios de comunicación; en segundo lugar, permite elaborar la sempiterna teoría de “cloacas” organizando extrañas conspiraciones.

La primera vez que se hizo pública una fotografía reconocible de Zougam como posible autor de los atentados del 11-M fue el día 20 de marzo de 2004. EL MUNDO la publicó en exclusiva y, a partir de ese día, su rostro apareció en todos los diarios, informativos de televisión y medios electrónicos.

Obviamente, haber reconocido a un sospechoso después de la aparición de sus fotografías en la prensa no invalida la prueba – de ser así, flaco favor se le haría a la lucha antiterrorista con los carteles de etarras expuestos en las comisarías, estaciones, etc. del reino- pero, bueno, supone ciertamente un puntillo más de credibilidad.

Ésta es la primera fotografía de Zouham publicada en la prensa española; pudo verse en la edición digital de “El Mundo” del 19 de Marzo por la noche. Al día siguiente apareció ésta en la edición papel, en portada. Observen las dos, fijándose en la diferencia de peinado, que luego comentaremos.

¿Cuándo reconoció R-10 a Zougham? Bien, veamos la Diligencia policial de Reconocimiento. Vaya, parece que pone que el testigo comparece voluntariamente, y que reconoce SIN NINGÚN GÉNERO DE DUDA (así, subrayado, con mayúsculas y en negrita) al personaje de la fotografía número UNO (otra vez mayúsculas), que resulta ser… nuestro amigo Zougham. Y, por si fuera poco, firma sobre la foto; que, vamos, ni por error.

¡Ah, pero… R-10 relaciona su reconocimiento con una declaración hecha ese mismo día, hace unas pocas horas; veámosla:

1’80, aproximadamente, complexión normal, pelo despeinado, moreno, largo hasta los hombros, liso, con cara alargada y gran nariz, con piel morena, con rasgos del tipo de un gitano o un indio. Que vestía un tres cuartos de color negro y pantalones vaqueros. Este portaba una gran mochila de color negro, la cual se encontraba bastante llena y con cierto peso. Era una mochila que, pudiendo llevarse en la espalda, el desconocido la llevaba en la mano.

La declaración, comprobarán ustedes, es más larga, pero basta por el momento. Obsérvese que, pese a decir que el sospechoso del tren llevaba el pelo liso, R-10 no tuvo mayor problema en reconocerlo.

Por otro lado, fíjense en la fecha que figura al inicio: “1 de Marzo de dos mil cuatro”. Obviamente, se trata de un error. Ni el más previsor de los policías podría haber tomado declaración a los testigos diez días antes de los atentados. Y ¿qué hacemos? ¿No podría haber también un error en la datación del reconocimiento fotográfico, y haber sido practicado el día veintisiete, en lugar del dieciséis?

La respuesta más lógica, como siempre, está en el principio de la parsimonia: la solución más fácil suele ser la más sencilla. En la declaración inicial figuran como presentes el instructor (inspector con carnet nº 78868), el testigo y un amigo que ejerce como traductor; el error cometido es, probablemente, haber tecleado una pulsación de menos (probablemente, un seis); en el reconocimiento fotográfico aparecen dos inspectores (se ha añadido el que se identifica con el carnet nº 63796) y, además, teclear un “dieciséis” en lugar de “veintiséis” -por ejemplo- es más difícil. Añadamos a esto otra consideración; los documentos producidos tienen un registro de entrada y uno de salida; posiblemente sea fácil comprobar que ambas actas fueron redactadas el dieciséis de Marzo… o no.

Sea como sea, sin embargo, los dos policías comprometidos aparecen completamente identificados. Como astutamente apunta Rasmo, procédase contra ellos por falso testimonio, en lugar de hacerlo contra dos víctimas de los atentados, extrañas en un país ajenos, escasas de recursos, asustadas y desorientadas.

El propio Luis del Pino, aunque quienes le seguimos conocemos su tafutería e hipocresía, decía hace unos días:

…me van a permitir ustedes que no me lance a cargar contra quienes fueron capaces de hacerse pasar por lo que no eran. No, al menos, sin conocer en detalle cada situación personal. Porque estoy seguro de que entre ellos habría muchos simples aprovechados, y habría asimismo malas personas, pero es posible también que otros se vieran impulsados a hacer algo tan reprobable movidos simplemente por sus particulares dramas personales. Supongo que convendría aplicar aquello de no juzguéis y no seréis juzgados.

Pues eso, Don Luis, convenza al otro timador que ponga la demanda (si cree tener la razón) contra quien debe.

Por cierto, Don Luis, que no se nos olvide. Respecto al recorrido de Zougham en los trenes, y basándose en el testimonio de R-10 y los siguientes, hace usted un comentario muy gracioso. Completamente equivocado, claro, que eso va en la autoría, pero gracioso por demás:

Además, si los tres testigos dijeran la verdad, entonces el relato de los hechos sería completamente ridículo: Zougam tendría que haberse subido con su mochila bomba al tren de Santa Eugenia en la estación de Torrejón de Ardoz, cuando quedaban sólo QUINCE minutos para que la bomba estallara, momento en que le ve el testigo R-10. Luego, habría tenido que recorrer el tren hasta el vagón 6, siendo visto por las otras dos testigos entrando a ese vagón. En ese momento, sigue llevando a cuestas la bomba, porque las rumanas declaran que le ven con la mochila al hombro. Posteriormente, tendría que haber vuelto sobre sus pasos hasta el vagón 4 sin que le vieran de nuevo las dos amigas rumanas, y tendría que haber depositado su artefacto en ese vagón 4 (que fue el único que estalló en el tren de Santa Eugenia), cuando sólo quedaban CINCO minutos para que estallara, antes de bajarse en la estación de Vicálvaro.

¿Puede alguien creerse, de verdad, que un terrorista que no tiene nada de suicida va a dedicarse a deambular por un tren con una bomba temporizada para estallar CINCO minutos después?

Bueno, en realidad sólo contamos con un hora aproximada de salida de los trenes -07’15 a.m.- y  un arco de varios minutos en el que sucedieron las explosiones -07’37 a 07’40 a.m.-, junto con una seguridad, más o menos absoluta, de que se utilizaron móviles temporizados como detonadores. Exceptuando una más que desastrosa experiencia del propio Luis del Pino intentando demostrar la utilización de mandos a distancia (sus propios monaguillos desbarataron la infeliz ocurrencia en pocas horas) nadie ha discutido en serio que se usaran temporizadores.

Pues bien, salvo que los artefactos fueran colocados ANTES de la salida de los trenes (y aquí, sin duda, los fieles a Desiertos Lejanos recordarán aquella graciosa teoría de centenares de bombas escondidas en TODOS los trenes de la Red de Cercanías, y retiradas – excepto aquellas destinadas a explotar- por docenas de terroristas) está claro que alguien las tuvo que colocar ¿no? Fuera Zougham o Perico de los Palotes, tuvo que entrar a los trenes TRAS la hora de salida y, con suerte, escapar antes de las explosiones.

Tampoco es necesario que sufran mucho los miembros del Club de Fans de Jamal Zougham, tan en boga ahora. Si algo tiene de bueno -para el terrorista, se entiende- llevar una bomba a la espalda preparada para estallar en cinco minutos es que no va a petarte en los morros a los cuatro. De hecho, casi resulta más seguro llevar un reloj con una cuenta atrás de 300 segundos que pensar que tu líder carismático puede apretar el botón rojo en cualquier segundo… y librarse de un testigo peligroso, al tiempo de provocar una masacre.

Y ya, para nota, lo del “terrorista que no tiene nada de suicida”. Otra de los juegos florales a que tan acostumbrados nos tienen los conspiracionistas, basándose en que los terroristas (Zougham y ¡pásmense, los siete que se suicidaron en Leganés!) no se quedaron, mirando como tontos, esperando el cero de la cuenta atrás. De hecho, si algo quedó claro entre los documentos encontrados entre los objetos de los terroristas, es que deseaban sobrevivir al 11-M PARA PROVOCAR NUEVOS ATENTADOS. No les digo más que, cuando el Gobierno español culpaba a ETA, grabaron a toda prisa una reivindicación para que el mundo se enterara de que habían sido ellos…

Pasemos al segundo de los “argumentos” de “El Mundo

B) El testigo no está completamente seguro de su identificación: También aquí estudiaremos la entrevista de García Abadillo y Manso con R-10, pero primero vamos a leer lo que declaró en las distintas comparecencias ante la policía (R-10 no declaró ante la Audiencia Nacional, pero no habiendo cometido ningún delito -ojo, Casimiro; ojo, Luis del Pino-, siendo ciudadano extranjero residente en otro país, y no resultando imprescindible su testimonio, no había forma de obligarle a volver):

En primer lugar, como ya hemos visto, en la declaración del 16 de Marzo de 2004, R-10 afirmó reconocer la fotografía de Zougham SIN NINGÚN GÉNERO DE DUDA.

Por cierto que “El Mundo”, en una de sus habituales “tiro la mano y escondo la piedra” [no, no es un lapsus] apunta que es “extraño” que el testigo haya sido acompañado por un amigo rumano que hizo de intérprete, en lugar de uno de los intérpretes titulados del Ministerio (ya estamos con que los rumanos vienen a quitarnos los trabajos).

Y, miren, ahí a lo mejor tienen razón. Porque a lo mejor es ilegal… ¡Ah, no, perdonen! NO ES ILEGAL, ES SÓLO “EXTRAÑO”.

Bueno, pero sí, a lo mejor es extraño que los policías (funcionarios, al fin y al cabo) hayan decidido facilitar la existencia a un ciudadano que viene voluntariamente a declarar, permitiendo que le ayude con el idioma un compatriota (por cierto, vecino y conocido de un policía), en lugar de posponer su comparecencia tres o cuatro días hasta contar con un intérprete  del Ministerio. Después de todo, cuanto más se les putee, menos vendrán a incordiar con sus denuncias y sus reconocimientos ¿no es cierto?

El día 26 de Marzo de 2004, se realizó una rueda de reconocimiento con personas de similares características, blablabla. Tal vez esa sea la ocasión que, por error sin duda, reconoce el testigo R-10 como la cita que coincidió con su visita al aeropuerto; desde luego, más lógico es, como dice Isócrates, que se equivoque siete años después (y con la mirada de Casimiro encima, que todo influye) que el mismo día de la declaración, firme aquí, firme allá, sobre la foto, qué hora es, etc.

Sin duda los errores gramaticales (en la segunda página, no se sabe si el colegiado 29569 es Jamal Zougham o Rosa Mª Díaz) confieren una pátina de autenticidad al Acta, tan parecida en sus lapsus a tantos documentos judiciales. Pero, por supuesto, lo importante es que se reconocen presentes (y firman) el Ministerio Fiscal, los representantes del Juzgado y, por supuesto, la asistencia letrada de Zougham. ¿Todos ellos se van a equivocar en el día?

Y. desde luego, lo más de lo más es lo que dice el testigo R-10: “reconoce al nº 5, si bien en aquel momento recuerda que su pelo era más liso. De perfil derecho sigue manifestando que reconoce al nº 5, siendo el perfil que en ese momento vio. Reitera que reconoce la cara, si bien con pelo más liso”.

¡Caray! ¿Cuántas veces ha de decir este hombre que reconoce a Zougham para que se le crea? ¡Vaya! Y parece que, entonces, ya dijo, “por activa y por pasiva”, -que gustaba decir Antonio Iglesias- que el día de los atentados llevaba el pelo más liso.

Obviamente, no es el pelo liso o rizado, negro, castaño o rubio lo que importa, sino el hecho mismo de su reconocimiento. En la Sala del Jucio, si es posible, aunque ya sabemos que en este caso no lo fue.

Por cierto ¿recuerdan la primera fotografía publicada en la prensa de Jamal Zougham? ¿A que tiene el pelo más liso?.

Bueno… pero esto no quedó así. Aún hubo una tercera ocasión en la que se invitó a R-10 a reconocer -otra vez en fotografía- a Zougham. 

El segundo reconocimiento fotográfico de Jamal Zougham por nuestro testigo puede consultarse aquí . Obsérvese la fecha (ocho de marzo de 2006); la presencia -además del funcionario Secretario Judicial, un intérprete rumano “titular” y el abogado defensor de otro de los acusados- del letrado que por entonces defendía a Zougham, D. Mateo Seguí , que asiste al acusado y asegura que todo se ha realizado según las reglas del juego, y la anotación de puño y letra del Secretario Judicial (también identificable, por si alguien quiere interponer querella por falso testimonio):

Por el testigo se reconoce reiteradamente y sin género de dudas al número 2, manifestando que  “tenía el pelo más largo” y que ya le había reconocido en una rueda anterior, en una cárcel

“Y joé, qué pesados son ustedes. Que ya le he reconocido, leñe” parece decir R-10.

Una vez ha quedado claro que R-10 debe estar más que harto de los españoles y lo «cansinos» que somos, va Casimiro y pregunta:

P.- ¿Es éste el hombre que reconoció como la persona que iba en el tren el día 11 de marzo de 2004 [se le enseña la foto de Zougam que supuestamente le mostró la Policía]?

R.- Sí.

P.- Pero no tiene el pelo liso, como usted dice. ¿Está realmente seguro al 100%?

R.- Seguro.

 ADENDA: Es curioso que, en un comentario del día 22 de Febrero de 2012, el propio diario «El Mundo» desmonta su propio argumento del pelo liso/rizado:

El testigo se reafirma, no obstante, en que la persona a la que vio en el tren era Zougam -a este periódico matizó que estaba seguro «al 90%»- y explica que si dijo que tenía el pelo liso quizá fue porque aquel día llovía.

No consta que R-10 haya hablado DOS veces con «El Mundo«. Todo hace pensar que Casimiro & Manso ocultaron cuidadosamente esta declaración a sus lectores. No vaya a ser que les dé por pensar…

Y siguiendo con la entrevista, va y dice el amigo R-10:

Nunca dije que estaba seguro al 100%, pero sí al 90%.

Risas enlatadas.

Dado que no sospecho, ni por un momento, que R-10 haya cobrado por la entrevista (no-no-nono ¿cómo iba a pensar yo eso?) o que Casimiro se la haya inventado, se me ocurre que – a lo mejor- R-10 y sus amigos transilvanos pasaron un buen rato divirtiéndose a costa de los panolis occidentales que hicieron tan largo viaje para preguntar una cosa que ya había declarado media docena de veces, al menos. Me los imagino dándose codazos a espaldas de los españoles, llevándose un dedo a la sien, y esas cosas…

Por eso, sr. García-Abadillo, sr. Manso, yo casi miraría si me han tomado el pelo. Porque no creo que sean ustedes los que se quieran burlar de nosotros, claro.

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2 respuestas a EL FANTASMA DE LAS NAVIDADES ACTUALES (I), por Desiertos Lejanos.

  1. jose fco. dijo:

    Pregunta/propuesta:

    Porque no se animan a publicar un libro, tan extenso como sea necesario, que recopile todas las fechorias de todos estos sinvergüenzas. Aquí tienen a un comprador seguro.
    Animo y que no decaiga. Y muchas gracias.

  2. morenohijazo dijo:

    Gracias a usted, amigo.

    No abandonamos la idea del libro. En tiempos, incluso llegamos a hablar con una editorial…pero no nos convenció la orientación sensacionalista que querían que diésemos.

    Buscaremos posiblidad de editar (sobre todo lo de Rasmo) como pdf.

    Esperemos a que acabe su serie de «el eterno retorno»

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